Como hago cada tres o cuatro años, esta semana he ido al dentista. Ya sé que recomiendan revisión anual, pero los dentistas son los nuevos mecánicos, siempre te encuentran algo defectuoso o, si no, te dicen que hay que hacer limpieza bucal. Y yo tengo las encías sensibles. La última vez que me hicieron una limpieza sufrí tanto que a punto estuve de revelar el paradero de todos los miembros de la Resistencia.
Pero este no es un post asqueroso sobre sangre, sufrimiento y aparatos médicos que parecen sacados de una peli de Cronenberg.
¿Los títulos de crédito de "Inseparables"? No, el instrumental típico de cualquier consulta de dentista.Pero este no es un post asqueroso sobre sangre, sufrimiento y aparatos médicos que parecen sacados de una peli de Cronenberg.
Dejemos a un lado la salita con esa silla-potro de tortura y quedémonos en la habitación anterior: la sala de espera. El dentista me hizo ir a verle tres veces: revisión, limpieza y dos empastes, y de ahí he salido con los dientes divinos y puesta al día en cuanto a revistas femeninas se refiere. En la sala de espera las tenían todas: Vogue, Glamour, Telva, Marie Claire, Cosmopolitan, hasta Casa y Jardín. Ya sé que si quiero, puedo tener el cuerpo de Halle Berry, que hay que comprarse potingues desde los 20, para ir previniendo, que leyendo una revista puedes convertirte en una fiera en la cama, y que también hay tiempo para pensar en el hambre en África.
Menudo batiburrillo.
Mensajes del tipo de “hay que quererse a una misma” chocan con los artículos sobre dietas, cremas reductoras, antiedad, anticelulíticas, antiacné e incluso sobre cirugía estética, más la típica entrevista con modelo/actriz/it girl, que asegura estar divina porque come de todo, bebe mucha agua y es feliz. Conclusión: quiérete a ti misma, pero no tal y como eres, si no con unos kilos menos, sin piel de naranja, con el pelo más brillante y mejor maquillada.
Mensajes del tipo de “hay que quererse a una misma” chocan con los artículos sobre dietas, cremas reductoras, antiedad, anticelulíticas, antiacné e incluso sobre cirugía estética, más la típica entrevista con modelo/actriz/it girl, que asegura estar divina porque come de todo, bebe mucha agua y es feliz. Conclusión: quiérete a ti misma, pero no tal y como eres, si no con unos kilos menos, sin piel de naranja, con el pelo más brillante y mejor maquillada.
Otro mensaje que se repite es una especie de loa al ser femenino, a la independencia, a la fortaleza, a la sensibilidad. Somos más responsables, más prudentes al volante, más organizadas, dicen. Pero luego aconsejan cómo ligar en la cola de un supermercado o cómo hacer posturas que serían un 10 en una competición de gimnasia, para sorprender a tu pareja y que no se aburra y te deje por otra más elástica. Conclusión: ser independiente no está mal del todo, pero es mucho mejor tener al lado a un hombre, y además guapo y rico.
Tratando de evitar que la revista sea una excusa de 150 páginas para vender moda y productos cosméticos esparcen por en medio algún artículo de fondo, como un especial en la India con alguna hija de algún aristócrata haciéndose fotos con niños de color marrón. Conclusión: ayudar a los pobres, si es una vez al año y en un viaje pagado, no es mal plan del todo.
En las revistas femeninas lo importante no es lo que dicen, porque está claro que se contradicen. Lo importante está por debajo. Es el subtexto.
En las revistas femeninas lo importante no es lo que dicen, porque está claro que se contradicen. Lo importante está por debajo. Es el subtexto.
Veamos un ejemplo práctico. Aquí una hermanísima, Vega Royo-Villanova (hermana de Carla Royo-Villanova, casada con un príncipe búlgaro) se va de compras con Marta Robles, la introducción metepatas de Carlos García Calvo es memorable. Y el blog de Vega, "Daisy Vega", también tiene su punto.
Me encanta el minuto 04:00 del video: “Allá donde esté, disfruto, sé estar en todos los lados. Estuve en la India con la madre Teresa de Calcuta (¿con Teresa de Calcula o con las monjas de su orden?, Teresa de Calcuta murió en el 97, ¿fue allí de cooperante a los 1o años?) Dos semanas durmiendo en la más absoluta miseria, pero luego al mes estoy en los desfiles de París en primera fila pero sabes, que puedo estar en cualquier lado y hay que saber estar en todos lados”.
Me encanta el minuto 04:00 del video: “Allá donde esté, disfruto, sé estar en todos los lados. Estuve en la India con la madre Teresa de Calcuta (¿con Teresa de Calcula o con las monjas de su orden?, Teresa de Calcuta murió en el 97, ¿fue allí de cooperante a los 1o años?) Dos semanas durmiendo en la más absoluta miseria, pero luego al mes estoy en los desfiles de París en primera fila pero sabes, que puedo estar en cualquier lado y hay que saber estar en todos lados”.
Subtexto: cómo mola irse a la India a ayudar un poco, para sentirte buena persona, eso sí, sabiendo que luego volverás a tu casa en Serrano y a tu ropa de Tommy Hilfiger.
¿Y qué es el subtexto? A mí me lo enseñó un profesor de la ECAM, Manolo Matji. Un señor que imponía tanto que unos compañeros de un par de cursos antes lo llamaban “el gran tiburón blanco”. En mi clase al principio le llamábamos Coronel Kurtz, pero luego nos pudo el chiste y acabaron triunfando los motes Manolo Matrix y Matji te quiere ayudar. Manolo Matrix nos enseñó que en un guión para ser sutiles, no hay que dialogarlo y explicitarlo todo, es mejor que el mensaje sea subyacente, que esté por debajo.
Y eso hacen las revistas femeninas. Por encima: glamour, trucos para estar delgada, entrevistas con gente interesante, portadas con mujeres perfectas, pequeñas dosis de ecologismo y ayuda al tercer mundo, algún que otro reportaje “de fondo” sobre cómo hacer una buena entrevista de trabajo y ropa, mucha ropa. Por debajo, apelan a nuestros más bajos instintos. Sobre todo a la envidia y el autoengaño. Envidia, porque qué guarra Giselle Bundchen, que tiene un marido cañón, un niño monísimo, está rebuena, es millonaria y aún encima es ecologista y hasta parece maja. Autoengaño porque en el fondo piensas que podrías tener el físico de una super modelo si usas la ropa, los cosméticos y las cremas que, quizá ellas no usen, pero sí publicitan.
En sus libros "las consolaciones de la filosofía", "cómo ser feliz con Proust" y unos cuantos más, Alain de Botton analiza cómo la publicidad y el mercado entero usa nuestras debilidades, nuestras necesidades más básicas para que compremos:
El auténtico objetivo de las revistas es ser rentable. Que mucha gente lea la revista y así muchas marcas quieran anunciarse, para que las marcas, a su vez, vendan sus productos a esa misma gente que compra la revista. No habría negocio si compraras sólo una vez la revista y sólo una vez el producto. Si no eres constante en la aplicación de la crema anticelulítica, la celulitis volverá. Si no te compras el nuevo número de Glamour no sabrás cuáles son las últimas tendencias. Y si no haces todo esto nunca te acercarás a ser como Giselle Bundchen.
Y vosotros, vosotras, ¿compráis revistas de las llamadas femeninas?, ¿las masculinas tipo FHM caen en las mismas contradicciones?, ¿alguna crema anti celulítica funciona de verdad?
7 comentarios:
Yo empecé comprando mi querida Ragazza, culpable de que mi autoestima no se haya recuperado aún.
Ahora no compro ninguna pero si leo alguna en la pelu o en alguna sala de espera, me doy cuenta de que no han cambiado mucho desde hace veinte años.
Yo me compro la revista InStyle para ver trapitos, pero me estoy leyendo "Las consolaciones de la filosofía"y uno que ha sacado "Miserias y esplendores del trabajo" nuevo, o sea que igual hay algo de esperanza para mí.
No lo sé.
Genial el post, que-ri-da.
"Por ejemplo: recibí un mail absurdo que al principio me sentó fatal, me paré a observar que sentimiento producía en mi, lo sentí con todas las de la ley y tras unos minutos lo transformé en luz y risas y di un giro a ese mail hasta convertirlo en una situación tan cómica que aún me entra la risa de pensar en ello."
¡OH DIOS MIO!, Daisy Vega ha encontrado el nirvana... pfff
No puedo estar más de acuerdo contigo en todo: Lo del chicle es genial, este hombre ya tiene un sitio en mi corazó para toda la vida.
Respecto a las revistas "femeninas": No, nunca, jamás, muerte y destrucción.
En una peluquería muy guay, me dijeron que si me acercaban una revista, después de terminarme el Hola.
Me trajo cualquiera de estas nobles publicaciones y le dije que se la llevara a su casa:
- Pensé que querías algo más moderno.
¡Moderno! ¡Moderno! Que a una mujer le digan cómo tiene que peinarse, comer, vestir y hasta en el sexo para complacer a "su hombre", es moderno!!!
Claro que si en vez de decirlo así, le añades un par de mentirijillas de auto-ayuda y cambias "hombre" por "tu chico", se convierte en súper moderno.
Las de hombres también son contradictorias. En el "man" te sacan a actrices en pose sexy y uno de los articulistas fijos es Mario vaquerizo. Un sinsentido.
Lidia, la Ragazza de ahora es el Loka Magazine. En lugar de a Glenn Medeiros en la portada, tienen a Mario Casas.
Angela, mientras no te compres la Glamour, que es la más nazi de todas las revistas, hay salvación posible.
Miga, Daisy Vega es más tonta que un zapato. Sin ánimo de ofender a los zapatos.
Loque, la próxima vez que en tu pelo te pregunten si quieres algo más "moderno" que el "Hola", pídeles el especial pelos del Cuore. O, mejor aún, el especial "arg".
David, Mario Vaquerizo es el hetero más gay que existe. Sobre todo cuando posa mordiéndose los carrillos para parecer aún más delgado.
Me encanta este post. Yo agregaría a tu cita "ayudar a los pobres, si es una vez al año y en un viaje pagado, no es mal plan del todo", además el sari, las túnicas y estos accesorios exóticos me quedan tan bien…
No compro este tipo de revistas pero debo confesar que en las consultas y peluquería me abalanzo a leerlas. También trabajé en una de estas revistas (no de tantísimo glamour) y la verdad se escriben tranquilamente pensando en un bocata, jajaja.
También podríamos pedirles a estas mujeres y modelos que visiten las fábricas de sus marcas y diseñadores favoritos en Bangladesh que pagan menos que en China), sería lindo.
Saludos
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