¡Pero si soy un tío majísimo!
Con esa cara de abuelete simpático y ese pelo revuelto de científico loco, a lo Doc en "Regreso al futuro", resulta que ese icono del siglo XX, ese genio, ese abanderado del pacifismo, ese que revolucionó la física... resulta que era un capullo integral.
Todo comienza allá por el año 1896, cuando Albert estudia en el Instituto Politécnico de Zurich. Su única compañera femenina es Mileva Maric, una joven serbia lo suficientemente brillante como para que la admitieran (la mayoría de las universidades de la época no admitían a mujeres y las que lo hacían exigían un historial de campanillas) y que había sido amiga de otro serbio brillante: Nikola Tesla. Mileva era un coco con las matemáticas, no muy guapa y coja por culpa de una artritis. No es que tuvieran un flechazo precisamente. Fueron colegas durante bastante tiempo hasta que empezaron a escribirse (el "añádeme a tu whatsapp" de la época). Se convirtieron en novios pese a la oposición de la madre de Einstein que veía a Mileva demasiado parecida a su hijo: "ella es un libro como tú, deberías tener una mujer de verdad". A eso había que sumarle otro terrible obstáculo en su relación: Mileva tenía 4 años más que Einstein, una cifra ridícula en el 2015 y gigantesca en 1898 y demostración de la teoría de Einstein de que el tiempo es relativo. Tal y como repetía esa señora toda amabilidad que era la madre de Einstein "cuando tú tengas 30 años ella será una bruja".
Tampoco era tan fea...
Pese a todo, Albert y Mileva siguen su relación. Los dos son dos cerebritos con los mismos gustos y obsesiones y Albert está tan enamorado que allá por 1900 escribe a Mileva: "Estoy solo con todo el mundo salvo contigo. Estoy muy feliz de haberte encontrado, tan parecida a mí en tantos sentidos". En 1901 Mileva se queda embarazada. Otra cosa que a día de hoy daría bastante igual, y más si te has quedado embarazada de tu novio. Pero a principios del siglo XX es un escándalo, un motivo para que la expulsen a ella de la universidad y a él de la oficina de patentes donde acaba de conseguir trabajo. Así que Mileva hace las maletas y se va a Serbia a dar a luz, de estrangis. Tras un parto complicado, da a luz a Lieserl. Continúa su correspondencia con Einstein, que asegura amar a la niña pese a que ni siquiera la conoce. Aunque no se molestó en ir a conocerla. La niña fue dada en adopción (o murió, ahí la cosa no está muy clara) y Mileva volvió a Suiza junto a Einstein con quien, finalmente, se casó. Podría este parecer un final adecuado, aunque trágico... Pero la tragedia no ha hecho más que comenzar.
Mileva y su capacidad para las matemáticas vienen de perlas a Einstein en su desarrollo de la teoría de la relatividad. Por algo él nunca ha sido bueno en cálculo, aunque sí en pensamiento abstracto. Su correspondencia (los mails de la época) muestran que se refería a la futura teoría de la relatividad como "nuestra teoría". Mileva no sólo ejerce de ayudante, sobre todo ejerce de lo que tocaba, es decir, de madre, y ahora que ya está casada tiene dos hijos: Hans Albert en 1904 y Eduard en 1909.
Mileva y sus hijos, posando con esa alegría vital que caracteriza a las gentes de la Europa del Este.
Einstein publica la teoría de la relatividad especial en 1905 y poco a poco empieza a convertirse en lo que es hoy: un icono. Pero el segundo hijo de la pareja, Eduard, nace con problemas, padece retraso y esquizofrenia y Mileva se dedica en exclusiva a él.
Albert comienza en 1912 una relación con su prima Elsa Löwenthal. Otra moza que tampoco le hubiera gustado a su madre, porque era divorciada y madre de 3 criaturas. En las cartas que se escriben Einstein se refiere a su esposa con estas bonitas palabras "es una empleada a la que no puedo despedir. Tengo mi propio dormitorio y evito encontrarme a solas con ella". Elsa vive en Berlín y Albert, con todo su morro, quiere trasladarse ahí. En una escena que imaginamos digna de cualquier drama de Bergman, Mileva suplica quedarse en Suiza. Albert acepta continuar con ella, pero pone unas condiciones leoninas en su convivencia berlinesa:
(sacado del blog Historias de la historia)
- Deberás asegurarte de:
- mantener mi ropa y la del hogar en buen estado.
- servirme tres comidas en mi habitación.
- mantener mi dormitorio y el estudio limpios, y debe quedar claro que mi mesa de trabajo es para mi uso exclusivo.
- Renunciarás a cualquier tipo de relación personal conmigo en la medida en que no sean estrictamente necesarias por razones sociales. En concreto, renunciarás a:
- sentarte en casa junto a mi.
- pasear o viajar juntos.
- Tendrás en cuenta los siguiente puntos:
- no mantendremos relaciones íntimas, ni me reprocharás nada.
- dejarás de hablarme si yo te lo pido.
- abandonarás mi dormitorio o estudio inmediatamente, y sin protestar, si te lo pido.
- Te comprometerás a no menospreciarme delante de nuestros hijos, ya sea con palabras o hechos.
Aún siguen juntos unos cuantos años más, hasta 1914, que Mileva coge sus bártulos y a sus hijos y vuelve a Suiza temiendo la llegada de la I Guerra Mundial. Einstein solicita el divorcio y éste llega en 1919. Curiosamente, hay una cláusula en el divorcio que reza que, de conseguir Einstein el Premio Nobel, la dotación de éste irá para Mileva.
El resto, en cuanto a Einstein, es historia. En 1915 publica la teoría de la relatividad general. Cosa que a los de letras nos suena a chino mandarín pero que es una cosa muy tocha, ¿por qué? Porque dio un vuelco al concepto de gravedad que se tenía desde la época de Newton. Gana el premio Nobel, huye de la Alemania nazi y se instala en los Estados Unidos donde aboga por el pacifismo (lo cual no deja de tener su guasa, ya que sus teorías sirvieron para construir la bomba atómica) y trabaja los últimos años de su vida en una teoría general que lo explique todo, pero todo, todo. Nunca la publica. Muere en 1955 convertido en algo que ningún otro científico ha conseguido nunca: tan famoso como una estrella de cine.
¿Y qué fue de Mileva?
Murió en Suiza en 1948, donde era una anónima profesora de clases particulares de física. Pero quizá no sepáis que Einstein le dio todo el dinero de su Premio Nobel, ¿por remordimientos?, ¿por pasar olímpicamente de sus hijos y criar como tales a los de Elsa, pero no a los que tuvo con Mileva?, ¿para compensar la ayuda inestimable de Mileva en la elaboración de la teoría de la relatividad?, ¿porque ella era, en realidad, tan autora de la teoría como él?, ¿porque ella lo exigió en su divorcio?, ¿porque le dio la realísima gana? No lo sabemos.
El caso es que Mileva se gastó todo ese dinero en la clínica psiquiátrica donde ingresó a su hijo esquizofrénico. No sé cómo Hollywood no ha hecho un biopic sobre ella ya, con la típica actriz guapa afeada gracias al maquillaje y dispuesta a ganar el Oscar.
11 comentarios:
Aquí la que procede es la mamá de Albert. Esa si que era una sabia. Cuántos disgustos se habrían ahorrado si le hubieran hecho caso.
El papel queda adjudicado a Judi Dench. Luego ya cuando los americanos hagan su versión que se lo den a Allison Janney (Mom, Masters of sex)
Un abrazo
Hombre, si yo tuviese que convivir forzosamente con alguna ex pareja, creo que habría puesto condiciones más jodidas todavía. De hecho, dejando a un lado las que se refieren a las tareas del hogar, las condiciones de Einstein me parecen bastante razonables... si valen para cualquiera de los dos miembros de la pareja, claro.
Por cierto, lo suyo con la moda sí que fue una revolución. No tiene nada que ver la ropa que se ponían de maduritos con la que se ponían de jóvenes. Eso sí que es quemar temporadas y no lo nuestro con Inditex.
Sí, el famoso y reputadísimo Einstein se aprovechó de su novia. Es más, sus primeros trabajos y teorías eran más de ella que de él, pero los genios sólo pueden ser hombres. ¿Has oído hablar de Annelise Mozart? Pues era la hermana mayor de Wolfgang Amadeus, y tan buena como él, pero al que sacaban como un mono de feria para dar conciertos en minipiano para críos de 4 años era a él, a la pobre Annelise, a casita hasta que se case y a tocar en su habitación.
En el caso de Einstein se portó como un cabrón. Claro que la versión española fue la de Juan Ramón Jiménez, que, aunque quería mucho a su Zenobia Camprubí, la amargó toda su vida. Ella también era buena escribiendo, pero debía de hacer de enfermera de ese depresivo escritor. ¿Que ella tenía cáncer? Oye, oye, que el que está pachucho es Juan Ramón, pobrecico. Y así con tantos....
Si es que... yo también tengo un amigo que se llama Albert y es un punto filipino. Lo de Mileva, pues no sé. A mí no me parece fea y, ya lo decía Paco Rabal en los Santos inocentes, "Mileva bonita", etc. Pero en fin, que menos mal que Mileva no era francesa, porque si no, los franceses ya lo hubieran aireado a los cuatro vientos: "la teoría de la relatividad restringida de Mileva", como le cambian el nombre a las ecuaciones de Lorentz que, según ellos, son de Henri Poincaré
No semos naide
La ciencia siempre ha tratado bastante mal a las mujeres o mejor dicho, los,hombres de ciencia... La pobre Mileva me ha recordado un poco a Marie Curie que también fue muy maltratada por los hombres de ciencia.
Según iba leyendo me estaba imaginando a Keira Knightley en el papel con vestidos victorianos y ojeras enormes.
Joer con el Einstein, que bueno es conocer la trastienda muchas veces.
Yo lo más cerca que he estado de la teoría de la relatividad ha sido viendo Interstellar y en algún podcast radiofónico, pero chica, que no, que no me entra en la cabeza. Solo se que todo es relativo. Vamos, que es como explicar las cosas con un: "eso lo hizo un mago y ya está"
Saludetes
Alguna vez había oído que se había tratado con su primera mujer maravillosamente bien, aunque no conocía los detalles.
Ni que también hubiera pasado de sus hijos.
Y lo que dice Juli Gan también fue un caso sangrante.
Y no, no veo que fuera tan fea, ni mucho menos.
Al lado de él, en concreto, era una sirena.
Uno, veo a Allison Jenney o Maggie Smith en el papel de "suegra cabrona".
Gon, las condiciones que pone, una a una, pueden pasar, pero cuando se leen juntas son demoledoras.
Juli, me voy corriendo a buscar la bio de Annelise Mozart.
Sorokin, esto que dices me provoca una duda: ¿cómo llaman los franceses a la tortilla francesa?
Cal, Charly, Loque yo tampoco entiendo una jota de la física moderna. Para los de letras puras este tipo de cosas son como si me hablaran en finlandés. Pero Keira en la adaptación cinematográfica no, por favor, que siempre pone mohínes.
Como el otro día escribí de memoria me he ido a cerciorar del nombre de la Mozart femenina. Se llamaba Anna marie, no Annelise. He debido liarme con eso de que la llamaban "Nanerl". Jo, mis neuronas están de huelga.
Oh, qué osadía. La tortilla que llamamos los españoles "francesa", es LA tortilla sin más ("omelette"). Las demás, llevan apellidos: omelette espagnole, omelette au jambon, etc
Qué historia fascinante, no la conocía.
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