Hoy
os voy a contar unos cuantos dramas. Por si teníais poco drama con el resultado
de las elecciones y el épico, lacrimógeno y conmovedor discurso de Rajoy justo
después.
Guille,
saluda.
Es
uno de los chimpancés que viven en el refugio para primates Rainfer,
en las afueras de Madrid. Este refugio no es tontería, tiene en sus
instalaciones a 135 primates y es el segundo más grande toda Europa. Guille
vivía en un zoo hasta que éste cerró sus puertas, momento en el que alguien se
dijo: “oye, ¿y qué hacemos con los animales?” y otro alguien tuvo una idea:
“pues los repartimos entre el personal”.
No sé a quién le cayó el marrón de quedarse con el hipopótamo, pero el caso es que Guille acabó en casa de la señora de la limpieza. Ella le cogió mucho cariño y por eso le trató como a ella le gustaría que le trataran. Le daba bollería industrial, coca-cola… y así pasaban los días los dos juntitos, ella viendo la tele y él metido en una jaula. Los días pasaron hasta convertirse en 12 años, cuando se llevaron al chimpancé. Su dueña se llevó un disgusto tremendo, para ella era su mascota. Pero la realidad es que los chimpancés no son mascotas, sino animales salvajes. Los perros y los gatos han necesitado miles de años para convertirse en animales con los que se puede convivir en una casa. No es el caso de ningún primate, que puede ser violento, que tiene colmillos, que necesita espacio, la luz del sol, criarse en una manada, comer fruta y beber agua.
No sé a quién le cayó el marrón de quedarse con el hipopótamo, pero el caso es que Guille acabó en casa de la señora de la limpieza. Ella le cogió mucho cariño y por eso le trató como a ella le gustaría que le trataran. Le daba bollería industrial, coca-cola… y así pasaban los días los dos juntitos, ella viendo la tele y él metido en una jaula. Los días pasaron hasta convertirse en 12 años, cuando se llevaron al chimpancé. Su dueña se llevó un disgusto tremendo, para ella era su mascota. Pero la realidad es que los chimpancés no son mascotas, sino animales salvajes. Los perros y los gatos han necesitado miles de años para convertirse en animales con los que se puede convivir en una casa. No es el caso de ningún primate, que puede ser violento, que tiene colmillos, que necesita espacio, la luz del sol, criarse en una manada, comer fruta y beber agua.
No
os dejéis engañar por la cara de juguete de peluche de los macacos de Berbería,
tienen muy mala leche.
Cuando
Guille llegó a Rainfer tenía el cuerpo deformado por haber pasado tanto tiempo metido
en la jaula. Huía de la luz del sol y era adicto a la coca cola. Para que
volviera a tomar agua tuvieron que ir mezclándola con coca cola gradualmente
hasta aguarla del todo.
Cuando
Seprona o la policía se incautan de animales salvajes porque se está
comerciando ilegalmente con ellos o porque están abandonados o porque se ha cerrado un zoo, los colocan donde
buenamente pueden. Si se trata de primates, los llevan a Rainfer y ahí el
Estado se desentiende de los animales. El refugio se creó gracias a un primatólogo
que tenía un terreno en el norte de Madrid y usó sus ahorros para
acondicionarlo. Ahora tienen, además, una ayuda estatal con la que alcanza para
un mes de comida. El resto lo consiguen con apadrinamientos, visitas guiadas y
recaudaciones de fondos varias. Rainfer tiene acuerdos con
universidades para impartir clases de comportamiento animal y de veterinaria y
cuando Jane Goodall visita España, allá que va. Y, sin embargo, apenas llegan a
fin de mes.
Boris,
el orangután, come lo suyo.
El
refugio está lleno de historias dignas de una película de Pixar.
Para
capturar a una cría de primate los furtivos tienen que matar a toda su familia,
ya que los simios tienen un fuerte sentido de grupo y luchan hasta el final por
sus cachorros. La vida de ese cachorro, tras ser separado de su familia, va de
mal en peor. Lo capturan para venderlo y entonces se dan tres opciones:
- - Que lo compre un particular que piensa
que es una gran idea tener un chimpancé como mascota y piense que podrá
vestirlo, pasearlo y hacerle mimitos. Eso de que sea ilegal, bah, no importa
mucho. Al principio todo será como una fantasía infantil hecha realidad porque
el cachorro es pequeño y manejable. Pero crecerá, le crecerán los colmillos,
gritará, se hará fuerte y un día atacará a su dueño, él se asustará y optará
por encerrarlo en una jaula para que no moleste. O puede que decida extirparle
los colmillos, castrarlo y/o arrancarle las cuerdas vocales, todas esas cosas se las hicieron a Yaky, otro de los chimpancés de Rainfer.
- -
Que quien lo compre quiera ganarse un
dinero amaestrando al primate para espectáculos de circo o para el audiovisual.
De nuevo, los simios no son animales domésticos y no se les puede enseñar con
refuerzos positivos, la manera de enseñarles más eficaz es a través del miedo,
con palizas o con trucos como envolver una barra de hierro con periódico. Se le
pega con esa barra de hierro, el animal aprende que el periódico es igual a
paliza y, en el número que quiera hacer (en un circo ante el público, en una
película…) el amaestrador le enseña un periódico y eso basta para que el animal
se asuste y haga lo que le pidan. Cuando un chimpancé enseña los dientes en una
foto, no está sonriendo, enseñar los dientes es muestra de miedo. Los
chimpancés Tarzán y Loti pasaron tanto tiempo encerrados en una jaula que han
tardado 9 años en superar la agorafobia y salir al jardín de Rainfer.
- - Que sea un zoo quien adquiera al animal.
Los zoos cumplen una normativa y son totalmente legales, pero su
prioridad es la rentabilidad del negocio. Esto significa que si los lémures se
hacen muy populares entre los niños por “Madagascar”, comprarán muchos lémures.
Y como son unos bichos muy tranquilos, programarán visitas de grupos dentro de sus
instalaciones, para poder hacerte fotos con un lemur subido a tu hombro, sin tener en cuenta que los lémures se pueden contagiar de
enfermedades que nosotros les transmitimos. No importa, si se mueren, se
compran más y listo.
Cuando
visitas Rainfer, más que ver de cerca a los animales, lo que haces es escuchar
a los cuidadores (voluntarios en su mayoría), que te van contando todas estas
historias. Visitad su página, donad algo, id a visitar sus instalaciones o
aconsejad al colegio de vuestros hijos que organicen una excursión. Si no lo hacéis, es que en vez de corazón tenéis una patata cocida.