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lunes, 21 de julio de 2014

Mediterráneamente

Ya sé que se venden pocos discos. Sé que el IVA cultural está por las nubes, y la piratería ya ni te cuento. Pero, artistas indies del mundo, ¿es necesario que os vendáis a las marcas de cerveza?


Annie B Sweet, tú te llamas Ana López.

Pero por muy de los nervios que me pongan Loquillo y Christina Rosenvinge contando batallitas de cuando la movida mientras beben Mahou; o Anni B Sweet y otros que no sé quiénes son cantando a ese lugar llamado mundo (creo que se refieren a la Tierra)... el peor de todos los anuncios de cerveza buenrolleros, ever, es el de "mediterráneamente" de Estrella Damm.

Un anuncio tan, pero tan largo, que te permite poner una lavadora, hacerte la cena, comerte la cena, regar las plantas, tender, volver a la tele y aún así tragarte el final del anuncio. Un anuncio odioso que te enseña unas calas paradisíacas a las que tú no irás en tus vacaciones al Mediterráneo porque tú irás a una playa masificada en la que hay que madrugar (¡madrugar! en vacaciones...) para encontrar sitio. Un anuncio que te enseña a un montón de amigos y ligues, todos encantadores, todos con tipín, sin rastro de celulitis, kilos de más o depilaciones a medias. Cuando si hay algo que abunda en las playas mediterráneas, más que las colillas, más que las medusas, eso son las estrías.


Pero cómo, ¿que vosotros no pasáis el verano en calas vacías rodeados de amigos de cuerpos esculturales? Pues sois unos loosers.

Las vacaciones mediterráneas tienen poco de calitas privadas donde te organizan un concierto privado de The Vaccines mientras un hombre bellísimo te besa con farolillos de papel con velitas de fondo. Y tienen mucho de ingleses haciendo balconing en Magaluf. Por eso tengo en mente el próximo éxito del cine europeo, una coproducción hispano-inglesa que lo va a petar.

Todo comienza con un grupo de ingleses de una de esas ciudades industriales donde llueve mucho. Manchester, Liverpool, Leeds... una ciudad rollo Ken Loach. Ellos son Jim y Tim, y ellas Mandy y Sandy:


Llegan a Mallorca en un vuelo baratísimo y, en cuanto entran al hotel de Magaluf y ven que les ha tocado habitación en el último piso, con vistas a la piscina, Jim reta a Tim a que se marque un balconing, es decir, que se tire desde el balcón en el sexto piso a la piscina que hay abajo. Tim lo hace. Mandy y Sandy le jalean. Tim no sólo no se mata sino que desde ese momento se convierte oficialmente en el galán de la película y tanto Sandy como Mandy se lo quieren zumbar. Pero el balconing sólo es el principio de sus vacaciones. De ahí para arriba.


Jim y Tim y Sandy y Mandy quieren quemar la noche balear. Beben como bestias, pero eso no es suficiente, porque ellos son de raza inglesa y litros de alcohol corren por sus venas (mujer, que diría Ramoncín). Ellos quieren emborracharse y eso es difícil porque el cuerpo se acostumbra a todo. Sandy y Mandy ya probaron el verano anterior con los tampax empapados en alcohol. Jim y Tim ya están de vuelta del Jägermeister con Red Bull.


Jim y Tim. O Tim y Jim. Tanto monta, monta tanto, como Isabel y Fernando.

Así que deciden probar una cosa que les ofrece un tipo chungo en una esquina del puerto. El tipo les explica que es metiendioxipirovalerona, cosa que los ingleses son incapaces de pronunciar, porque su español se reduce a "otra cerveza por favor" y "Enrique Iglesias". El tipo chungo (interpretado en la película por Nancho Novo) les explica que el metiendiox... vamos, el MDPV, es como el éxtasis pero a lo loco, que los efectos duran una semana, que provocan violencia, ganas de comerse a la gente y que hasta se les olvidará cómo se llaman. Jim y Tim y Mandy y Sandy dice que cool y le compran cuarto y mitad.

Después de cenar pizza y 8 pintas de cerveza los ingleses esnifan toda la MDPV y se van de marcha al Space que hoy pincha DJ Nano. En medio del momento subidón-subidón, la droga hace su efecto y Tim y Jim y Sandy y Mandy empiezan a morder a todo el público del Space.

Se ha desatado el holocausto zombie. Y ha sido en Magaluf.

Las fuerzas vivas de la zona, comandadas por el ingenuo guardia civil (interpretado por Dani Rovira), intentarán poner freno a las hordas de ingleses con hambre que siembran el caos primero en las baleares y luego (tras merendarse a todos los ocupantes del ferry a Barcelona) en la península y en el mundo.

Después de "8 apellidos vascos" llega la gran comedia de la temporada. Una mezcla entre "REC", "Resacón en las Vegas" y "Lo verde empieza en los Pirineos". ¿Se llamará "La droga caníbal"?, ¿"Resacón en Magaluf? No, se llamará "Mediterráneamente".

Y vosotros, ¿cómo son vuestras vacaciones?, ¿dignas de un anuncio de cerveza?

lunes, 26 de marzo de 2012

De yogures y de anuncios

Ya sabéis, lectores de mis entretelas, que tengo una parte del cerebro dedicada a almacenar datos absurdos. Es mi súper poder inútil, como otros pueden tocarse la nariz con la lengua o hablar al revés. El problema de ese disco duro de morralla que tengo es que a veces es tomado por invasores, en forma de jingles pegadizos tipo "Israel, Israel, qué bonito es Israel". Pero esta cumbia tocada con algo parecido a esto:

... es música barroca de Bach al lado de las canciones chorras de la publicidad. El famoso jingle que dice:
Tchin Tchin
de Afflelou
Tchin
Tchin
se ha quedado en mi cabeza durante días. Figuraos la de neuronas que habré perdido por culpa del señor Alain Afflelou. Que yo entiendo que haya marcas que quieran que hablen de ellos, aunque sea mal pero... ¿a costa de la salud mental de sus potenciales clientes? Porque yo sufro mucho con algunos anuncios. Sufro con todos los de Ferrero, sean de los bombones Merci, de los Mon Cheri, del kinder sorpresa o del kinder bueno. Sufro con el anuncio asambleario de Movistar que se ha ganado un premio al peor anuncio del año, y sufro con los amigos de Pablito, empeñados en hacer caca en su baño porque huele mejor que los de sus casas. Pero hay cosas peores que esta:
Como si el título no fuera de por sí bastante claro, ahí están Justin “quiero ser un artista completo” Timberlake y Milla “y yo protagonizar anuncios de L’Oreal” Kunis haciendo un gesto digno de un niño de 6 años al que la palabra “culo” le hace mogollón de gracia.

Hace un año saltaba, a traición, como salta toda la publicidad en Spotify, este anuncio de la película "Happythankyoumoreplease":
(voz masculina) ¿qué haces en tu tiempo libre?
(voz femenina) canto
(el de la voz masculina de antes) ¿canciones?
(la de la voz femenina de antes) Sí, canciones, ¿y tú?
(el maromo) Escribo.
(la churri) ¿palabras?
Sí, palabras.
Como diría Paquita la del Barrio: "Aaaaaay, doloooor".
Pero el anuncio hecho por su enemigo que se lleva la palma es, con permiso del de Loewe, este:

Popularmente conocido como Espe jode lo que somos.

Pero todavía hay más misterios por resolver en el mundo de la publicidad ¿Hay un acuerdo un acuerdo entre la confederación láctea española (si es que existe) y la Unión de Actores? Sólo eso explica la obsesión de las empresas de lácteos con los actores españoles. Puleva con Belén Rueda, central lechera asturiana con Natalia Verbeke, bio y Coronado y Machi, el griego de Danone y Hugo Silva... ¿Acaso el estreñimiento es un problema típico de los actores, como la luxación de hombro lo es en los violinistas?, ¿cuál es vuestro anuncio más odiado?, ¿y el jingle que no os podéis quitar de la cabeza?, ¿es quizá, éste?, ¿a vosotras también os entra la risa floja cuando Hugo Silva dice "un yogurazo"?

lunes, 25 de agosto de 2008

Anuncios de ayer y de hoy II (hoy tocan los de hoy)

Decía en el anterior post dedicado a la publicidad (allá por el mes pasado) que los mejores anuncios son aquellos recordados por sí mismos, y no por la marca que publicitan. Pero los que recordamos para toda la vida y a nuestro pesar son los malos, que se quedan pegados igual que una canción del verano machacona tipo "mami qué será lo que tiene el negro" o "aserejé ja dejé dejevi tudejevi sarandouia majave andegüini an de güinidepi":

Como las gafas Tchin Tchin, de Alain Afflelou, que si te compras unas te regalan otro par. Tchin tchin de Afflelou te recuerda una y otra vez el jingle del anuncio. Y para que te quede aún más claro Afflelou in person, con unas gafas Tchin tchin puestas, te lo recuerda. Y también el slogan: "qué cosas tiene este Afflelou".

O los productos Ferrero, da igual que sean los kinder sorpresa, los Ferrero Rocher, los Mon Cheri o los Merci. El mundo Ferrero es una burbuja espacio temporal situada en los años más horteras de la década de los 80. Todos sus actores llevan ropa y pelo anticuado, todos parecen doblados con una milésima de segundo de retardo y todos lanzan mensajes absurdos como que los bombones Mon Cheri no se venden en verano para no estropear su calidad o que si quieres impresionar al embajador (que es un señor que lleva una banda igual a la de una Miss) lo que mejor es ofrecerle unos Ferrero Rocher.

Los productos de los Ruiz Mateos (bombones Trapa, que te atrapo, leche) o los de Pascual también tienen el dudoso honor de hacerse inolvidables.

Pero hay anuncios tan buenos que traspasan la barrera y se convierten en otra cosa, ya no son publicidad, son arte. Porque valen por sí mismos, por mucho que en teoría pretendan otra cosa.
Este anuncio de Renault de hace unos tres o cuatro años es prácticamente una pieza de video arte. Hipnótico.



Si este anuncio de Renault más que publicidad podría considerarse video arte. Éste que pretende captar socios para el Atlético de Madrid sería como una película neorrealista:


Y éste de Nike woman un musical postmoderno:


¿Cuáles son vuestro anuncios preferidos?

miércoles, 30 de julio de 2008

Anuncios de ayer y de hoy I (así que hoy tocan los de ayer)

Cómo molan los anuncios, los buenos de verdad. Esos tan originales, tan bien hechos, tan divertidos, que consiguen justo lo contrario de su objetivo, es decir, olvidas por completo de qué anunciaba porque lo interesante es la pieza en sí y no una marca u otra. Es la paradoja de la publicidad.

Pero además de artística la publicidad puede ser otras cosas, puede ser histórica, sociológica, antropológica. Y hoy vamos a ver ese tipo de publicidad, la que se hacía en la época de Maricastaña, cuando no existía lo políticamente incorrecto:

Y anunciar barbitúricos para niños era algo totalmente normal (atención a la cara del niño, no sé si da miedo o pena).

La publicidad de entonces no se andaba por las ramas, llamaba a las cosas por su nombre: ¿que quieres algo para que el abuelo esté tranquilito y te deje escuchar la radionovela? Pues dale thorazine y ya está (atención a la foto del abuelo, armado con bastón y buscando camorra):

La táctica de usar "la ciencia" para recomendar algo es vieja y ya entonces se usaba. En este anuncio, por ejemplo, dicen que "tests de laboratorio" prueban que tomar soda desde muy temprana edad es buenísimo para el desarrollo del bebé. Pero no porque sea sano y le ayude a estar fuerte o a crecer. No, no. La soda le ayudará a ser popular y a encajar cuando crezca y se convierta en un adolescente, así que haga un favor a su hijo y empiece a darle refrescos de cola desde su más tierna infancia. How soon is too soon? is never too soon! ¿Existiría algún anuncio posterior que publicitara biberones de coca cola?

Todos estos anuncios han sido publicados antes en el blog ausente. El mérito de haberlos encontrado es del autor de dicho blog. Si queréis ver más, haced click.

Aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor desde luego no puede aplicarse en estos casos. Falta un ejemplo nacional y ahí va, además es un producto que hasta hace bien poco seguía publicitándose. Yo lo tengo asociado a las retransmisiones deportivas en la radio: "Soberano, es cosa de hombres", decían después de cada gol. En los 60 iban más allá:


Sin comentarios.

Pero vosotros podéis comentar, ¿eh?