lunes, 21 de septiembre de 2015

Estrellas sudadas y con el pelo encrespado

Qué sueño que tengo.

Anoche me sacrifiqué por todos vosotros y me quedé hasta las 2 de la mañana viendo la alfombra roja de los premios Emmy. Y viéndola por streaming, con una señal penosa pese a que era la que ofrecía la página de los propios Emmy. No, no tengo Yomvi, me estoy reservando para Netflix. De hecho espero su llegada mientras tacho los días del calendario y me muerdo las uñas.

A lo que iba, el streaming de la alfombra roja. Pese a tanto pixel, la cobertura que se ofrecía tenía su punto. Podías elegir entre varias cámaras: la de las entrevistas, donde ya sabes que el presentador va a preguntar (más a ellas que a ellos) por el diseñador de su vestido y poco más; la de la llegada en coche de los invitados; y la del photocall. Estas tres opciones te permitían ver a las estrellas en movimiento: con sus caras de aburrimiento mientras hacían la cola para entrar en el photocall; con sus problemas para andar cuando el vestido era demasiado estrecho; y con sus sudores... Porque cómo sudaban. Tanto que el entrevistador de "estás fantástica, Heidi, ¿de quién es este vestido?", acabó haciéndose con un ventilador de mano como éste y se lo pasaba a todos los invitados.

Así que no os fiéis de estas fotos, que por supuesto habrán pasado por San Photoshop y creedme, las caras de agobio, los sudores y los brillos en la cara de los actores eran evidentes. Son humanos, ¡son humanos!

Quizá ellas sean un poco menos humanas que el resto.

Entrevistadores de a pie de alfombra roja de los eventos. A vosotros me dirijo. No preguntéis sólo por el diseñador del vestido, preguntad también por el dietista/entrenador/cirujano o quien sea que haga que Jamie Lee Curtis y Christine Baranski tengan una pila de años y sigan así de estupendérrimas. Y ojalá ellas contesten, mientras sonríen a cámara: "es fácil, sangre de recién nacido para desayunar".

Los Emmy de este año han premiado a cascoporro a "Juego de tronos" una serie que yo, después de haber visto la friolera de 3 capítulos, no comparto. Me recuerda a "Roma" en su estructura de: secuencia de complot - secuencia de polvo - secuencia de pelea - desnudo frontal - bla,bla,bla - violación anal - otro complot... y así sucesivamente. "Roma" al menos hablaba de la historia, de Julio César, de Cleopatra, de cómo era la vida y la manera de pensar en aquellos tiempos remotos. "Juego de tronos", pour moi, es una especie de "Señor de los anillos" pero con tetas y culos. Los Emmys no están de acuerdo y la han premiado como mejor drama, mejor guión y mejor actor para Peter Dinlage (aka el enano de los Lannister).

Peter Dinklage podría estar escondido debajo de cualquiera de estos vestidos.

La bella señora de en medio es Lena Headey, una de las actrices de Juego de Tronos. Aquí la veis glamourosa y estupenda pero yo, que la vi en movimiento y esperando al photocall os digo que:
a. ¡sudaba!; b. estaba mascando chicle y c. tiene unos tatuajes enormes y dignos de tronista de MHYV en la espalda.

En cuanto a las otras dos actrices, la de la izquierda es Maggie Gyllenhaal, esa falsa guapa que mañana te la encuentras, qué sé yo, en el Dia haciendo la compra, y  nadie sabe que es actriz de Jolibú. La de la derecha es Elizabeth Moss, aka Peggy en Mad Men. Actriz maravillosa y que no sabía yo que fuera íntima amiga de la Infanta Elena, que le prestó el vestido de capote de torero.

Otra de las series premiadas fue "Olive Kitteridge". Injustamente olvidada en los Globos de Oro, esta vez se llevó el galardón a mejor actriz (Frances MacDormand), mejor actor (Richard Jenkins), mejor actor de reparto (Bill Murray) y mejor mini serie. Por la alfombra roja estaba otra actriz de la serie, nominada, aunque no se llevó el premio: Zoe Kazan. Y cuál fue mi sorpresa al ver que: A. el novio de Zoe es Paul Dano ("Pequeña miss Sunshine", "Prisioneros") y b. ¡¡¡que los dos tienen más de 30 años!!! Pero esta foto, pese al efecto moaré del vestido de Zoe, no les hace justicia. Es mucho mejor verles en su salsa, en Sundance, en Tribeca, en conciertos de grupos que todavía no existen o tomando un café con mocca en Portland.

 En el universo hay satélites más pequeños que la cabeza de Liev Schreiber.

Continuamos con las parejas talentosísimas. A la izquierda, Claire Danes (Homeland) y Hugh Dancy (Hannibal). Él está más guapo cuando lleva el pelo más largo, pero se lo perdono. A la derecha, Naomi Watts y Liev Schreiber. Desde aquí os lanzo un desafío: un sugus de piña para el que sepa cómo se pronuncia Schreiber. ¿Chraiber?, ¿Shaibar?, ¿Cheiber?

El premio a mejor comedia se lo llevó "Veep". Una alegría, aunque sólo sea por dejar de premiar a la sobrevalorada "Modern family", que sí, que está muy bien, pero no hace falta que le den un premio cada año. O a esa comedia que no hace gracia, "Transparent". La diferencia entre comedia y drama es muy discutible, así consideran a "Empire" un drama. Una serie en la que pasan este tipo de cosas, ¿no será más bien una parodia?

La grandiosa Taraji P. Henson (Cookie Lyon en "Empire") estaba nominada como mejor actriz de drama por esta serie y, dominada por su personaje, posó tal que así:

La de la izquierda es Lady Gaga, sí. No se puso su primera opción de la noche: un vestido hecho de tiras de bacon, porque hacía demasiado calor y se iban a freír en directo.

No hay alfombra roja sin vestidos negros, tan socorridos ellos. Y así iban Lady Gaga (que no es que se colara, es que es una de las actrices de "American Horror Story"), Julie Bowen (Modern Family) y Taraji P. Henson.

Además de hacer justicia con "Olive Kitteridge", los Emmy de este año también hicieron justicia con ese actorazo que es Jon Hamm. Le habían nominado hasta el infinito por su papel en "Mad men" y sus colaboraciones en "30 Rock" y, por fin, este año se lo dieron. Jon se arrastró (literalmente) a recogerlo y se marcó un discurso de esos tan típicos de gracias al equipo, a mis compañeros, a la cadena... pero se lo marcó con esa voz que Dios le ha dado y nos parece a todas muy bien todo.

Su hija en la serie, Kieran Shipka, tiene más glamour del que voy a tener yo en toda mi vida. Arriesgó con lo que yo pensaba que era un vestido cuando la vi en una de las entrevistas de la alfombra roja. Ahora la veo de cuerpo entero... ¡y resulta que el vestido es un pantalón! Aún así me gusta mucho, es diferente, al menos no parece del catálogo de Pronovias.

Morena Baccarin (que esta muchacha se llame Morena, es como si yo me llamara Blanca, una redundancia) optó por ponerse un salto de cama muy Joan Collins en "Dinastía".

Y llegamos a lo mejor. Que, por supuesto, es lo peor. Si ir de negro es la manera de asegurarse ir elegante, ir de amarillo Bob Esponja es la manera de asegurarse ir hecha una hortera. A las pruebas me remito:

Heidi Klum cada año que pasa se acerca más a convertirse en la Ana Obregón de Jolibú. Ya sabéis que ella no se pierde una, pero al menos a estos premios tiene sentido que acuda ya que lleva la friolera de 14 temporadas presentando un programa de televisión de moda. La mujer vestida con la bandera de Asturias es la actriz de "Orange is the new black", Danielle Brooks.

¿Y quiénes fueron las más elegantes?

No vais a estar de acuerdo conmigo, pero es que yo ya estoy un poco harta de los vestidos negros y los modelitos de princesa Disney.


Ellie Kemper ("unbreakable Kimmy Schmidt") y January Jones (Mad men) luciendo vestidos que se salen un poco de lo habitual. De hecho, el de January ni siquiera es un vestido. También es cierto que January está mona hasta cuando baja la basura en su mansión de Malibú, pero ella, como todas las estrellas que anoche sudaron como pollos, también es humana. Aquí la prueba, el día que la pillaron marcándose un paseo de la vergüenza.

Y vosotros, lectores de mis entretelas, ¿a quién elegís como más elegante de la noche?, ¿Liev Schreiber se pronuncia como si estornudaras?, ¿reconocíais a las actrices de "Orange is the new black" sin su uniforme naranja?, ¿es "Empire" un drama ambientado en el mundo del hip hop o simplemente un desmadre?, ¿habéis visto "Unbreakable Kimmy Schmidt"?, ¿no?, ¿a qué esperáis?

lunes, 31 de agosto de 2015

Todos somos Kelly Keegs

Hay gente que no quiere irse de este mundo sin hacer puenting, barranquismo, descenso de cañones o algún que otro deporte de riesgo por el que la gente se mata de la manera más tonta.

No es mi caso.

Yo no quiero irme de este mundo sin montar un pollo en condiciones. Un espectáculo que haga que la gente se gire, haga fotos y llegue a su casa diciendo: no sabes lo que he visto hoy. No sé, algo tipo lanzar la ropa de tu novio (en ese momento ya ex) por la ventana; echar la copa en la cara a alguien en un restaurante lleno a rebosar, o recibir a un amigo en la estación de tren al grito de "¡Mira! Ando, ¡¡¡ando!!!".

La vida necesita espectáculo y melodrama, y por eso entiendo a Kelly Keegs. Yo hubiera hecho lo mismo que Kelly. Es más, creo que hasta hubiera aplaudido en algún momento. Y, ¿quién es Kelly? Pues una muchacha estadounidense que iba a viajar en avión. Rubia, con pinta de sanota y de haber sido animadora en su instituto de Raleigh, Carolina del Norte. Hasta aquí, nada reseñable. El punto melodramático no lo ha puesto Kelly, sino una anónima pareja que decidió que el lugar idóneo para romper era el avión donde, a unos asientos de distancia, estaba sentada Kelly... con su móvil, que usó para inmortalizar el drama.

Imaginaos la situación. Ahí estaba Kelly esperando a que el avión despegase porque había retraso, cuando oye una de esas frases que dan ganas de saber cómo sigue la historia:
 
Is this really a surprise? Are you seriously surprised by this information? 
¿De verdad te sorprende? ¿En serio te sorprende esto que te digo?

Dice el chico a la chica. Y Kelly, faltaría más, pone la oreja. Y ve cómo la chica se echa a llorar ante la impertérrita (impertérrito hay que decirlo más) mirada de su novio. Ahora ex. Y tuitea:

Este chico del avión acaba de romper con su novia y ella está llorando.

Y ahí empieza un intercambio de reproches, todos muy tópicos. Algunos seguro que tú y yo y cualquiera hemos usado:

Ella: I'm so glad I paid $40 extra to be on this flight with you.
Estoy taaan contenta de haber pagado 40 dólares extra para estar en este vuelo contigo.

Él: I don't care.
No me importa.

Ella: I'm glad you don´t care.
Me alegra que no te importe.

Ella: It's just so mean. Do I deserve this? Why are you bringing this out?
Es tan cruel. ¿Merezco esto? ¿Por qué sacas esto ahora?

Ella: You don't even understand why i'm fucking sad you hate everything about me. Why is this so easy for you? What do you want from me?
Ni siquiera entiendes porqué estoy triste, odias todo sobre mí. ¿Por qué es esto tan fácil para ti? ¿Qué quieres de mí?

En este punto, Kelly está entusiasmada y tuitea:


El mejor retraso en un avión que he tenido nunca.

La pareja, ajena a que se están convirtiendo en trending topic, siguen viviendo su drama:

Él: You need to calm down.
Tienes que calmarte.

Ella: I just really thought, you know, this was going to go somewhere.
Es que yo pensaba, ya sabes, que esto iba a alguna parte.

Y, en un punto de giro inesperado, la chica de la pareja suelta:

Voy a preguntar a Charlotte. Voy a preguntarle en el mismo instante en que llegue a casa y veremos si vuestras historias concuerdan. (OMG escándalo, ¿quién es Charlotte?).

Él: I can't discuss this anymore.
No puedo seguir discutiendo.

Ella: so I'm not worth your time?
¿Así que no merezco tu tiempo?

En otro nuevo punto de giro, Kelly tuitea:

What the fuck! Now they're making out, I'm not kidding.
Qué coño! Que ahora se están enrollando, no bromeo.

Para sorpresa y estupor de Kelly, la pareja siguió enrollándose y... ¡chuzándose! el resto del viaje:

Despegamos y ellos inmediatamente pidieron 6 vodkas y bloody mary para el vuelo de 50 minutos y se los bebieron en silencio mientras se liaban.

Y así acaba esta historia, con más interrogantes que un capítulo de "Perdidos". Porque... ¿ese magreo alcohólico era una despedida o una reconciliación?, ¿Kelly no preguntó a la pareja?, ¿no les siguió cuando llegaron a su destino?, ¿ninguna cadena norteamericana está siguiendo la historia y ha ofrecido ya a sus protagonistas un reality? Y, sobre todo, ¿quién es Charlotte?

Contadme, ¿vosotros habéis protagonizado algún momento melodramático similar?, ¿lo habéis presenciado y tuiteado y/o fotografiado?

Si es que todos somos Kelly Keegs.

lunes, 27 de julio de 2015

Elena o Eleno, la próxima película de Almodóvar

El día que Almodóvar se decida a hacer una película histórica, adaptará la biografía de Elena de Céspedes.

¿Y quién era la tal Elena de Céspedes para merecer un biopic, y además hecho por Almodóvar?
Pues Elena era muchas cosas. Pero que muchas. Era mulata. Era hija de una esclava y su dueño. Era bígama. Fue sastra, tejedora, pastor, soldado, cirujano... Fue madre. Y fue hombre también. Y todo en el siglo XVI.

Pero empecemos por el principio. Estamos en 1546. Falta un año para que nazca Cervantes. Reina Carlos I, España es un imperio muy tocho y debía hacer más frío que ahora, porque la gente iba así vestida:

 Aguanta la ola de calor perpetua de 2015 con todo esto puesto encima...

Nace Elena, fruto de la relación de su padre, Francisco de Medina, con una esclava negra. Es la esposa de Francisco, Elena de Céspedes, quien cría a la niña, y quien le da el apellido. Y cuando la niña está en edad (16 años) la casan con un albañil de la zona, un tal Cristóbal. Con su marido apenas pasa unos meses, porque él la abandona y desaparece, dejándola embarazada. Elena, muchacha intrépida y aventurera, decide empezar una nueva vida, de cero. Deja a su hijo al cuidado de un panadero y se marcha a Granada, donde empieza a trabajar como tejedora y como sastra. Apenas aguanta unos meses en cada trabajo, mudándose de una ciudad a otra de la zona (ahora en Granada, luego en Sanlúcar, en Jerez...). Hasta que un día Elena discute con un tal Heredia, acaba detenida y pasa un tiempo en el calabozo. Cuando sale, en teoría para escapar del tal Heredia, decide disfrazarse de hombre.

Como hombre empieza una nueva fase en su vida. Trabaja como mozo de labranza, como pastor... hasta enrolarse como soldado en la compañía de Luis Ponce de León (porque en aquella época siempre había alguna guerra por ahí pendiente, en este caso, contra los moriscos que se sublevaron en Granada). Cuando acaba la campaña, Elena, ahora conocida como simplemente "Céspedes", y siempre vestida de hombre, abre una sastrería en Arcos.

Cansada ya de haber vivido en prácticamente todas las ciudades de la zona, decide que necesita algo más de marcha, ¿y qué mejor para eso que la capital del Reyno? Y allá que se va Céspedes. En 1575 conoce a un cirujano con el que entabla amistad y que le enseña el oficio. Los cirujanos de la época estaban a años luz de Pedro Cavadas, se dedicaban en realidad a sacar muelas y hacer sangrías. Las sangrías eran, en la medicina del siglo XVI, como el ibuprofeno de ahora, ¿que te duele la cabeza? pues te hacemos una sangría y, o se te pasa, o la palmas.

La historia de Elena/Eleno completita, y otras historias la mar de curiosas, en este libro de Vicenta María Marquez.

Elena, ya conocida en ese momento como Eleno, empieza a ejercer y quita las muelas con tanta delicadeza que pronto tiene un buen montón de clientes. La hija de una esclava aprende a leer por su cuenta, aprende latín y aprueba los exámenes necesarios para ejercer oficialmente como cirujano. Por fin parece que Eleno ha encontrado su sitio en el mundo. Decide sentar la cabeza y casarse... con una mujer, María del Caño. Pero el final feliz se resiste... aparece otra mujer, Isabel Ortiz, reclamando que María y Eleno no pueden casarse puesto que él le prometió matrimonio a ella antes y que, además, es sabido que Eleno "hera macho y embra". Efectivamente, en su peregrinaje de pueblo en pueblo, ahora en Vélez, ahora en Jerez... se decía eso de Elena. Sus propios compañeros de armas comentaban, con naturalidad, que Elena era hermafrodita. O dicho en plan antiguo: "hera macho y embra".

Dos médicos examinan a Eleno y la consideran un hombre "apto para el matrimonio". Por fin María y Eleno se casan y conviven juntos en paz y armonía durante un año. El extraño caso de Eleno Céspedes llega a oídos de la Inquisición, que inicia un proceso contra ella. Y es que la Inquisición no sólo perseguía  la herejía y la brujería, también investigaba la bigamia, y otros asuntos considerados entonces delitos sexuales como la sodomía y el lesbianismo. En este proceso otros médicos examinan a Eleno y dictaminan que es una mujer. En el interrogatorio ella afirma que tener "dos naturas, una de hombre y otra de mujer". Explica que fue mujer hasta que tuvo a su hijo y que en el parto "con la fuerza que hizo, una piel que estaba sobre el canal urinario se rompió y apareció una pequeña cabeza como de medio dedo gordo". Y que desde ese momento, además, había tenido relaciones como hombre con un buen montón de mujeres. Y, atención, que ahora ya no tenía esos atributos porque estando en la cárcel durante el proceso inquisitorial dichos atributos se le habían "caído".
Interrogada su esposa, María del Caño, dijo que "sienpre le a visto con natura formada de honbre". Los médicos dudaban del hermafroditismo de Elena pues, si su extraña historia era cierta, ¿dónde estaban las cicatrices que mostraran que había tenido un aparato reproductivo masculino?

Que la esposa de Elena dijera que había mantenido relaciones con ella como hombre podía ser una mentira, destinada a no ser juzgada por lesbianismo. También puede ser que Elena sí fuera hermafrodita y los médicos de la época no fueran capaces de diagnosticarlo con precisión. El hermafroditismo, en el siglo XVI, era como los elefantes en la Edad Media, se sabía que existían, pero pocos los habían visto.

Esto es lo que pasa cuando uno nunca ha visto un elefante y se lo describen como "un caballo grande con cuernos y trompa", que acabas dibujando un oso hormiguero raruno.
Los médicos de la Inquisición estaban convencidos de que los primeros que examinaron a Eleno fueron engañados con un baldrés. ¿Y qué es un baldrés? Pues piel de oveja curtida usada para hacer guantes. Por mucho que la medicina del siglo XVI estuviera atrasada respecto a la de hoy, ¿en serio se puede engañar a un médico colocándote el dedo de guante haciendo de pene?

Algunos especialistas de hoy piensan que Elena podría tener Hiperplasia Adrenal Congénita, lo que explicaría que sus genitales masculinos no hubieran aparecido hasta su edad adulta. Otros historiadores piensan que Elena no era hermafrodita, sino transexual y que se consideraba a sí misma un hombre. La Inquisición, al final, y sorprendentemente, fue clemente con ella. La castigó con poquita cosa para lo que ellos solían hacer: 200 azotes de nada.

Y vosotros, ¿no creéis que Almodóvar debe hacer ya una película histórica/cómica como ésta?, ¿a qué chica Almodóvar imagináis para el papel de Elena/Eleno?

lunes, 13 de julio de 2015

El misterio del Señor Marrón

Habitantes, vecinos y visitantes de Madrid, ¿conocéis al señor Marrón?

¿No?

¿Seguro?

Quizá lo conozcáis por sus otros sobrenombres "Mister Melanoma", el "Hombre Naranja". Él, como los heavies de la Gran Vía, como el que te regala su poesía en la entrada de la Casa del Libro o como el Spiderman gordo de la Plaza Mayor, forma parte de la ciudad.

 El señor Marrón, aka Churrasqueitor, aka Tropical Lago, es toda una celebrity.

El hábitat del Señor Marrón es la piscina de Lago. Un extraño lugar lleno de gays en bañador microscópico que quieren ligar, más jubiladas que nadan con cuidado de no mojarse el pelo, más grupos de universitarios que beben sangría. En medio de esa mezcla surrealista él brilla con luz propia. Y no lo digo en plan poético. Es literal. Su cadena de oro brilla casi tanto como su bañador blanco impoluto. Llega a la piscina saludando como si fuera Charlize Theron llegando a la alfombra roja de los Oscar. Si el verano marbellí empieza con el posado de Ana Obregón, el verano madrileño empieza cuando el Señor Marrón posa un pie en la piscina de Lago.

En cuanto al tono marrón crujiente de su piel es un misterio digno de Cuarto Milenio: ¿Cómo consigue ese insano marrón oscuro perpetuo?, ¿alguien le ha visto pálido alguna vez, quizá en diciembre?, ¿será su misión en la vida acumular todo el sol que pueda, como si fuera una especie de súper héroe?, ¿de serlo su némesis sería Iniesta?

La prueba de que el Señor Marrón existe. Gentileza de Uno, ese fotógrafo al que no hay personaje que merezca ser llamado como tal que se le resista.


Personajes como el Señor Marrón hacen que ir a la piscina municipal, lo que nos queda a los que no tenemos vacaciones, tenga su punto. Sí, su punto. Porque desengañémonos, las piscinas son a la playa lo que los palitos de mar a la langosta.

Más sobre la dura realidad de las piscinas municipales aquí, en mi último artículo para Glup Glup. Haced click, venga, va, que en el artículo hay también una foto de Quim Gutiérrez descamisado... Y si queréis más fotos aparentemente casuales pero maravillosas, visitad el blog de Uno y los Demás, gracias a quien, ¡por fin! hemos podido poner cara al Señor Marrón.

lunes, 29 de junio de 2015

No hay peor palabra que feminazi

Croqueta.

Pocas palabras te transportan de inmediato a un mundo de felicidad como CROQUETA.

Croqueta, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Cro-que-ta.

(Se dice que el primer borrador de "Lolita" de Nabokov era, en realidad, la historia de un profesor gordo con bulimia por culpa de las croquetas de boletus).

Del mismo modo que hay palabras bellísimas, hay otras que te transportan al mal. Es el caso de "feminazi" ¿Hay palabra más fea? Se empezó a usar en los 90, en Estados Unidos, para referirse a las feministas que además eran activistas a favor del aborto. Por supuesto, era un uso peyorativo que partía de la base (en fin) de que estas activistas lo que querían era que se practicasen cuantos más abortos, mejor.

La palabra tardó lo suyo en llegar a la piel de toro, pero una vez que ha llegado, lo ha hecho para quedarse. Y es que, por mucho que Edurne (la de Eurovisión, aquella que cantó "devuélveme el alma en pie, devuélveme el amanecer", sea lo que sea lo que eso signifique) se empeñe, feminista y machista NO son sinónimos.

 Edurne, postulándose como perfecta Ministra de Igualdad en las páginas de Mujer Hoy.

Así que el pueblo, la ciudadanía, Essss-paña necesita una palabra con la que insultar a las feministas "radicales". Y qué mejor que "feminazi" para eso.

¿Y qué es lo que hace una malvada feminista radical?, ¿manifestarse con las tetas al aire porque si se manifestaran vestidas jamás las sacarían en los telediarios? Uh, qué cosa tan tremenda, anárquica y escandalosa, manifestarse en bolas... Si hasta en el Teatro Real ha habido desnudos... ¡e integrales!


Seguro que Edurne piensa que una feminista y una feminazi son, como bien ha explicado en las página de Mujer Hoy, unas tipas muy extremistas que apartan a los hombres (esa minoría castigada en nuestra sociedad: el hombre heterosexual) porque son malos, así, en general. Ajá. Más allá de que ésta sea la típica declaración de "uy pregunta delicada, no te mojes para no quedar mal" que acaba siendo todavía peor, también demuestra algo que piensa una gran parte de la población: que el feminismo es un exceso. Y es que hay ciertas cosas que, a base de repetirse mucho, parece que son ciertas. Como eso de que el truco de belleza de las modelos es dormir 8 horas y ser felices. Pues lo mismo pero con que machismo y feminismo son la misma cosa. Y no. Mirad la RAE, copón, que no cuesta tanto. Machista (de macho, no de hombre, ojo) es el que considera que el hombre es superior a la mujer y actúa en consecuencia, feminista (de femenino) es aquella que cree que hombre y mujer son iguales y actúa en consecuencia.

Éste no es el único concepto que, a base de repetirse cual mantra, hasta algunas mujeres se creen. También está el de "las mujeres tienen un cuerpo más bonito que el hombre". Puede parecer algo inane, sin importancia. El gusto es muy subjetivo, hay gente a la que le gusta esta rotonda, por ejemplo... Pero tiene su trascendencia. Significa que una de las cualidades femeninas es la belleza que, por el hecho de ser mujer, eres más bella. Se te juzga por tanto por tu aspecto y lo que eso conlleva (juventud, resultar agradable, esforzarse por mejorar tu aspecto físico...). ¿Cuántos minutos al día, horas a la semana, días a lo largo del año emplea una mujer en estar "presentable" para ir a la oficina mientras que su compañero de sección se lava la cara y ala, listo?, ¿en cuántos libros el protagonista se enamora de la chica en cuanto la ve, por su belleza? Sabiendo, como sabemos, que la belleza es algo cultural, ¿no habremos aprendido con los siglos que las chicas lo que tenemos que ser es guapas?

El icónico cartel de Guerrilla Girls, que tuvo su exposición en el Matadero hace unos meses.

Pero más allás de las frases-mantra, también hay aspectos más escurridizos, que forman parte de nuestra forma de pensar. Es raro el telediario donde no se habla de una mujer muerta a manos de su pareja. Hay incluso casos en los que la pareja mata a los hijos (de ella o de ambos). Ante una tragedia así uno imaginaría una reacción social en bloque, a favor de la víctima y en contra del criminal.

Pues no.

Siempre hay alguno que mira con sospecha a la mujer que "algo habrá hecho". Quizá, por ejemplo, ha metido ella en su casa a un "noviete" que ha resultado ser un monstruo, ¿culpa de él? Pues no, culpa de ella, por no fijarse:
Carta real como la vida misma, publicada en las páginas de "La opinión de Málaga".

Igual que esas ramas de la homeopatía y la supuesta medicina alternativa que culpan a los enfermos de cáncer de su enfermedad. Como en realidad no sabemos a qué se debe el cáncer y porqué toca a unos y a otros no, culpemos al enfermo. Quizá sea responsabilidad suya por su carácter, porque se ha rendido ante la enfermedad. Culpabilizar a la víctima es algo que sólo se hace en determinadas tragedias: el cáncer, los malos tratos, acoso o abusos sexuales... pero nunca en otros casos. ¿Imagináis que a una víctima de robo se le sometiera a esa misma sospecha? Le decimos: es que a quién se le ocurre pasearse de noche por Aluche, no deberías ir por la Plaza Mayor con una Lonely Planet en la mano, diciendo al mundo que eres guiri, lo tienes merecido por pringado... ¿a que no?

Y vosotros, ¿conocéis alguna palabra más horrible y mal usada que "feminazi"?, ¿y alguna más bella que "croqueta"?

lunes, 22 de junio de 2015

Películas que no volveré a ver

¿Cuántas películas aguantan un segundo visionado?

Muy pocas. Si quitamos las que ni siquiera vemos enteras, aquellas que hemos olvidado, las que no nos gustaron, y las que pertenecen al género "película de domingo por la tarde" nos quedamos con muy pocas. Sólo aquellas nos han dejado huella. Pero, aún así, hay películas buenas que no estamos dispuestos a volver a ver.

¿Cuáles?

Aquellas que nos han hecho pasar muy mal rato. No hablamos de llorar un poquito de forma digna, como cuando ves "Up" y te da mucha pena la historia del abuelo y su esposa pero bueno, no importa, porque ahora el abuelo va a vivir una nueva y feliz vida con su nieto postizo. No. Hablamos de llorar con hipo, con mocos y sin asomo de dignidad. Como ella:



Esta pobre criatura acaba de descubrir, a la vez, que su hermano algún día dejará de ser un bebé mono, que el tiempo pasa y la muerte y la vejez existen. Y claro, tiene un berrinche del tamaño de México Distrito Federal.

Una llorera similar a la de esta pobre niña (y sin el consuelo de los ingresos de youtube) se tiene cuando ves  "El tiempo de las luciérnagas". Si os digo que es una película de animación japonesa  de los estudios Ghibli probablemente penséis en las películas de Miyazaki con sus monstruos amables y su rollo mitológico japonés en bosques de bambú. Pues nada que ver. Es una película realista sobre las consecuencias de la II guerra mundial en la población civil. Su director, Akiyuki Nosaka vivió en sus carnes los bombardeos estadounidenses y la muerte de su hermana pequeña por malnutrición. Y de eso, aunque con unos dibujos técnicamente impecables, va "La tumba de las luciérnagas", de bombardeos y gente muriendo de hambre. Te pegas tal llorera que a punto estás de la deshidratación.

Pero habrá quien no se emocione con la animación que, por eso de que sean dibujitos, les parezca poco realista o poco ceíble. Para ellos tengo una película iraní sobre niños en un campo de refugiados en el Kurdistán. Sí, suena a película que sólo ponen en los Renoir, donde el género "desgracias en países del tercer mundo" siempre tiene su hueco. Pero "Las tortugas..." tiene además una capacidad para encogerte el corazón digna de las películas de Disney de toda la vida. Con la misma crueldad que nos enseñaban en "Bambi" la muerte de la madre del cervatillo, aquí nos enseñan algo todavía peor, porque no se trata de animales animados, sino de niños de carne y hueso. En concreto, un niño de dos años monísimo, otro al que le faltan los dos brazos y una niña bellísima que cuida del pequeño de dos años que no es su hermano, no... ¡es su hijo! Y además, ¿qué hacen estos niños para sobrevivir? Pues recoger minas antipersona.

Este angelito va a sufrir lo que no está escrito durante la película. Y tú, espectador, todavía más.

Es imposible no emocionarse viendo "Las tortugas también vuelan". En el futuro, cuando convivamos con los androides y ellos se ocupen de nuestras tareas coñazo (plancharnos la ropa, desenredar los cables de los auriculares, hacer la declaración de la renta) y sean tan parecidos a nosotros que será imposible distinguirlos, se les hará un test:  ver "Las tortugas también vuelan". Los que no lloren, son androides.

Pero el mal rato no sólo nos lo hacen pasar las películas sobre niños sufriendo mazo en la guerra. El mal rato también se pasa con el terror. Por eso yo nunca más volveré a ver ni "El resplandor" ni "The ring". Da igual que la primera sea un clásico del cine y la segunda esté pero que muy bien. A mí niñas gemelas en pasillos con moqueta o japonesas de pelo lacio saliendo de televisores, pues mira no. Si yo no vi "Expediente Warren", sino que la oí...

Last, but not least, hay ciertas películas que no hay que volver a ver porque están mejor en nuestra memoria que en la realidad. Se trata de ese cine que marcó tu infancia, a una edad en la que todavía no tenías mucho criterio (te gustaban Parchís, el blandiblub y mezclar la coca cola con la naranjada... no eras una persona de fiar). Son películas que recuerdas con cariño porque te huelen a chupachups Kojak, a cuadernos Santillana y a Rick Astley sonando en la radio. Desprenden nostalgia. Pero, hazme caso, "Howard, un nuevo héroe", es una mierda de película. Y por eso yo no pienso volver a ver "Willow". Por lo que pudiera pasar:

El Val Kilmer de hoy versusl Val Kilmer de "Willow",

Y vosotros, ¿qué películas nunca volveréis a ver aunque os gustaran en su día?

lunes, 15 de junio de 2015

Suecia es la nueva Australia

De los creadores del estudio que dice que los obesos tienen menos riesgo de padecer demencia; que a más sexo, menos felicidad y que tu perro se pone celoso si no le haces caso, llega la encuesta sobre los países más felices del mundo.

Yo pondría en cuarentena esta encuesta que sitúa al Reino Unido en el puesto número 10. Un país sin comida decente, donde llueve sin parar y te acabas pasándote la mitad del año resfriada y tomando la única cosa que parece capaz de curarte, un bebedizo del diablo llamado Lemsip y que tienes que beber disuelto en agua caliente, no debería estar en esa lista. Pero luego veo que el primer país es Australia y ya empiezo a tomarme en serio la encuesta. Cualquiera que haya visto un Callejeros Viajeros o un Españoles/Madrileños/Murcianos por el mundo sabrá que los australianos son majos y felices. Y además tienen koalas y wombats y quokkas.

El quokka siempre sonríe en las fotos porque él es australiano de pura cepa.

Cuando yo era (más) joven trabajé unos meses en el servicio de denuncias telefónicas de la policía. Puede sonar intrépido y aventurero, pero no lo es. Era una teleoperadora y me limitaba a atender en inglés a los guiris a los que habían robado y que no querían esperar la cola en comisaría donde, además, rara vez les podían atender en inglés. Como os podréis imaginar, la gente estaba enfadada, frustrada, triste... porque sus vacaciones se habían fastidiado por culpa de alguien que les había robado la cartera con todas las pertenencias abajo reseñadas sin que el denunciante se percatara de los hechos. Los únicos que eran siempre amables eran los australianos. Solía tratarse de mochileros, jóvenes, que se habían tomado varios meses de vacaciones para recorrerse Europa. Les robaban la mochila, todo. Y sin embargo ellos seguían siendo educados, simpáticos y encantadores.

Además de un carácter estupendo que no se agria aunque te roben en el culo del mundo, Australia tiene el nivel de belleza per cápita por las nubes. Desde que exportaron al guapérrimo Mel Gibson de la época de Mad Max no han parado de enviar a Hollywood bellezas que dan la razón a la Biblia en aquello de que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, o al menos al hombre australiano: Eric Bana, Chris Hemsworth, Hugh Jackman, Heath Ledger, Naomi Watts, Nicole Kidman antes de engancharse al botox, el veterinario de "Veterinario al rescate"... No sé vosotros pero yo imagino que es llegar a Australia y ser recibida por una hueste de hombres altos y bellos que llevan en brazos a un montón de koalas.

Pero Australia tiene un problema: está lejísimos.

Así que problemos con Suecia que está más cerca, opera en ella Ryanair y ocupa el número 2 en la encuesta de países felices.

 Si Google lo dice...

En el tema fauna no puede competir con Australia porque Suecia sólo nos ofrece renos. En el tema gastronómico, tampoco, Australia no tiene una gastronomía típica reseñable más allá de la carne de canguro, pero sí mucha emigración y cocina internacional. Y Suecia ofrece... ¿arenques ahumados?

Pero, entonces, ¿por qué aparece en la lista de los países más felices del mundo? Pues porque tiene todo lo demás. No es que se maten trabajando (a principios de este año instauraron la jornada de 30 horas semanales). Un paro del 7%. Muchas prestaciones sociales. Padres que no consideran que quedarse en casa con los niños sea "ayudar", sino algo totalmente natural.

Por tener, tienen hasta una monarquía molona, tipo la monegasca, con mucho escándalo (que si Victoria estaba anoréxica, que si el novio de Magdalena le puso los cuernos, que si la novia de Carlos Felipe es stripper...). Y un príncipe azul, pero de verdad.

Carlos Felipe de Suecia pensando fuertecito.

Ya lo dicen en Vanity Fair, Carlos Felipe convierte en monárquico al republicano más recalcitrante.

Y vosotros, lectores de mis entretelas, qué preferís: ¿Abba o Kylie Minogue?, ¿George Miller y Peter Weir o Ingmar Bergman y la saga de Millenium? ¿Suecia o Australia? Votad, votad...