Amigas, no os compréis el Hola, no veáis "Corazón, corazón" el fin de semana, no hace falta, porque ya vengo yo a daros la crónica completa de los Oscar, es decir, quiénes eran las más elegantes y, por supuesto, las menos.
A quién le importa que haya ganado una peli u otra, aquí lo importante es el glamour y mejor aún, quien no tiene glamour ni aún contando con estilistas, peluqueros y una cuenta corriente llena de ceros. Porque al final todas estas cosas están para alimentar ese sentimiento infantil de chincha rabiña yo tengo una piña que me da piñones que todas llevamos dentro, no tendremos la piel inmaculada de Nicole, ni las curvas de Beyoncé, ni la facilidad para enlazar novios de Pé, ni para adoptar niños de Angelina, pero podemos criticarlas con la saña y la tranquilidad que da saber que no van a enterarse ni a demandarte.
En esta edición de los Oscar sin duda ganó el palabra de honor, esos vestidos sin tirantes que se llaman así por eso de "palabra de honor que no se me cae". Un mal invento, la mar de incómodo y que puede provocar que o bien las tetas (perdón, quería decir los senos) acaben aplastadas como en el caso de Sarah Jessica Parker o directamente a punto de salir propulsadas del vestido, como le pasó a Elle MacPherson.
Otro gran hit de la noche fue el color blanco roto, o hueso, o marfil, o beige o champán, que yo no acabo de ver el matiz que los diferencia. Pé llevaba un vestido de ese tono (marfil, champán, hueso, lo que sea) y además palabra de honor, y según todo el mundo iba divina. Todo el mundo, que no yo. Para mí que su vestido parecía sacado del catálogo de Pronovias o del baile de debutantes de las páginas centrales del Hola. Pero Pé, por lo demás muy bien, precioso tu discurso, encantador que dijeras que pensabas que ibas a ser la primera actriz en desmayarse en los Oscar y conmovedor que confesara que se había ocultado en un pasillo a llorar durante 15 minutos.

Las más jóvenes de la alfombra roja se llamaron antes de la ceremonia y se pusieron de acuerdo para tomar prestado el vestido del armario de sus madres y así echarse encima 10 o 15 años. Así iba Hannah Montana (haced click sobre los nombres para ver las fotos). Mientras que la niña de High School Musical no sólo se vistió de su madre, sino que además se puso unas flores de plástico en el vestido.
Pero ellas no fueron las peor vestidas. Qué va. Ese premio se lo llevan tres actrices que decidieron que en vez de vestirse iban a envolverse para regalo: con lazo, como Jessica Biel, con celofán, como Salma Hayek o directamente en papel de regalo dorado como Beyoncé, que iba tan envuelta que para moverse tenía que avanzar a saltitos.
A la lista de las peores hay que añadir el vestido de volantes de Sofía Loren, el de red de pescar de Naomi Watts y el maquillaje ochentero de Alicia Keys.
Pero también las hubo que acertaron. Me gustó mucho el vestido que brillaba en la oscuridad y también a plena luz del día de Anne Hathaway, el lleno de pliegues con tirante asimétrico de Marisa Tomei y el negro y también asimétrico (me gusta lo asimétrico, ¡sí!) de Robin Wright
En cuanto a las joyas, me quedo con el collar lleno de piedrecitas de colores tipo Cleopatra de Amy Adams y los pendientes de jade de Angelina Jolie. Heidi Klum se pasó tres pueblos y podía pesas con su conjunto de pulsera y pendientes llenos de piedrolos.
Pero lo mejor, lo mejor de todo, sin lugar a dudas era él:

Hugh Jackman, el presentador de la gala, sin lugar a dudas, el hombre perfecto y no sólo por lo que se ve en la foto. Además actúa, canta, baila, ¿también sabrá cocinar? ¿serán todos así en Australia? Porque entonces en lugar de "Granjero busca esposa" quizá habría que patentar un nuevo formato que se titulara "Australiano busca esposa" y entonces sí que habría auténticas caravanas de mujeres rumbo a las antípodas. Por cierto, que la novia de Daniel Craig es clavadita a Paula, la aspirante a ganarse el corazón del granjero Nides en "Granjero busca esposa".
Y vosotros, ¿quién creéis que ha sido la más elegante? ¿y la menos?