Analizar el subtexto, la crueldad y el encanto kitsch de este anuncio me llevaría todo un post. Pero no será hoy. Como primer post del 2012, toca hacer eso que estamos haciendo todos durante estos días: ¿retomar la Dukan?, ¿descambiar los regalos que no nos han gustado? No. Toca hacer propósitos de año nuevo.
Y esta vez voy a ser ambiciosa. Me propongo propósitos vitales, para toda una vida. Hacer esas cosas que luego pueda contar, orgullosa, a mis nietos. Asuntos importantes, más aún que probar las pipas Facundo. Porque hay cosas que hay que hacer, al menos, una vez en la vida. Y no me refiero a saltar en paracaídas, montarse un trío, o enrollarse con un negro, topicazos enormes dignos de salir en una película que se llamara “Antes de cumplir los 30”, protagonizada por Anne Hathaway, Milla Kunis, Justin Timberlake y Jake Gyllenhal. No. Hablo de cosas que de verdad nos gustaría llevar a cabo, pero no te atreves, o no surge la oportunidad, o cuando surge no reaccionas a tiempo:
Echarle una copa a la cara a un ex
Sí amigas, y también amigos, a todos nos han dejado con alguna frase torpe, ridícula e hiriente del tipo "no eres tú, soy yo", "tengo dudas" o, mi favorito personal: "las cosas se están poniendo serias con otra chica". Por no hablar del daño que han hecho las nuevas tecnologías, que permiten dejar a la gente vía post it en el frigorífico, vía sms, correo electrónico, wassup, cambiando tu estado en facebook de "tiene una relación" a "soltero" o vía twitter al estilo Paquirrín. No existe la manera elegante y digna de dejar a alguien y la mayoría optamos por salir huyendo para llegar lo antes posible a casa y llorar en soledad.
Error.
La próxima vez hay que estar preparados/as y, cuando te dan ese primer aviso en forma de "tenemos que hablar", debes reaccionar rápido y quedar en un sitio público, a ser posible de moda. Un gin club, por ejemplo. Cuando él (o ella) suelte esa frase, por ejemplo un "estamos en puntos distintos de la relación", tú te incorporas, coges el gin tonic con pepino y, se lo echas a la cara. Acto seguido coges tu bolso y tus cosas y abandonas el local. Es lo que en guión se llama acabar una escena en alto.
Siga a ese coche
¿Cansada de aguantar con cara de póker la charleta del taxista típico madrileño que está escuchando la COPE y pretende que comentes con él que Zapatero tiene la culpa de todo, pero de todo-todo?, ¿asustada del hijo del típico taxista madrileño, que no quiere estudiar y sólo vive para gastarse el dinero en juergas en el Goa y que va encocado hasta las cejas? Córtales el rollo señalando un vehículo al azar y diciendo "siga a ese coche". Que lo mismo acabas lejos de tu casa, pero entonces coges otro taxi, le dices que siga a otro coche, y listo.
Romper una botella en la barra de un bar
Preferiblemente en un bar con billares y música country o heavy de fondo. En cuanto consigas romper la botella (que me da a mí que no será tan fácil como parece en las películas del oeste) se montará una trifulca que debe incluir, como mínimo, rotura de palos y mesa de billar, sillas volando por los aires y la mitad del bar contra la otra. El motivo no importa, lo que importa es el destrozo.
“Mi abogado hablará con tu abogado”, seguida de “usted no sabe quién soy yo”.
La verdad es que hay pocas ocasiones en las que decir algo así, es más, lo más probable es que no tengas ni abogado, porque los asesores fiscales, los que hacen las declaraciones de la renta, no cuentan. Pero si hay que forzar un poco la máquina, se fuerza. Que estás en la cola del súper y una señora se quiere colar con el clásico método de "yo sólo quiero preguntar a la cajera cuánto vale esta botella de aceite", tú la miras con frialdad y le dices "y usted no sabe quién soy yo". Es muy probable que ella conteste que no, que no lo sabe y que acabe colándose exactamente igual, pero el resto de la cola agradecerá esa ruptura en la rutina.
O pongamos que estás andando por la Gran Vía y te cruzas con ese viandante que se cree que es el cantante de The Verve en el video aquel. Es decir, que en lugar de seguir ese pacto social por el que ante un choque, cada uno de los viandantes se mueve unos 30 grados para evitar la colisión, decide seguir a su rollo y te mete tremendo empujón. Pues tú, en lugar de seguir andando, con el hombro dolorido, te giras hacia el viandante incívico y le sueltas que vas a hablar con tus abogados.
Last, but not least, en este año que promete estar lleno de parados, despidos y no renovaciones de contratos, qué mejor que darle algo de glamour y dramatismo innecesario a una situación tensa. Cuando tu jefe te llame para darte el finiquito, tú firmes y él haga el gesto de acompañarte a la puerta (no por educación, sino por acortar el momento tenso y porque aún tiene que despedir a unos cuantos más esa misma mañana), tú debes decirle: "No hace falta que me acompañes, sé dónde está la salida".
Y vosotros, lectores, ¿cuál de estas absurdeces os gustaría hacer alguna vez en la vida?, ¿tenéis alguna propuesta más? O, lo que sería ya la repanocha, ¿habéis hecho alguna de estas cosas?
8 comentarios:
Yo, obviamente, quiero hacer la del gin tonic. Perdí una oportunidad de oro, la verdad, cuando me hicieron un "tengo dudas" que te cagas. Pero la próxima vez no me pillan con el paso cambiado. Se lo lanzo a la cara Y PUNTO.
También me gustaría muy mucho que me paran por la calle de la tele a preguntarme lo que fuera y yo contestarles que nunca me planteé ser modelo pero que una vez acompañé a una amiga que sí quería serlo a hacer un casting y me eligieron a mi mientras la esperaba fuera. Y que no hago dieta, que como todo lo que quiero, pero es mi constitución. Y luego me iría sin más diciendo "Y la paz en el mundo".
Ay, mari... ¡¡Feliz año!!
Me apunto eso de decir "mi abogado hablará con su abogado", cuando vea a uno mear en la calle, o escupir o no recoger las cacas de su perro. Aunque solo sea por ver las caras que se les quede a los otros.
Ah... la verdad es que son buenísimos propósitos, sobre todo poque son todos bastante factibles, más que quitarse unos 5 kilos. Trato de hacer memoria y lo de la copa creo que lo he hecho, podría haber estado borracha. Los latinos solemos ser explosivos y melodramáticos, así que nadie se extrañaría mucho porque es una escena típica de toda telenovela que sea más o menos buena.
Feliz 2012.
P.D.: Lo de "descambiar" me parece una aberración. No entiendo cómo se coló eso en la RAE, puedo entender lo de simplificar las tildes... pero es me parece una contradicción en sí misma, porque con "cambiar" es más que suficiente.
Erre, eso de soltar a cualquiera que nunca te planteaste ser modelo, pero te eligieron en el casting al que ibas por acompañar a una amiga (o bien te lo sugirió un cazatalentos que te vio por la calle) me parece ideal. Es más, creo que podrías decirlo hasta cuando alguien te pregunte la hora.
Mismamente, empatizo contigo, en Redondilla las cacas de perro aplastadas y extendidas a lo largo de la acera son un clásico.
Claudia, a mí antes los oídos me pitaban cada vez que oía lo de "descambiar", pero ahora me he acostumbrado. Me imagino a esas señoras que madrugan para ser las primeras en las rebajas del Corte Inglés y me parece una palabra muy de ellas, como decir que hace "biruji" cuando hace frío.
Yo también detesto lo de "descambiar" y siempre me imagino a alguien que va a cambiar algo a la tienda, y vuelve a su casa, exactamente con lo mismo.
Me gustan mucho tus propósitos y el de Amiga R. también, lo de la botella sí, creo que o no se rompe, o te produce una herida espantosa en la muñeca.
A la de la cola me gustaría decirle también que mis padrinos visitarán a los suyos, pero sospecho que no se iba a enterar de lo que hablo.
Así que mejor decirle que mis padrinos descambiarán a los suyos y así, por lo menos, me entiende.
Mmmm.
¿Recuerdas que dije en el post anterior que tenía un bar?
Bórralo de tu mente.
Loque, lo de los padrinos me encanta, los duelos deberían ponerse de moda otra vez. Al igual que los vestidos de corte imperio. Si los de la cola no lo pillan, siempre puedes abofetarles con tu guante.
Olga, si una pelea en el bar da muchísimo caché. En Madrid el Tony's 2, un piano bar de lo más decadente, es cool desde que Herman Tersch (tertsch, trestch, como sea) tuvo una pelea allí.
Cuarta vez que intento comentar... a ver si esta es la vencida.
Lo del Gin tonic me encanta, me lo apunto, aunque lo que de verdad de verdad a mí me gustaría hacer es dar una bofetada a alguien, con la mano abierta, de las que restallan, y marcharme con gran dignidad aprovechando la confusión creada. Debería habérsela dado a mi ex, cuando me dijo aquello tan gracioso de "se me acabó el amor", habría sido apoteósico y catárquico a partes iguales.
La otra cosa que tengo ganas de hacer y que llevo tiempo deseando es hacérme la loca cuando alguien me roba mi asiento en un tren o autobús numerado. Pero loca en plan transtorno obsesivo compulsivo, de las de "algo malo pasará si no me siento en la plaza número X" con toda la parafernalia tarada necesaria.
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