Por 25 pesetas cada una, cosas
emocionantes que ponen los vellos de punta como, por ejemplo: el David de
Miguel Ángel, 1, 2, 3, responda otra vez:
El David de Miguel Ángel
Michael Fassbender vestido de
época en “Jane Eyre”
Cambiar de compañía telefónica a
la primera y sin errores de facturación
Encontrar una ganga auténtica en
rebajas
Michael Fassbender vestido de
nada en “Shame”
Ver a todo un teatro en pie
aplaudiendo.
Tolón tolón, tolón, campana y se
acabó.
Cabrían más respuestas, sí, pero
en algún momento hay que empezar el post.
Pocas veces se puede a ver todo
un teatro en pie, aplaudiendo. Yo sólo lo he visto tres veces, dos, en
realidad. Una en el Teatro Real, con el “Tosca” dirigido por Nuria Espert y
como estaba en la típica butaca arriba del todo, y con visibilidad reducida, no
estoy muy segura de si todo el mundo esta en pie o no. Otra vez fue en el Valle
Inclán, con “Urtain”, todos estaban de pie, menos mis amigos y yo, porque no
nos pareció para tanto y decidimos ponernos farrucos. Se notaba tanto que
éramos los únicos sentados que Alberto San Juan miró mal a mi amigo Escri. O
eso dice él. Que lo mismo simplemente estaban teniendo un duelo de miradas de
macho alfa.
La única vez en la que todo el
teatro, y todo es todo, porque las localidades estaban agotadas, estaba de pie,
rendido, aplaudiendo y jaleando ha sido en el concierto de Raphael este lunes,
en el teatro de la Zarzuela.
La cosa ya prometía desde el
primer minuto:
19.58, termina de entrar el
público, en las escaleras veo a tres generaciones de la misma familia juntas:
una chica de unos 16 años, señora de cuarentaybastantes, y una anciana
venerable.
20.01, teatro lleno, en el tercer
piso, zona de visibilidad reducida, un grupo de mediana edad comenta que es una
vergüenza que se pongan a la venta entradas tan malas, que en el teatro de la
Zarzuela se ve mal, y que otros sitios son mejores, porque cuando ellos fueron
a ver a Miguel Poveda en el Español, se veía mucho mejor, vamos, dónde va a
parar.
20.05, Suenan los acordes de “Mi
gran noche”, el grupo se calla y empiezan a oírse gritos. Raphael sale a escena
y una señora con pinta de profesora de instituto sentada delante de mí se pone
de pie llevada por un resorte invisible, se dirige a la barandilla y baila al
lado del operador de luces.
20.06, a la profesora de
instituto se suma una chica folclórica, de veintipocos, con parecido a Anabel
Pantoja (la sobrina de ídem) y una horquilla con forma de mariposa plateada en
la cabeza. La chica se agacha entre el de luces y la barandilla y hace fotos.
20.10, El grupo de visibilidad
reducida primero farfullamos un poco y luego iniciamos una pequeña revolución y
convencemos a la profesora y la folclórica para que se aparten un poco.
20.15. La folclórica vuelve a su
sitio. La profesora de instituto ve que hay un asiento libre en la primera fila
de nuestro piso y allá que se va. Yo me pongo en su asiento así que cuando
Raphael está en la parte más a la izquierda del escenario le veo. Llevo
prismáticos, y la señora que tengo al lado también.
El señor mayor allá a lo lejos sentado encima de un taburete es Raphael.
Mientras en la zona de
visibilidad reducida jugamos a las sillas, en el escenario Raphael dice unas
palabras sobre su compositor favorito, Manuel Alejandro, con el que ha vuelto a
trabajar en su último disco. Dice que le debe estar donde está y que espera
seguir trabajando con él en el futuro. Los fans de la zona de butacas aplauden
hacia un punto de los palcos. No entiendo porqué hasta que Raphael señala
también hacia ese mismo punto y Manuel Alejandro, trajeado y con cara de “ay
qué vergüenza más grande” se levanta y saluda.
Componer canciones debe ser tan
desagradecido como escribir guiones. En los dos casos uno trabaja solo. En los
dos casos lo que se haga después con tu guión o partitura puede convertir tu
trabajo en una boñiga de vaca. Y en los dos casos es raro recibir algún tipo de
reconocimiento público. Pero es que Manuel Alejandro se lo merece, ha escrito
las mejores canciones de Raphael, como este himno a la belleza y el optimismo que
es “digan lo que digan”:
Más dicha
que dolor hay en el mundo
más flores
en la tierra que rocas en el mar
hay mucho
más azul que nubes negras,
y es mucha
más la luz que la oscuridad.
Digan lo
que digan,
digan lo
que digan,
digan lo
que digan los demás.
Son muchos,
muchos más los que perdonan
que
aquellos que pretenden a todo condenar.
La gente
quiere paz y se enamora
y adora lo
que es bello nada más.
Digan lo
que digan…
También compuso las mejores canciones de ese género
que suena a rancio y hortera y que es la canción ligera. Escribió “Señora” , “Ese hombre” y “Lo
siento mi amor” para Rocío Jurado , “Lo mejor de tu vida” para Julio Iglesias,
el disco de Jeannette “Soy rebelde”, que ha envejecido tan bien que a día de
hoy se siguen haciendo versiones de sus canciones, a mí me vuelve loca esta del
Hombre Burbuja, de “frente a frente”.
"Ahora" no es de Manuel Alejandro, es de Bunbury
El concierto continuó con Raphael intenso y entregado
como siempre, y su público a la altura, cantando los estribillos de horteradas
como “maravilloso corasssón, maravilloso” o “escándalo”, gritando de emoción cuando Raphael hacía como que bailaba y lanzando gritos desaforados
de “no te vayas nunca”, “artista”, “guapo” o, como decía la chica folclórica: “¡qué
arte, hiho!”.
La traca final llegó con “Yo soy
aquel”, que estableció una especie de diálogo entre Rapahel y sus fans. Él cantaba
“estoy aquí para quererte” a su público, recalcando el aquí mientras señalaba
el escenario y ellos respondían cantándole “estoy aquí, aquí, para adorarte” y
le señalaban a él al decir “adorarte”. No creo que exista público (fans de
Justin Bieber aparte) tan entregado y tan leal a lo largo de los años. Quizá el
de Isabel Pantoja, que es capaz de escribir comunicados a los medios quejándose de la injusticia del enjuiciamiento de la Panto.
Después de "yo soy aquel" todo el teatro, de pie, despedimos a Raphael.
Es el segundo concierto suyo al que voy y al próximo me pido zona de butacas, rodeada de los fans acérrimos, que eso tiene que ser toda una experiencia sociológica. Y vosotros, ¿habéis visto alguna vez a todo un teatro en pie, entregado?
7 comentarios:
Qué bueno lo de Michael Fassbender!
Teatro, lo que se dice teatro, no he visto ninguno tan entregado. Pero sí vi a todo el Pabellón Atlántico en Lisboa volcarse con Scorpions en su último concierto allí.
Me gusta tu lista, también me pone los pelos de punta, otra maravillosa escultura por la que haría una y otra vez cola en el Louvre: La victoria de Samotracia…
Teatro entregado… muchas veces, sí, he tenido esa suerte… vengo de Latinoamérica, y allá es que somos muy generosos con los artistas.
La cronica del gran Raphael, maravillosa, me ha encantado.
Saludos
Nienor, el público heavy también es muy entregado y eso que luego tienen un dolor de cuello que para qué.
Claudia, recuerdo un video de youtube de una actuación de Paquita la del Barrio en el DF espectacular, todas las señoras cantando "rata de dos patas, alimaña, culebra ponzoñosa" y cosas así. Claramente se lo estaban dedicando a sus ex maridos.
O a sus actuales maridos.
Olga.
¿Sólo señoras? ´Será que no viste al chico de la fila 5ta. que se pasó todo el concierto voceando "bravo, artista" y que al final de cada canción saltaba de su asiento, como si éste tuviera un resorte automático...Nunca vi nada igual...y mira que sigo a Raphael desde los 70's.
Estaba impresionada por lo del concierto de Raphael, hasta que he entrado en el comunicado de los fans de la Pantoja, y ahora solo puedo pensar en:
"enamorada hasta las trancas" y "detenida sin tregua".
Olga, tienes que escuchar una canción de Paquita con Ricardo Arjona, tiene grandes momentos como "nuestro amor no entiende de domingadas ni barbecues".
Anonimo, tenías mejores entradas que yo, estaba tan lejos que para mí los de butacas eran puntitos.
Loque, seguro que en Venezuela están preparando un nuevo culebrón que se titulará "enamorada hasta las trancas".
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