martes, 17 de diciembre de 2019

James Bond contra la disfunción eréctil

Daniel Craig ya lo dijo: quería abandonar la saga de 007. Hubo rumores sobre la búsqueda de un nuevo James Bond, y puestos a buscar reemplazo, renovar: ya sea eligiendo a mozos que no son precisamente el epítome del macho alfa (Cillian Murphy, Robert Pattinson) ya sea a alguien que no sea blanco (Idris Elba) o a alguien que no sea hombre (Gillian Anderson). A principios del año próximo se estrena la última de Bond, "Sin tiempo para morir", en teoría la última protagonizada por el doble de Vladimir Putin y donde ya se va a dar a entender que el número 007 lo puede heredar otra persona. A todo esto, "Sin tiempo para morir", menudo título de chichinabo, parece generado por un programa aleatorio, ¿quizá por este?

Francamente, a mí James Bond me la bufa lo más grande. Llevan 25 películas de James Bond. 25. Y lo más moderno y arriesgado que han hecho en 60 años de películas de agentes secretos viajando por el mundo para salvar al ídem es que la chica Bond del Bond número 24 no fuera una chica, si no una mujer. Ahí, arriesgando. Lo más innovador que le podría pasar a esta saga es un poco de realismo. James Bond enfrentándose a su mayor enemigo: la disfunción eréctil.

En realidad, Craig aún es joven, un chiquillo de 51 años de  nada, aún le quedan diez o quince años de misiones all over the world. Liam Neeson tiene 67 años y ahí está repartiendo estopa. Harrison Ford 77 y hasta que cumplió los 70 estuvo ejerciendo de héroe de acción. Y luego está el caso de Tom Cruise. Misión imposible 7 se estrenará en el 2021, entonces Cruise habrá cumplido 59 años, pero da igual porque Cruise es el Jordi Hurtado de Hollywood, por él no pasan los años.

Tom Cruise protagonizó "Entrevista con el vampiro" porque  él es un vampiro.

¿Qué pasa con los espías de campanillas cuando cumplen años?, ¿cuando ya no pueden correr por las calles de las ciudades más fotogénicas del mundo porque les duelen los huesos? ¿Es que no les jubilan nunca?, ¿tan malo es el plan de pensiones del MI5, de la CIA?

Si hay western crepuscular, películas de súper héroes crespusculares y hasta una mezcla de todo lo anterior (y si habéis visto "Logan" you know what i mean), ¿por qué no un James Bond crepuscular?, ¿un Ethan Hunt con partenaires de su edad?, ¿un Liam Neeson yayo?

Parque exterior día. Liam Neeson lleva a su nieta a los columpios del parque. Se despista dando de comer a las palomas y para cuando quiere darse cuenta la niña no está. La han secuestrado. Liam mira al horizonte y aprieta los puños. Han cabreado al hombre equivocado, digo, al abuelo equivocado.

Liam busca a sus viejos enemigos: a los narcos colombianos, a los espías rusos, a los terroristas árabes y chechenos. Pero están todos retirados; unos con demencia senil, otros en un asilo jugando a las cartas, otros viendo obras. Liam se da cuenta de que no están para andar haciendo el mal, que el mal requiere buena forma física, así que se toma un café mientras ve una obra, mientras juega al cinquillo, mientras habla con el enfermero que cuida al espía con demencia senil y recuerdan viejos tiempo. Te acuerdas, Sergei, cuando querías destruir todo Occidente con una bomba atómica, ay qué tiempos aquellos, saluda a Raisa de mi parte, ah, que Raisa murió hace quince años, pues mis condolencias, Sergei.

Finalmente, Liam descubre la verdad, que a su nieta la ha secuestrado el padre, recientemente divorciado de la madre y peleando por la custodia. Le localiza, habla con él, se toman otro café y charlan: tío, que estas no son maneras de arreglar las cosas, vamos a hablar con los abogados, vamos a negociar la custodia compartida, yo siempre te quise como a un padre, y yo a ti como a un hijo. Abrazos, lloros, sube una música lírica-evocadora de fondo, y entonces a Liam le da un ataque al corazón. No pudieron con él ni los rusos, ni los chechenos ni los narcos colombianos, pero a su edad tomarse tantos cafés no es bueno. Entran títulos de crédito. Fin.

Yo esta película la vería. Es más, creo que debería dirigirla o José Luis Garci o Alexander Payne. Claro que también veré Misión Imposible 10 si me la ponen en un autobús o en un tren. Tom Cruise con la edad de Neeson y su partenaire femenina será Millie Bobby Brown porque las chicas de las películas de acción son como las novias de Di Caprio:


Y vosotros, ¿sois más de James Bond, de Ethan Hunt o de cambiar de canal y ver cualquier otra cosa?, ¿también sufrís al ver las peliculas de acción de Liam Neeson porque pensáis que se va a hacer pupa?

martes, 19 de noviembre de 2019

Malos de película VII: José Juan Martínez "el Rubio"

Llamarse José Juan y apellidarse Martínez Gómez no da para malo de James Bond. A lo largo de los años han pasado por esta sección dictadores caníbales, reinas de la cocaína... en comparación con ellos José Juan es poca cosa, solo un ladrón. Pero qué ladrón, amiguis. El cerebro del robo más espectacular de la historia de España: el del Banco Central de Barcelona.

José Juan Martínez después de salir de prisión, con 60 años.

Mayo. 1981. La gente lleva pantalones de campana y americanas con coderas, en la radio suenan Los Pecos, "De niña a mujer" de Julio Iglesias y este temazo. Y hacía unos meses (casi) todo el mundo se había cagado encima cuando un tal Tejero (no Fernando) entraba en el Congreso y pegaba unos cuantos tiros. En este ambiente, no precisamente chill, once atracadores comandados por José Juan Martínez entran en el Banco Central de Barcelona y toman como rehenes a las 263 personas que había dentro. Martínez, conocido en el lumpen como el Rubio, deja un comunicado en la cabina telefónica contigua al banco donde pide la liberación de "los cuatro héroes del 23 de febrero y nuestro valiente teniente coronel Tejero" y, puestos a pedir, también solicita dos aviones para huir rumbo a Argentina. O se cumplen esas exigencias en 72 horas o empiezan a matar a los rehenes. El comunicado se hace público y se organiza un gabinete de crisis comandado por el director general de la guardia civil, el general de apellidos muy de tira de Ibáñez: José Aramburu Topete.

Se suceden las escenas a lo "Tarde de perros", "El plan perfecto" o "introduzca su película favorita de atracos aquí": que si negociaciones, que si las autoridades despejando la zona, que si la Cruz Roja llevando comida a los rehenes... y se alimenta la teoría de la conspiración, se teme que detrás del atraco estén la ultraderecha o un grupo de militares afines a Tejero. Pero dentro del banco los atracadores tienen un momento más propio de "Atraco a las 3" que de "La casa de papel" al darse cuenta de que con las herramientas que han llevado no pueden perforar los muros de los túneles subterráneos por los que pensaban huir.

Pasan las horas, pasa un día entero y una tanqueta del ejército se acerca al banco con un mensaje: "de vosotros depende el trato que vayáis a recibir". El Rubio ordena a sus hombres que disparen a la tanqueta y ésta se marcha. Las autoridades ya empiezan a convencerse de que los atracadores solo son eso, atracadores, y no guardias civiles ni militares.


El Rubio sale entonces del banco apuntando a uno de los rehenes. Se pasea por los alrededores, quizá para tomar el fresco, y probablemente también para ver dónde estaban situados los francotiradores. Se pasa durante 3 minutos, pistola en mano, cigarro en boca, y vuelve a entrar. Los atracadores, que ya saben que su vía de escape no es factible, se empiezan a poner nerviosos. Los francotiradores se sitúan en edificios cercanos y desde ahí ven a un asaltante junto a un rehén. No oyen la conversación entre ellos que es tal que así (y no me la invento, la cuenta uno de sus protagonistas en el reportaje "La caja 156"):

Parece que esto se ha terminao, menudo follón habéis armao... ¿tú estás casao? Sí... me dice que tiene dos hijos varones, de la misma edad de los míos, entonces fíjate tú y en esta conversación, por aquí oigo rrrrrr...


Ese "rrrrrr" es una bala. Un francotirador ha visto que tiene a tiro al asaltante y le dispara. El hombre, José María Cuevas, muere al instante y resulta ser cuñado y hermano de dos de los otros atracadores. O los GEO intervienen ya o se lía parda. Y eso hacen. Entran por la azotea del edificio y van bajando. El Rubio decide liberar a los rehenes y salir con ellos junto con el resto de sus hombres, intentando pasar desapercibidos. Un grupo de atracadores se regudia en un hotel cercano. Pero la policía va identificando a todos uno a uno y detiene a los atracadores, también a los huidos. El Rubio, como jefe de la operación, es condenado a 30 años de prisión, los demás a penas de más de entre 20 y 25 años. Los 500 millones de pesetas que había en el banco seguían dentro, todos apilados en el hall de la entrada. No se habían llevado nada.

Pero uno no es el cerebro de un atraco como este y se queda en prisión a ver la vida pasar. En 1988 Martínez aprovecha un permiso y se fuga, con tan mala suerte que un mes después coincide en un restaurante con un policía que lo reconoce, se produce un tiroteo, dos policías mueren y el propio Rubio acaba herido. De nuevo, la comedia involuntaria se ceba con Martínez, su pistola se encasquilla y solo dispara una bala, así que no es él quien mata a los policías, sino el uno al otro, en el fragor del tiroteo. Martínez vuelve a la cárcel y en el año 96 se fuga de nuevo y otra vez, y también un mes más tarde, lo detienen. Sale de prisión años más tarde y apenas concede unas cuantas entrevistas, se escribe un libro con su historia y el Rubio retoma su vocación, vamos, el robo de bancos e intenta atracar un banco en San Sebastián. Cómo no, le pillan.

Entre fuga y fuga, entre robo y robo, José Juan da entrevistas y en ellas agranda la teoría conspirativa que siempre rodeó al atraco. Afirma haber sido contratado por dos personas, uno un tal Luis (supuesto jefe de operaciones encubiertas del CESID) y el otro el subdirector Emilio Alonso Manglano (dimitió de su cargo en los 90 por encargar escuchas ilegales) para robar un maletín que estaba dentro de la caja 156 del banco. ¿Y qué había en el maletín? Según el Rubio, documentos que demostraban quiénes financiaron el 23F y que la monarquía estaba implicada. Los GEO que intervinieron en el robo desmienten esta teoría y aseguran que no había ningún maletín, que se registró a cada atracador, a cada rehén y nadie lo llevaba. Otro de los asaltantes dice del Rubio "esa persona es un fantástico y nos ha llevado a todos a la cárcel". Aramburu Topete los definió a él y su banda como "anarquistas, chorizos y macarras".

Ojalá alguien retome todo este caso y haga un "Zodiac" a la española, que cuente la historia sin necesidad de averiguar la verdad porque lo bonito está en el proceso, en intentar encontrarle un sentido aunque no lo tenga. Si queréis saber más sobre el Rubio, Aramburu Topete y teorías conspirativas varias os doy varias opciones: la sobria de este documental de rtve, o la épica de "La caja 156", con la voz de Gloria Serra, que podría convertir en heroica una mañana haciendo la compra en el Lidl.

Y vosotros, ¿cuál es vuestra teoría favorita del robo al Banco Central?, ¿conspiración pagada por oscuras fuerzas del mal?, ¿o José Juan es un fantástico, tal y como decía uno de los atracadores?

lunes, 4 de noviembre de 2019

Lecturas para la piscina (sí, en noviembre)

Quién sabe, a lo mejor vosotros tenéis cerca una piscina climatizada y mis recomendaciones piscineras no llegan tan tarde (gracias, Vodafone, por haberme tenido sin internet en casa durante un mes). Además este crazy cambio climático hace que el puente de Todos los Santos sea el nuevo Puente de Agosto. De todas formas, para compensar el retraso, en vez de cuatro libros, como es habitual, os traigo cinco. Y todos me han gustado mucho... excepto uno, ¿cuál? Pues seguid leyendo y lo sabréis:

Röhner, de Max Baltinger

Creo que soy el fin social de mi amiga F. que, cada cierto tiempo, me regala una novela gráfica con el noble objetivo de culturizarme. Y la jodida suele acertar. Esta vez me regaló un librote enorme (los librotes enormes los leo en casa, ni en el metro, ni en el cercanías, ni en la piscina, lo más lejos que viajan es al baño) titulado "Röhner". Yo lo ví, sonreí y dije: "gracias, un cómic, qué guay" y luego pensé, "esto es muy moderno y muy raro, no sé si me va a gustar". Pues me ha gustado. Y mucho.

"Röhner" es la historia de un tipo metódico, maniático, de costumbres, al que se le mete en casa el típico amigo caradura que le saca de sus casillas de tal manera que Röhner empieza a fantasear con cómo matarle. Apenas hay diálogos, todo es un dibujo aparentemente simple, muy arquitectónico y muy diferente a cualquier cosa que yo haya leído antes. Pesa demasiado para llevarlo a la piscina, pero sí es una lectura entretenidísima, que te ventilas en un par de horas.


Open, de Andre Agassi (y J.R. Moehringer)
¿A que te sentirías en la gloria, Andre? Dejarlo, sin más, no volver a jugar al tenis en toda tu vida. Pero no puedo. No solo mi padre empezaría a perseguirme con mi raqueta por toda la casa, sino que algo en mi fuero interno, un músculo invisible muy adentro, no me deja. Detesto el tenis, lo odio con toda mi alma, y sin embargo sigo jugando, sigo dándole a la pelota toda la mañana y toda la tarde porque no tengo alternativa. (...) Y ese abismo, esa contradicción entre lo que quiero hacer y lo que de hecho hago, me parece la esencia de mi vida.
Yo no detesto el tenis. Podría decir que los deportes, a mí, plín. En época de exámenes, en la universidad, llegué a verme alguna final de Roland Garros autoconvenciéndome de que me pondría a estudiar en cuanto terminara el partido, como 3 o 4 horas más tarde. Pero no hace falta que te guste el tenis, ni siquiera el deporte, para disfrutar con esta autobiografía de Agassi. Está escrita de maravilla, Agassi dice al final del libro que el premio Pulitzer J.R. Moehringer fue parte fundamental del proceso y le ofreció firmarlo y él lo rechazó. Llamadme malpensada, a mí todo ese me suena a la editorial pagando muchos dólares a Moehringer y acordando que la portada sean el nombre y la cara de Agassi en primer plano. Independientemente de todo esto, "Open" es un libro en el que Agassi se abre en canal, sin miedo a caer bien o mal. Adoras al niño obligado por un padre autoritario a convertirse en tenista profesional, te da ternura el adolescente que destaca por su manera de jugar y por su look medio punk, coges manía al tenista de éxito rodeado de asistentes, con amigos famosos y una fundación benéfica a su nombre y siempre, siempre, disfrutas leyéndolo.


Cuentos sangrientos, de Emilia Pardo Bazán
Hace un tiempo, servidora trabajaba en una serie que se llamaba "Seis Hermanas", ambientada a principios del siglo XX y que podríamos catalogar dentro del género tacitas de té. De vez en cuando, por eso de documentarnos un poco, leíamos algo de novela de la época y así llegó a mis manos el relato "El revólver", de Emilia Pardo Bazán, una historia sobre maltrato donde el marido guarda un revólver en un cajón bajo llave y dice esto a su esposa:


 
Aquí tienes la garantía de que tu vida va a ser en lo sucesivo tranquila y dulce. No volveré a exigirte cuentas ni de cómo empleas tu tiempo, ni de tus amistades, ni de tus distracciones. Libre eres, como el aire libre. Pero el día que yo note algo que me hiera en el alma... ese día ¡por mi madre te lo juro!, sin quejas, sin escenas, sin la menor señal de que estoy disgustado, ¡ah, eso no!, me lavanto de noche calladamente, cojo el arma, te la aplico a la sien y te despiertas en la eternidad.

Ese relato me dio ganas de más y cuando vi en la biblioteca este compendio me dije: para casa. "El revólver" me siguió dejando tan noqueada como cuando lo leí la primera vez, pero hay otros igual de conmovedores, también escritos de manera muy sencilla y explorando lo que rodea a cómo y porqué se comete un delito: "El indulto", "Instintivo", "Un destripador de antaño", "Belona"... Pardo Bazán escribió toneladas de cuentos, y hay más libros que los recopilan temáticamente: "Cuentos de amores" y "Cuentos de verano y otoño". Si los veo por la biblioteca, los cojo.

Mitos nórdicos, de Neil Gaiman


Hace unos meses me leí mi primer Neil Gaiman (chispas) y me decepcionó. Lo mismo me pasó con las series basadas en sus novelas "American gods" (llegué al capítulo 3) y "Good Omens" (no pasé del 1). Pero estoy rodeada de gente que lo idolatra así que saqué de la biblioteca "Mitos nórdicos". Si a mí me encanta la mitología. Fijo que este libro me encanta. Pues no.

En comparación con la mitología griega, tan trágica, tan intensa, con sus parricidios y sus incestos, la nórdica es una tontunada. Consiste básicamente en una panda de dioses muy poderosos que dedican la eternidad a beber cerveza y a pelearse por artifactos mágicos con nombres chiquitistaníes: Skrymir, Megingjord, Nagalfar, Einherjar. El único dios con un poco de personalidad es el intrigante de Loki, ingenioso, cabroncete, retorcido. A su favor diré que tanto ambiente nórdico da fresquito y eso, en verano, se agradece. ¿Le daré otra oportunidad a Gaiman? Me da a mí que no.

Rey de picas, de Joyce Carol Oates


Cuando yo era un chico de unos trece años, al ver la tienda de mi padre en Main Street, una simple fachada con un escaparate entre varios establecimientos, todos ofreciendo sus mercancías a los transeúntes, se me presentaba una posibilidad alarmante: ¿Qué sucedería si nadie entrase a comprar? ¿De repente... de ahora en adelante... nadie? Se trata de una toma de conciencia aterradora cuando se tienen trece años. No es el terror de un cráneo hundido, de la sangre derramada, de la muerte. Es el terror anodino de la vida de todos los días. 

Esa última frase "el terror anodino de la vida de todos los días" define el estilo de Joyce Carol Oates y también el de esta novela, centrada en un escritor de éxito digamos moderado. Él vive de sus libros, y vive bien, pero quiere más. Porque sus libros venden mucho, pero no tienen prestigio y tampoco un estilo propio. Este escritor, padre de familia, marido y vecino ejemplar solo en apariencia, saca sus demonios bajo el seudónimo "Rey de picas" escribiendo novelas que apenas logran ser publicadas, pero que están llenas de fuerza, carácter y mala leche. Ya os podréis imaginar que el escritor acabará sacando esa rabia contenida de su otro yo a lo largo de la novela. "Rey de picas" es entretenidísima, a ratos recuerda a Stephen King a quien, por cierto, se refiere el protagonista continuamente, muerto de envidia.

Y vosotros, ¿también creéis que Moehringer es el auténtico autor del libro de Agassi?, ¿también veíais el Roland Garros como forma de retrasar el momento de ponerse a estudiar?, ¿me recomendáis novelas gráficas ligeritas que pueda llevar al metro/cercanías/autobús?, ¿más títulos de Joyce Carol Oates?

martes, 8 de octubre de 2019

Vodafone me trolea

De verdad que si no he actualizado antes ha sido porque el destino, la fatalidad, los elementos (como a la Armada Invencible, igualito) me lo han impedido. Y no os exagero ni un ápice. No. No. Porque quién soy yo, pobre consumidora del montón, comparada con una multinacional. Vodafone me ha señalado con su todopoderoso dedo, ha decidido que me iba a dejar sin conexión a internet y lo ha hecho. Esta es mi triste historia, sacad los pañuelos de papel:

Jueves. 19 de septiembre. Llego a mi casa del trabajo y no tengo conexión a internet. Hago lo típico: reiniciar, apagar, encender, revisar cables… y nada. Me digo a mí misma que mañana será otro día y fijo que la conexión, igual que se ha ido, vuelve. Qué ingenua era yo en esa época.

Viernes. 20 de septiembre. Sigo sin conexión y eso que vuelvo a reiniciar, apagar, encender, revisar cables, así que llamo al servicio técnico de Vodafone. Me sugieren que reinicie, que apague, encienda, que revise cables, me preguntan qué lucecitas están encendidas, intentan solucionarlo de forma remota, no pueden y me dicen que esté atenta a mi móvil que me llamará un técnico para concertar una cita.

Sábado. 21 de septiembre. Estoy atenta a mi móvil, pero el técnico no llama, así que vuelco mi ira en twitter donde, rápidamente, el community manager de fin de semana de Vodafone me dice que me cuente qué pasa vía mensaje directo. Lo hago. Me dice que intentarán solucionarlo.

Lunes. 23 de septiembre. El CM de Vodafone me dice que mi incidencia, tras la visita del técnico, ya está solucionada. Voy a mi casa y después de reiniciar, apagar, encender, revisar cables y todo el ritual compruebo que sigo sin conexión. Se lo digo vía mensaje directo al CM o a quien quiera que sea que escribe estas cosas y le añado que el técnico nunca ha venido ni llamado. Su respuesta: “vamos a reclamar la incidencia puesto que al dejar indicado que se te solicitaba un técnico y no comprobar más mensajes o llamadas hemos pensado que ya se había personado y tenías conexión de nuevo. Disculpa el error”. Ajá. Bueno. Vale.

Martes. 24 de septiembre. Llamo al servicio técnico, les cuento mis cuitas y vuelven a decirme que me llamarán para concertar una cita con el técnico. Les digo que eso ya me lo dijeron antes y nunca me contactaron. El teleoperador se disculpa y asegura que lo harán esta semana sin falta.

Viernes. 27 de septiembre. Otro mensaje vía mensaje directo por twitter que asegura que mi incidencia ha sido solventada. Les digo que de eso nada, que ni está solventada ni el puñetero técnico ha venido, ni llamado.

Interneeeeeeeeeet

Martes. 1 de octubre. El lunes por fin me llaman y conciertan una cita y el martes viene un técnico (una hora más tarde de la hora prevista), lo revisa todo, dice que los aparaticos (se llamen como se llamen) están bien y que si no tengo conexión es por un problema externo de la línea de Jazztel que Vodafone alquila para dar su servicio. Me dice que se concertará una segunda visita.

Miércoles. 2 de octubre. Estoy en la biblioteca de mi barrio (aprovechando la conexión a internet) cuando veo que tengo varias llamadas perdidas de un móvil desconocido. Resulta ser el técnico de Vodafone, pero me dice que ha estado esperándome media hora y que ya se ha ido. Me dice, además, que la cita ya estaba concertada. Yo le digo que no, que yo no sabía nada de esa cita. Media hora después me llama una misteriosa voz que vuelve a asegurar que sí se había concertado una cita a las 16.20. Yo lo niego, les aseguro que no han hablado conmigo. Me preguntan que si podría haberse cerrado esa cita con otro miembro de la familia. Yo le juro que mi gato todavía ni habla ni responde al teléfono.

Jueves. 3 de octubre. Viene el segundo técnico, puntual y todo. Vuelve a hacer lo mismo que el otro: revisa los cables, saca su ordenador, recibe llamadas (esta vez de esa misteriosa central que asigna las citas a los técnicos y que, según mi experiencia, funciona tirando a mal) para acabar diciéndome lo mismo que el otro técnico: que todo está bien que el error viene del cableado externo, de la línea de Orange (dice Orange, no Jazztel). Me recomienda que no vuelva a llamar a servicio técnico porque me asignarán a otro técnico que me dirá lo mismo. Le pregunto: “¿y qué hago entonces?”. Me responde: “esperar un par de días”. Yo le digo: “¿y por qué va a volver la conexión en un par de días si no ha vuelto en quince?”. A eso no responde.

Sábado. 5 de octubre. Vuelvo a llamar al servicio técnico, vuelvo a contarles toda la movida, vuelven a disculparse y vuelven a asegurarme que el servicio se reanudará el lunes.

La mitad de estos teleoperadores se ha disculpado conmigo y me ha recordado que les ponga buena nota en la encuesta posterior.

Lunes. 7 de octubre. Oh sorpresa, sigo sin internet y hago lo que ya es costumbre: llamar al servicio técnico que me aseguran que paso a ser un caso prioritario y que harán un seguimiento de mi caso.

Martes. 8 de octubre. Sigo sin internet y escribo esta entrada (desde la biblioteca de mi barrio, claro) para que cuando sean los de Vodafone los que me llamen para preguntarme que porqué me he cambiado de compañía, no tener que contarles toda esta larga historia desde el principio.

Y vosotros, ¿cuándo os sentisteis un consumidor diminuto y desprotegido por última vez?, ¿cuántas llamadas al servicio técnico de un operador de fibra y telefonía hacen falta para convertir a una persona normal y corriente en asesina peligrosa? Mis vecinos dirán: saludaba siempre, pagaba puntualmente las derramas, no entiendo porqué masacró a toda la plantilla de Vodafone España…

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Subroguemos más, subroguemos mejor

Tengo una idea de negocio. Mejor incluso que los conceptos de serie de los que os he hablado aquí y allá. Como Paolo Vasile está tardando un poco más de lo que yo planeaba en contestarme, y yo no estoy para esperar, me he lanzado a emprender. Porque si el éxito no te sale al encuentro, hay que ir a buscarlo. Porque la suerte sonríe a los valientes. Porque las ideas son locuras hasta que triunfan. Y porque no se me ocurren más frases motivacionales y no voy a comprarme un libro de Josef Ajram.  Además, que con frases inspiradoras no se levanta un imperio, no, se levanta con dinero (esto no sé si lo ha incluido Ajram en alguno de sus libros, pero debería). Por si alguno de los lectores que pasan por aquí resulta que tiene unos milloncejos tontorrones a los que no sabe cómo darles salida y quiere convertirse en mi business angel, os cuento mi innovadora idea.

Otros emprendedores se me adelantaron. Vieron que había un hueco en el mercado, existía una demanda de bebés recién nacidos y con la carga genética de sus papás (que ya hace falta confiar en los genes de uno, también te digo). Vieron que en algunos países un tanto estrictos con eso de la legalidad no era posible pagar a señoras fértiles para que gestaran el hijo de otros y recurrieron a Ucrania, a Estados Unidos, en definitiva a países en los que conseguir un arma es más fácil que viajar en transporte público. Allí, tal y como imaginaban, pudieron dedicarse al negocio que llamaron "gestación subrogada". Esa industria ya está asentada y muy de moda gracias al apoyo de celebrities como Kim Kardashian y Kanye West (otro día hablaremos de esa oscura época de mi vida en la que estuve enganchada a Keeping up with the Kardashian y cómo me desenganché el día en que Kourtney aseguró que las sirenas sí habían existido, pero se extinguieron, como los dinosaurios). También Miguel Bosé y su ya ex pareja Nacho Palau usaron la gestación subrogada para engendrar no uno, ni dos, sino cuatro chiquillos (otro día hablamos de lo mucho que me fascina esta relación de ¡26 años! y donde apenas hay fotos de los dos en público y cuando las hay Palau está siempre a varios pasos de Bosé, como si fuera su guardaespaldas en vez de su marido).

Pero yo, como emprendedora, veo algunas lagunas en la floreciente industria del alquiler de vientres de mujeres: los recién nacidos. Porque ya que el cliente paga y habitualmente paga por un bebé sano, ¿por qué no pide también un bebé como tiene que ser, es decir, con lorzas?

"Alegoría de la poesía", de François Boucher. También conocido como "Cupidos fuertecitos".

Es un hecho científicamente comprobado que a los recién nacidos les falta un poco de horno, son como magdalenas sacadas antes de tiempo, que no han subido y no están esponjosas. Los bebés nacen y ni te miran, ni te sonríen. Por no poder, no pueden ni sostener su propia cabeza. Tampoco digo que deberíamos tener un periodo de gestación como el de las elefantas, de dos años, pero uno de año y pico no estaría nada mal, así daríamos a luz a bebés rechonchotes y adorables. Bebés de anuncio. Angelotes de cuadro del Renacimiento.

Así que mi idea de negocio, que va a revolucionar el mercado de alquiler de vientres, consiste en que esas señoras altruistas que han gestado a una criatura durante nueves meses para que luego la críen otros, se queden con el bebé un poquito más y lo entreguen al cliente en su estado óptimo de maduración, es decir, cuando tenga un mínimo de 3 y un máximo de 6 meses. El tiempo dependerá de lo que el bebé tarde en generar lorzas.

Los ángeles de la Madonna Sistina de Rafael. Obra también conocida como "angelotes con mofletotes". 

¿Es una idea ganadora sí o sí? Si os interesa invertir, os paso mi número de cuenta. Ya si eso, más adelante, montaré la estructura necesaria en Ucrania, pero primero id mandándome los millones.

He estado un poco desaparecida en agosto, pero como propósito de septiembre (porque septiembre es un comienzo de año más comienzo de año que enero) me he prometido actualizar más a menudo. Otra cosa es que lo cumpla, claro.

martes, 30 de julio de 2019

Lecturas veraniegas

No tengo vacaciones. Que me da igual, ¿eh? Si yo tengo ventilador en casa, y pingüino y un ventilador de techo y una piscina municipal a tres paradas de metro. Quién quiere vacaciones pudiendo disfrutar de las pequeñas cosas del día a día, como la semana pasada, precisamente en la máquina expendedora de la piscina municipal, que me iba a comprar una bolsita de pan de pipas y me salió también un Twix. Bueno, a quién pretendo engañar: no tener vacaciones es un asco y yo a la hora y media de estar en la piscina municipal me aburro. Por eso hay que llevarse un libro, a ser posible veraniego, es decir: entretenido y sencillo (que las neuronas funcionan lo justo con el calor), de bolsillo, que pese poco y no ocupe demasiado en la bolsa de la piscina. Pero no os creáis que es tan fácil:

Con el corazón en tinieblas, de Eleanor Coppola

Cuando estudiaba en la Escuela de Cine un día proyectaron el documental "Corazones en tinieblas", sobre el infernal rodaje de Apocalypse now. Lo mejor fueron las caras de los estudiantes de dirección: admirados, encantados, fascinados... ¿por Coppola y Apocalypse now? No, por el poder que tenía Coppola, que se gastó todo el presupuesto, cambió de protagonista con el rodaje empezado y después al actor (Martin Sheen) le dió un ataque al corazón y Coppola dijo a los productores: "Martin no estará muerto hasta que yo lo diga". Los estudiantes de dirección estaban con la boca abierta, pensando, "oh, ¿cuándo dirigiré yo una súper producción y podré mandar a los actores al hospital?". Pues bien, "Con el corazón en tinieblas" es el diario que la esposa de Coppola, Eleanor, escribió durante ese rodaje:



El libro es muy veraniego en un sentido: se pasa calor al leerlo, nuestras olas de calor son la nada en comparación con el clima en Filipinas, donde se rodó "Apocalypse now". Pero "Con el corazón en tinieblas" no es realmente un diario de rodaje, sino lo que Eleanor escribió en esos meses, así que en él se mezclan las suculentas anécdotas del rodaje (como cuando llevaron a un tigre en un vuelo regular) con otras de la vida diaria de Eleanor de interés cero. Se nota que ni se escribió pensando en su publicación ni posteriormente se reescribió pensando en editarlo y darle un poco de sentido. Hay informaciones que se repiten, otras que se obvian y el hilo argumental se reduce a las cosas que le pasaban a la esposa de Coppola mientras él rodaba. Para colmo, en un momento Eleanor confiesa que ella nunca ha leído mucho. Se nota, Eleanor, se nota. Dejé el libro en la página cien. Si tenéis curiosidad por el proceso de rodaje de Apocalypse now, mucho mejor que veáis el documental "Corazones en tinieblas", al menos tiene salseo.

Los sótanos del Majestic, de Georges Simenon

Ligerito, con intriga y se acaba en tres mañanas que vayas a la piscina:

Me habré leído ya unas tres o cuatro novelas de Georges Simenon y reconozco que los devoro a la misma velocidad que los olvido. No recuerdo ni la intriga en sí, ni siquiera cuántas de las novelas que he leído son de las protagonizadas por el policía Maigret. Pero lo que sí se queda en la memoria después de leer cualquiera de sus obras es el estilo de Simenon, tan sencillo, capaz de describir personajes, ciudades, con tres palabras. Me encanta que use tan pocos elementos y les saque tanto partido. En "Los sótanos del Majestic" no sobra una página. Le da tiempo a describir el funcionamiento de los grandes hoteles (arriba los huéspedes, abajo los camareros) de ahí pasa a la vida previa de los trabajadores del hotel (procedentes de Cannes, de la Costa Azul, de cabarets y antros de poca monta) y, por supuesto, le da tiempo a resolver el misterio.

Ilión, de Dan Simmons
 
El año pasado me enganché locamente a una serie titulada "The terror", basada en el libro del mismo título de Dan Simmons. Así que busqué al señor Simmons en las estanterías de ciencia ficción y fantástico de la FNAC y me encontré con "Ilión". En contra: es una saga (qué pereza dan las sagas). A favor: es una versión de la Iliada pero en clave ciencia ficción. Yo, que me crié viendo Ulises 31, acabé comprando el libro.


"Ilión" se articula a través de tres historias paralelas: una sucede en la guerra de Troya; la otra en la Tierra del futuro, donde grupo de humanos intenta averiguar el pasado de su especie y por qué su sociedad es como es, y la tercera se centra en un grupo de seres en parte mecánicos, los moravecs, encargados de vigilar y patrullar el espacio. Poco a poco las tres historias van convergiendo pero acaba el primer tomo de "Ilión" y una sigue sin saber cuál es el hilo argumental que une a las tres historias. Pese a la imaginación que desborda la novela, pese a lo interesante de mezclar mitología con ciencia ficción, pasas las páginas sin enterarte de la misa la mitad:

Este lapso de vida de cien años es un añadido relativamente reciente a la humanidad, queridos míos. Es algo que se les ocurrió a los posts sólo después del último fax. Sólo después de que lo estropearan todo, nuestro futuro, el futuro de la Tierra, en aquel desastroso fax final. Sólo siglos después de que mis nueve mil ciento trece compañeros humanos postrubicón fueran faxeados a la corriente de neutrinos para nunca regresar.

¿Corriente de neutrinos?, ¿humanos postrubicón?, ¿mande? Con "Ilión" me pasó como con "Lost", no tengo paciencia para tantas intrigas y tantas dudas, necesito que se vayan resolviendo o acabo perdiendo el interés. Así que si alguien se ha leído todos los libros de Ilión, que me cuente el final, por favor.


Mary Wollstonecraft Mary Shelley, de Charlotte Gordon

Un libro de 500 páginas, por definición, no es un libro de verano. Y éste menos aún, a no ser que seas un estudiante de doctorado de historia y/o literatura inglesa y te lo leas en unas vacaciones por la campiña de Sheffield.


"Si por casualidad tenéis algún conocimiento, guardadlo como un profundo secreto", decía un padre para enseñar a sus hijas a no ahuyentar a los pretendientes. La prestigiosa intelectual lady Mary Wortley Montagu aconsejó a su nieta, de gran talento, que disimulara su destreza matemática "con la misma diligencia con la que ocultaría una malformación o una cojera". 

Las vidas de Mary Wollestonecraft (filósofa, escritora y precursora del feminismo) y su hija Mary Shelley (la autora de Frankenstein y un buen montón de libros más) son, en realidad, muy entretenidas. Las dos adelantadas a su tiempo, las dos llevaron vidas consideradas como escandalosas entonces, las dos viajaron, conocieron a otros escritores y filósofos... y el libro cuenta, excepcionalmente bien, sus épocas. La parte histórica es la que más me gustó, probablemente por puro interés personal y porque muy pocas veces se encuentran libros que transmitan la cotidianidad y la mentalidad de otras épocas, y éste lo consigue. Pero la parte literaria, las páginas y páginas dedicadas a analizar las obras de madre e hija, y a elucubrar sobre las influencias de una y otra, pues mira, me da bastante igual.

Y vosotros, ¿también en verano os ponéis en modo facilón y preferís lecturas sencillitas?, ¿alguien se ha leído "Ilión" y me cuenta cómo acaba? Si os apetece una lectura veraniega (por corta y facilona), podéis echar un vistazo al relato que las simpáticas gentes de Libros Prohibidos han querido publicarme.

martes, 9 de julio de 2019

Chistes de pollas

La semana pasada se estrenó el primer capítulo de "El pionero", la serie documental sobre Jesús Gil y Gil en HBO. Los que seáis insultantemente jóvenes no lo recordaréis, pero Gil y Gil no sólo fue presidente de un club de fútbol, alcalde de una ciudad costera y promotor inmobiliario, también fue presentador de televisión de una obra cumbre de la cultura pop: "Las noches de tal y tal". Él salía metido en un jacuzzi rodeado de mozas en bikini de talle alto porque en los 90 los bañadores eran así, sobaqueros:

Las bellas y la bestia.

No recuerdo de qué iba el programa. No sé si había entrevistas, o si era un talk show donde las muchachas en bikini contaban sus vivencias o si cocinaban aprovechando el vapor del jacuzzi. Ni idea. Solo recuerdo que alguna vez salió Imperioso, el caballo de Gil. Los 90 nos dieron grandes momentos tan absurdos como Gil chapoteando en su jacuzzi. Recordemos a Arévalo, las mama Chicho y a Ruiz Mateos haciendo de las suyas.

Todo zafio, vocinglero, aplaudido por un público en directo que gritaba mucho. Y no era patrimonio único de la España de los 90, era algo que estaba en el aire. En los Estados Unidos tenían a Howard Stern y sus chistes de pollas a costa del caso Bobbit. ¿Lo recordáis? Yo, casi como con Gil e Imperioso, apenas me acordaba de que Lorena Bobbit, en un arranque pasional, había cortado el pene de su marido John y luego, cuchillo en una mano y pene en otra, había huido en coche para acabar tirando el pene por ahí.

Pero vayamos por partes. ¿Quién era Howard Stern? Locutor de radio, presentador, productor, escritor. Si pones en una batidora de vaso (como las de las películas americanas, que es lo apropiado en este caso) un poco de Jiménez Losantos, otro de Cárdenas en su época de "Crónicas Marcianas", otro de Encarna Sánchez y otro de Benny Hill, te sale Howard Stern.

Pues él  organizó en 1994 una especie de maratón de recaudación de fondos, más programa de variedades, más freak show, con la excusa de conseguir dinero para la operación reconstructora de John. Un montón de mozas exuberantes con bañador de tiro alto ejercían de azafatas y mostraban cuánto dinero se había recaudado en un medidor gigante con la forma de (oh, sorpresa) pollón. Todo aderezado con fino humor. Aquí una selección de las perlas de Howard (Howard's pearls):
"A penis is a terrible thing to waste"
"John, I'm glad you could come", "I can't, Howard"
"I don't even buy he was raping her... She's not that great looking"  


Atención al nivelón de la recreación dramática.

Y, ¿quién era Lorena Bobbit? Emigrante en Estados Unidos, se casa muy joven con John Wayne Bobbit y, antes de la noche en la que cogió el cuchillo de la cocina y le mutiló, pasó por un infierno de malos tratos y violaciones. Ese calvario quedó tan acreditado en el juicio por la agresión que Lorena fue declarada no culpable. Pero eso dio igual. Stern hizo su maratón, John se operó y grabó varias películas porno para demostrar que todo volvía a funcionar.

Muchos años más tarde "Lorena", un documental de Amazon, sí se preocupa por contar la historia completa, sin quedarse en las bromas. Se preocupa, en definitiva, por buscar la verdad. Y cuenta que después de sus operaciones, sus películas y sus colaboraciones con Stern, John Wayne Bobbit se volvió a casar, se divorció (denuncias por malos tratos mediante) y tuvo varias relaciones. En el documental habla una de sus novias, a la que casi tiró por una terraza y luego tuvo secuestrada, atada a una cama durante varios días. En el capítulo 3 del documental el abogado defensor de Lorena Bobbit hace un alegato digno de un capítulo de "The good fight": "Una vez oí decir a una señora que el cuerpo de una mujer es su hogar. Que su cuerpo es el contacto más íntimo que tiene con su alma. Violar a una mujer no solo es violar su cuerpo, sino también es violar su alma. Es un ataque directo a la estructura emocional que integra a una mujer". 



Más allá de las risas irónicas que nos provoque ese megamix del mal gusto que eran Stern y sus programas, el caso es qué hay detrás. Esto no es una cuestión de los límites del humor, esa parada queda muy atrás y a donde hay que ir realmente es a si a alguien le importó la verdad en ese momento o si optaron por mirar hacia otro lado para hacer caja. El evento del año 94 recaudó 260.000 dólares. Y Stern fue una estrella durante más de 20 años.

Cuando nos dé un ataque nostálgico sobre los 90, convendría contar hasta tres y recordar también todo esto. Quienes votaron a Gil como alcalde de Marbella y presidente del Atlético de Madrid, quienes le ofrecieron programas en televisión, eligieron mirar hacia otro lado. Gil fue responsable del hundimiento de un edificio por el murieron sesenta personas. Sesenta. Recuerdo a Imperioso, pero ni  una sola mención a que Gil había pasado por la cárcel. La nostalgia por los 90 debería limitarse a Nirvana y Buffy cazavampiros, nunca por una época "sin complejos".

Y vosotros, ¿recordáis a Imperioso?, ¿y las "Noches de tal y tal"?, ¿echáis de menos los 90 o pensáis que es una época fea como pocas?

lunes, 27 de mayo de 2019

Mister Wonderful quiere conquistar el mundo

Ni magnates de las telecomunicaciones, ni narcotraficantes, ni malvados random que acarician gatos persas o llevan parche en un ojo (porque, como todo el mundo sabe, llevar parche o acariciar gatos es cosa de tipos pérfidos). Ninguno de estos malos de película de James Bond son dignos de ocupar ese rol. El villano del próximo Bond debería ser el dueño de Mister Wonderful. Un tipo que, de momento, ya ha conseguido colarse en la campaña electoral del 26 de mayo. ¿O me vais a decir que el lema de Más Madrid "Vota bonito" no lo ha creado Mister Wonderful? Es un paso más en su objetivo final: conquistar el mundo entero y obligarnos a decir cosas como "si te esfuerzas no habrá sueño que se te resista", "hoy me he puesto una sonrisa, que combina con todo" o "hoy comienza un año que va a ser la pera", acompañado del dibujo de una pera con ojitos y sonrisita. La ñoñería nos rodea y hay que estar alerta porque nos puede atacar hasta detrás de una novela de prestigio.

Amistad de juventud, de Alice Munro


Munro ganó el Nobel de literatura allá por el 2013 y yo, que estoy a la última, me he leído un libro suyo por primera vez en 2019. Los relatos de "Amistad de juventud" se centran en historias de reencuentros, rupturas y muchos, muchísimos adulterios, narrados con continuos pasos de tiempo. Comienzas a leer y nunca sabes muy bien ni quién es el protagonista ni en qué época se va a desarrollar la trama principal. Poco a poco Munro te va revelando cuál es la historia central, sorprendiéndote. Un ejemplo. El relato "Five points" cuenta en paralelo una historia del pasado, de una tienda del pueblo a la que acude un púber Neil, y también una historia del presente, la relación furtiva entre el adulto Neil y la casada Brenda. Al final las dos historias de unen para desvelar que la hija de los dueños de esa tienda a la que acudía Neil, pagaba a los chicos para que se acostaran con ella, y Neil fue uno de los que pagó. Saberlo cambia la relación entre él y Brenda de esta manera:

¿No sabe él qué está sucediendo? Quizá necesitaría la experiencia de muchas peleas de casados para saberlo. Para saber que lo que uno cree (y, por un momento, espera), que es el final absoluto puede ser solamente el comienzo de una nueva etapa, una continuación. Eso es lo que está sucediendo, eso es lo que ha sucedido. Para ella, él ha perdido algo de su resplandor; quizá no lo recupere. Probablemente le sucede lo mismo a él con ella. Ella también siente lo mismo en sí misma. Piensa que hasta ahora fue fácil.

Que el libro está escrito que te mueres es un hecho (no le dieron el Nobel a Munro porque le tocara una papeleta en una rifa), pero hay momentos en los que la traducción de Debolsillo flojea. Una pena porque, por lo demás, es una auténtica joya.

Caperucita en Manhattan, de Carmen Martín Gaite

Cuando al final del día ponía películas en vídeo, las que más le emocionaban eran las que contaban las aventuras de aquellos soñadores caídos al fango con las alas rotas.


Caperucita en Manhattan es un clásico de la literatura juvenil y, como todo clásico, se supone que lo puede leer cualquiera, independientemente de su edad, como sucede con "La historia interminable". Una cosa os digo: JA.

No sé si me habría gustado más si lo hubiera leído a los 13 años. A lo mejor. Porque yo tenía mi vena cursi en aquella época, me chiflaba "El principito". Y ahora, sin embargo, leo cosas como esta...:

No hay que mirar nunca para atrás. En todo puede surgir una aventura. Pero ante las ansias de la nueva aventura, hay como un miedo por abandonar la anterior. Plántale cara a ese miedo.

...y no sé si estoy ante una novela que actualiza Caperucita roja en un Manhattan entre realista y fantástico o ante un libro de autoayuda. Llamadme cínica, pero esa Caperucita que se llama Sara y es una niña soñadora y lectora y también condescenciente con la forma de comportarse de sus padres me parece una repipi. Y esa vieja loca que se pasea por la ciudad y que resulta que es una encarnación de la estatua de la Libertad y una representación de la libertad en sí debería ser detenida por la policía porque, ¿qué hace paseándose con una niña por los parques de Nueva York? ¡Y de noche!


Procura encontrar tu camino en el laberinto. Quien no ama la vida, no lo encuentra. Pero tú la amas mucho. Además, aunque no me veas, yo no me voy, siempre estaré a tu lado.

Quien no ama la vida, no encuentra su camino en el laberinto. Podría ser el título del próximo libro de Albert Espinosa. Qué pereza.


Padres e hijos, de Iván Turguénev 

El año pasado leí un cuento de Turguénev, "Mumu" y me gustó tanto que, en mi estilo ventolera, decidí leerme alguna novela suya.  La elegida (porque estaba disponible en la biblioteca) fue ésta:



Dos amigos: Arkadi y Bazárov, visitan al padre de éste en la hacienda que tiene en el campo. Los jóvenes, que se definen como nihilistas, chocan con la manera de ver la vida del padre y el tío de Arkadi. Es todo muy novela rusa del XIX, con sus campesinos, sus veladas en casa de unos y otros tomando champaña, su recibir a las visitas...

La trama de la novela no empieza hasta que los dos amigos conocen a una viuda, Odíntsova, y ambos creen enamorarse de ella. Pero lo más interesante pasa antes, cuando se describen las rutinas de la casa del padre de Arkadi, el pasado de Pavel, su tío, o cómo todos aceptan con naturalidad que una joven criada haya tenido un hijo con el señor de la casa, pero a la vez siguen tratando a la chica como una criada más. Esa parte es la que recuerda más a las novelas clásicas rusas y, curiosamente, da igual que no haya una trama como tal, quieres saber más de la vida ociosa de los terratenientes, de su relación con sus criados, y de los padres anticuados con los hijos que se creen modernos (los nihilistas, los hipsters del XIX). Pero cuando los amigos protagonistas se enamoran y, oh sorpresa, el orgulloso, seguro de sí mismo y un poquito ostiable Bazárov se vuelve alguien más vulnerable la novela descriptiva se convierte en otra cosa, se traiciona a sí misma, empiezan a pasar cosas de una manera algo forzada y una se pregunta, ¿pero esto no se llamaba "Padres e hijos"?, ¿por qué en la página 150 se convierte en una historia de amores no correspondidos?

Toda la verdad sobre las mentiras, de José Antonio Palomares

La casete terminaba con la canción que más nos gustaba, "Un velero llamado Libertad". Esta sí la cantábamos a veces en el coche. Era alegre, no hablaba de amor y uno podía pensar que el protagonista se hacía pirata. Lo malo es que la canción decía "el mar" y no "la mar" como Rafael Alberti. Si eras poeta había que decir "la mar", era de primero de poesía. José Luis Perales tenía poca pinta de poeta, con esos jerséis de pico o su chaqueta azul marino de Galerías Preciados. Parecía, más que un poeta, un empleado triste de banco o un vendedor de enciclopedias a domicilio. A lo mejor por eso le gustaba a todo el mundo: era un funcionario de las baladas. 


"Toda la verdad sobre las mentiras" es un chute de nostalgia. El sabor de un donut con azúcar envuelto en papel de estraza, las casetes que tus padres ponían en el coche camino del pueblo... El grueso de la novela relata momentos de la infancia de su protagonista, un chaval de unos 11 años, en una época previa al boom de internet y las redes sociales, cuando tener una tele en color era lo más. Muy poco a poco, van colándose entre esas anécdotas pequeños detalles de lo que realmente pasaba en ese mundo de chicles Boomer y casetes de José Luis Perales: broncas familiares, problemas económicos o un padre que pasa demasiadas noches en el bar. Por mucho que los adultos intentan ocultar la verdad a los niños, ellos acaban intuyéndola. El libro se lee en un plis y enloquecerá a la generación EGB. Eso sí, la generación Z lo tomará por un libro de divulgación histórica.

Y vosotros, ¿también creeis que "Caperucita en Manhattan" está patrocinada por Mister Wonderful?, ¿ayer votasteis bonito o simplemente votasteis? Espero que no fuerais de ese 45% de vagos incapaces de levantar el culo de su asiento para ir a votar y también espero (por vuestro bien) que no os tocara estar en la mesa electoral. De todos modos, visto el resultado en Madrid, me reafirmo en mi último post: la democracia está sobrevalorada.

Last but not least, el miércoles día 5 de junio estaré firmando ejemplares de "El ganador se lo lleva todo" en la caseta 137 de la librería Muga, en la feria del libro de Madrid. Estaré desde las 19 horas y hasta las 21.30, ¡si me queréis venirsen!

lunes, 13 de mayo de 2019

La democracia está sobrevalorada

¿He batido mi propio record en la categoría holgazana-que-dice-que-mañana-mismo-actualiza-y-de-repente-resulta-que-han-pasado-sesenta-días? No lo sé, me da pereza comprobar el archivo del blog. A mi favor diré que he tenido unas semanas muy complicadas: he tenido obras en casa. Que mi casa tampoco es El Escorial, las obras duraron diez días, no dos meses, pero esa no ha sido la única excusa circunstancia que explica tantos días sin escribir. Hubo otra. Las elecciones del 28-A. Ahora os preguntaréis: ¿es que me he metido en política o quizá en estadística?, ¿trabajo para Tezanos y me he pasado las semanas previas llamando por teléfono a la gente para preguntar su intención de voto?, ¿era yo candidata de algún partido? Peor aún: fui presidenta de mi mesa electoral.

Aquí la prueba.

Todo comenzó cuando un muchacho llamó a casa diciendo que era de correos y yo cometí el primer error: abrirle. Recogí mi notificación y firmé, pero dentro de la carta solo avisaban de que yo era suplente de vocal o presidente. Polisuplente. Todo el mundo me dijo que no me preocupara, que era una putada faena porque el domingo me tocaría madrugar pero en cuanto formaran la mesa electoral me mandarían a casa. "A mí me pasó eso en las últimas elecciones", "a mí en unas europeas, creo", "yo fui con resaca, me mandaron para casa y me volví a meter en la cama". Eso me decía la gente. Segundo error: creerles.

Yo me leí la notificación por encima con detalle, contaba con una semana para demostrar documentalmente alguno de los poquísimos motivos que excusaban de presentarse en la mesa. Cosas del tipo: me caso justo ese día y aquí tiene usted mi lista de bodas, el presupuesto del catering y la factura del vestido de novia. De mi profunda lectura deduje que en esa semana también enviarían por correo un librito con las instrucciones para ser presidente/vocal en la mesa electoral. Pasó la semana, yo no recibí nada en el buzón y, cuando llegó el domingo, me levanté, cogí un par de mandarinas (por si acaso) y, sin tomar un café siquiera (tercer error), me fui al colegio electoral. Imaginad mi cara cuando estoy frente a la mesa, resulta que el presidente no está, nos dicen que en ese caso lo que hay que hacer es abrir la caja donde están todos los documentos, los abrimos y ahí está mi nombre como presidenta de la mesa. "Pero si a mí no me mandaron el librito", dije yo. Dio igual.

Afortunadamente, los apoderados e interventores de los partidos que andaban por ahí pululando nos ayudaron con nuestras dudas (¿dónde coño está el papelito ése que piden algunos para justificar que van a llegar tarde al trabajo porque están votando?, ¿se puede votar con dni caducado?) y empezamos.

En la tele dijeron que la participación fue altísima. Ya os digo yo que sí. Intentaba mandar un whatsapp para mandar a la mierda contar a todos aquellos que me dijeron que al final me volvería a casa que no, que estaba presidiendo la mesa, y no podía ni acabar una frase porque venía alguien a votar.

Con tanta gente, las primeras doce horas fueron entretenidas. Además, que vivo en la Latina, y eso significa actores votando y los vocales y yo cotilleando. Vino Cristina Castaño (a la que todos habíamos visto por el barrio con dos perritos patada), Javi Rey (que con su belleza casi provoca un soponcio a la segunda vocal), Amparo Pamplona (actriz de doblaje y madre de una que salía en "Aquí no hay quien viva", dije yo), Pili de Pili y Mili... También vino una cantidad indeterminada de gente despistada que no sabía si la nuestra era su mesa; otro buen grupo de gente que votaba y daba una palmadita a la urna como si le dijera "no me falles, tía"; y otros que nos daban ánimos. Que muy bien eso de los ánimos, ¿eh? pero para la próxima menos ánimos y más botellas de agua, bocadillos de lomo con queso, bolsas de risketos, lo que sea. Desde aquí me comprometo a que en las próximas elecciones yo sí llevaré algo a los de la mesa.

Las primeras doce horas fueron entretenidas, sí, pero qué calor hacía. No teníamos una triste ventana cerca y la decoración de la sala era, cómo decirlo, espantosa kitsch.

Stephen King estudió en el colegio San Ildefonso y este cuadro le inspiró para escribir "It".

A las ocho de la tarde se cierra el colegio electoral y llega el momento de contar los votos. Primero los votos por correo (comprobar que tienen la tarjeta censal dentro, abrirlos, meterlos en las urnas, así cincuenta veces porque había cincuenta votos por correo). Luego la urna del Congreso. Se separan los votos por partidos, se cuentan, se revisa que coincida con lo que se ha ido apuntando y entonces, ¡oh drama! resulta que no cuadra. A volver a contar, a volver a revisar. Luego la urna del Senado. Una cosa os voy a decir a los que votasteis a un candidato de cada partido: sois malas personas. Porque para contar el Senado había que: hacer dos montoncitos separando a quienes habían votado a un partido en bloque y por otro lado a los que habían votado nominalmente a uno de aquí y otro de allá. Luego contarlo todo y luego añadir, uno a uno, los votos nominales. Para entonces ya era la una de la madrugada y me entero (yo no me leí el librito con las instrucciones, ¿recordáis?) de que yo, como presidenta, tengo que llevar un sobre con actas varias a una sede judicial. Tras un momento de pánico consistente en pensar que me tenía que ir hasta Plaza de Castilla hasta que me dijeron que no, que había una sede en la calle Mayor, para allá que me fui.

Qué imagen aquella. Un montón de presidentes de mesas electorales de la zona centro, con nuestros sobres en la mano, caras de agotamiento. The walking dead. Hablamos entre nosotros y yo comento que espero que ahora no abran el sobre y comprueben porque fijo que me he dejado alguna cosa. Frente a nosotros, uno de seguridad o un policía (yo qué sé, tenía mucho sueño, no me acuerdo) nos escucha. Llega mi turno, doy el sobre, firmo no sé qué cosas (¿he dicho que tenía sueño?) y me dicen que me puedo ir. El policía (segurata, yoquésé) me sonríe y me dice: ¿ves como ya está? Lo mismo el chaval hasta estaba bueno y aquello hubiera podido ser un principio de comedia romántica, pero quién quiere amor pudiendo irse a su cama a descansar...

Cuando llegué a casa me esperaba esto:

¿Alepo? No, mi casa. 

Y todo esto por 65 euros. Si echáis los cálculos sale a 3.80 euros la hora, que está mejor pagado coser balones para Nike en una fábrica en Vietnam.

Una cosa os digo: la democracia está sobrevalorada. Consideremos otras opciones, que a lo mejor hemos rechazado muy alegremente. Las dictaduras no están tan mal, tienen sus ventajas, como no tener elecciones, por ejemplo. O también podemos recuperar las monarquías absolutistas, con sus cetros de oro, sus capas de armiño y ni una sola urna.

Y vosotros, ¿sois más de dictadura o de monarquía absoluta?, ¿habéis sido alguna vez vocales o presidentes de mesa?, ¿a que no sabéis que vi en mi buzón el lunes justo después de las elecciones? Sí, lo habéis adivinado: el puto librito.

miércoles, 13 de marzo de 2019

Os voy a vender un proyecto

No uno, no. Os voy a vender tres. Estoy así de rumbosa.

El primero es el más factible. El casting ya está hecho y el modelo a seguir está claro. Se trata de un reality al estilo "Alaska y Mario" pero protagonizado por estas dos señoras:

La alcaldesa Manuela Carmena y la embajadora polaca Marzenna Adamczyk

La de la izquierda os sonará, es Manuela Carmena. Su doble (por parecido y por tamaño) es la embajadora de Polonia, se llama Marzenna Adamczyk, pero la llamaremos la señora polaca, más fácil de escribir. Carismática, tan adorable que le perdonamos su afición por la laca, entiende la palabra "cochiquera" (aunque no gorrino) y le toma el pelo a Broncano cuando éste la entrevista en "La resistencia". Yo a esta señora la vería 24/7. Imagináosla preparando magdalenas con Carmena, recibiendo a otros diplomáticos o haciendo cosas de señora mayor como ir a eventos que te importan un pito pero en los que se sirve un vino español.

"Carmena y Marzenna" lo tendría todo: barato de producir, programa familiar, no ofende a nadie... Qué aburrido, ¿no? Como dirían algunos ejecutivos de televisión "le falta punch". Hagamos algo más radical. Una serie cara, con muchas localizaciones naturales (Pachá, Baqueira, las Ventas, cotos privados de caza), muchos personajes y mucho de todo en general. Os presento: "Froilán rey". En el capítulo piloto, tras una semana aciaga para los Borbones que ríete tú de los primeros meses del 2012, el rey y sus herederos directos mueren y la línea dinástica dicta que Froilán debe subir al trono. Esta serie mezcla "Los Windsor" y "The crown", tomando un 99% de la primera y un 1% de la segunda, aprox.

Este último proyecto tiene punch, sí. Pero aún me guardo una tercera que es, sencillamente, el concepto ganador. Un reality... carcelario. Gran Hermano meets Vis a Vis. Supervivientes meets Prison Break. Informe Semanal meets Orange is the new black. La idea es simple: cogemos a un grupo de famosos que han tenido problemas con la ley y los encerramos en una cárcel de verdad. Tranquilos, que cuando digo de verdad no quiero decir en funcionamento, nos conformamos con un decorado natural, usando una de esas prisiones abandonadas que hay por ahí y que se usan para exposiciones, instalaciones y cosas mucho menos espectaculares que mi reality carcelario.

Hay varios perfiles que necesarios en el programa. Como corrupto vinculado al mundo político, el casting será complicado, contamos con muchos candidatos, pero mi corazón se debate entre Bárcenas y mi adorado Francisco Correa. Como folclórica que blanquea, aunque ella no sabía nada, si blanqueó fue por amor, tenemos a Isabel Pantoja. Como deportista de élite que debe millones a hacienda, pero él tampoco fue, fueron sus asesores, que él no sabía nada, contamos con Cristiano Ronaldo. Como artista internacional que debe millones a hacienda, pero ella no sabía nada, que fueron sus asesores, tenemos a Ana Torroja o a Miguel Bosé. Como acosador que asegura no sabía que las chavalas tenían 13 años, el youtuber Dalas Review.

La clave del éxito de este formato radica en que removerá a la audiencia, despertará sus afectos ocultos, en concreto, sus ansias de revancha. Los sentimientos bonitos están muy bien, no te digo yo que no, pero este programa llama al odio, a la mezquindad y la venganza. Porque qué gustirrinín daría ver a famosos y políticos de relumbrón haciendo cola para llamar por teléfono o comprando tabaco en el economato. Y para que nuestros concursantes vivan en sus carnes una prisión de verdad, añadiremos al casting un par de perfiles más: un terrorista yihadista, un asesino en serie... vamos, gente como él:


Leed mentalmente estas frases con la voz de Gloria Serra.

Igor el ruso, que ni se llama Igor, ni es ruso, en realidad nació Norbert Ferher y en Serbia, luego hizo el servicio militar en Rusia, formó parte de una banda criminal en Italia, donde pasó por la cárcel acusado de robo. Al salir volvió a robar, mató a dos personas y huyó del país. Se refugió en un sitio donde pensó que nadie le encontraría... Teruel. Allí mató a un ganadero que se enfrentó a él y a dos guardias civiles. Fijaos en el segundo 08.00 del video. Cómo mira a cámara Igor el ruso, a chungo no le gana nadie, y por eso lo necesitamos en nuestro programa.

Y a vosotros, ¿qué idea os ha convencido más?, ¿cuál se merece un bonito documento de venta?, ¿alguien tiene el teléfono de Vasile?

Además, os cuento que este viernes 15 de marzo, a las 19.30h, hay una nueva presentación de "El ganador se lo lleva todo" en la librería La Fugitiva, un sitio cuquísimo al lado mismo de la filmoteca. ¡Vénganse todos!

lunes, 25 de febrero de 2019

Tú no eres gafe, Glenn Close sí

Puede que tengas un lunes de esos de enmarcar. Que no hayas oído el despertador, llegaras tarde al trabajo, descubrieras que mandaste a la papelera de reciclaje el informe que tenías que entregar hoy y además se te ha caído el móvil y se ha roto la pantalla y, como las cosas se rompen de tres en tres (esto es así, todo el mundo lo sabe), también se te habrán estropeado la lavadora y el microondas. Te creerás que estás teniendo el peor lunes de tu vida. Pero no. Peor ha sido el día de Glenn Close.

Anoche ella iba vestida para ganar. Si iba vestida de estatuilla y todo:

Glenn Close de dorado en la alfombra roja de los Oscar 2019
Compro oro.

Además, ¿no dicen que a la tercera séptima va la vencida? A Glenn Close la habían nominado ¡7 veces!, por "Atracción fatal", por "Reencuentro", por "El mundo según Garp", por "Las amistades peligrosas" y este año por una película que ha pasado bastante desapercibida: "La buena esposa", pero daba igual, este año tocaba y punto. Ya le habían dado el Globo de oro, el premio del sindicato de actores, el de los Spirit Awards y en la vitrina de Glenn había un hueco para el Oscar. Su estilista le dijo: "Glennie, vas a deslumbrar, porque he estado estudiando el historial estilístico de los Oscar y he encontrado un patrón, para ganar hay que ir vestida de dorado". A Glenn esto le dio un poco de mal rollo, porque ya sabéis que el amarillo da mala suerte. Y eso no es una costumbre cañí, sino actoral y universal. Resulta que allá por el siglo XVII Molière vestía de amarillo cuando protagonizaba su obra "El enfermo imaginario". Le dio un ataque de tos malísimo en plena obra y, lo que hoy en día se hubiera arreglado con ibuprofeno o jarabe para la tos, en aquella época acabó con Molière muerto.

Glenn le dijo a su estilista que ni de coña se vestía de amarillo. El estilista le enseñó las fotos de Emma Watson y Cate Blanchett, las dos de amarillo, las dos con su Oscar.

- Que no, que el amarillo da mal fario- dijo Glenn Close, o a lo mejor no dijo "mal fario" y dijo algo menos racial y más anglosajón.

- Meryl lo ha llevado. Y dos veces.

- ¿Seguro? Si Meryl es muy supersticiosa. Que cruza la calle cuando ve un gato negro y toca madera para tener buena suerte y nunca brinda con agua y cuando brinda con vino dice lo de que "el que no apoya, no folla".

El estilista entonces le enseño esta prueba gráfica:


Y Glenn Close decidió que iba a ir de amarillo dorado.  Como Meryl. La ganadora de 3 Oscars y 9 Globos de oro y 3 Emmys. Si es que Meryl se transforma en sus papeles, te hace un día de Margaret Thatcher y otro de la tipa con el pelo de paje sospechosa de matar a su hijo; un día te clava el acento danés en "Memorias de áfrica" o el polaco en "La decisión de Sophie"; te hace comedia pero también drama; ¡si hasta canta bien! Glenn no es que odie a Meryl Streep, a ver, que si se encuentran en un acto benéfico o en un estreno, se saludan y hablan: "qué calor, ¿eh?, hay que ver el cambio climático", "¿quién es esa chica que está con Di Caprio, otra modelo de Victoria Secret o la misma de antes?, es que las confundo". Lo típico. Si Meryl es maja. Y eso es lo malo, que la tía aún encima tiene el cuajo de ser encantadora. Es la típica amiga maja que te hace el favor de acompañarte a un casting y resulta que la eligen a ella. Es la amiga simpática que te roba al novio (pero la gente es libre de hacer lo que quiera y que no robó nada, que quizá la relación ya estaba en crisis y tú no quisiste darte cuenta). Es la compañera de trabajo encantadora que se acuerda del cumpleaños del jefe y le hace un regalo y tú, que no te fijas en los detalles, no.

Así que Glenn Close se puso su vestido dorado con cola en plan estrella, en plan "los focos a mi persona", que diría la Pantoja. Como Meryl.


Aunque una alfombra en la que están Lady Gaga y Billy Porter eso de llamar la atención va a estar reñido. También andaban por ahí Sarah Paulson envuelta en rosa, Linda Cardellini con una bata de estar por casa llena de tul y Rachel Weisz con... ¿una torera de látex rojo?

Y Samuel L. Jackson caracterizado como su personaje en "Glass":

Spike Lee y Samuel L. Jackson, ¿o es al revés?

Pero todo eso a Glenn, plín, porque sabía que cuando dijeran "and the Oscar goes to..." sería su nombre el que oiría. Hasta había preparado un discurso memorable. Lo tenía ya escrito desde el 82, cuando la nominaron la primera vez. Lo había ido retocando cada año, con cada nominación y ahora era perfecto y completísimo, todo un carrusel de emociones: tenía una parte espontánea y alocada como en el discurso de Benigni, pero también su momento agradecido y feliz como cuando Julia Roberts ganó su Oscar y hasta había una parte cantanda, como cuando Donen agradeció su Oscar honorífico. A todo eso había que sumar las palabras de agradecimiento a la familia, el equipo, las otras nominadas porque es un honor estar a vuestro lado y bla, bla, blá. Glenn estaba repasando mentalmente los nombres del equipo técnico de su película, cuando dijeron lo de "the Oscar goes to... ¡Olivia Colman!". Y pensó por un momento: "¿y esa quién es? Ah, ya, la inglesa". Con la fuerza de la costumbre, aplaudió y sonrió como lo que es, una profesional, y escuchó el discurso de Olivia, improvisado, porque ella no se esperaba ganar, que si se lo esperara ya habría elegido un vestido menos horrendo:


¿esas mangas acaban en un lazo por detrás?

La gala se le hizo un poco larga a Glenn, solo tenía ganas de irse a casa, quitarse ese vestido tan largo y tan dorado, ponerse un pijama y comer helado mientras buscaba a Olivia Colman en la imdb. Pero su estilista le recordó que ya le habían cedido un Armani y se había comprometido a ir a la fiesta de Vanity Fair. Y, como ella es una profesional, allá que fue. Sonrió en el photocall, saludó a unos y a otros: "oye, esa Kardashian que ha venido, sí, la que se le ve el mondonguito, ¿es Kylie o es Kendall?". Menos mal que se encontró con Amy Adams. Algunas fuentes aseguran que fueron a tequilas, bebieron uno por nominación de cada una de ellas y Amy acabó vomitando en los baños del Beverly Hills City Hall mientras Glenn Close le sujetaba su larga melena pelirroja para que no se le manchara de pota.

Hoy lunes, pasada la resaca, lo primero que hará Glenn Close será despedir a su estilista.

Y vosotros, ¿conocéis a alguien con más mala suerte que Glenn Close?, ¿queríais que ganara "Roma" o, como yo, todavía no habéis conseguido verla despiertos?, ¿con quién os iríais de cañas: con Glenn Close, con Meryl Streep o con Olivia Colman?, ¿también os ha dado pereza ver "Bohemian Rhapsody" porque detrás de tanto actor caracterizado pensáis que está Joaquín Reyes?