El post que van a leer a continuación no está basado en hechos reales. Los nombres y lugares que en él aparecen pueden parecer reales, pero para nada.
Notemuerdaslasuñas, notemuerdaslasuñas. Al final me las acabo mordiendo un poco. Saben fatal, a laca de uñas. Me han hecho la manicura y hasta la pedicura. Lo que haga falta por el "Hola". Toda la vida he querido salir en las páginas iniciales del “Hola” enseñando mi casa y hoy, por fin, vienen el redactor y el fotógrafo a que les enseñe el triplex con vistas al Retiro donde Antonio, los gemelos y mis 19 gatos vivimos.
- ¿Nati Abascal no viene?- les pregunto.
- No- dice el redactor- ella se encarga de lo que sale en portada.
- Los “reportajes excepcionales”- apunto yo.
- Eso mismo- dice el reportero.
Ya sé que suena un poco frívolo que la esposa (en realidad no estamos casados porque somos así de hippies, vivimos en un triplex, pero vamos de hippies) de un escritor tan prestigioso como Antonio Orejudo esté tonta perdida porque va a enseñar su casa al “Hola”, pero es que ya tengo mucha intelectualidad en mi día a día. A nosotros nunca nos invitan a los eventos divertidos: las inauguraciones de discotecas son sólo para ex grandes hermanos, tronistas o para Kiko Rivera, las bodas de postín para aristócratas y pijos rancios de toda la vida y los desfiles de moda para it girls y actrices de menos de 30 años. A nosotros sólo nos invitan a charlas, premios literarios, como mucho a algún curso de verano. Una vez nos invitaron a los toros, y mira no, yo por ahí no paso, ni aunque toree Cayetano y nos toque el clan Ostos de vecinos de asiento.
Lo más divertido que hacemos es cuando preparamos el brunch el día antes de la feria del libro. El primer año hicimos un desayuno pero viene más gente, sobre todo escritores, si se puede beber alcohol. Debido a la cantidad de escritores que han dejado el whisky y se han pasado al vodka por el Bloody Mary que servimos en el brunch, Stolichnaya decidió patrocinarnos el evento. Ponemos un photocall en la entrada de la casa y listo. Sólo en nuestro brunch podrás ver a Juan Manuel de Prada, Lucía Etxebarría y Ray Loriga hablando amigablemente. Según el número de Bloody Maries que lleven encima es posible que hasta se estén diciendo lo mucho que se quieren.
El reportero me dice que me recline en la “chaise longue” del salón:
- ¿Cómo conociste al que dicen será el próximo premio Nobel español?
- En la feria del libro, fui a que me firmara tres libros. En aquella época no era tan famoso como hoy, figúrate que Sánchez Dragó estaba en la caseta contigua y había cola de gente esperando. Pero para Antonio no. El pobre estaba aburrido como una ostra y le di conversación un rato...
Notemuerdaslasuñas, notemuerdaslasuñas. Al final me las acabo mordiendo un poco. Saben fatal, a laca de uñas. Me han hecho la manicura y hasta la pedicura. Lo que haga falta por el "Hola". Toda la vida he querido salir en las páginas iniciales del “Hola” enseñando mi casa y hoy, por fin, vienen el redactor y el fotógrafo a que les enseñe el triplex con vistas al Retiro donde Antonio, los gemelos y mis 19 gatos vivimos.
- ¿Nati Abascal no viene?- les pregunto.
- No- dice el redactor- ella se encarga de lo que sale en portada.
- Los “reportajes excepcionales”- apunto yo.
- Eso mismo- dice el reportero.
Ya sé que suena un poco frívolo que la esposa (en realidad no estamos casados porque somos así de hippies, vivimos en un triplex, pero vamos de hippies) de un escritor tan prestigioso como Antonio Orejudo esté tonta perdida porque va a enseñar su casa al “Hola”, pero es que ya tengo mucha intelectualidad en mi día a día. A nosotros nunca nos invitan a los eventos divertidos: las inauguraciones de discotecas son sólo para ex grandes hermanos, tronistas o para Kiko Rivera, las bodas de postín para aristócratas y pijos rancios de toda la vida y los desfiles de moda para it girls y actrices de menos de 30 años. A nosotros sólo nos invitan a charlas, premios literarios, como mucho a algún curso de verano. Una vez nos invitaron a los toros, y mira no, yo por ahí no paso, ni aunque toree Cayetano y nos toque el clan Ostos de vecinos de asiento.
Lo más divertido que hacemos es cuando preparamos el brunch el día antes de la feria del libro. El primer año hicimos un desayuno pero viene más gente, sobre todo escritores, si se puede beber alcohol. Debido a la cantidad de escritores que han dejado el whisky y se han pasado al vodka por el Bloody Mary que servimos en el brunch, Stolichnaya decidió patrocinarnos el evento. Ponemos un photocall en la entrada de la casa y listo. Sólo en nuestro brunch podrás ver a Juan Manuel de Prada, Lucía Etxebarría y Ray Loriga hablando amigablemente. Según el número de Bloody Maries que lleven encima es posible que hasta se estén diciendo lo mucho que se quieren.
El reportero me dice que me recline en la “chaise longue” del salón:
- ¿Cómo conociste al que dicen será el próximo premio Nobel español?
- En la feria del libro, fui a que me firmara tres libros. En aquella época no era tan famoso como hoy, figúrate que Sánchez Dragó estaba en la caseta contigua y había cola de gente esperando. Pero para Antonio no. El pobre estaba aburrido como una ostra y le di conversación un rato...
-Le conté que tenía un doble en mi barrio, que era el que se ocupaba de la comisión de arte y cultura en la Asamblea del 15-M...
Me ahorro contar al "Hola" que llegué a hacer una foto al doble de Antonio, sólo para comprobar si era él o no, y me llevé una reprimenda del chico de rastas de la comisión de respeto, por no pedir permiso al hacer la foto.
-... a mí la verdad es que me extrañaba que Antonio tardara tanto en firmar los libros. Luego cuando llegué a casa vi que había puesto su teléfono, su móvil y su cuenta de Twitter en todas las dedicatorias.
- Qué romántico. Si te parece, hagamos ahora algunas fotos con los ventanales y las vistas al Retiro de fondo.
El fotógrafo cuchichea algo al oído del reportero.
- Pero antes haremos más fotos aquí.
- He salido con los ojos cerrados, ¿a que sí?
El fotógrafo no dice nada y sonríe. He salido con los ojos cerrados, fijo.
- Conmigo podéis usar photoshop, ¿eh?- aclaro.
- Siempre usamos photoshop- dice el fotógrafo, indignado.
Mierda. El fotógrafo se ha chinao conmigo y en vez de hacerme un Sartorius, que es como se hace un photoshop bien hecho, me acabará haciendo un Duquesa de Alba.
Después de 55 minutos de hacer fotos en la misma chaise longue, el reportero y el fotógrafo chinao me dicen que vayamos al ventanal, que mire hacia el Retiro con actitud soñadora y coja con una mano la cortina de terciopelo mientras apoyo la otra en mi mentón. Lo veo todo muy Genoveva Casanova. Eso es buena señal.
- Qué romántico. Si te parece, hagamos ahora algunas fotos con los ventanales y las vistas al Retiro de fondo.
El fotógrafo cuchichea algo al oído del reportero.
- Pero antes haremos más fotos aquí.
- He salido con los ojos cerrados, ¿a que sí?
El fotógrafo no dice nada y sonríe. He salido con los ojos cerrados, fijo.
- Conmigo podéis usar photoshop, ¿eh?- aclaro.
- Siempre usamos photoshop- dice el fotógrafo, indignado.
Mierda. El fotógrafo se ha chinao conmigo y en vez de hacerme un Sartorius, que es como se hace un photoshop bien hecho, me acabará haciendo un Duquesa de Alba.
Después de 55 minutos de hacer fotos en la misma chaise longue, el reportero y el fotógrafo chinao me dicen que vayamos al ventanal, que mire hacia el Retiro con actitud soñadora y coja con una mano la cortina de terciopelo mientras apoyo la otra en mi mentón. Lo veo todo muy Genoveva Casanova. Eso es buena señal.
El periodista me pregunta por mi relación con el mundo de la intelectualidad que rodea a Antonio. Miento como una cosaca y digo que es todo fantástico, que me siento una más y que cada día aprendo algo nuevo de todos los que componen la nueva narrativa española.
No voy a decirles a los del “Hola” que mi mayor aportación a los escritores amantes del vodka es haberles descubierto “Mad men”, “Dexter” y “Breaking bad”. Ni voy a contarles que veo “Vuélveme loca” a escondidas en la tele de la cocina y que si Antonio oye algo le digo que estoy viendo “Página 2”. Tampoco les voy a contar mi táctica para no ir a conciertos de flamenco, de jazz o de Bob Dylan, le pongo ojitos de cordero degollado a Antonio y le digo que yo siempre he pensado que “Fabulosas narraciones por historias” da mil vueltas a “Los detectives salvajes”. Ésa es mi arma secreta infalible y no quiero que aparezca en una revista de tirada nacional. Prefiero hacerme la intelectual, como Elena Ochoa Foster, pero sin editorial propia y sin marido vestido de payaso Micolor.
El reportero me pregunta que cuál es mi sitio preferido de la casa. A punto estoy de decir que el sofá, que es blandito y está en frente de la tele, pero creo que Lady Foster nunca diría una cosa así, y respondo esto:
- La biblioteca, sin lugar a dudas, la biblioteca.
Creo que voy a ser la primera en enseñar una casa con libros en el “Hola”, en general las casas que exhiben tienen letra impresa sólo en las revistas de decoración o de yates. Pero nosotros tenemos libros hasta en pilas sobre el suelo, que es una cosa que queda divina en las fotos, muy rollo neoyorquino. Además tenemos baldas repletas de libros que ocupan toda la pared, y eso da un aire muy erudito. Poso frente a ellas, y hago como que ojeo un libro de Paul Auster. Detesto a Paul Auster, pero eso al “Hola” no le importa.
A los del “Hola” no se lo voy a decir, pero yo he intentado imitar a Elena Ochoa cada vez que hemos tenido que ir a algún sitio con fotógrafos. Vale, no tenemos avión, ni su graciosa majestad nos ha hecho Lord y Lady, ni sabemos una mierda de arte contemporáneo, pero eso la gente no tiene porqué saberlo. En las fotos hay que parecer trendy a la par que intelectual. Yo esto lo tengo asumidísimo y cada vez que puedo me planto unas gafas de sol negras, pero negras de verdad, pulseras que parecen esculturas de Chillida y trajes de chaqueta de persona seria. A Antonio, no sé porqué, no acaba de convencerle el look morado nazareno de Norman Foster:
La sesión acaba conmigo (literal y figuradamente) con un vestido de noche, metiendo tripa como Anita Obregón en sus posados veraniegos y posando en medio de la cocina. El periodista lanza su última pregunta:
- ¿Qué libros recomendarías a quien no conozca la obra de Antonio Orejudo?
Esta la contesto sin pensar, y también sin respirar: “Ventajas de viajar en tren” y “un momento de descanso”. Ahí digo la verdad, verdad de la buena.
Un mes después sale la revista. En una foto salgo con los ojos rojos. ¡Mierda!
5 comentarios:
Yo a Elena Ochoa no la puedo ver como lady Foster. Pienso en ella y me imagino a Josema Yuste imitándola en "Hablemos de eso".
Me alegra vivamente que tu futuro marido no se quiera disfrazar de Foster, que va el hombre hecho un brazo de mar.
En algunas fotos del Hola se ven libros, curiosamente todos de la misma colección y como muy nuevos (visto en la casa de Fonsi Nieto)
No se te olvide salir haciendo una ensalada con tu futurible en la cocina y decir algo del tiempo "El auténtico lujo es el tiempo" (y no el pisazo delante del Retiro)
pd. Yo quiero hacer una fiesta de blanco y vestirme de rojo, ea.
Aprovecho para comunicaros que me voy a Grecia, a ver si me hacen alguna huelga y me quedo allí incomunicada, y rodeada de hombres con camisa blanca que ondea al viento, como el del anuncio de Andros.
¡Volveré!
Lo de tu contribución no es poca... Mad men... etc.
Esta entrada no la había leído, qué genialidad, Esti, qué genialidad!!!
Lo que me he reído, xD
Publicar un comentario