martes, 17 de julio de 2018

Estrellas del rock en casa de Groucho Marx

1975. Los Queen pasan el rato y, en lugar de hacer lo que se esperaría de una banda de rock (drogarse, romper cosas, acabar detenidos por la policía), deciden ver un clásico: "Una noche en la ópera", de los hermanos Marx. Apenas llevan unos minutos de película cuando caen en la cuenta de que "Una noche en la ópera" es un título perfecto para el álbum en el que están trabajando. Uno muy modesto, con una canción que probablemente no os sonará de nada: "Bohemian rhapsody", que sólo vendió tres millones de copias en todo el mundo.

Normal que decidieran llamar a su siguiente álbum como otra película de los Hermanos Marx, "Un día en las carreras". Funcionó, porque consiguieron el disco de oro... y que Groucho Marx les mandara una carta felicitándoles e invitándoles a su casa. Y allá que fueron todos (excepto John Deacon, que le surgió un imprevisto).

El cómico Groucho Marx posa junto al grupo de rock Queen

Almorzaron juntos y Groucho les dijo que, ya que se dedicaban a eso de cantar, pues que se cantaran algo. Hubiera sido precioso que éste fuera el comienzo de una bonita amistad, pero la cosa quedó ahí. El hueco que Groucho Marx tenía reservado para estrellas del rock melenudas ya lo llenaba otro... Alice Cooper.

El cómico Groucho Marx y el cantante Alice Cooper eran vecinos y amigos
 Groucho Marx y Alice Cooper tomando un té.

 Por si vuestra cultura musical se reduce al flamenquito random de los talents de la tele, os diré que Alice Cooper no es una mujer, sino un señor de dentadura regulera y pelo algo fosco que en realidad se llama Vincent Damon Furnier y en los 70 la liaba pardísima en sus conciertos de glam rock: disfraces, performances, una silla eléctrica por aquí, una guillotina por allá, un lanzo una gallina viva al público, ahora decapito un maniquí, efectos especiales y trucos de magia coordinados por un tal James Randi... Cooper era el más moderno del momento, tocó junto a Bowie, junto a Elton John. Y sus espectáculos, tan teatrales, tan alocados, encantaban a Marx.

Los vecinos y amigos Groucho Marx y Alice Cooper por ahí juntos
 Groucho Marx y Alice Cooper tomando una cerveza.

¿Y de qué se conocían estos dos? Pues eran vecinos en Beverly Hills. Quizá se conocieron cuando uno se quedó sin huevos y fue a pedirlos al vecino de al lado. O, en plan más americano, el uno  llevó una tarta de manzana al otro cuando se mudó. No lo sabemos a ciencia cierta. Lo que sí sabemos es que se hicieron amigos por culpa del insomnio que Groucho padecía. Cuando daban las tantas de la madrugada y no conseguía dormir, llamaba a Cooper, los dos se iban de paseo por "la urba" y a veces hasta veían películas antiguas juntos hasta que a Groucho le entraba el sueño y empezaba a cabecear. Entonces Cooper le quitaba la boina y el puro, le ponía una mantita en las rodillas, apagaba las luces y se volvía a su casa.

Una amistad tan rara como adorable.

El cómico Groucho Marx y el cantante Alice Cooper eran vecinos y sobre todo amigos
 Alice Cooper y Groucho Marx andando.

Marx llevó a sus colegas a los conciertos de Cooper. Imaginad la escena: la gallina viva por ahí volando, la guillotina, Alice Cooper en mallas y más maquillado que Kylie Jenner... y en la zona VIP observándolo todo: Mae West, Fred Astaire, Jack Benny...

Pero Alice Cooper no era el amigo más improbable de Groucho Marx, qué va. Ese era T.S. Eliot. Sí, el poeta. Se escribieron cartas durante años hasta que lograron conocerse en persona en 1964. Todo empezó cuando Eliot, cual fan normal y corriente, pidió a Marx una foto dedicada. Él se la envió y le pidió otra a cambio, y cuando la recibió Groucho dijo: "No tenía la menor idea de que fuese usted tan atractivo. El hecho de que no le hayan ofrecido el papel de protagonista en alguna película sexy sólo puedo atribuirlo a la estupidez de los directores de reparto".

No sé si podríamos considerar a Eliot como atractivo, pero intenso... intenso lo era un rato largo:

¿Cuáles son las raíces que agarran, qué ramas crecen
en esta basura pétrea?
Hijo del hombre,
no puedes saberlo ni imaginarlo, pues conoces solo
un montón de imágenes rotas

En una biografía que escribió un buen amigo de Eliot, le describía así: "a menudo se acurrucaba en el alféizar de la ventana detrás de un enorme libro, refugiándose en la droga de los sueños contra el dolor de vivir". Pero ejercer de profundo 24 horas días, siete días a la semana, tiene que ser agotador. Y Eliot se echó sus buenas risas con Marx quien, por su parte, era un gran lector y lamentaba no haberse dedicado profesionalmente a la literatura. Cuando T.S. Eliot murió en 1965, fue Groucho Marx quien dijo unas palabras. Con todo su toto, se marcó este monólogo en el funeral de un premio Nobel, repletito de intelectuales intensos:


Sí, está en inglés, toca darle al botoncito de los subtítulos.
Last, but not least, os anuncio que algún día de septiembre (el que la editorial, la imprenta y los hados decidan) se publicará mi primera novela, chispas. Ganó el premio Tandaia a mejor novela juvenil y amenazo con estar dando la brasa con el asunto de ahora a septiembre. Así que rezad porque la lancen el día 1 y no el 30. 

miércoles, 4 de julio de 2018

Dramas del primer mundo: las piscinas llenas

Qué disgusto.

Voy a la piscina, más cargada que si fuera a pasar un fin de semana en algún destino de Ryanair (las chanclas, las gafas de sol, la toalla, un libro, la crema solar, las gafas de bucear...) y me encuentro con que han cerrado la mitad del recinto por obras.

La piscina: expectativa vs realidad.

Toda la marea humana: preadolescentes que se tiran en bomba, jubilados, familias al completo que se han traído tuppers para comer... todos apelotonados en la mitad del espacio habitual.

Busco entre la gente al rey de la piscina de Lago: el señor Marrón. Pero nada. No está, se fue, se escapa de mi vida. ¿Qué habrá sido de él?, ¿habrá huido a otra piscina donde tenga más hueco?, ¿o por fin habrá ido al médico y le ha recetado seis meses de inclusión en una casa oscura, sin ver un rayo de sol, como los niños de "Los otros"?

La verdad, no creo que el señor Marrón esté bajo ningún tratamiento. Porque él no lo necesita, él no es de este mundo. Él es el primer mutante. Bajo su apariencia de jubilado con tanorexia se esconde un Sansón cuya fuerza está en la luz del sol. Es como un panel solar andante. Su kriptonita es la noche, el frío... Cuando llegue el cambio climático y Madrid sea el nuevo Arizona y Arizona el nuevo Sáhara y haya que inventar una palabra para el Sáhara porque será algo inimaginablemente seco e inhóspito... entonces, el mundo pertenecerá a los señores Marrones.
 
Imaginad una versión de Mad Max. Una distopía de un mundo desértico pero, en lugar de luchar  por la gasolina que escasea, se lucha por la crema solar factor 50. La mayoría de la población vive encerrada en sus casas, con el aire acondicionado a tope y las persianas bajadas. Sólo unos pocos valientes salen fuera. Entre ellos... él, nuestro héroe, el señor Marrón.


Yo esta distopía sí la vería. Es la mezcla perfecta entre Mad Max, X-men y la señora con tanorexia de "Algo pasa con Mary".

Estaba yo pensando estas tontunadas y haciendo una lista mental de piscinas más o menos céntricas a donde ir cuando oigo la conversación de dos chavales tumbados al lado. Es lo bueno de que la piscina esté llena, que puedes espiar escuchar a los demás sin llamar la atención. Al principio, los dos chavales tienen una conversación piscinera normal y corriente:

- No te habrás traido cartas, y jugamos al Uno Splash.
- Pues no, ¿qué es eso del Splash?
- Las cartas plastificadas, y así no se mojan.

Luego pasan a repasar temas banales varios, de esos que rellenan los telediarios en verano:

- Ayer escuché la noticia de que también te quemas en la sombra, pero yo no me lo creo.
- Eso por qué será, ¿que el sol rebota?
Y aquí uno de los muchacho se pone filosófico:
- Lo malo rebota por todos lados, lo bueno nunca.

- Han sacado Nocilla sin aceite de palma, sabe fatal. 

Con toda naturalidad, pasan de los temas veraniegos de relleno a ideas de negocio. Que si cuántas cosas llevan aceite de palma, que si los veganos tienen que fijarse en los ingredientes de todo no vaya a ser que tengan origen animal y de ahí...:

- ¿Dónde miras los ingredientes de la cocaína?
- Yo el otro día lo pensé: Coca Eco. Nos forramos, ¿eh?

- Ahí hay una tomando el sol con bañador entero. Se le van a quedar marcas.
- ¿Han inventado el bañador que lo traspase el sol? Que el cáncer lo traspase. 

El filósofo (no sé si el muchacho delgado con barba de bañador azul o el muchacho fuertecito medio rubio y con bañador a rayas, porque yo estaba en plan discreta y no les miraba) insiste con sus perlas de sabiduría:

- Los amigos ricos no hay que perderlos nunca.
Pero lo mejor de todo aún estaba por llegar. No sé si lo dijo el que no paraba de tener ideas de negocio o el que iba de filósofo, pero uno de los dos tuvo un sueño:

-  Anoche soñé de todo, había persecuciones, helicópteros... y yo tenía un carné de Ciudadanos que me daba super poderes, lo sacaba y paraba el tiempo.

De ahí pasaron a hablar de la playa que Carmena quiere poner en Colón y de ahí a que en Colón lo que deberían hacer es quitar esa bandera tan grande, ¿qué bandera?, preguntó Filósofo o Emprendedor. No me digas que no la has visto, si es enorme... respondió el otro. Yo debería haberme girado, haberles dicho que se dejaran de chorradas y que me contaran más detalles del sueño o de cómo iban a comercializar la Coca Eco. Pero no lo hice.

Y vosotros, ¿cuándo fue la última vez que espiasteis escuchasteis una conversación ajena?, ¿qué creéis que le habrá pasado al señor Marrón? Y a vosotros, chico con bañador a rayas y chico con bañador azul, gracias por hacerme entretenida la mañana en una piscina a reventar de gente.