Mi viaje a Japón (es que he estado en Japón este verano, no sé si lo he comentado en algún momento) me ha transformado. Ahora, además de fe, tengo una misión en la vida. Tengo que devolver todo el bien que los japoneses han hecho por mí, es mi deber kármico o en otra vida me convertiré en un geranio de balcón que una desaprensiva como yo cuidará, con lo que tendré una esperanza de vida de 3 semanas. Y tres semanas llenas de hambre, sed y padecimiento.
Todo esto se debe a que los japoneses son gente muy maja. Tendrán un gusto extraño y desmedido por el karaoke:
Japoneses dándolo todo en un minikaraoke de Kyoto. Lo que se ve a la izquierda es la puerta corredera y al mismo tiempo pared, lo que se ve a la derecha las estanterías con las bebidas, y lo de en medio la barra. Como no había sitio para la clientela tuvieron que colocarse a los dos lados de la barra.
Y por disfrazarse:
Ya lo dicen las guías turísticas: "Japón, modernidad y tradición", y las japonesas lo demuestran vistiéndose los domingos con el kimono tradicional, acompañado de complementos actuales y a ser posible horteras, como un mini capazo de playa o esa flor de la feria de Sevilla.
Pero son amables, educados, cívicos y hospitalarios. Y todo esto es la mar de útil cuando te enfrentas a cosas como ésta:
Mapa del metro de Nagoya, una nadería en comparación con el de Tokyo.
Y eso por no hablar de la práctica costumbre de no poner nombre a todas las calles. O de numerarlas mediante un sistema que en 17 días en Japón no logré comprender. Menos mal que existen los blogs de gente entendida:
“En Japón, las calles son simplemente el espacio vacío entre cada manzana, no tienen identidad alguna. Lo que sí que se pueden identificar son las manzanas con un sistema de tres números: el primero indica el distrito, el segundo la manzana, y el tercero el edificio o casa dentro de la manzana”. Sacado del blog Un geek en Japón.
Pero no pasa nada. Todo turista perdido en Japón experimenta la ayuda espontánea de un japonés que acudirá a su rescate al grito de: “Can i help you?” Japonés que, por una milagrosísima coincidencia, casi todas las veces va a la misma zona que el turista, así que le acompañará hasta la puerta. Eso no significa que por el camino los dos, viajero y nativo, den un par de vueltas de más, o que el turista descubra que el japonés sólo sabe decir en inglés “can i help you?” y “where are you from?”.
Si no fuera por esos ángeles guardianes espontáneos probablemente seguiría en el andén del tren de Nagoya, intentando averiguar porqué no veo la línea de metro que según la lonely planet debo coger para llegar al hotel.
Así que ahora tengo una misión, debo ayudar a los turistas japoneses. Me paseo por la ciudad ojo avizor y, en cuanto veo a alguien con rasgos orientales y un mapa en la mano, establezco contacto visual. Pero ellos no están perdidos, siempre les veo caminando seguros de a dónde van, o en grupos con un guía que hace precisamente eso, guiarles.
No desfallezco. Algún día lograré mi objetivo, llevaré a unos japoneses hasta la plaza Mayor, les diré a qué bares ir para que no les timen, ellos resultarán ser super majos (super guapos no, que los japoneses son encantadores pero, como raza, feítos) nos haremos súper amigos y ya tendré alojamiento gratis y, lo que es mejor, guías gratis, para mi próximo viaje a Japón.
Con ustedes, Mister Tokyo 2010, el único japonés atractivo en 17 días de viaje. Por supuesto, le hicimos una foto para dejar constancia y él, generosamente, hizo como que no se enteraba.
Porque yo quiero volver, eso sí, en otoño o primavera, que en verano hace mucho calor.
Y vosotros, ¿tenéis alguna misión trascendental en vuestras vidas?
4 comentarios:
Que bueno el karaoke/pasillo. Confiesa, ¿cantaste algo?, ¿tenían los grandes éxitos de los karaokes como vivir asi es morir de amor o bailar pegados?
mmmm, no seeee, misión en la vida? someter a la raza humana? :)
Que envidia me estás dando, que lo sepas
O.C., los hits en castellano del karaoke eran: "La Bamba" y "Natarí", que era como los japoneses llamaban a una canción de Julio Iglesias (Natalie).
Espita, someter a la raza humana, como misión, es muy ambiciosa, pero un poco cansada, ¿no?
sólo hasta que sean sometidos, despues no pienso rascar bola... ese es el sucio objetivo
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