De todo hay un cupo. Y de temas, también. ¿Necesitamos oír más sobre el día en que Belén Esteban abandonó Ambiciones? Pues no. Y de todos estos temas, que nos tienen hasta el moño...
Este bonito y sencillísimo moño va dedicado a mis amigos valencianos,que estarán ahora precisamente hasta el ídem de las Fallas.
...tampoco:
“Lo mala que es la SGAE”. Ni los bancos, ni ZP, ni la Campanario, ni los controladores aéreos… en España el ente más odiado es la SGAE. ¿Se lo merecen?, ¿tienen el peor asesor de imagen que existe?, ¿es todo por culpa de Ramoncín? Francamente querida, eso no me importa.
“La piratería”. Ya sea a favor o en contra, me hartan tanto los que reclaman su derecho inalienable a bajarse todos los discos de Melendi como los que creen que compartir archivos en Internet es un delito y un robo y una cosa digna de morir quemado en el Infierno. Ninguno de los dos parece capaz de dar soluciones justas, pero tienen una capacidad ilimitada para escribir posts incendiarios y perder el tiempo con el tema en las redes sociales.
“La prohibición de fumar en los bares”. Como no he fumado ni de adolescente (bueno, una vez me fumé un paquete de Marlboro light y también probé el Fortuna) esto me la repampinfla todavía más.
“El límite de 110 kilómetros/hora”. Pues tampoco tengo coche, fíjate tú por dónde.
“La conspiranoia”, es decir, aquellos que ante la cantidad de estados de Facebook que provocan estos temas responden elaborando una teoría de conspiración que afirma que todas estas noticias surgen para desviar la atención de los auténticos problemas. Eso sí, se guardan de decir quién las saca: ¿es un contubernio entre Europa Press y los judeo masónicos, que siempre han sido muy de contubernios? Tampoco dicen quién las idea: ¿hacen brainstorming en el Parlamento?, ¿hay un MBA en Georgetown para especializarse y dedicarse a eso?, qué bonito momento ese en el que buscas tema de conversación con los desconocidos trajeados que te rodean en la mesa de la boda de un primo segundo y dices: “¿y tú a qué te dedicas?” “pues yo creo noticias para desviar la atención de las masas”, “ah, qué interesante, yo podría dedicarme a eso que tengo mucha imaginación”.
Y por supuesto, cómo no, faltaría más, la crisis. La bendita crisis. Que revolotea alrededor de todos estos temas uniéndolos como en un pasatiempo de unir puntos:
Porque puedes decir que qué vergüenza que con la crisis que hay la SGAE recaude tanto dinero. O que la prohibición de fumar en los bares es una excusa para desviar la atención de la crisis. O que la piratería se debe a que la gente no quiere gastar dinero en cultura (que eso siempre ha sido tirar el dinero a la basura, todo el mundo lo sabe) porque la crisis aprieta mucho. Y así hasta el infinito y más allá.
Todos temas cansinos, repetitivos, que ahondan en esa costumbre tan española de quejarse mucho y no aportar nada, pero nada de nada, para solucionar el problema. Quién quiere soluciones con lo que desahoga poner a caldo a los “malos”: políticos, banqueros, internautas, da igual mientras sean una especie de ente abstracta con la que no te van a enfrentar nunca cara a cara. Por eso (y porque todos me mandáis enlaces sobre moda o cotilleos y porque cuando pedís posts, pedís cosas sobre moda o cotilleos, y me siento muy frívola y quiero enmendarlo un poco, al menos hoy) aporto aquí un granito de arena. No es la panacea, pero sí una solución al alcance de todos. Se llama banca sostenible, son bancos que han aparecido tras el éxito de las iniciativas de microcréditos en el Tercer Mundo. Básicamente, son bancos que te dicen dónde invierten tu dinero; no se dedican a la inversión de alto riesgo, ni a la especulación, y por eso tampoco ofrecen grandes tipos de interés. Porque, amigos, ¿la culpa de la crisis no la tenía la burbuja inmobiliaria y la especulación bancaria? Pues podemos hacer algo al respecto. Algo sobre un tema que, este sí, es importante de verdad.
Y el próximo post ya veré si lo hago sobre cómo las chicas de Supermodelo han cazado novio rico (como pedía Andrea por Facebook) o de esos complementos de moda que nunca debieron inventarse (como pidió R. en un post).
Se admiten más sugerencias...
4 comentarios:
¿Estos dos párrafos no los he escrito yo?
“La prohibición de fumar en los bares”. Como no he fumado ni de adolescente (...) esto me la repampinfla todavía más.
“El límite de 110 kilómetros/hora”. Pues tampoco tengo coche, fíjate tú por dónde.
pd. Desconfío de la banca sostenible, bueno, desconfío así en general, y punto.
pd2.
Yo tampoco he fumado nunca, y me estoy planteando hacerlo. Tampoco tengo coche y me estoy planteando robar uno. Bueno, esto último es mentira, porque no tengo carné ni pajolera idea de para qué carajo sirven los pedales esos y el palito de la derecha.
Yo estoy hasta el moño de las políticas que cuando se acercan las elecciones les da el cáncer. Me aburren.
Y como sugerencia, sigo empeñada en el post de complementos que jamás debieron inventarse. Aunque también creo que deberías escribir el Gran Decálogo de las cosas que jamás deberían estar en un armario comilfó. O al revés: El Gran Decálogo de las cosas que deberían ponerse de moda. Por fi, por fi, porfiiiiiiiiiii
p.d. Gracias por el moño-dedicatoria, hermosa. Yo este año me libro, que estoy aislada. JA!
p.d.2. Ven YA.
Loque, para tu tranquilidad te diré que no he puesto todos los ahorros en el banco éste sostenible, por si las moscas.
Erre, compro desde ya el decálogo del anti fondo de armario, eso que nunca debería estar en el armario o, al menos, no a la vista. Yuju, ya tengo post para la semana que viene. ¡¡¡Y a ver si actualizas, que ya toca!!!
¿cuatro donuts y pico?
¿¡¿¡CUATRO DONUTS Y PICO???!!!!
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