viernes, 9 de septiembre de 2011

Murakami, caca

He batido mi propio récord a la inversa. He tardado 4 meses en acabarme un libro. Y no era toda la saga de “en busca del tiempo perdido”, ni la Biblia, ni el “Ulises” de Joyce. Es un libro actual, que está en la sección de las novedades que se venden bien de la FNAC, en las estanterías en frente de las escaleras mecánicas. Pues ahí.


Yo antes nunca abandonaba un libro. Me daba cosa. Si empezaba un libro, por mierdoso que fuera, yo me lo acababa, que para eso se han inventado varias técnicas:


- La lectura en diagonal. Ante un tocho como “El señor de los anillos”, donde lo único que pasa es que los hobbies andan por Gondor, Mondor, o Marina D’Or, ciudad de vacaciones, de vez en cuando se paran y hacen turnos para que unos duerman y otros vigilen, la cosa sólo se anima si le das al fast forward y lees por encima, hasta que llegas a una batalla o algo con chicha.


-El salto de los párrafos descriptivos. Si os estáis leyendo “La Iliada”, que sepáis que hay párrafos describiendo al detalle cosas tan fascinantes como las nubes de verano, para que luego suelten “como las nubes de verano, así avanzaba el ejército troyano”. Ah, y el episodio del caballo de Troya no sale. Sale en la “Eneida”.


- Saltárselo todo e ir directamente a la última página para saber quién es el asesino. Si os habéis leído más de tres libros de Agatha Christie, seguro que ya lo habéis hecho.


Con “1Q84”, de Haruki Murakami, he practicado las dos primeras tácticas y he desarrollado, además, una tercera: leerlo en los ratos muertos que paso en el water. No voy a contar públicamente mis problemas de tránsito intestinal (aunque si habéis hecho algún viaje conmigo, ya os los habré contado), pero mejor que el bifidus, por mucho que se empeñe Carmen Machi, es leer un libro ahí sentadita. A favor: no usas ningún medicamento para forzar a la madre naturaleza, en contra: no te acabas el libro en la vida.


4 meses después de empezar a leer “1Q84”, parecerme un aburrimiento, pero querer acabármelo, y llevármelo al baño, he aprendido una cosa: que el libro era una caca. Y una señora caca, del tamaño de un niño de nueve años, que diría mi amiga R.


¿Por qué no os debéis leer 1Q84 aunque sea un best seller, aunque os llame desde las estanterías de la FNAC, aunque su contraportada diga que es de una “acción hipnótica” con “violencia de turbadora belleza” y “personajes impulsados por anhelos universales”?


Porque es demasiado largo. 737 páginas. Malísimo para la espalda, si eres de los que lee en el metro. Y además, si fuera una película, sería de esas en las que comentas que le sobra media hora. Si quitáramos todas las veces que el autor repite información que ya contó una vez (la historia completa de cómo nació una secta) y que, incluso la primera vez que la contó, parecía una chorrada (como que a Aomame, una bella asesina a sueldo, no le gustan sus pechos, porque son pequeños, sin embargo los de Fukaeri, escritora de 17 años con grave dislexia y problemas para comunicarse, son enormes y turgentes) se convertiría en un libro de bolsillo muy manejable.


Porque genera preguntas y no las resuelve. ¿Quién es el padre biológico de Tengo, el protagonista masculino?, en el primer episodio ya nos cuentan que él recuerda ver a un hombre que no era su padre lamer los pechos (sí, yo también pienso que Haruki está obsesionado con las tetas) de su madre. 700 páginas después el marido de su madre le confirma que no es su padre biológico, y ya. Pero es que aún hay muchas más preguntas por resolver, cada una más surrealista que la anterior, pero para entenderlas pasemos al siguiente punto…


Porque la trama es un sindiós. Un editor encarga a Tengo, escritor novel, que reescriba una novela titulada “La crisálida del aire”, escrita por una adolescente, Fukaeri. La novela habla de lo que más adelante se descubrirá es la infancia de Fukaeri, en una comunidad medio hippie aislada del exterior, y su encuentro con la misteriosa “Little people”, una especie de hombrecillos sólo ella puede ver y que tejen la crisálida del aire, de donde sale una doble de Fukaeri.

Un día, desayunando, Murakami se comió unos krispies y se le encendió la bombilla... ¡los krispies de Kellogs son la little people!


La aparición de estos hombrecillos y su contacto con el líder de la comunidad lo cambian todo, la secta, de ser un grupo de gente austera, dedicados al campo y la meditación, pasan a convertirse en una secta religiosa que adora a su líder.


Por otra parte, y en paralelo, la bella Aomame da clases de estiramientos por el día y de vez en cuando se carga a gente por encargo de una millonaria y venerable anciana. Los tipos que se carga suelen ser hombres que han maltratado a sus esposas. El caso más grave que le llega es de un hombre del que se sabe ha abusado de una niña pequeña, amparándose en el aislamiento de la secta religiosa en la que viven. El tipo en cuestión es el líder, que le cuenta a Aomame que para él la muerte será una liberación, desde que está en contacto con la “Little people” sufre un dolor físico inmenso y sus relaciones con las niñas no son violaciones. Luego, cuando Tengo se empalma y Fukaeri se sienta encima de él y él tiene una visión con Aomame (su amor verdadero desde que compartieron clase cuando tenían 10 años, no se han vuelto a ver ni se han buscado el uno al otro, pero los dos se aman), comprendemos que no es sexo, sino otra cosa, ¿cuál? Y yo qué sé. ¿A cuento de qué las violaciones de las niñas?, ¿qué puñetas son la Little People?, ¿desde cuándo estás enamorado de alguien y no lo buscas?, ¿cuál es el tema de este libro?, ¿tiene alguno?, ¿qué significa "prima de riesgo"?

Quizá todos estos interrogantes se resuelvan en el tercer volumen de 1Q84, que todavía no se ha publicado pero yo, personalmente, paso.


Y vosotros/as, ¿cuál ha sido el último libro que os habéis leído que os ha parecido una caca?

martes, 30 de agosto de 2011

Phil Spector, ese hombre.

Lo malo de ver series compulsivamente es que hay momentos de vacío en medio. Mientras esperas a que los de AMC dejen de tocar las narices y renueven sus series una temporada más o a que encuentres una serie que llene el vacío que ha dejado la última que ha conseguido enganchar de verdad (“The killing”, en mi caso)...


Como para no engancharse a la serie...

...en esos momentos no queda otra que ¡oh, dios mío!, poner la tele. Y ahí, ante el dilema de ver “Ghost rider”, con Nicholas Cage convertido en señora que se ha hecho un lifting o un documental en la 2, acabas viendo el documental de la 2.
Llamadme inculta, pero yo lo único que sabía de Phil Spector es que había producido a los Beatles y que una vez que tuvo un bad hair day su foto copó internet:

No sabía que le habían juzgado por el asesinato de una actriz de serie B llamada Lana Clarkson, que fue declarado culpable y pasará 19 años en la cárcel, es decir, hasta que cumpla los 88.
Y tampoco sabía que el carrerón de Phil Spector no sólo incluye a los Beatles, también a Leonard Cohen, a Tina Turner, a las Ronettes, a los Righteous Brothers, a John Lennon, a Los Ramones
Y de eso iba el documental “Phil Spector, el tormento y el éxtasis”, realizado durante el primer juicio contra Spector. Un documental malillo, pero oye, qué importa que no esté bien rodado, y tenga poco ritmo si tiene una entrevista con Phil Spector. Eso, por sí mismo, mola.
Dice el refranero popular que las apariencias engañan. Pero en este caso, no. Spector es lo que parece: un señor mayor que está como una maraca.

Y no sólo porque se empeñe en peinarse metiendo los dedos en un enchufe...
El productor musical tiene, además, ramalazos de manía persecutoria, porque según sus propias palabras el juicio contra él (por homicidio, que no es una multa impagada o un hurto en una tienda) es una caza de brujas, comparable a la que sufrió Galileo Galilei. También es enfermizamente envidioso, empeñado en dejar caer, sin que el periodista le preguntara por nada ni remotamente parecido, que Bill Cosby era doctor honoris causa por una universidad, y él no. Además, es un egomaníaco, que compara su aportación a la música pop con la de Bach a la música clásica.
Y eso sólo en una entrevista donde no se hablaba del juicio y lo que había detrás, a saber: que desde mediados de los 70 Spector es un hombre con brotes violentos, que exhibía armas en los estudios de grabación como si tal cosa y que pocos (Yoko Ono entre ellos, eso ya da una idea de lo loco que estaba) querían trabajar con él.
Pero, detrás de las pullas a Tony Bennet (nadie lo dice ahora pero ha sido un cocainómano toda su vida), a Brian Wilson (lleva 40 años intentando imitar mi “muro de sonido”, pero no lo ha conseguido), a Paul Mc Cartney (“Let it be” era improducible hasta que llegué yo) y a unos cuantos más, detrás de tanta mala baba, está la música que Spector hizo.

Igual este hombre se cree un genio porque, de verdad, fue un genio.
Y si no, observad este actuación en directo de la única persona (excepto de sí mismo) de la que Spector habla bien: Tina Turner. Según el productor, la única que podía estar en los directos a la altura del trabajo que él realizaba en el estudio. Y tenía razón, porque esto es oro puro:

Desde la cárcel, Phil Spector ha vuelto a producir un disco. Pero me da a mí que no va a estar a la altura, porque es el disco en solitario de su esposa 40 años más joven que él. En prisión está recibiendo un trato preferencial, aunque sólo sea por su pasado, por su edad y por lo que podrían hacerle a este hombre los del orgullo blanco un día que lo pillen despistado en las duchas, es justo. Le van a dar acceso a instrumentos y podrá participar en jam sessions, ¿no sería un final precioso que sacara un disco con los otros presos y fuera número uno?

lunes, 15 de agosto de 2011

El culebrón del verano 2, el retorno

¿Os acordáis del "si fuera" aquel mítico concurso dentro del mítico programa presentado por la todavía aún más mítica Raffaela Carrá?

*Se recomienda el visionado de este video siempre que se esté de bajón, tristoncio o simplemente aburrido.

En una mezcla de metáfora y absurdo a partes iguales, había que adivinar un personaje secreto por el método de preguntar qué sería si fuera una verdura o un coche. Pues bien, si el mes de agosto fuera un día de la semana sería el domingo por la tarde, por ocioso y coñazo. Si fuera una película sería "la mirada de Ulises", dura demasiado. Si fuera una canción sería Paquito el chocolatero, porque remite inmediatamente a fiestas del pueblo y noches de calor. Si fuera un lugar imaginario, sería el purgatorio...

Agosto es el mes de irse de vacaciones y, como no te vas a ir todo el mes, los días de en medio se quedan vacíos, a la espera de irte, a la espera de que tus amigos vuelvan, a la espera de que pase algo.

Sabiendo esto, y para evitar que las noticias se conviertan en el clásico sobre estrenos de blockbusters pensados para vender juguetes en el Burger King, sequías y nuevos sabores de helado, los ingleses han decidido montarla. Como el escándalo de las escuchas telefónicas en el News of the World o la muerte de Amy Winehouse les han debido parecer poca cosa, también han montado unos disturbios en Londres y un par de ciudades de esas que salen en las pelis de Ken Loach (Birmingham, Manchester...) Y no unos disturbios a la francesa, de quemar cajeros, detener gente y a lo sumo voltear un coche. No, no. La han montado a lo Imperio Británico, a lo grande, con robos, saqueos, incendios y hasta asesinatos. Han sacado a la luz lo que la hora del té y las bodas reales ocultan, que la sociedad inglesa no es fina y elegante como un capítulo de "Dowton Abbey".


Hace tiempo viví unos meses en Luton, supuestamente una de las ciudades con más emigración tropical, pero no vi un solo negro en tres meses, hasta que se celebró el Carnaval. Excepto ese día, no pisan el centro, viven en los suburbios sin mezclarse con los ingleses blancos.

Unos dicen que esto ha pasado porque la policía actuó tarde y mal; otros que porque unos pocos empezaron a saquear y los demás se sumaron al carro; o que porque unas protestas sociales se desmadraron, o porque parte de la sociedad inglesa ha perdido la ética más básica, la que te dice esto no se hace.

Yo no sé los motivos reales de una demostración tan brutal de lo que nunca se debe hacer. Supongo que ser negro, vivir en un gheto, estar en el paro y que tu vida sea más triste que una película de Ken Loach debe despertar mucha ira. Y supongo que ser el primer ministro y tener que suspender tus vacaciones al sol para controlar unos disturbios también debe fastidiar cosa mala.


Venga, va, te acabas el capuccino y nos volvemos a Londres, que creo que han matado a uno o dos.

Pero pese a su gastronomía inexistente, a los ingleses al borde del coma etílico que llenan la Costa del Sol y al coñazo que dieron con Lady Di, a mí los ingleses me caen bien. Nos habrán dado a Take that, sí, pero también a Blur, a los Chemical Brothers, ¡a Depeche Mode! Y también nos han dado los mercadillos, la ciudad de Londres y su Top Shop gigante en Oxford Circus.

Cuando se ven cosas como éstas una, desde la comodidad relativa (por el sudor, el calor y los pelos del gato llenándolo todo) del sofá del salón, piensa si algo así podría pasar aquí. Según la sabiduría popular del español medio, Inglaterra es un país más más que nosotros en todo, por algo estamos intentado invadirlo empezando primero por los Starbucks (que sólo contratan a camareros españoles) y vamos allí en cuanto hay rebajas, el niño quiere aprender inglés o Ryanair saca oferta de vuelo a 5 euros. Pero, ¿de verdad la sociedad inglesa es mejor?, ¿no tenemos una idea de Scotland Yard, de los políticos ingleses y de todo el país falsa? Basada en las películas que adaptan a Jane Austen y en las portadas del Hola con la familia real inglesa. Una Inglaterra blanca, aristocrática y de otro siglo.

O quizá de quien tenemos una imagen equivocada es de nosotros mismos, y nos vemos más corruptos, más cutres y más de charanga y pandereta de lo que realmente somos.

Con estos pensamientos tan poco apropiados para un mes tan tonto como agosto os dejo. Ala, que os aproveche la sangría.

jueves, 4 de agosto de 2011

El culebrón del verano

No es la ruptura televisada entre Víctor Sandoval y Nacho Polo, ni el corre-corre que te pillo que se llevan entre manos los indignados y los munipas por todo el centro de Madrid. Qué va. El auténtico culebrón del verano, ese que anima los telediarios más que los incendios, los nuevos sabores de helado o las campañas en el extrajero de los equipos de fútbol, es el de Rupert Murdoch y el escándalo de su periódico "News of the world".

Ojo, no confundir el "News of the world" con el antiguo "Noticias del mundo" que se publicaba en España a mediados de los 90. Un periódico de coña con portadas como ésta:



Y que tenía horóscopos grandiosos como aquel que decía: "Capricornio, hoy no comas bocadillos de chorizo". El periódico desapareció y no entiendo cómo no existe un grupo de facebook que pida su reedición.

El "News of the world" anglosajón no tiene mucho que ver con su traducción hispana, porque es un periódico amarillista. Es decir, publica en primera página pilladas de famosos esnifando cocaína, listas de nombres completos y direcciones actuales de pederastas o cupones de descuento para el Tesco.



Era el periódico más vendido del Reino Unido y su propietario, Rupert Murdoch, posee unas cuantas cosas más, en concreto (y coged aire para leer todo esto de tirón) tiene, según el Mundo:

En televisión; FOX News Channel y demás canales Fox, National Geographic Channel, más de 50 canales internacionales, más de 25 canales locales en EE.UU. y Australia, el 34% de DirectTV, el 39% de BSkyB y el 20% de TATA Sky, en India.
En prensa; The Wall Street Journal (EE.UU.), New York Post (EE.UU.), The Times (Reino Unido), The Sun (Reino Unido), Sunday Mail (Australia), The Australian y 100 publicaciones más.
En la industria cinematográfica: 20th Century Fox, Fox Searchlight Pictures y Blue Sky Studios
Editoriales: HarperCollins Publishers, Amistad Avon Walden Pond Press Greenwillow Books y decenas más
En internet: Myspace, News Digital Media, AmericanIdol.com, WhatIfSports y AskMen, entre otros.

Ni la reina, ni Paul Mc Cartney, ni Simon Cowell. El auténtico heredero del poder del Imperio británico es Rubert Murdoch. Que es australiano.

¿Y por qué el escándalo de las escuchas ilegales realizadas en su periódico principal da para ser el culebrón del verano? Pues porque tiene a todos los personajes de un serial clásico.

El héroe: Nick Davies, uno de los periodistas de "The guardian" que durante meses acusa al News of the world de prácticas ilícitas por los pinchazos telefónicos a la familia real inglesa. News of the world asegura que no sabe nada de eso y culpa a solo un periodista, por contratar al detective experto en pinchazos Glenn Mulcaire. "The guardian" insiste, presenta pruebas de cómo había muchos más involucrados de modo que debía ser una práctica habitual, pero el resto de medios no se hacen eco de esa investigación. Para entonces uno de los mandamases del News of the world, Andy Coulson, había sido contratado como portavoz del primer ministro británico, David Cameron.

Víctimas inocentes: a nadie le importa gran cosa que se pinchen los teléfonos de la Familia Real. De esta forma se enteró el News of the world de una lesión en la rodilla del príncipe Guillermo (que menuda vida aburrida debe tener este muchacho para ser esa la única noticia exclusiva que pudieron sacar de sus conversaciones telefónicas). Y menos aún importa que se pinchen los teléfonos de Sienna Miller o Hugh Grant. Son famosos, están podridos de dinero y se asume que es parte del peaje. Pero que se pinche el móvil de Milly Dowler, una adolescente desaparecida, y se borren mensajes de su buzón de voz para acceder a otros nuevos, entorpeciendo con eso la investigación, está feo se mire como se mire.

El cabeza de turco: Sean Hoare, ex periodista del News of the world, el primero que denuncia las prácticas ilícitas del periódico, con un pasado tortuoso de adicciones, va y aparece muerto justo antes de que Rupert Murdoch comparezca en la Cámara de Comunes. La policía dice que no considera su muerte sospechosa. Pero si toda esta historia se adaptara al formato culebrón, vaya que si sería sospechosa.

La estrella invitada, Hugh Grant. Oliéndose que News of the world le ha pinchado el teléfono, y cansado de que sus denuncias no lleguen a ninguna parte, Grant queda un día con el editor del periódico, Paul MacMullan, y en un pub, entre pinta y pinta, le sonsaca que no sólo le han pinchado el móvil, sino que tienen acceso a teléfonos de su familia y amigos y a su número de cuenta.

Montones de villanos: porque como todo el mundo sabe, un culebrón, una serie, una película, hasta un videojuego, valen lo que valen sus malos. Y aquí hay malos para aburrir:

La pérfida pelirroja, Rebekah Brooks. Melena leonina y carrerón espectacular de secretaria a directora del News of the World, luego del Sun, luego de la rama británica del imperio Murdoch. A ella se deben algunos de los grandes éxitos de ventas del News of the world, como cuando publicó una lista de antiguos pederastas con nombres, apellidos y actuales direcciones. Mano derecha de Rupert Murdoch. Ahora ha dimitido.

El cerebrito, Andy Coulson. Ocupa el lugar de Brooks en el news of the world, dimite cuando le salpica el escándalo de las escuchas a la familia real, pero para dirigir las comunicaciones del gabinete de Cameron. Ahora, cuando se ha destapado todo, dimite de su cargo con Cameron.

El millonario chocho y su heredero. Rupert Murdoch tiene 80 años, y cada vez cede más sus decisiones a su hijo James. Tras el escándalo clausuran el News of the world y comparecen ante la Cámara de los comunes británica. Los dos están de acuerdo en que no sabían nada de los sobornos y los pinchazos. Un diputado les pregunta si van a dimitir. Murdoch senior dice que no, que él es el mejor para limpiar su casa.

La aparentemente pasiva esposa oriental. Como todo millonario chocho, Murdoch tiene una esposa más joven que él. Y Wendi Deng le defiende como una leona si algún activista quiere tirarle una tarta de espuma:

Los esbirros, Glenn Mulcaire y Jonathan Rees. Mulcaire es un experto en pinchar teléfonos y se cree que habría sobornado a agentes de seguridad de la familia real, pero es una hermanita de la caridad en comparación con Rees, otro investigador contratado por Coulson, ex convicto acusado de plantar cocaína en las pertenencias de una mujer inocente, relacionado con policías corruptos, y ahora en espera de juicio por el asesinato de un ex socio que apareció con un hacha clavada en la cabeza en el aparcamiento de un pub.


¿No tiene todos los elementos del culebrón? Espero que la BBC haga una versión pronto, y que esta vez sus guionistas no sean unos vagos y pretendan resumirlo en una temporada de 6 capítulos, que eso ni es una temporada ni es nada.

"Cataclismo" ha sido seleccionado en el festival Cinestable, en Ordes, A Coruña. La proyección será el viernes día 5 de agosto.

Y acabo de comprobar que sí hay una página de facebook para el "noticias del mundo". Ya me he hecho fan.

lunes, 18 de julio de 2011

European gossip

¡Ya he vuelto!
O para ser más precisa, ya volví.

Pero es que actualizar da mucha pereza, casi tanta como deshacer la maleta, que lleva abierta y a medio deshacer en medio de la habitación, con lo que cada vez que me levanto a hacer pis me tropiezo con ella. Y así desde el viernes pasado. Uy, no, desde el anterior.

Pero actualizar el blog da satisfacciones que deshacer la maleta no proporciona. Como, por ejemplo, presumir de viaje y dar envidia. Porque la felicidad la dan los pequeños placeres de la vida: una noche de verano que refresca y duermes con edredón; ir al baño con regularidad; ver a tus amigos verdes de envidia porque has estado de vacaciones en una isla griega y ellos no.

Aunque, para ser más precisa, he estado de vacaciones y también trabajando. Mi excusa para irme a la isla griega era acudir al MFI, un taller de desarrollo de guiones con profesores de toda Europa. Pero, seamos sinceros, si esto lo hacen en Galapagar, en lugar de en una isla griega, con sus casitas blancas, sus furgonetas de tres ruedas y su queso feta, pues no hubiera ido.

Furgoneta de tres ruedas, casita blanca y el queso feta seguro que estaba dentro del frigorífico de la cocina de la casita blanca.


No sólo los profesores eran de aquí y de allá. También los alumnos. Aquello era una mezcla entre "Una casa de locos", "Mi familia y otros animales" y cualquier edición del "Sálvame".

Podría pensarse que en una situación tan idílica, y teniendo cosas en común: hablar en inglés macarrónico, el cine, los profesores, el vino blanco a todas horas, etc. los guionistas europeos del MFI descubriríamos la manera de unir a las diferentes naciones de Europa... mediante el sexo.

JA

JA

JA

Por favor.

Que casi todos éramos guionistas.

La realidad es que lo que de verdad teníamos en común, aparte del vino blanco, aparte del queso feta, aparte de las patadas a la lengua de Shakespeare... era el cotilleo. Eso es lo que une a Europa, ni el euro, ni el programa Erasmus, ni mucho menos Eurovisión.

A los tres días, cuando aún no nos sabíamos los nombres de todos, ya respondíamos a la encuesta: ¿con quién tendrías una noche de sexo salvaje? Y respondíamos, pero muy en nuestra línea de arrojar la piedra y esconder la mano, siempre nombrando a alguien que no estuviera presente.

También hacíamos análisis profundos y científicos sobre la orientación sexual de algunos alumnos. Básicamente, de los guapos. Y llegábamos a conclusiones tan serias como que ese chaval que habla tanto de su novia, sin que le preguntes por ella ni nada, igual es gay. Además, que cruza las piernas al sentarse. Gay, fijo. Pero como aún teníamos dudas, preguntamos a voz en grito a un chico del otro extremo de la mesa, ¡¡¡¡¿¿¿¿tú qué opinas, es gay o no???!!! A lo que el del otro extremo, sin gritar, respondió, ¿quién, el que está sentado allá? Y señaló una mesa justo detrás de nosotros.

En ese momento, si el gay encubierto hubiera sido un buen guionista, se hubiera levantado y se hubiera acercado a nuestra mesa para dar respuesta a nuestra duda y así cerrar en condiciones esta anécdota. Pero no. Lo mismo no nos oyó, lo mismo tenía un tapón de cera en el oído, o lo mismo prefirió crear misterio a su alrededor.

En los últimos días, la máquina de generar cotilleos estaba tan bien engrasada que los rumores tenían vida propia. Así, alguien dejó caer que después de cena de despedida habría una fiesta en la escuela donde solíamos dar las clases. Una escuela que parecía sacada de "Cuéntame", con estantería llenas de libros de texto editados en los años 40, cortinas con estampados, bustos de señores que digo yo que algo harían para merecerse un busto y cuadros pintorescos:


Todos estábamos emocionados con la idea de la fiesta en la escuela, y hasta se sabía que uno de los organizadores del MFI iba a ejercer de dj. A la mañana siguiente, el supuesto dj tuvo que aclarar que no, que no iba a haber ninguna fiesta en la escuela, que él sólo había comentado que sería buena idea, pero como algo para tener en cuenta en futuras ediciones del MFI. El rumor se había encargado de dar por hecho que sí iba a suceder. Pero no.

Como dice el dicho popular "mucho lirili, y poco lerele". Probablemente la generación del 2011 pasaremos a la historia del MFI por ser la única en la que no hubo nada de lerele. O quizá lo hubo, y los participantes, sabiendo que los demás éramos una pandilla de porteras, se han callado. Pero aún nos queda MFI por delante. La siguiente sesión es en otra isla, en Samos, en octubre, y yo pienso seguir investigando.

Por cierto, que "Cataclismo" se va a proyectar en el festival Fantosfreak de Cerdanyola del Vallés, será el día 21 de julio.

viernes, 17 de junio de 2011

Cómo me convertí en Elena Ochoa Foster

El post que van a leer a continuación no está basado en hechos reales. Los nombres y lugares que en él aparecen pueden parecer reales, pero para nada.

Notemuerdaslasuñas, notemuerdaslasuñas. Al final me las acabo mordiendo un poco. Saben fatal, a laca de uñas. Me han hecho la manicura y hasta la pedicura. Lo que haga falta por el "Hola". Toda la vida he querido salir en las páginas iniciales del “Hola” enseñando mi casa y hoy, por fin, vienen el redactor y el fotógrafo a que les enseñe el triplex con vistas al Retiro donde Antonio, los gemelos y mis 19 gatos vivimos.

- ¿Nati Abascal no viene?- les pregunto.
- No- dice el redactor- ella se encarga de lo que sale en portada.
- Los “reportajes excepcionales”- apunto yo.
- Eso mismo- dice el reportero.
Ya sé que suena un poco frívolo que la esposa (en realidad no estamos casados porque somos así de hippies, vivimos en un triplex, pero vamos de hippies) de un escritor tan prestigioso como Antonio Orejudo esté tonta perdida porque va a enseñar su casa al “Hola”, pero es que ya tengo mucha intelectualidad en mi día a día. A nosotros nunca nos invitan a los eventos divertidos: las inauguraciones de discotecas son sólo para ex grandes hermanos, tronistas o para Kiko Rivera, las bodas de postín para aristócratas y pijos rancios de toda la vida y los desfiles de moda para it girls y actrices de menos de 30 años. A nosotros sólo nos invitan a charlas, premios literarios, como mucho a algún curso de verano. Una vez nos invitaron a los toros, y mira no, yo por ahí no paso, ni aunque toree Cayetano y nos toque el clan Ostos de vecinos de asiento.

Lo más divertido que hacemos es cuando preparamos el brunch el día antes de la feria del libro. El primer año hicimos un desayuno pero viene más gente, sobre todo escritores, si se puede beber alcohol. Debido a la cantidad de escritores que han dejado el whisky y se han pasado al vodka por el Bloody Mary que servimos en el brunch, Stolichnaya decidió patrocinarnos el evento. Ponemos un photocall en la entrada de la casa y listo. Sólo en nuestro brunch podrás ver a Juan Manuel de Prada, Lucía Etxebarría y Ray Loriga hablando amigablemente. Según el número de Bloody Maries que lleven encima es posible que hasta se estén diciendo lo mucho que se quieren.

El reportero me dice que me recline en la “chaise longue” del salón:
- ¿Cómo conociste al que dicen será el próximo premio Nobel español?
- En la feria del libro, fui a que me firmara tres libros. En aquella época no era tan famoso como hoy, figúrate que Sánchez Dragó estaba en la caseta contigua y había cola de gente esperando. Pero para Antonio no. El pobre estaba aburrido como una ostra y le di conversación un rato...


-Le conté que tenía un doble en mi barrio, que era el que se ocupaba de la comisión de arte y cultura en la Asamblea del 15-M...


Me ahorro contar al "Hola" que llegué a hacer una foto al doble de Antonio, sólo para comprobar si era él o no, y me llevé una reprimenda del chico de rastas de la comisión de respeto, por no pedir permiso al hacer la foto.


-... a mí la verdad es que me extrañaba que Antonio tardara tanto en firmar los libros. Luego cuando llegué a casa vi que había puesto su teléfono, su móvil y su cuenta de Twitter en todas las dedicatorias.
- Qué romántico. Si te parece, hagamos ahora algunas fotos con los ventanales y las vistas al Retiro de fondo.
El fotógrafo cuchichea algo al oído del reportero.
- Pero antes haremos más fotos aquí.
- He salido con los ojos cerrados, ¿a que sí?
El fotógrafo no dice nada y sonríe. He salido con los ojos cerrados, fijo.
- Conmigo podéis usar photoshop, ¿eh?- aclaro.
- Siempre usamos photoshop- dice el fotógrafo, indignado.
Mierda. El fotógrafo se ha chinao conmigo y en vez de hacerme un Sartorius, que es como se hace un photoshop bien hecho, me acabará haciendo un Duquesa de Alba.
Después de 55 minutos de hacer fotos en la misma chaise longue, el reportero y el fotógrafo chinao me dicen que vayamos al ventanal, que mire hacia el Retiro con actitud soñadora y coja con una mano la cortina de terciopelo mientras apoyo la otra en mi mentón. Lo veo todo muy Genoveva Casanova. Eso es buena señal.


El periodista me pregunta por mi relación con el mundo de la intelectualidad que rodea a Antonio. Miento como una cosaca y digo que es todo fantástico, que me siento una más y que cada día aprendo algo nuevo de todos los que componen la nueva narrativa española.


No voy a decirles a los del “Hola” que mi mayor aportación a los escritores amantes del vodka es haberles descubierto “Mad men”, “Dexter” y “Breaking bad”. Ni voy a contarles que veo “Vuélveme loca” a escondidas en la tele de la cocina y que si Antonio oye algo le digo que estoy viendo “Página 2”. Tampoco les voy a contar mi táctica para no ir a conciertos de flamenco, de jazz o de Bob Dylan, le pongo ojitos de cordero degollado a Antonio y le digo que yo siempre he pensado que “Fabulosas narraciones por historias” da mil vueltas a “Los detectives salvajes”. Ésa es mi arma secreta infalible y no quiero que aparezca en una revista de tirada nacional. Prefiero hacerme la intelectual, como Elena Ochoa Foster, pero sin editorial propia y sin marido vestido de payaso Micolor.


El reportero me pregunta que cuál es mi sitio preferido de la casa. A punto estoy de decir que el sofá, que es blandito y está en frente de la tele, pero creo que Lady Foster nunca diría una cosa así, y respondo esto:
- La biblioteca, sin lugar a dudas, la biblioteca.
Creo que voy a ser la primera en enseñar una casa con libros en el “Hola”, en general las casas que exhiben tienen letra impresa sólo en las revistas de decoración o de yates. Pero nosotros tenemos libros hasta en pilas sobre el suelo, que es una cosa que queda divina en las fotos, muy rollo neoyorquino. Además tenemos baldas repletas de libros que ocupan toda la pared, y eso da un aire muy erudito. Poso frente a ellas, y hago como que ojeo un libro de Paul Auster. Detesto a Paul Auster, pero eso al “Hola” no le importa.
A los del “Hola” no se lo voy a decir, pero yo he intentado imitar a Elena Ochoa cada vez que hemos tenido que ir a algún sitio con fotógrafos. Vale, no tenemos avión, ni su graciosa majestad nos ha hecho Lord y Lady, ni sabemos una mierda de arte contemporáneo, pero eso la gente no tiene porqué saberlo. En las fotos hay que parecer trendy a la par que intelectual. Yo esto lo tengo asumidísimo y cada vez que puedo me planto unas gafas de sol negras, pero negras de verdad, pulseras que parecen esculturas de Chillida y trajes de chaqueta de persona seria. A Antonio, no sé porqué, no acaba de convencerle el look morado nazareno de Norman Foster:

La sesión acaba conmigo (literal y figuradamente) con un vestido de noche, metiendo tripa como Anita Obregón en sus posados veraniegos y posando en medio de la cocina. El periodista lanza su última pregunta:
- ¿Qué libros recomendarías a quien no conozca la obra de Antonio Orejudo?
Esta la contesto sin pensar, y también sin respirar: “Ventajas de viajar en tren” y “un momento de descanso”. Ahí digo la verdad, verdad de la buena.
Un mes después sale la revista. En una foto salgo con los ojos rojos. ¡Mierda!

jueves, 9 de junio de 2011

El subtexto

Como hago cada tres o cuatro años, esta semana he ido al dentista. Ya sé que recomiendan revisión anual, pero los dentistas son los nuevos mecánicos, siempre te encuentran algo defectuoso o, si no, te dicen que hay que hacer limpieza bucal. Y yo tengo las encías sensibles. La última vez que me hicieron una limpieza sufrí tanto que a punto estuve de revelar el paradero de todos los miembros de la Resistencia.

Pero este no es un post asqueroso sobre sangre, sufrimiento y aparatos médicos que parecen sacados de una peli de Cronenberg.
¿Los títulos de crédito de "Inseparables"? No, el instrumental típico de cualquier consulta de dentista.

Dejemos a un lado la salita con esa silla-potro de tortura y quedémonos en la habitación anterior: la sala de espera. El dentista me hizo ir a verle tres veces: revisión, limpieza y dos empastes, y de ahí he salido con los dientes divinos y puesta al día en cuanto a revistas femeninas se refiere. En la sala de espera las tenían todas: Vogue, Glamour, Telva, Marie Claire, Cosmopolitan, hasta Casa y Jardín. Ya sé que si quiero, puedo tener el cuerpo de Halle Berry, que hay que comprarse potingues desde los 20, para ir previniendo, que leyendo una revista puedes convertirte en una fiera en la cama, y que también hay tiempo para pensar en el hambre en África.
Menudo batiburrillo.

Mensajes del tipo de “hay que quererse a una misma” chocan con los artículos sobre dietas, cremas reductoras, antiedad, anticelulíticas, antiacné e incluso sobre cirugía estética, más la típica entrevista con modelo/actriz/it girl, que asegura estar divina porque come de todo, bebe mucha agua y es feliz. Conclusión: quiérete a ti misma, pero no tal y como eres, si no con unos kilos menos, sin piel de naranja, con el pelo más brillante y mejor maquillada.
Otro mensaje que se repite es una especie de loa al ser femenino, a la independencia, a la fortaleza, a la sensibilidad. Somos más responsables, más prudentes al volante, más organizadas, dicen. Pero luego aconsejan cómo ligar en la cola de un supermercado o cómo hacer posturas que serían un 10 en una competición de gimnasia, para sorprender a tu pareja y que no se aburra y te deje por otra más elástica. Conclusión: ser independiente no está mal del todo, pero es mucho mejor tener al lado a un hombre, y además guapo y rico.
Tratando de evitar que la revista sea una excusa de 150 páginas para vender moda y productos cosméticos esparcen por en medio algún artículo de fondo, como un especial en la India con alguna hija de algún aristócrata haciéndose fotos con niños de color marrón. Conclusión: ayudar a los pobres, si es una vez al año y en un viaje pagado, no es mal plan del todo.


En las revistas femeninas lo importante no es lo que dicen, porque está claro que se contradicen. Lo importante está por debajo. Es el subtexto.
Veamos un ejemplo práctico. Aquí una hermanísima, Vega Royo-Villanova (hermana de Carla Royo-Villanova, casada con un príncipe búlgaro) se va de compras con Marta Robles, la introducción metepatas de Carlos García Calvo es memorable. Y el blog de Vega, "Daisy Vega", también tiene su punto.

Me encanta el minuto 04:00 del video: “Allá donde esté, disfruto, sé estar en todos los lados. Estuve en la India con la madre Teresa de Calcuta (¿con Teresa de Calcula o con las monjas de su orden?, Teresa de Calcuta murió en el 97, ¿fue allí de cooperante a los 1o años?) Dos semanas durmiendo en la más absoluta miseria, pero luego al mes estoy en los desfiles de París en primera fila pero sabes, que puedo estar en cualquier lado y hay que saber estar en todos lados”.
Subtexto: cómo mola irse a la India a ayudar un poco, para sentirte buena persona, eso sí, sabiendo que luego volverás a tu casa en Serrano y a tu ropa de Tommy Hilfiger.
¿Y qué es el subtexto? A mí me lo enseñó un profesor de la ECAM, Manolo Matji. Un señor que imponía tanto que unos compañeros de un par de cursos antes lo llamaban “el gran tiburón blanco”. En mi clase al principio le llamábamos Coronel Kurtz, pero luego nos pudo el chiste y acabaron triunfando los motes Manolo Matrix y Matji te quiere ayudar. Manolo Matrix nos enseñó que en un guión para ser sutiles, no hay que dialogarlo y explicitarlo todo, es mejor que el mensaje sea subyacente, que esté por debajo.
Y eso hacen las revistas femeninas. Por encima: glamour, trucos para estar delgada, entrevistas con gente interesante, portadas con mujeres perfectas, pequeñas dosis de ecologismo y ayuda al tercer mundo, algún que otro reportaje “de fondo” sobre cómo hacer una buena entrevista de trabajo y ropa, mucha ropa. Por debajo, apelan a nuestros más bajos instintos. Sobre todo a la envidia y el autoengaño. Envidia, porque qué guarra Giselle Bundchen, que tiene un marido cañón, un niño monísimo, está rebuena, es millonaria y aún encima es ecologista y hasta parece maja. Autoengaño porque en el fondo piensas que podrías tener el físico de una super modelo si usas la ropa, los cosméticos y las cremas que, quizá ellas no usen, pero sí publicitan.
En sus libros "las consolaciones de la filosofía", "cómo ser feliz con Proust" y unos cuantos más, Alain de Botton analiza cómo la publicidad y el mercado entero usa nuestras debilidades, nuestras necesidades más básicas para que compremos:

El auténtico objetivo de las revistas es ser rentable. Que mucha gente lea la revista y así muchas marcas quieran anunciarse, para que las marcas, a su vez, vendan sus productos a esa misma gente que compra la revista. No habría negocio si compraras sólo una vez la revista y sólo una vez el producto. Si no eres constante en la aplicación de la crema anticelulítica, la celulitis volverá. Si no te compras el nuevo número de Glamour no sabrás cuáles son las últimas tendencias. Y si no haces todo esto nunca te acercarás a ser como Giselle Bundchen.
Y vosotros, vosotras, ¿compráis revistas de las llamadas femeninas?, ¿las masculinas tipo FHM caen en las mismas contradicciones?, ¿alguna crema anti celulítica funciona de verdad?