Casi todas las canciones tienen el mismo tema: el amor. Luego hay variantes y estilos: si la canción reproduce con realismo una discusión de pareja hablamos de Pimpinela; si la canción es una declaración de amor cursi muy al estilo de las poesías que los adolescentes tienen en sus carpetas clasificadoras, hablamos del pop blandito made in San Sebastián de Álex Ubago o La oreja de Van Gogh, si la canción es una sucesión de padecimientos cantados por una señora con bata de cola, ya es un género en sí misma, la copla.
Sin embargo existe un subgénero todavía no reconocido: la canción que no es una declaración de amor, sino de odio. Este tipo de canciones se merecen un homenaje aunque sólo sea por su utilidad terapéutica. Y es que aunque la sabiduría popular dice que cuando se está triste hay que llorar, porque eso desahoga mucho, eso es una grandísima chorrada. Lo que de verdad desahoga es la mala leche.
Aquí van tres ejemplos.
La primera: "ese hombre" de Rocío Jurado. Atención al video y a su estilismo:
La estética del video; ese vestido blanco hecho con la puntilla que sobró de la mesa camilla de la abuela, ese papel pintado, ese pelo enlacado que sólo se mueve en bloque... merece un comentario aparte.
Centrémonos en su letra. Esta canción de odio podría englobarse, a su vez, dentro del subtipo canción aviso, donde Rocío Jurado avisa a todo aquel que quiera oírla de que su ex es: un gran necio, un estúpido, engreído, egoista, caprichoso, un payaso vanidoso, inconsciente, presumido... hasta aquí insultos que podríamos denominar como "normales", pero luego Rocío tiene tanta mala leche dentro que necesita algo más fuerte para de verdad desahogarse y empieza a insultar por insultar, diciéndole a pobre tipo al que dedica la canción: "falso enano rencoroso".
Como si luego cayera en la cuenta de que tanto insulto es un poco gratuito, Rocío explica los motivos de tanto cabreo: "lleno de celos, sin razones ni motivos, como el viento impetuoso, pocas veces cariñoso, inseguro de si mismo, soportable como amigo, insufrible como amor". Ala, le acaba de arruinar el futuro amoroso al pobre chaval.
Mención aparte merece la fantástica la interpretación de la Jurado, con arco dramático y todo, primero fría, luego enfadada, al final triste como diciendo: "mira que le estoy insultando, pero ni así se me pasa".
La siguiente canción de odio es "Bravo", en la versión de Nacho Vegas y Enrique Bunbury:
No nos engañemos, pese a su aire de postmodernos, a que Nacho Vegas cante en plan lánguido y a que Bunbury lleve su boa de plumas, "Bravo" es una canción de Bambino, un cantante de flamenco habitual de las pelis de Almodóvar y cuyas canciones se titulaban: "ódiame", "plegaria de un fracaso", "soy lo prohibido" o "procuro olvidarte". Eso da una idea de lo mucho que cultivaba el género canción de odio.
Ésta en concreto pertenece al subgénero de la canción estilo maldición bíblica, sin explicaciones ni insultos, sino simple mal rollo: "te odio tanto que yo mismo me espanto de mi forma de odiar", "deseo que después de que mueras no haya para ti un lugar", " el infierno es un cielo comparado con tu alma", y por si todo esto fuera poco: "Y que Dios me perdone por desear que ni muerta tengas calma".
Last, but not least, una señora con pinta de ama de casa normal y corriente. Quién diría que detrás de su afable aspecto de dependienta de mercería se oculta una fuente de odio eterno. Ella es Paquita la del Barrio, y su canción: "rata de dos patas".
Sólo la lista de insultos que Paquita dedica a su ex dan una idea de lo mal que lo ha debido pasar esta mujer en la vida: rata inmunda, animal rastrero, adefesio mal hecho, infrahumano, espectro del infierno, maldita sabandija, alimaña, culebra ponzoñosa, deshecho de la vida y, por si nadie se había dado cuenta, entonces Paquita dice "te odio y te desprecio", "¿me estás oyendo, inútil?" No, Paquita, dudo mucho que te esté oyendo, lo más seguro es que esté huido.
Las fans de Paquita aplauden como locas con cada insulto. Está claro que ellas también piensan que no hay nada más catártico a la hora de superar una decepción que mediante el insulto. Te quedas tan a gusto... Y si no albergas tanto odio en tu interior, siempre viene muy bien escuchar cualquiera de estas canciones para comparar tu vida con la de los personajes de la letra y llegar a la conclusión de que tú estas de puta madre porque jamás en la vida has tenido ganas de llamar a nadie "rata inmunda".
En próximas entregas (a no ser que algún festival se digne en seleccionar el corto, cosa que no pasará hasta dentro de unos meses porque la productora resulta que no lo ha enviado a ninguna parte desde junio) hablaré de otros subgéneros de canciones de amor. De las de odio, ¿cuál es vuestra preferida?
5 comentarios:
Ahora mismo sólo me acuerdo de una canción de odio. Dice así: "Chincha, rabiña, que tengo una piña, que tiene piñones, y tú no los comes". Y para que suene un poco más fuerte puedes terminar diciendo "¡Te jodes!" (pero eso no es de la canción, me lo he inventado yo).
Me declaro superfan de Paquita desde este momento. Y cuando sea la revancha al buzz, que yo se que mi nombre te provoca sed de venganza, si pierdo te la cantaré. Que me la estoy aprendiendo. Con cariño, eso sí ;)
Uli, tu canción es un clásico de todos los tiempos.
Pava, me has pillado, es en ti en quien pienso mientras canturreo en la ducha: "rata inmunda, culebra ponzoñosa..." ¡y la próxima vez te ganaré, cagüentó!
Mi favorita no será, pero me encanta el "Cry me a river" de Justin. En el vídeo Justin se cuela en casa de una tipa igual que Britney, se graba morreándose con una tipa, y luego deja el vídeo con la imagen pausada en la tele para que Britney lo vea.
No está mal, no.
creo que las canciondes de pimpinela tambien entran en la categoria de "canciones de odio" pues la mayoria de los duos entre hombres y mujeres se declaran su amor o cuentan acerca de su vida perfecta y amor eterno.
me encanta ese tema de rocio jurado
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