martes, 3 de mayo de 2016

Cómo pasé la noche en un calabozo en Florencia

¿He contado ya en este blog que he estado en Japón? ¿Sí? ¿En serio? ¿No queréis que os lo cuente otra vez? Vale, vale, no os pongáis así, no es necesario recurrir a la violencia...

Tampoco os creáis que para una vez que cogí un avión me dediqué a contarlo hasta el infinito y más allá. Que yo he viajado a más sitios. Sí, amigos, de la creadora de “yo he estado en Japón”, llega “yo he estado en Florencia”.

Fue a finales del año pasado, en pleno invierno y en plena temporada baja. Es lo que pasa cuando trabajas en televisión, que de la misma forma que te enteras de la cancelación de tu serie de un día para otro, te enteras de que tienes vacaciones de un día para otro. ¿A dónde me podía ir yo en diciembre? Y decidí escoger un sitio donde hubiera mucho interior bonito y con calefacción, esto es, donde hubiera muchos museos.

Dicen que allá por 1817 Stendhal hizo un viaje por Italia, por supuesto también estuvo en Florencia y, al salir de la Santa Croce le pasó esto:

"Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme".

Este sentir que te vas a desmayar, que te faltan las fuerzas, que están sobreestimulando con tanta belleza, pasó a denominarse “síndrome de Stendhal”.

En el siglo XXI es difícil sufrir un Stendhalazo. Nosotros ya estamos sobreexpuestos a imágenes durante todo el día. En la época de Stendhal no existía el cine ni la fotografía, sólo las clases altas viajaban y no tanto como ahora. Eran más impresionables que nosotros. Así que, pasada la impresión de ver a tanto hombre musculado, de rasgos perfectos y hechuras mitológicas, caes en la cuenta de un pequeño detalle. Un pequeñísimo detalle.

 ¿Os habéis fijado en el pequeñísimo detalle?

¿Los historiadores del arte han estudiado porqué es todo tan espléndido en estas estatuas… menos el pene, que es un micropene? Que no digo yo que tenga que ser tan magnificente como todo lo demás, porque ya haría la escultura vulgar pero… una longitud normal, no de acabar de salir de una ducha helada.

Si tuviera que escribir una historia del arte para dummies, después del capítulo dedicado al micropenes de los dioses y héroes de la mitología, iría uno dedicado a los niños Jesús viejóvenes.

La foto de estos niños Jesús del inframundo para una campaña de condones. Lo veo.

Igual os pensáis que tengo la sensibilidad de una patata cocida y que no he sabido apreciar la la delicadeza, la exquisitez de un porrón de siglos de historia del arte con mayúsculas.

Pero para nada.

Si yo soy una persona súper sensible. Y cuando paseaba por la plaza de la Santa Croce casi sufrí un Stendhalazo. En Italia, supongo que por las alertas antiterroristas, es habitual ver a militares, con sus metralletas, su uniforme caqui y sus 4x4, vigilando el patrimonio artístico italiano. Y entonces los vi. A los auténticos monumentos. A ellos:


A Stendhal su síndrome le hizo tambalearse y estar a punto de desmayarse, a mí me provocó un ataque de sinvergonzonería. Me planté delante de los bellos militares y les hice fotos. Se acercaron a mí de inmediato y yo pensé (insisto, sería cosa del síndrome de Stendhal) que me iban a pedir il número de telefonino per andare dopio a tomare un capuccino. Pero no. Me hablaron muy alto y muy rápido y una cosa os digo, el italiano deja de parecer un idioma gracioso y cantarín cuando lo dicen tres militares con metralletas en la mano. Yo me intenté explicar, “foto a ti, perche tu sei troppo bello”. Pero no se lo creyeron. O los militares eran unos muchachos muy modestos o esa excusa la habían usado antes algunos terroristas yihadistas. El caso es que me llevaron al comisariato. Y el comisariato no es una cafetería cuqui donde tener una primera cita adorable, qué va, el comisariato es la comisaría y acabé pasando la notte en prigione, es decir, en el calabozo.

Y vosotros, ¿habéis sentido un Stendhalazo alguna vez?, ¿tenéis alguna explicación para el misterio de los micropenes? Y, sobre todo, ¿habéis pasado la noche en algún calabozo?

12 comentarios:

Santy Trombone dijo...

Menudo carácter los maromos, por una foto al calabozo... Porca miseria!!
Espero que tus abogados te sacarán de allí, no si antes dejarles bien claro que lo pagarían muy caro...
Es bastante probable que los señores militares que te detuvieron tuvieran un micro pene, yo sé de algunos que eso les hace el carácter muy chungo.

Juli Gan dijo...

Joer, qué carácter. Si vas al Pall Mall de Londres y te haces fotos con los soldadicos o a la torre de Londres y retratas a los Beefeater más allá de la botella de ginebra, no te tratan con la brutalidad que esos cenutrios (En italiano Zenutrii?)

Siendo un poco malvada, los soldaditos italianos tienen fama de cobardes, que por la guerra civil "apañola" de los Corpo di Truppe Volontarie de Mussolini se reían los republicanos y los franquistas por igual, que en Guadalajara no quedaron muy valerosos, que digamos. Los soldaditos italianos, al igual que sus carabinieri, sólo fardan de uniforme y chulería entre civiles en la paz de sus ciudades.Seguro que de ti ellos cuentan cosas como que eras una contumaz delincuente de...Pon tú las siglas del grupo temible que menos te disguste. De los carabinieri me acuerdo mucho. En Roma (También estuve en Florencia pero no me "stendhalicé" demasiado) fue la primera vez que vi encañonar a alguien con una pistola.

Has vivido una experiencia que no está al alcance de todos los turistas, querida tocaya.

Uno dijo...

Debiste sentirte como la Lollobrigida en Pan amor y fotografía con el brigada Carotenuto.
Ya de fotógrafo a fotógrafo te diré que el tema militar hay que practicarlo en procesiones y desfiles donde no se pueden salir de la fila. O cuando estén de guardia que no pueden abandonar el puesto. Lo mas seguro es atacarles por la retaguardia. En cualquier caso nunca en en pareja, amiga mía. De uno en uno es otro cantar.

Un abrazo

Esti dijo...

Cal, menos mal que todo el bufete de mis abogados acudió a mi rescate. Ahora están trabajando en una demanda millonaria contra las fuerzas y cuerpos de seguridad fiorentinos.

Juli, ¿quién se puede tomar en serio a unos policías que se llaman carabinieri? Me los imagino persiguiendo a Totó y a Vittorio Gassman, como en "Rufufú".

Uno, tomo nota de tus dos sabios consejos: "atacar por la retaguardia" y "de uno en uno es otro cantar". Creo que me haré unos cuadritos a punto de cruz con tus consejos y decorarán mi salita.

loquemeahorro dijo...

Yo también he estado en Florencia, lo digo sorprendida porque es uno de los pocos viajes que he hecho más allá de Ciempozuelos en mi vida (y no por falta de ganas)

Iba conociendo la historia de Stendhal y no me extraña, el sitio es increíble y hay una acumulación de belleza que agobia a cualquiera. Pero ahora confesaré (llena de oprobio) que mi stendhalazo fue en un Whole Foods. Sí, lo reconozco. Lo conté en mi blog, es que había mucha comida preparada y a mí eso me... jo, me está dando una vergüenza contarlo...

Lo de los bebés monstruosos de la edad media me fascina, pero sospecho que un monje que llevaba en un convento toda su vida debía haber visto muy pocos bebés en su vida, la cosa es ¿¿y lo de los... modelos masculinos??

Por otra parte toda la historia de la pintura y escultura de mujeres desnudas está llena de crías de unos 14 años, por la altura y tamaño de sus pechos (creo yo).

El tema da para mucho, pero cuéntanos qué pasó esa "noche en la trena".

Sorokin dijo...

¿Qué quieres que te diga de los carabinieri? En italia son objeto de chanza y chascarrillo. Abundan los chistes sobre tan maciza (tú lo dijiste) especie.
Por ejemplo, en una clase de gramática italiana para carabineros, la profesora pregunta tiempos verbales:

"- Si io dico "io mi lavo, tu ti lavi, lei si lava, noi ci laviamo..." ¿Qué cosa é?
Y todos los carabineros responden al unísono : ¡¡¡¡Domenica!!!!!"

Es que esa me hizo mucha gracia, pero hay muchas más.

Y el síndrome de Stendahl lo he tenido hoy, en el aeropuerto de Málaga. Al devolver las llaves del coche de alquiler a las 4h30 de la mañana echando las llaves al buzón preparado "ad hoc", en vez de las del coche, he echado las de mi casa. Todavía estoy estendalizado

Madreconcarné dijo...

Eeeeem, Sip.
Los italianos de las Fuerzas y Cuerpos (y Cuerpos, caramba, qué coincidencia) se andan con pocas bromas y tienen un sentido del humor pelín escaso.
Hablo desde el más absoluto conocimiento (no me hagáis hablar...)
Muchas veces me ha llamado la atención que, siendo Italia en sí un país de broma (esto es axiomático), los pocos italianos serios que existen (poquísimos, eso sí) son más serios que si fueran de funeral en funeral, y el común de la ciudadanía, cuando le tocas la seguridad mismamente ciudadanil, vuélvense antítesis de sí mismos, con referencias constantes a las Brigadas Rojas (una cosa de ayer mismo) y lavados de manos exorbitantes y generalizados.
Está en la esencia de la italianidad, me temo.

el convincente gon dijo...

¿Pero es una historia verídica? ¿No te confiscaron las fotos? ¿Cómo es un calabozo italiano? ¿Tuviste que pasar la noche con la proverbial marimacho malencarada que te miraba con claras intenciones libidinosas?

Esti dijo...

Me encanta que hayáis pensado que la historia es verídica porque... ¡no lo es!

Tengo una vida muy sosa y jamás he estado en ningún calabozo (ni aquí, ni en el extranjero). Estuve a un tris de hacer fotos a los soldados macizos pero tuve una visión de mí misma en un calabozo, con la marimacho malencarada de la que Gon habla y me contuve. Lo dicho, que soy una sosa.

Sorokin dijo...

Juas juas juas. Puedes hacer un corto sobre el tema, por supuesto, la mirada de la marimacho es imprescindible

Madreconcarné dijo...

Pues yo he caído, en serio(aunque no me desdigo: los italianos son unos exagerados con lo de la seguridad).
Otra cosa con lo que son muy exagerados es a la hora de pedir responsabilidad civil. Parecen estadounidenses, todo el día demandándose unos a otros.

Claudia Hernández dijo...

Oh, mi pobre Esti, qué horror, yo le tengo terror a los polis y militares, no bromeo con ellos. En París, mientras paseaba con mi camarota me uní a una manifestación contra los transgénicos, cuatro gatos disfrazados de mazorcas y tomates, pero había montón de polis, era mi cumpleaños, al principio los polis creyeron que yo era una periodista (con la cámara daba el pego), pero algo hice que descubrieron que era turista. Al principio menti y les dije "je suis une journaliste", pero me gritaron de tal forma que me acoj... né Me acordé de un pobre amigo que fue golpeado por la poli francesa y me dije, no quiero pasar mi cumple en un calabozo y salí pitando... puffff.
En Francia están también en el plan militares y metralletas en las calles que uno transita diariamente...
El síndrome de Stendahl lo tuve cuando visité la Sagrada Familia (también es verdad que no había internet en las casas y era mi primer viaje al exterior).
El chiste italiano de Sorokin, buenísmo.
Saludos y ojalá puedas volver a esa ciudad maravillosa y borrar ese amargo recuerdo