miércoles, 27 de enero de 2016

El síndrome del limón pocho


¿Hay algo más triste que llegar a casa, abrir la nevera y encontrar que dentro sólo hay un limón con moho y un yogur caducado?
 
La vida del soltero con poca maña para la cocina es descorazonadora. Ya no eres un universitario que puede sobrevivir a base de arroz con kétchup y pizza congelada porque tu metabolismo puede con eso y con seis cervezas y varios chupitos de Jaggermeister. Ya no. Tienes una edad.  La juventud es el tiempo transcurrido entre que tus padres no te dejan salir en Nochevieja y que tú no saldrías en Nochevieja ni aún que te pagaran. Cuando llegas a ese punto en el que el viernes noche es el momento perfecto para tragarte 4 capítulos seguidos de “Making a murderer” descubres que comer mal te da acidez. Acidez, tú, que has comido cosas que harían vomitar a una cabra. 

Llega un momento en que comer mal no es supervivencia, es decadencia.


Esa comida de soltero solitario y lamentable protagoniza la página Dimly Lit Meals For One. Una sucesión de sándwiches de pepino pocho y mostaza, pasta blanda con churretones marrones y salchichas con cosas de bote. Como cuando nieva fuera y tú estás en tu casa, calentita, viendo cómo los demás se resbalan y se caen... mirar esta página te reconcilia con tu vida riéndote de las desgracias ajenas: 



Pero sí hay algo más triste que la comida triste del blog de la comida triste. En Rusia es todavía peor, ¿porque es el país donde más vodka se consume por habitante?, ¿porque los cocineros trabajan hasta arriba de vodka? No lo sé, pero si un extraterrestre llega a la Tierra y  lo primero que ve es esto:



…decide exterminar nuestro planeta.  


Más sobre emplatados rusos de pesadilla, los restaurantes peor valorados de Trip Advisor y, sobre todo, comida tan fea que dan ganas de ponerse a régimen, aquí, en Glup Glup: 


Y vosotros, lectores de mis entretelas, ¿alguna vez habéis perpetrado un plato tan deprimente como los que hemos visto?, ¿cuáles fueron los peores atentados contra la gastronomía que habéis hecho en vuestra época de estudiantes?, ¿habéis estado en algún restaurante lleno de comentarios pésimos en Trip Advisor? Como siempre, podéis comentar aquí o en el artículo de Glup Glup.

9 comentarios:

Bienvenida dijo...

Yo soy muy de "pasta alla estudiante", es decir, pasta con una lata de atún, un chorretón de aceite y queso rallado. Buenísimo.

Juli Gan dijo...

En la época de estudiante, que tu estómago puede con todo, ya he llegado a hacer sopa de tomate Orlando, añadiendo agua al bote. Sopitas de sobre con pegotes, tortillas de salchichas y macarrones con ajo en polvo, esto último, receta de mi compañera de estudios, y sin embargo, amiga, P.

¿Para cuando un recetario de cocina "alternativa" para estudiantes? A ver quien desarrolla la idea y vende la obra a una editorial.

Claudia Hernández dijo...

Jaja, la verdad que he perpetrado muchos platos, y sí, se me ha quitado el hambre, y si me los he comido luego padezco de depresión y dolor de estómago... pero tienes razón con lo de la edad, se lo digo a mis amigos más jóvenes cuando rehúso a comerme todas las guarradas que se me antojen (cuela alguna que otra, es cierto) y me ven como si fuera muy pija, pero nooo, es la edad, que ya no me puedo comer los kebbas recalentados, ni las pizzas del Mercadona que tardo tres días en digerirlas, ni las hamburguesas del Mc Donals que me saben a anime con ketpchup, un poco como la comida de los aviones. Inolvidable Woody Allen en uno de sus diálogos, creo que en Scoop, cuando le dice a Scarlett, algo así como: ¿Emociones? Lo más excitante que me pasa es comer y que no me dé acidez. Seguramente mi memoria la ha cambiado mucho pero era algo así.
Saludos

Uno dijo...

Inventé en Londres los cornflakes para cenar (el año pasado esto estuvo superdemoda). Esto me daba un toque exótico pero sobre todo era el único plato de los fast food que podía permitirme. Lo bueno de Londres es que la comida de estudiante no es mucho peor que la de los padres. Un colega que se volvió loco, osó invitarme a casa de los suyos. Afortunadamente la dósis del menú era tan escasa que no consiguió matarme.
Yo la cutre comida no tenía ni que preparármela, enfrente de mi casa-cuchitril había un fish&chips de aquellos que te sevían el pescao - frito desde hacía varios días- con un cojedor en un cucurucho de papel de periódico. Mi postre especial: pan mojado en coca cola que además me quitaba la acidez (los jovenes también lloran).
Un abrazo



Sorokin dijo...

Ja jaja El desayuno ese con Vodka, Kahlúa y leche, merece la pena probarse. Yo no lo veo tan mal. En general, yo, por si acaso, empiezo el día con un Omeprazol, que es como me dijo mi farmacéutica que hay que tomarlo: por la mañanita y luego, hala, verdes las han segado. Lo de los platos rusos es fascinante, ya dirán los italianos donde los han visto, porque yo todo lo que he comido en Rusia era más bien normalito: blinis, salmón y esas cosas.
Yo creo que lo más trash que he comido ha sido cuando he estado en un hospital belga: esos filetes suela de zapato con asqueroso y grasiento puré de patata no los olvidaré jamás.

Madreconcarné dijo...

Lo de los platos rusos ya lo conocía, pero es una de esas cosas que nunca lo has ... ¿admirado? bastante.
Me flipa.

Esti dijo...

Bienvenida, añade unos tomatitos cherry a tu pasta "alla estudiante" y verás qué bien.

Juli, FAN de tu sopa de tomate Orlando y debería estar en ese libro de cocina alternativa para estudiantes, ¡escríbelo!

Claudia, no he visto Scoop, pero esa frase que citas se merece un aplauso.

Uno, tu vida en Londres también se merece un libro, pero uno lacrimógeno de niños que sufren, una especie de adaptación moderna de Oliver Twist. De la gastronomía inglesa yo sólo salvo a las chocolatinas Cadbury's.

Sorokin, el ruso blanco es un atentado contra el estómago, a mí me sentó mal cuando lo probé en mis años universitarios. No lo he vuelto a catar.

Madreconcarné, yo tampoco me canso de ver presentaciones horrorosas, hay algo catártico en ver esos engendros. Luego te haces un sandwich en tu sandwichera y ya te parece que es alta cocina.
Sorokin,

Charly Hell dijo...

Yo debería estar en la carcel, como autor y cómplice de semejantes crímenes culinarios. Pero claro, la vida del estudiante es muy dura y entre levantarse tarde e ir al bar, uno estaba super liado. No voy a confesar mis desaguisados (nunca mejor dicho), pero si que recuerdo con especial cariño cuando unos compañeros de piso llegaban a altas horas y en una sartén en el fuego vertían un par de latas de foie gras y le añadían una lata de aceitunas negras, y cuando lo habían "frito" le hacían un bocata!! Lo que empezó como un recurso de una noche, se convirtió en recurso habitual y recuedo que compraban a propósito el foie gras y las aceitunas para esas ocasiones.

Saludetes.

el convincente gon dijo...

Leyendo los comentarios me he dado cuenta de lo poco atrevido que he sido con mis comidas. Lo más indigesto que he comido nunca no estaba hecho con restos, era una receta francesa que hizo un amigo (francés): patatas cocidas con mantequilla. Igualito a tener piedras en el estómago.