pone rumbo a mi sueño, sueño de cristal
vete de pesca, cruza ese mar
pero nunca olvides que debes regresar.
Hay quienes ven "El diario de Noah" para hincharse a llorar. Yo veo "Despertares". Es pillarla en la tele y tragármela enterita. Pero además, es que lloro con gusto. Con fruición (fruición hay que decirlo más). Y con mocos, también.
Dice la wikipedia que todo lo sabe que la catarsis es esa facultad por la que el espectador, al contemplar el drama en el teatro (o en el cine, en la literatura, en la telenovela de después de las noticias, da igual), experimenta las mismas pasiones que los personajes, pero sin temor a sufrir los efectos reales que tendrían esas pasiones. Experimentas el adulterio, el asesinato, el pánico a que los zombies te cacen y se coman tus entrañas... Los experimentas, pero no los vives. Eso es la catarsis.
Las historias no son el único sucedáneo que tenemos. Qué va. Será por sucedáneos. Y no me refiero a la chaka/palitos de mar/palitos de Alaska. Como cuentan en el blog Los ojos del visitante, también el deporte es un sucedáneo... pero de la guerra. En lugar de juntarnos para pelearnos con otros y matarnos, nos juntamos para competir y sólo uno de los dos ganará... pero sin sangre de por medio.
Pero una catarsis buena no se da todos los días. Por eso, cuando tienes una, hay que contarlo. Y yo tuve una catarsis de padre y muy señor mío la semana pasada viendo las desventuras de esta criatura:
¿Se puede ser más mono que Jacob Tremblay? No, no se puede.
De la película "La habitación" sólo diré que sigue en los cines y que hay que verla y sufrirla. Porque sí, se sufre. Pero se sufre en plan catártico, que tiene un punto masoquista, pero en su justa medida. Para sufrir desatadamente ya hay otras películas. "La habitación" se te queda metida dentro, pasan los días (ya han pasado seis desde que la vi) y ahí sigue, contigo.
En Pixar son unos maestros de la catarsis lacrimal. Juegan con nosotros como les da la gana, nos llevan, nos traen y nos hacen llorar a lágrima viva cuando un pez (sí, un pez) con mala memoria le dice a otro que se quede con ella, que a su lado recuerda mejor las cosas porque le mira y está en casa y no quiere que todos eso se esfume, no quiere olvidar.
Y en cuanto a los primeros diez minutos de "Up", qué puedo decir, si no lloras viendo eso, es que no eres buena persona. Me imagino los screening test de Pixar, llenos de niños que entran al cine felices porque van a ver dibujos y salen llorando a moco tendido.
Todos tenemos una película en especial que nos toca la patata. Que la vemos tres, cuatro, cinco veces... y todas te emociona. A mí me pasa con "El hombre elefante", de la que ya hablé aquí, así que ya no tenéis excusa y asumo que ya la habéis visto. Luego no os quejéis de los spoilers... Yo lloro la primera vez que el hombre elefante demuestra que es capaz de hablar y lo hace recitando un pasaje de la biblia que solía leerle su madre cuando era niño; lloro cuando se le ve la cara por primera vez; cuando le rodea una multitud de gente, le quitan la tela de saco que lleva para taparse y él asustado, grita "soy un ser humano" y lloro hasta quedarme seca cuando al final de la película John Merrick, el hombre elefante, enfermo, se despide de todos diciendo que se va feliz porque está rodeado de gente que le quiere. Después de ver esa película me tengo que tomar dos litros de agua para compensar el nivel de deshidratación.
Last, but not least, "Despertares". La película basada en el libro del mismo título del grandísimo Oliver Sacks cuenta la experiencia de Sacks con enfermos crónicos que llevaban años en un estado casi letárgico, sin hablar, sin moverse. Consiguió que despertaran y volvieran a la vida:
La nana del comienzo del post se la canta una de las madres a su hijo en letargo desde que era niño. Pero llega un momento en que los experimentos de Sacks dejan de funcionar y los enfermos que habían despertado, habían vuelto a la vida, habían salido a la calle y habían visto que ya no eran niños, sino adultos... vuelven al letargo. "Vete de pesca, cruza ese mar, pero nunca olvides que debes regresar". Qué, ¿estáis llorando a mares?, ¿qué película os provoca deshidratación?, ¿de qué se supone que están hechos los palitos de mar?
10 comentarios:
Los palitos de mar están hechos de krill y colorante, básicamente. Ya siento no poder contestar a las demás preguntas.
Yo en esto soy muy afortunado porque lloro con todas, practicamente. La semana pasada lloré con "Brooklin" por ejemplo pero puedo llorar viendo una de Marisol o "Sister Act".
A mi el cine siempre me hace llorar, hoy por ejemplo lo he hecho amargamente cuando he visto anunciada en un chirimbolo "Mi boda griega 2".
Pero si pienso en pelis especialmente lacrimógenas me vienen a la mente "El color púrpura", "Kramer vs Kramer" y si, Ghost.
Yo lloro con mucha facilidad en el cine, lloro hasta cuando me acuerdo de que lloro (no sé si me lo debería hacer mirar).
Como Uno también lloré hace muy poquito con "Brooklyn" (benditas sean esas salas oscuras) y por supuesto, lloro como una descosida con "El hombre elefante", los momentos no sé decirlos: todos, creo.
Y sí, es muy difícil no llorar al principio de Up, de hecho hubo quién lloró al ver que la película no era tan buena después.
También lloro con el final de "Historias de la radio", bueno, con lo del profesor, no con lo de los señores que hacen gimnasia. Y también me atrevo (a pesar de ser tu blog) a decir aquello de ¿Todavía no habéis visto Historias de la Radio"?
Venga, chicos, que es de una época en la que a los actores españoles aún se les entendiera cuando hablaban.
No he visto 'Despertares' y de 'El hombre elefante' no recuerdo gran cosa, pero tienes toda la razón con 'Up'. En 'Toy Story 3' los de Pixar no lo hicieron nada mal tampoco.
Mi película de llorera asegurada es 'Inteligencia Artificial'. Si la pillo a medias en la tele me quedo pegado a la pantalla sí o sí. Lo que más me toca el lacrimal es la intervención decisiva del osito de peluche (quien haya visto la peli lo entenderá).
Madreconcarné, confieso que he tenido que buscar "krill" en google.
Uno, ¿quién no llora con hipo y pena profunda al ver el anuncio de "Mi gran boda griega 2"? Por no hablar de la pena profunda que entra al ver el anuncio de Turkish Airlines como si viajara a Gotham y todo para anunciar la película de Batman y Superman.
Loque, "Historias de la radio" y Pepe Isbert vestido de esquimal es lo más.
Gon, totalmente de acuerdo con "Inteligencia Artificial", obra maestra absoluta, menos por esa media hora absurda del final.
Me da vergüenza reconocerlo porque la volví a ver y es una peli un poco tramposa, pero en el cine lloré como una madalena con Mar Adentro. Es que no podía parar. Menos mal que las luces estaban apagadas, porque parecía una catarata. Si dura media hora más, acabo en el hospital.
Esto de contar sobre los demás y no de una misma queda muy mal. Pero una vez tuve un novio que al acabar Billy Eliot rompió a llorar desconsoladamente. Me dejó boquiabierta, y me enterneció. Yo últimamente lloro viendo los telediarios.
En cuanto a llorar, yo sigo la política de Lina Morgan: según empieza la película y salen las letras, yo ya empiezo a llorar. Así, si la película es de llorar, trabajo que llevas adelantado, y ya empalmas. ¿Que no era de llorar? Bueno, pues tú ya te has quedado a gusto y a disfrutar de la película.
Curro, yo también lloré en "Mar adentro", no recuerdo gran cosa de la película, pero sí que me asomé y todos los de mi fila de butacas lloraban a moco tendido.
Madreconcarné, tendrás el cutis divinamente, ¿no dicen que las lágrimas son ideales para la piel?
Mi insensibilidad me protege, sin duda, porque por más que fuerzo mi memoria no consigo acordarme de ninguna película que me haya hecho llorar a mares o a ríos, como dice Diana Krall. Bueno, Pepe Isbert, tal vez, como dice loquemeahorro, porque con él solo caben dos opciones: o te tronchas de risa o lagrimeas. Y no solo en "Historias de la radio", por ejemplo en "El cochecito" tambien. Pero bueno, miento, que cuando todo el cabaret de Rick se pone a cantar "la marsellesa" tapando los cantos germánicos de la Wehrmacht siempre me embarga la emoción y me dan ganas de ser francés, a pesar del horror del pastís y la andouillette.
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