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martes, 12 de marzo de 2013

Universos paralelos


La TDT no está tan mal. Sobre todo si la comparas con la programación de los grandes canales, donde emiten concursos de famosos tirándose desde un trampolín. Para aquellos de vosotros que vais a todas partes en bicicleta, os gustan mazo Mumford and Sons y no tenéis tele, os diré que los programas de famosos tirándose en trampolín existen. Palabrita de niño Jesús.

Pero si zapeas por la TDT encuentras auténticas joyas. Como "mi extraña adicción", ese maravilloso programa de Xplora sobre gente adicta a comer cinta adhesiva y a aspirar limpiadores de aroma pino. O "Grandes misterios del universo" de Discovery Max, con Morgan Freeman.


Hola, soy Morgan Freeman, he interpretado a veteranos y sabios polcías, al presidente de los EEUU, he sido hasta Dios, y por eso tengo la autoridad moral para presentar un programa sobre el universo.

Freeman, con ese aire venerable que dan la edad y el pelo cano y encrespado, Punset style, nos enseña las claves del universo. Y así te enteras hasta tú, esa alumna de letras puras que eligió arte y griego en COU, de qué son el multiverso, la teoría de cuerdas y las dimensiones paralelas.

Porque, amigos, la ciencia avanza tanto, pero tanto, que resulta que ahora se les ha quedado pequeño el universo. Que es que no hay uno, hay muchos. De ahí el multiverso. Un concepto que define todo lo existente, nuestro universo y un porrón de cosas más: todo el espacio y el tiempo, toda la materia, toda la energía. Todo. Los diferentes universos que existen dentro de toda esta melé se denominan universos paralelos o, también «universos alternativos», «universos cuánticos», «dimensiones interpenetrantes», «mundos paralelos», «realidades alternativas". Todo muy serie B.
Imaginemos una realidad alternativa.

Madrid, 1999, Hotel Santo Mauro. Después de salir de marcha y bailotear por ahí, Jeremy Irons, Loles León y un grupo de unas cinco personas más se van a "tomarse la última" a la habitación del hotel. Irons, caballero inglés por dentro y por fuera...:


...abre la puerta e invita a Loles a que pase ella primero. 


Loles no ve la escalera y se mete una ostia monumental que trunca su noche de juerga y quién sabe si algo más con el actor de "Inseparables".

Imagináos ahora un universo paralelo en el que Loles León no se hubiera pegado una leche morrocotuda cuando entraba en la habitación de Jeremy Irons, ¿qué hubiera sucedido? En mi universo paralelo, su noche de juerga culminaría en tórrida noche de pasión, un ramo de rosas al día siguiente (que Jeremy es caballero por dentro y por fuera), llamadas telefónicas internacionales y muchos fines de semana en Londres, Madrid, Los Ángeles o donde surja. Finalmente, confirman que son pareja al ir juntos a la entrega de los Oscar. En mi universo paralelo, Loles León se hubiese convertido en la nueva Elena Ochoa.

Pero los mundos paralelos son una cosa. Y el multiverso, la teoría de cuerdas y las dimensiones a cascoporro son otra. Un montón de mundos paralelos nos incitan a pensar en otros yoes que, ellos sí, se han ido de Erasmus, saben tocar varios instrumentos y han hecho puenting. Pero los mundos que imaginan los científicos nada tienen que ver con la ciencia ficción. Son dimensiones que no afectan a nuestra percepción del mundo.

La teoría de cuerdas es lo que se han inventado los científicos actuales para poder solucionar todos esos cabos sueltos que Newton y Einstein, con lo listos que eran, dejaron por el camino. Haciendo cálculos se han encontrado con que la única forma de cuadrarlo todo es añadir dimensiones. Y añadiendo, añadiendo,  resulta que existen una dimensión temporal, 3 dimensiones espaciales ordinarias y 6 dimensiones inobservables en la práctica. Las otras dimensiones no se pueden ver porque están compactificadas y sólo importan a escalas tan pequeñas como la longitud de Planck.

No os preocupéis, que yo tampoco sé quién es el tal Planck. Llegado este punto sólo puedo recomendar a todos los antiguos estudiantes de letras puras que vean "Redes" y se lean “Una breve historia de casi todo”.

Como alumna patosa de matemáticas que las abandonó allá por 2º de BUP me pregunto, ¿los físicos de la teoría de cuerdas se habrán equivocado al poner un decimal al principio del cálculo y la han acabado liando? Que yo entiendo que el cálculo no salga. En mi insti salías de los exámenes de mates diciendo que a ti el primer problema te había dado -12, y a tu compañero le había dado 0 y a tu compañera de pupitre +415. Yo se lo comento a la comunidad científica internacional por si ayuda en algo.

Así que todos esos mundos paralelos, universos cuánticos y realidades alternativas no nos afectan en nada. No podemos verlos, así que no van a existir réplicas nuestras llevando a cabo lo que, por pereza, falta de voluntad o por una caída inoportuna al estilo Loles León, jamás hemos hecho.

Sólo es ciencia ficción.

Y vosotros, ¿qué imagináis que sucede en un universo paralelo?

domingo, 8 de mayo de 2011

Ratas que accionan palancas

Seguidores de este blog, me dirijo a todos: a los 4 o 5 que lo leéis siempre, a los 10 o 12 que os sumáis cuando toca boda real y al mogollón anónimo que aparece cuando un video horterilla de Shakira de por medio. Bueno, a todos-todos, no, preferiblemente a los que vivís en Madrid y alrededores. Entre todos vosotros y entre vuestros conocidos debe estar lo que busco: un simple piso. Con un salón un poco grande, mejor aún si tiene cocina americana y todavía mejor si no es un sitio especialmente bien decorado. No es que vaya a dejar Redondilla, y menos ahora que he conseguido librarme de la Gamba, busco piso para rodar más capítulos de “Cataclismo”.


Uy, un rodaje, pensaréis todos a la vez, como si tuvierais una conexión mental como las de los gemelos en las películas de terror, eso es un horror: la casa se llenará de focos, de cables, de eléctricos que fuman y sudan, me rallarán el parqué, me mancharán las paredes, me moverán los muebles de sitio…

Pero no hablo de un rodaje en condiciones, con su subvención, sus mandarinas, sus fresnels, sus cuarzos y un equipo de 20 personas arramplando por donde pasan como si fueran Atila y su ejército de hunos (tesis doctorales afirman que los eléctricos son todos descendientes directos de los hunos). No. Hablamos de un rodaje íntimo y personal, como la peli aquella de Robert Redford y Michelle Pfeiffer. No se trata de grabar un corto para que sea proyectado en pantalla grande, sino de episodios para internet, con menos calidad técnica, es decir, sin equipo de iluminación, sin eléctricos, sin peluquería, sin script, tal que así:

Y ahora unos cuantos os preguntaréis, ¿ahora, chata? ¿Pero esto no es del año pasado? Sí y no.

Es del año pasado, pero lo de querer grabar más episodios no es cosa de ahora, ya hubo una intentona a principios de este año. Después de mover el piloto, junto a un documento de venta con tramas y después de recibir la callada por respuesta por parte de varias productoras y promesas que no valen nada (como la canción) de un productor que decía que le gustaba mucho y que a ver qué decían el resto de socios de su empresa, me harto de tantas largas y me pongo manos a la obra, pero…


Primer pero: el piso donde grabamos “Cataclismo” ya no lo podíamos usar porque en su momento era donde vivía la productora, y lo había dejado para volverse a su Asturias natal. Ella me dice que hay otro piso en su mismo edificio que está libre y que tiene la misma distribución y los mismos muebles que aquel donde grabamos. Es más, unos amigos suyos andan buscando piso y puede que vayan a verlo. Para organizarnos, hacemos una pequeña previsión pensando en alquilar ese piso un mes y grabar el máximo de capítulos posibles en ese mes. Me pongo a escribir capítulos.


Segundo pero: los amigos de la productora se enteran de cuánto hay que pagar al mes por el piso y pasan. Voy a verlo yo, sin decir nada de para qué lo quiero y descubro con horror que no se parece tanto al piso donde grabamos, faltan muebles, el radiador está en otro sitio y la puerta también. Además los dueños no quieren alquilar por menos de un año. Asumo entonces que la mejor opción es no alquilar nada, sino buscar entre pisos de amigos. Sigo escribiendo capítulos.


Tercer pero: veo el piso de mi amiga C. que, como antigua estudiante de audiovisual y antigua currante en producción, se siente tocada en el alma con mis cuitas, pero es demasiado pequeño y tiene obras enfrente.


Cuarto pero: a la productora le sale trabajo en Barcelona y allá que se va. Pero yo sigo escribiendo capítulos.


Quinto pero: sondeo al resto del equipo para ver cómo tienen la agenda y si les apetecería hacer más episodios. Los actores dicen que sí, la directora de arte que sí, las sonidistas que no tienen tiempo, el dire de foto y además cámara que no entiende el porqué grabar más capítulos, eso es como si una productora intenta vender una serie, no lo consigue y aún así graba los capítulos. Yo intento convencerle de que las series de internet no van así, que sólo consiguen productora o canal que las emita cuando ya han colgado muchos capítulos, le hablo del caso de “qué vida más triste”, pero no le convenzo:

Sexto pero: el productor que decía que le gustaba mucho pero que en su empresa andaban liados con otras cosas, dice que va a volver a enseñarlo en su productora y que, si no le dicen nada, nos pasará una lista con productoras, más pequeñas, que podrían estar interesadas.


Séptimo pero: se me echan encima las fechas de entrega de un guión y no tengo tiempo de seguir dando la matraca, ni de escribir más capítulos, pero ya llevo 9. El productor no da señales de vida. Otra vez.


Como la Armada Invencible, se podría decir que luché contra los elementos y el resultado fue Elementos 7, yo 0.


Os preguntaréis a cuento de qué insistir o, como diría el director de foto, que esto es como si la Armada Invencible quisiera volver a atacar a los ingleses cuando ya la habían hundido.


¿Estoy siendo demasiado cabezota?, ¿no tendría que dejarlo pasar y ya está? Total, un guión más o menos en el cajón…

Pero luego me he acordado del experimento de las ratas del que Punset ha hablado en “Redes”. Según Eduard, unos investigadores probaron a colocar a cuatro ratas de laboratorio en una caja donde se les propinaban descargas eléctricas aleatoriamente. Sólo una de las ratas tenía acceso a una palanca y, al accionarla, a veces, sólo a veces, se libraban ella y sus compañeras de los calambrazos. Todas las ratas murieron, excepto aquella que tenía acceso a la palanca. Dos conclusiones obvias salen de este experimento:


Una, que los científicos son unos tipos muy sádicos.


Dos, que pensar que se tiene control sobre la propia vida (aunque eso sea una ilusión, porque si eres rata de laboratorio, quien controla tu vida es el señor de la bata blanca) hace que se afronten las adversidades con más energía.


Por eso funcionan las oraciones, los placebos, y las supersticiones como llevarse una pata de conejo a los exámenes, no porque una pata de conejo influya en que el profesor pregunte en el examen justo la parte del temario que te sabes, sino porque nos da la ilusión de tener control sobre nuestra vida.


Como para mí lo que diga Punset...


Aquí en su posición clásica antes de decir: "ahhh, oiiieeee"


...va a misa, resuelvo que también quiero tener control sobre mi trabajo. Independientemente de lo que digan los productores, los caseros, y hasta los miembros del equipo, yo quiero hacer más capítulos de esta serie y vosotros, ¿qué opináis?, ¿estoy como una maraca?, ¿sabéis de algún piso amplio donde pueda grabar?

miércoles, 20 de febrero de 2008

En un mundo ideal

Todos nos quejamos, queremos un piso más grande, o simplemente un piso; un sueldo digno, o simplemente un sueldo; un chico que te quiera, o simplemente un chico. Pero es que lo de los guionistas no es ni medio normal.

Casi ningún guionista está orgulloso de la serie en la que trabaja, lo más habitual es que le avergüence. Pero incluso aquellos que trabajan en series dignas y de éxito como "Cuéntame", "El comisario" o "Camera Café" acaban confesando que no ven series españolas. Ven, compran o se bajan series americanas. No me apetece nada entrar en el típico debate de los blogs de guionistas sobre porqué las series americanas son mejores, por si alguien le pica la curiosidad es fácil de resumir: más presupuesto, más tiempo, más ánimo de arriesgar y puede que también más talento.

En un mundo ideal todos trabajaríamos en lo que queremos y eso para un guionista significa trabajar en el guión... de una buena serie. Así que la pregunta del millón es: ¿En qué serie os gustaría trabajar?

Pensadlo bien. Como en toda fantasía, es mejor darle un toque realista para que sea más creíble.

Trabajar en Prison Break o 24 estaría muy bien pero, ¿no acabarán los guionistas tan estresados como los protagonistas? Ay dios, que Jack Bauer está rodeado de terroristas islámicos armados mientras sus aliados, otros terroristas, pero chechenos, han secuestrado a su hija y amenazan con matarlo a él y a su hija si no les da la clave para la bomba nuclear que no les extermirá ni a él,ni a su hija pero sí a toda la ciudad de Los Ángeles. Al guionista de esta serie se le pide que sea tan ingenioso como un agente secreto. Ahí es ná. El sabio Punset dice que el hombre es único animal capaz de sufrir stress con tal sólo imaginar una situación estresante, aunque sea completamente falsa. O sea que los guionistas de Prison Break se agobian tanto como si fueran un reo condenado a pena de muerte.

Eso no mola.

Por eso en un mundo ideal yo me pido trabajar en "Malcolm". Una serie de muchas y variadas risas, hay humor físico de tartazos y caídas, humor absurdo, humor de palabra. Quien piense que sólo es una serie infantil es porque no la ha visto. "Malcolm" también habla de la relación padres-hijos:


De métodos educacionales:


E incluso de metafísica:



Como no vivimos en un mundo ideal, sino normalito, hay que conformarse con ver la serie, que tampoco está nada mal.
Ah, casi se me olvida, "Bichos raros" se proyecta el día 5 de marzo, a las 19:00, en el festival Cinella de Tres Cantos. Además de laale o yo o ambas y otras directoras que presenten sus trabajos, el festival contará con la actuación de... ¡Miguel Nández! (nota recordatoria: el de OT, ahora mismo no sé de qué edición.) Qué nivelón, oiga.