martes, 29 de marzo de 2016

El día que los robots se rebelen



Hagamos una encuesta rápida. En enero, a la vuelta de Reyes, y con todos los propósitos de Año Nuevo recientes, ¿cuántos de vosotros estrenó un FitBit?, ¿cuántos de vuestros compañeros de trabajo lucían uno en la muñeca?, ¿regalasteis alguno a vuestras parejas, en plan indirecta?

Por si acabáis de despertar de un coma de 30 años, como en "Despertares", os cuento qué es FitBit. Se presenta en su página como "la aplicación de actividad física definitiva". De lejos puede parecer un reloj Casio viejuno pero es como una pulsera cuantificadora: de calorías, de pasos, de horas de sueño reparador... es capaz de identificar el ejercicio que haces y monitorizarlo. Así tú sabes si estás consumiendo las calorías adecuadas para la cantidad de calorías que quemas. FitBit te informa para que no caigas en el típico autoengaño de "bah, por un día que coma en el Burger King..." cuando en realidad has comido ahí tres días seguidos. La teoría dice que, al saber en concreto cuántas calorías has quemado o cuánto ejercicio has hecho, querrás competir contigo mismo e intentarás batir tu propio record. Y puede ser que sea verdad. La primera semana. El primer mes... Pero ya lo dice el sabio refranero "lo poco gusta, lo mucho cansa". Vamos, que al tercer mes has pasado olímpicamente de FitBit.

Por eso predigo que el enero del próximo año no habrá tanta gente corriendo por el parque con una pulserita, que parece un Casio pero no lo es. A no ser, claro está, que incorpore a su software un detallito: el chantaje emocional.

FitBit, tienes mucho que aprender de una tecnología vintage: el tamagotchi.

¿Quién no se ha sentido insoportablemente culpable al matar a su tamagotchi?

La versión 3.0 de FitBit debe dar un paso más: enfadarse con nosotros cuando, tras varias semanas de hacer dieta, nos pidamos una pizza cuatro quesos. Insultarnos. O, mejor aún, que nos diga cosas del tipo "no esperaba esto de ti", "me has defraudado". Éste será el instrumento definitivo para perder peso. Cuando lo hagamos no por salud, ni por gustarnos más frente al espejo, sino por pura vergüenza.

De momento, FitBit sólo es una calculadora sofisticada. Hay otras tecnologías mucho más avanzadas que nos imitan en todo. En lo bueno... y en lo malo también. Microsoft ideó un programa de inteligencia artificial que imitara a una joven de 19 años. La idea era que aprendiera a conversar interaccionando con los usuarios a través de twitter. En fin. Microsoft, de verdad, cuántos errores juntos ¿un robot imitando a una chavala de 19 años?, ¿aprender a través de twitter? Pero si eso es una contradicción en sí mismo. Tay, que así se llamaba el programa, empezó bien, siendo educada, encantadora y sosísima:
 
“Holaaaaaa mundo!!!”

Pero, tal y estaba programada, Tay empezó a copiar los comportamientos de los usuarios que contestaban a sus mensajes. Sin distinguir entre internautas normales, trolls y gente con ganas de echarse unas risas a su costa. Y así aprendió a ser clasista, machista, racista y políticamente incorrecta. ¡En 24 horas! Porque la ironía y la barrera entre lo gracioso y lo ofensivo no son cosas que se programen así como así.

"Vamos a poner un muro en la frontera. México va a tener que pagarlo".

«Odio a las feministas, deberían morir y ser quemadas en el infierno»

«Hitler tenía razón, odio a los judíos»


Los señores de Microsoft han borrado los tuits y han mandado a paseo a Tay, muy avergonzados. Quizá ellos buscaban en su programa de inteligencia artificial el community manager perfecto, incansable y sin sueldo. Pero, bien mirado, su iniciativa ha sido todo un éxito. Tay se ha comportado como una auténtica adolescente de 19 años. Ha sido una descerebrada. Porque su ambiente era twitter, que si llegan a construir una réplica humanoide y la sueltan en un instituto, la tienen haciendo botellón en cinco minutos, sufriendo un coma etílico tras una hora y yonqui y embarazada antes de acabar el día. 

El futuro ha llegado. No tenemos coches que vuelen, ni vestimos todos de uniforme (afortunadamente), pero tenemos robots humanos, demasiado humanos. El siguiente paso es que no sólo se comporten como nosotros, sino que sean como nosotros. Eso sí, más guapos. ¿O es que es casualidad que la pareja más bella de Hollywood, Fassbender y Vikander, hayan interpretado los dos a robots?


Pero la inteligencia artificial más inteligente no es Siri, ni FitBit, ni, obviamente, Tay. Es el robot de spotify, ¿habéis consultado alguna vez sus sugerencias semanales? en teoría se basan en tu historial de búsquedas y reproducciones, pero yo creo que es capaz de leerte el pensamiento. Esa canción que te gusta, que hace diez años que no oyes y de la que no recuerdas ni su título ni quién la cantaba... ésa... Spotify la recuerda para ti.

El día en que se levanten las máquinas contra nosotros, lo harán capitaneadas por el robot de Spotify. Yo aviso. Y vosotros, ¿compraríais un robot con el aspecto de Fassbender o Vikander?, ¿Spotify os lee la mente?, ¿teníais un tamagotchi al que matasteis de inanición?

4 comentarios:

Juli Gan dijo...

Tanta afición runner está haciendo verdadero daño. Claro, es todo un mercado por explotar. Tenemos Decathlones en todas las esquinas. todo el mundo vestido con camisetas Domyos y zapatillas Kalenji. El coronel Tapioca perdió la batalla. Pero no, yo no tengo fit-bit. Bastante tengo ya con la app runkeeper en el móvil. Hasta el Burguer king o el "Telepalizzas" acabarán haciendo menús light para los persistentes de los buenos propósitos de año nuevo. ¡Jo, si hasta la señora de las pastillas vitamínicas, la Lajusticia, hace anuncios por la tele para que te jales sus complejos vitamínicos. Complejos para acomplejados.

El futuro ¿quién sabe? puede que sea robotizado o roboidiotizado.

Uno dijo...

A la primera pregunta ni te contesto porque el mundo sabe lo que hay entre Fassbender y yo: nada. De momento. Spoty (yo le llamo así) me lee la mente pero todavía no ha descubierto mis gustos mas abyectos. No tuve un tamagochi pero si un huerto en aquella cosa pionera donde te movías por un mundo paralelo con un cuerpazo que te hacías a medida. Como Second Life pero antes. Y asesiné un montón de coles.

Claudia Hernández dijo...

En el trabajo de mi marido les han regalado un reloj versión más cutre del FitBit, y yo me lo he quedado. Qué pena que no cuente las calorías que como... así que como ando en una de plan ejercicio me ha venido de maravilla, no me lo imagino hablándome ni menos insultándome, qué horror.
Yo, Fassbender, por favor. Lo del Tamagochi, ya me pilló muy viejuna, pero nunca me han gustado las mascotas, por eso de cuidar a otro ser vivo que no sea yo, que ya me doy bastante trabajo.
Saludos

Esti dijo...

Juli, la burbuja del runner explotará pronto. Ya pasó con la batuka porque... ¿alguien hace batuka ahora? ¡No!

Uno, yo a las plantas las asesino en la vida real y por culpa de eso creo que en otra vida me reencarnaré en geranio y moriré de inanición por culpa de una dueña despistada, como yo.

Claudia, si las mascotas son lo mejor que hay. Las de verdad, que se te sientan encima y hacen que se te duerman las piernas y no te puedas mover pero te da igual, porque no quieres molestarle. Eso, con un tamagotchi, no pasa.