miércoles, 9 de diciembre de 2015

Carta abierta a Madonna

De los creadores de "yo he estado en Japón" (he estado, o mejor dicho, estuve, ¿lo he dicho en alguna ocasión?) llega... "yo he estado en Amsterdam viendo a Madonna".

No, no soy una de esas fans que siguen a sus ídolos durante toda su gira, que hacen cola para estar en primera fila y que se compran todo su merchandising. Es más, a mí Madonna me ha hecho un par de jugadas muy feas, y por eso, Madonna, reina del pop, te escribo estas líneas. Como sé que tu castellano es fluidísimo, que llevas media vida cantando "last night I dreamt of San Pedou", te escribo esta carta en el idioma de Cervantes. Y en el de Daddy Yankee, también.

Dear Madonna;

A mí no me la vuelves a dar con queso. Me sé tu juego. Tú vas y programas una sola fecha en España, pongamos por ejemplo en Barcelona y dejas unos días libres después. Por supuesto, las entradas baratas vuelan. Y es que los miembros de los clubs de fans y los apuntados a páginas como Live Nation tienen prioridad. Y allí estaba yo, con dos amigas, a las que llamaremos O. y F., atentísimas para luego descubrir que sólo quedaban a la venta las entradas VIP que cuestan unos 200 euros y la promesa de entregar a Madonna tu primer primogénito. Envalentonadas y después de haber pasado toda una mañana dándole al botón de actualizar y peleándonos con diferentes páginas de venta de entradas, decidimos ir a un concierto de la ambición rubia de todas-todas, ¿por qué no a Amsterdam, que coincide con el puente de la Constitución? En el mismo instante en que teníamos las entradas compradas... oh, sorpresa, oh aciago destino, resulta que Madonna programa otra fecha en España.

Pero te olvidas de todo, incluso de esta horterada de video, perteneciente a su último álbum, cuando empieza el concierto. Una mezcla de El circo del Sol con un pase de modelos de Dolce y Gabbana y, por supuesto, todas las obsesiones de Madonna a lo largo de sus años de carrera. En el concierto hubo bailarinas vestidas de monjas y subidas a barras de pole dance, un ejército de algo así como samuráis y hasta un cuadro flamenco de lo más bizarro, con bailarinas chinas y bailarines con camisas de encaje. 

Y luego estuvo esto:


La boca abierta.

Espero que:
a. Pagues bien a estos muchachos, Madonna.
b. Les des mucha biodramina antes de subirse ahí arriba.

A mí, que siempre me he mareado hasta en el barco vikingo de la feria, no entiendo cómo un ser humano puede hacer lo que esos bailarines hacieron.

Hubo otros números impresionantes, como la versión de Material Girl, con Madonna subida a una pantalla inclinada desde la que iba rechazando y lanzando a los bailarines al suelo (lo dicho, el trabajo de estos chicos no está pagado con dinero). Pero también hubo momentos para que la estrella pillara el micrófono por banda y se quedara sola en el escenario. Suponemos que esos ratos los aprovechaban los bailarines para cambiarse de ropa y tomarse otra biodramina. En uno de estos momentos cogió a un muchacho del público, un tal Johan, al que le regaló un plátano (¿?) y en otro se marcó una versión, ella sola con un ukelele, de "La vie en rose".



Que digo yo, Madonna, teniendo a ese ejército de bailarines y canciones como "Ray of light" o "express yourself" en tu repertorio, ¿tienes que chapurrear el francés y más en una canción tan difícil como ésta? Para la próxima gira, te sugiero que cantes más temas tuyos, de los de toda la vida, y que olvides tus últimos discos. O que saques uno bueno, que eso tampoco estaría mal.

También te sugiero que empieces a la hora, que luego salimos tarde y acabamos todos en la misma cola para coger el mismo autobús nocturno. Que tú eso no lo verás como problema porque fijo que tienes un jet privado, pero ponte en el lugar de la plebe, reina.

Y eso es todo, Madonna. Espero que hagas una nueva gira, con bailarines que parecen súper héroes, pantallas gigantes, plataformas, suelos que se abren, coreografías, cambios de vestuario y mucho de todo. Porque para cantar solo en un escenario, guitarra en mano, para eso ya están los cantautores del café Libertad. Tú eres otra cosa, tú eres una "entertainer".

Besitos.

Y os dejo con el momento, estoy sola en el bar, cerrando el garito y canto una de Madonna mientras bailo estilo caballito:


Y vosotros, ¿sois más de conciertos a lo grande o íntimos?, ¿créeis que Madonna se ha pasado al ponerse bótox hasta en las pestañas?, ¿o sois de esos fans que le perdonan hasta que perpetre "La vie en rose"?

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Macarrones rellenos de bicarbonato de sosa

Hubo una época, más lejana de lo que a mí me gustaría reconocer, en que la televisión programaba películas antiguas. Tan antiguas que eran... ¡en blanco y negro! Sí, jovenzuelos que nacisteis después del año 1985, hubo un tiempo en el que podías encontrarte con clásicos del cine emitidos en franja de máxima audiencia. 

Así vi yo, por primera vez, una película de los hermanos Marx, "Una noche en la ópera". En uno de los muchísimos momentos míticos de la película, Groucho dice que su padre inventó los macarrones rellenos de bicarbonato de sosa, que causan y curan la digestión. Pero no voy a dedicar este post a reivindicar a los hermanos Marx. La mejor reivindicación posible que se les puede hacer es ver una de sus películas: "Una noche en la ópera", "sopa de ganso" o "Los hermanos Marx en el Oeste". Me propongo a hablar de las cosas reales que son como los macarrones rellenos de bicarbonato de sosa: causan algo para luego curarlo.

Quizá tú seas una regordeta feliz, que prefiere vestirse de forma cómoda y barata sin más complicaciones... pues haces mal en ser feliz. No deberías serlo, amiga. Deberías aspirar a más: a adelgazar, a saber andar con tacones, a vestirte para "sacarte partido" y a maquillarte de forma que tus ojos parezcan más grandes, tus labios más gruesos y tu piel sedosa. Y para eso están las revistas femeninas, para causar y curar la inseguridad.



Las revistas llamadas "femeninas" son unas expertas en mandar mensajes contradictorios. Todas lo hacen. Glamour, Vogue, Woman, Elle, Marie Claire, Mujer hoy, Cosmopolitan, Telva, InStyle... Todas ofrecen estos contenidos:

- Portada de mujer bella y joven de éxito. Probablemente una modelo, a veces una actriz.
- Moda, tanto alta costura como consejos para estar a la moda como trucos para copiar la manera de vestir de las mujeres bellas y jóvenes de éxito de la portada.
- Trucos de belleza, que van desde cosmética hasta cirugía, dietas y vida sana.
- Entrevistas con gente de interés, básicamente famosos triunfadores.
- Temas de psicología de andar por casa y consejos varios para mejorar tu vida. Esto va desde cómo atreverse a dar el paso de cambiar de trabajo a cómo convertirte en multiorgásmica.
- Y algo de tema social: el tercer mundo, el paro, conciliar vida laboral y familiar...

Lo único que cambia de una revista a otra es dónde se pone el acento. Vogue pone el acento en la moda de alta costura. Cosmopolitan en los trucos para ser multiorgásmica. Pero todas, en el fondo, pretenden lo mismo: vender. Y oye, es su negocio. Alimentan la necesidad de la lectora por sentirse guapa, joven, triunfadora, amada, deseada... y para ello le ofrecen cremas, ropa, joyas... que, ¡oh sorpresa! resulta que anuncian en las páginas interiores de la revista.

Pero... ¿son igual de manipuladoras las revistas llamadas masculinas? Ellos tienen las que podríamos considerar más o menos serias  (Esquire, Icon) y las que son más frívolas (FHM) y luego, aparte, el Interviú, inclasificable. Las revistas "serias" predominan. Van dirigidas a un sector concreto, básicamente a hombres con puestazos que les permiten comprarse los coches, relojes y productos de lujo que anuncian estas revistas. En portada salen hombres carismáticos y triunfadores. Su edad y su físico importan, pero más que sean tipos “interesantes”. Es más fácil ver en la portada a alguien como John Malkovich que a alguien como Mario Casas. Cuanto más frívola es la revista más posibilidades hay de que en la portada aparezcan hermosas mujeres en poses sugerentes:


Estas revistas van dirigidas a un público masculino heterosexual, en portada aparecen hombres a los que se admira y mujeres a las que se desea. ¿Por qué no es igual en las revistas femeninas?, ¿por qué no vemos en las portadas a un Andrés Velencoso en pleno esplendor con una Glenn Close, por poner un ejemplo? Sin embargo en Elle, Woman, etc. no dedican sus portadas ni a hombres deseables ni a mujeres interesantes. Tienen a modelos buenorras y, a veces, haciendo una excepción, a famosas interesantes pero buenorras y siempre menores de 40 años. Fotos de cuerpo entero, que se vea bien el vestido que luce,
lo bien que le sienta, que se vea bien lo joven y delgada que es. Nada de primerísimos primeros planos en blanco y negro. Por favor. Si así no se aprecia el maquillaje ni de qué marca es el vestido.  

No es sólo que las revistas femeninas alienten ciertas necesidades y carencias (esos cinco kilos que todas queremos perder) por muy contradictorias que éstas sean (en la revista también encuentras recetas para hacer tarta tres chocolates). Es que perpetuan un modelo machista. Entre líneas se cuela un mensaje: está muy bien que aspires a triunfar, pero a lo que debes aspirar sobre todo es a ser guapa y a cazar a un marido, preferiblemente rico y guapo.

Esto apareció publicado hace una semana en Telva:

Sara Carbonero lo tiene todo para aparecer en la portada de las revistas femeninas. De hecho, ha salido un par de veces. Es guapa, es joven, triunfa... Pero no nos engañemos, lo que le interesa a la periodista (y suponemos que a Telva también) es que ha cazado a un marido de postín. 

Y yo digo: dejemos de comprar estas putas mierdas, revistas. ¿Sería mucho pedir una revista dedicada a la mujer, en cuya portada aparecieran mujeres interesantes?, ¿con moda, viajes, temas sociales y artículos bien escritos?, ¿con entrevistas a otras mujeres que no se centren en cómo se casaron con sus todavía más famosos maridos?

Y vosotros, ¿sois lectores habituales de alguna de estas revistas?, ¿os habéis vuelto multiorgásmicas gracias a los artículos de la Cosmopolitan?, ¿o sois más de comprar la Interviú, pero por sus artículos de investigación?

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Si es que reciclar es buenísimo para todo

¿Vosotros recicláis?

Yo, muchísimo. Tengo tres bolsas de colores en la cocina donde separo el cartón y el papel por un lado; los envases por otro; el vidrio por otro. Aparte, el resto de cosas que no se sabe qué son y la basura orgánica. Cuatro bolsas en total. En mi cocina somos multitud. No se puede decir que queden bonito. Es más, ¿habéis visto alguna casa de famoso, de ésas que se enseñan en el Hola, con bolsas para reciclaje?, ¿o siquiera una de las casas de "Quién vive ahí" con algún rastro de que sus habitantes reciclan? Está claro que a la gente con un don para la decoración el medio ambiente les importa un bledo.

¿Os habéis preguntado alguna vez qué es un bledo? Pues es esto, una planta de ésas que no sirven para nada, ni siquiera para hacer bonito.

Y, como a mí me gusta reciclar, he reciclado un tema de un artículo anterior para mi última colaboración con Glup Glup. Hace años ya analicé el misterioso caso de las novias camaleón, ésas que se transforman según sea su novio. Todos tenemos algún amigo/conocido/vecino/familiar con el don para transformar sus gustos y su vida entera con tal de adaptarse a la de su pareja en ese momento.

Pues en Glup Glup no sólo hablo de la novia cameleón por excelencia, nuestra Pé, sino también de un novio camaleón (Brad Pitt) y de los que son todo lo contrario, es decir, que en lugar de adaptarse a sus muy distintas parejas, optan por salir siempre con personas muy parecidas entre sí. Son los que se empeñan en buscar a la misma persona una y otra y otra vez.

Y vosotros, ¿sois novio o novia camaleón?, ¿o sois de los que tenéis muy claro qué os gusta y vais a por ello aunque al final vuestras parejas sean clónicas?

Como siempre, podéis comentar aquí o en Glup Glup.

lunes, 2 de noviembre de 2015

La vida en seis videos de gatitos

¿Cuántos calcetines desparejados tenéis?

Yo, según mi último recuento, cuatro.

El drama de ir a ponerse calcetines y encontrar que sólo tienes uno y que el otro ha desaparecido, como si hubiera un triángulo de las Bermudas en tu cajón de los calcetines, afecta a millones de personas. Por eso existe el día internacional de los calcetines perdidos. Es el 9 de mayo y supongo que es el día dedicado a buscar bajo la cama y a llamar a los vecinos dueños del patio interior al que dan tus cuerdas de tender la ropa por si por fin aparecen esos malditos calcetines perdidos.

Pero también existe el día internacional de las zapatillas de distinto color, el día del agradecimiento al plástico de burbujas (último lunes de enero), el día de la pelea de almohadas (primer sábado de abril)... y esta semana, el 29 de octubre, ha sido el día del gato.

Los gatos no pueden merecerse menos que las peleas de almohadas porque, ¿qué aporta una pelea de almohadas a nuestra existencia? Y los gatos son una parte fundamental de la vida en el siglo XXI. Puede que no tengas gato, puede que no te gusten, puede incluso que te den alergia... pero seguro procastinas con ellos.

Procastinar, qué verbo tan feo y tan difícil de pronunciar, con lo bonito y gráfico que es decir "perder el tiempo". Porque eso es lo que hacemos cuando nos ponemos a ver videos de gatitos en bucle. Videos como estos, que explican la vida entera. Y todo, todo, se puede explicar con un video de gatitos.

¿Sabes cuando eres adolescente y te gusta uno de tu clase que te ignora y tú lo intentas y lo intentas y lo intentas porque te han dicho que ante todo hay que perseverar y tú no logras nada? Pues los gatos, insisten, y sí logran que les hagan caso. Claro, que ellos son mucho más monos que tú.


Ya lo dicen los libros de autoayuda y las tazas de Mister Wonderful, la seguridad en uno mismo es fundamental. Con seguridad se consigue todo, hasta que un perro que es 7 veces más grande que tú se acojone. Pero claro, es que ellos (los perros) son una raza inferior:



Pero a veces la seguridad no basta. No se puede luchar contra la esencia de uno. No puedes ir de tipo duro cuando tú eres sumamente adorable:



¿Sabes el dicho ése que dice que la curiosidad mató al gato? Pues es verdad:


Los gatos no distinguen su imagen en el espejo. No distinguen lo que se ve en el televisor. No saben qué es internet, ni youtube. No saben que son una estrellas en la red. Pero saben que son guapos. Y por eso saben que tú lo que quieres es verlos a ellos. Todo el tiempo:



Last, but not least, la historia que Pixar adaptará pronto para que todos nos deshidratemos llorando a mares.

Koko es una gorila a la que unos científicos estaban enseñándole la lengua de signos supongo que con la intención de crear su propio "Origen del planeta de los simios" y exterminar al ser humano de la faz de la tierra. El caso es que Koko aprendió a comunicarse de una manera rudimentaria y eficaz. Hasta le contaban cuentos como "el gato con botas". Un buen día Koko manifestó, por signos, que quería un gato. Y como se dio la casualidad de que cerca habían aparecido tres gatitos abandonados, le dieron uno, al que ella llamó All Ball (todo redondo o Bolita). Los científicos hubieran querido que Koko tuviese hijos para así ver si usaba la lengua de signos para comunicarse con ellos y si estos, a su vez, la aprendían de ella. Pero Koko, como en una versión en imagen real de esos primeros diez minutos devastadores de "Dumbo", no se quedaba embarazada. Así que los científicos aprovecharon su relación con All Ball para ver cómo se comunicaba con él. Pero entonces, ¡oh drama! Bolita murió en un accidente. Se lo contaron y Koko hizo los signos de "triste" y "duerme gato".



Y vosotros, ¿a qué ser vivo, objeto o costumbre absurda dedicaríais un día internacional?, ¿creéis que Pixar conseguirá con "Koko, la película" que lloremos más aún que con "Up"?

lunes, 26 de octubre de 2015

Diseñadores del mundo, oídme

A vosotros me dirijo.

Vosotros que cuando os preguntan: ¿a quién va dirigida vuestra colección? Siempre respondéis, "a una mujer urbana y segura de sí misma". Pobres mujeres rurales e inseguras, ¿es que ellas no tienen derecho a vestir bien y sentirse guapas? Cómo sois. Claro que, en realidad, a la pregunta: ¿a quién va dirigida vuestra colección?, la respuesta sincera sería: a mujeres asquerosamente ricas y asquerosamente delgadas. Pero eso no queda bien decirlo en público.

Sé que no es fácil diseñar tanta colección y más con la competencia atroz de las firmas low cost que, no sólo te copian sin piedad...:


...es que además, mientras tú haces todo en talleres artesanalmente, ellos lo hacen usando mano de obra infantil de países del tercer mundo. Es que así no vale. Anda que no me iba yo a hinchar a escribir capítulos si contara con un montón de manitas a razón de un euro la hora tecleando por mí. Sería la Corín Tellado de los guiones.

Pero, diseñadores del mundo, no os compliquéis la vida volviendo al estilo bohemio de los 70, al grunge de los 90, al estrambótico de los 80... ¡volved pero más atrás aún! Reivindiquemos el pasado. Túnicas griegas para el verano y vestidos de musa del Renacimiento para el invierno. Y para ellos, el romanticismo inglés:

Sí, vale, a Michael Fassbender cualquier cosita le queda bien.

Más sobre este fascinante tema aquí, en mi nueva colaboración para Glup Glup. Como siempre, comentad donde más rabia os dé. Aquí o allí.

Y decidme, ¿por qué los diseñadores se niegan a hacer ropa para las mujeres rurales y tímidas?, ¿no creéis que iríamos más regias, con mucha más actitud al trabajo si en vez de con vaqueros fuéramos con gorguera, mangas acuchilladas y chapines?

lunes, 12 de octubre de 2015

¿Pero qué demonios es el ruibarbo?

Cualquiera que tenga cierta edad (yo no, porque yo soy súper joven, yo hablo de oídas) ha vivido con varias dudas que han marcado toda su infancia. Entendednos, nos criamos en una época sin Google, y cuando no sabías algo tenías que confiar en que apareciera en la Larousse. Pero la enciclopedia no decía nada de aquello que tantas dudas nos despertaba. ¿Cómo son las galletas de jengibre y la zarzaparrilla a la que estaban enganchados los cinco protagonistas de "los cinco"?, ¿qué demonios lleva el ponche que sirven en todas las películas de instituto americanas? Porque ponche Caballero no será... Y, ¿qué demonios es el ruibarbo, el de la tarta de ídem que comen en todos los libros del género "tacitas de té"?

Ah, que no sabéis qué es género "tacitas de té". Es el cine, la literatura, las series... inglesas fundamentalmente y ambientadas en la gloriosa época del Imperio Británico, cuando los nobles se dedicaban a la caza del zorro, las mozas casaderas a buscar marido y de todo lo demás (limpiar la casa, cocinar... vamos, lo que viene siendo trabajar) el servicio.

La mayoría de las obras del género "tacita de té" toma el punto de vista del aristócrata. Ese ser que se dedica a pasear por la campiña y llevar vestidos maravillosos y poco más. Eso da mucha envidia al lector/espectador actual y creo que es parte del éxito del género "tacita de té". Es una fantasía, nos imaginamos una vida sin ocupaciones más allá de estar súper monas para Mister Darcy.

Pero, ¿y si miramos hacia el otro lado? En concreto, a ese ignoto lugar que los aristócratas sólo pisaban para dar a la cocinera el menú de la cena o para colarse en el dormitorio de la doncella:


Sí, al piso de abajo, donde estaba el servicio. Margaret Powell, la moza recia de la portada, fue cocinera en los años 20 y cuenta su experiencia con sencillez y mucha honestidad:

El día de Navidad, después del desayuno, los criados nos poníamos en fila en el vestíbulo. Después teníamos que ir al comedor donde nos esperaba la familia al completo con sonrisas navideñas y cara de auxilio social. Los niños nos miraban como si fuéramos seres de otro planeta, y me imagino que para ellos realmente éramos subseres del submundo.

Para que las damiselas tuvieran tiempo de recibir visitas, escribir cartas y fantasear con el último lord que les pidió un baile, alguien tenía que dedicarse a todo lo demás. Y eso hacía el servicio y con mucha discreción. Tanta, que los señores ni se daban cuenta de su existencia:

Estaban hablando de un rumor muy escandaloso que tenía que ver con la realeza. Uno de los invitados dijo: "tenemos que tener cuidado de que nadie nos oiga, a lo que el anfitrión respondió: ¿quién iba a oírnos, si estamos solos? Sin embargo, en aquel momento estábamos tres lacayos en la sala. Pero debíamos de ser invisibles. Hasta ese punto estaban por encima de nosotros. Para ellos, nosotros ni siquiera estábamos ahí.

Eso nos va narrando Margaret Powell en su libro. Su experiencia desde que, a la semana de acabar el colegio, ingresó como pinche de cocina en una casa. Como decidió irse del primer lugar en el que sirvió cuando su señor le dio linimento de caballo para el dolor de piernas. Y cómo acabó convirtiéndose en una cocinera que hacía cosas sofisticadísimas (para la época). Si hay algo más viejuno que la comida viejuna, eso es la comida viejuna inglesa:

Una de las cosas que me enseñó fue a presentar los platos. Por ejemplo cuando hacía chuletas, ella aplastaba las patatas  y hacía con ellas bolas apenas mayores que una nuez, que rebozaba con huevo y pan rallado; las colocaba en forma de pirámide en una fuente de plata.

Y así hasta que Margaret se casó:

Cuando yo dejé el servicio doméstico me llevé dos cosas: conocimientos para preparar una sofisticada cena de siete platos, y un enorme complejo de inferioridad. Ninguna de ellas me resultó útil en mi vida de casada.

Margaret Powell seguro que hubiera disfrutado mucho de la lectura de otro libro, éste del 2015, y también ambientado en el mundo de las tacitas de té:


Lástima que Margaret muriera en los años 80. Porque en "Confesiones de una heredera" hubiera encontrado claves del universo "tacitas de té" como ésta:

Mira, querida, un buen matrimonio, sólido y duradero, se basa precisamente en el desconocimiento mutuo; que si ya lo supiéramos todo el uno del otro, nos aburriríamos enseguida, y hay que tener en cuenta que teneos toda la vida por delante para descubrir todas y cada una de las cosas que nos irritan profunda y malsanamente de nuestro cónyuge.

Los lectores habituales de éste vuestro blog seguro que ya habéis leído el libro porque (redoble de tambores) su autora, esa tal Belén Barroso, resulta ser... (más tambores, añadamos ahora unas trompetas) Loque del blog Lo que ahorro en psicoanálisis.

Y adivinad quién tiene "Confesiones de una heredera" firmado y todo: moi. Ya puedo ponerlo en la balda de mis libros firmados, que ya alcanza la friolera de (redobles de tambores, trompetas y gaitas, sí, gaitas, ¿por qué no?) ¡tres libros!

"Confesiones" comenzó en el blog Lo que ahorro en psicoanálisis como una serie de cartas tituladas "Querida Edwina" en las que una misteriosa moza casadera escribía sus tribulaciones de inglesa soltera a su muy mejor amiga:

¿algún día seré tan afortunada como mi madre y tendré un marido al que despedir casi de madrugada para solo verle de nuevo cuando ya ha oscurecido, volviendo satisfecho de una larga jornada de caza, con las manos llenas de cadáveres aún humeantes de animalillos silvestres y las botas llenas de barro y sangre?

Y, lo que son las cosas, gracias a la constancia de Loque (me cuesta llamarla Belén) ha acabado convertido en un libro. Con sus tapas, sus ilustraciones, su contraportada y todo. Un viaje al mundo de las tacitas de té lleno de ironía y humor. Y, por supuesto, de tartas de ruibarbo:

La perfecta tarta, de ésas que en las películas ponen a enfriar en el alféizar de la ventana, es la tarta de ruibarbo. Pero no os fiéis de Instagram y sus filtros, porque la perfecta tarta de alféizar, de cerca, es tal que así:


Resulta que está rellena de esa cosa llamada ruibarbo que, cortado y cocinado, tiene un asombroso parecido a una mermelada de coágulos.

Y vosotros, lectores de mis entretelas, ¿habéis leído ya el libro de Loque?, ¿sois ávidos consumidores del género "tacitas de té"?, ¿habéis probado la tarta de ruibarbo?

lunes, 28 de septiembre de 2015

Malos de película IV: Jacques Vergès

¿Sois de esos que catan a la gente en cuanto la ven?

Comprobémoslo y decidme, ¿quién creéis que es este buen hombre? (y no me hagáis trampa, no miréis los párrafos de abajo para averiguarlo, ni googleéis "Jacques Vergès").


A. El medio hermano de Isabel Preysler, que ella nunca saca en el "Hola" porque no se ha operado y si sale en la foto al lado de ella se hace evidente su auténtica edad.
B. El abogado de un buen montón de terroristas y algún que otro ex nazi.
C. El presidente de Puros Habanos S.A.

El anciano con cara de chiste de la foto es Jacques Vergès. Como todos los lectores de este blog somos gente jovencísima (y de incontestable belleza) no nos suena mucho su nombre. Pero fue una celebridad durante el siglo XX. Ríete tú de Perry Mason, de Alicia Florrick y de Rodríguez Menéndez. Jacques Vergès era el abogado definitivo.

De padre francés y madre vietnamita, Jacques pasa su infancia en las colonias francesas, en Tailandia y en la isla de Reunión, al ladito de Madagascar, muy lejos del país de las baguettes, las camisetas marineras y las cantantes que susurran. Jacques lucha junto a DeGaulle en la II Guerra Mundial y después estudia derecho, época en la que conoce al que será, durante toda su vida, un buen amigo, un tal Pol Pot. Jacques se gradúa, lleva sólo año y medio ejerciendo cuando le llaman para ser el abogado defensor de Djamila Bouhired.

¿Y quién es Djamila? Situémonos. Argelia sigue siendo colonia francesa y hay movimientos cada vez más fuertes pidiendo la determinación de la metrópoli. Francia ha contestado a todo con mano dura, muy dura y los argelinos han empezado a organizarse en comandos terroristas. Uno de ellos pone una bomba en un café al que acuden los franceses de Argel. Mueren 11 personas. Pronto detienen a uno de los miembros del comando, la joven Djamila Bouhired. Y Jacques la defiende con una táctica única hasta el momento, la denominada "defensa de ruptura". Por una parte asume la culpabilidad (era obvio que Djamila puso la bomba) y por otra deslegitima a los magistrados que la juzgan, por pertenecer a un sistema colonial. Es decir, a Djamila se la juzgaba por hacer lo mismo que habían estado haciendo los franceses en Argelia aunque, como ellos estaban en el poder, no se les juzgaba. De esa forma Vergès conseguía que sus juicios no fueran criminales, sino políticos, lograba un eco mediático brutal y... funcionaba.

Todo el mundo se movilizó por Djamila, tan joven, tan vulnerable, que había sido torturada en la cárcel. No hay que olvidar que eran los años 50, cuando tantas colonias estaban consiguiendo independizarse. Y Djamila logra el indulto. Vergès, que ha pasado su vida en una colonia, y que en París siempre fue "el chino" se siente muy identificado con la defensa. Visita a Djamila en la cárcel, le lleva regalos y tanto fue el cántaro a la fuente que acaban casándose. Ya indultada, Djamila es todo un símbolo de la nueva Argelia. Es toda una celebrity y Jacques el consorte. Ejerce de abogado en casos que no suponen ningún reto para él y, tras un tiempo en Argel va y... desaparece. Y no unos meses. Desaparece durante 8 años.

A su vuelta, Jacques se instala en París (suponemos que Djamila le mandó a paseo) y vuelve a ser lo que a él más le gusta: un abogado estrella. A Jacques le gustan los retos, la controversia, no le importa que le critiquen, le consta que le odian, las envidia les corroe y su vida les agobia (era un poco Alaska, él). Y por eso acepta defender al terrorista internacional Carlos "el Chacal", al nazi Klaus Barbie y a algún que otro jemer rojo. En todos los casos su argumento era el mismo: la defensa de ruptura. Porque ¿qué sentido tenía juzgar a Klaus Barbie, que se limitó a seguir la legalidad en la Francia ocupada, es decir, a obedecer a sus superiores?


En la película de Barbet Schroeder "El abogado del terror" se van desgranando todas estas historias, en lo que al final acaba siendo una lección sobre la historia del siglo XX, el colonialismo, las consecuencias de la II Guerra Mundial, el comunismo, el Tercer Mundo... No os voy a engañar, no es una buena película y sólo os interesará si os interesa el tema y el personaje. "El abogado del terror" gana enteros cuando habla Vergès, un tipo que muestra ser amable, sagaz y algo snob. La antítesis de como imaginarías al abogado de un montón de terroristas. El resto del documental parece un Informe Semanal algo cutre, con demasiados datos, imágenes de archivo en mal estado y poco más.

Si queréis ver una buena película sobre qué hace que alguien defienda el mal y se quede tan ancho, os recomiendo "The act of killing". Un documental estremecedor sobre las masacres en la Indonesia del dictador Sudharto. Y diréis: vaya rollo, no sé dónde está Reunión, no sé dónde está Indonesia, no había nacido en la época de Sudharto, ¿qué me estás contando? Hacedme caso y ved "The act of killing", donde su director, Joshua Oppenheimer, convence a los sicarios de Sudharto para que recreen las masacres en una especie de teatrito y ellos, encantados de salir en una película, van y lo hacen. El documental ejemplifica cómo nadie piensa de sí mismo que sea una mala persona. Todos se justifican, es más, se sienten héroes, porque así les tratan los demás (y los que no están de acuerdo, sonríen y disimulan). Y, sin embargo, hay momentos, terribles, descorazonadores, de obra maestra, en los que los sentimientos de culpa aparecen. Lo dicho: que la veáis, copón.


Ahora os preguntaréis, ¿y dónde estuvo Vergès durante esos 8 años? Pues ahí viene lo mejor: nadie lo sabe. Hay teorías de todo tipo: que si estuvo en Palestina, que si en Camboya con su amigo de su época de estudiante en París, Pol Pot... Vergès, encantado de cultivar el misterio, nunca ha revelado la verdad, ni siquiera en las biografías que ha publicado. Murió hace dos años llevándose el secreto a la tumba.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Estrellas sudadas y con el pelo encrespado

Qué sueño que tengo.

Anoche me sacrifiqué por todos vosotros y me quedé hasta las 2 de la mañana viendo la alfombra roja de los premios Emmy. Y viéndola por streaming, con una señal penosa pese a que era la que ofrecía la página de los propios Emmy. No, no tengo Yomvi, me estoy reservando para Netflix. De hecho espero su llegada mientras tacho los días del calendario y me muerdo las uñas.

A lo que iba, el streaming de la alfombra roja. Pese a tanto pixel, la cobertura que se ofrecía tenía su punto. Podías elegir entre varias cámaras: la de las entrevistas, donde ya sabes que el presentador va a preguntar (más a ellas que a ellos) por el diseñador de su vestido y poco más; la de la llegada en coche de los invitados; y la del photocall. Estas tres opciones te permitían ver a las estrellas en movimiento: con sus caras de aburrimiento mientras hacían la cola para entrar en el photocall; con sus problemas para andar cuando el vestido era demasiado estrecho; y con sus sudores... Porque cómo sudaban. Tanto que el entrevistador de "estás fantástica, Heidi, ¿de quién es este vestido?", acabó haciéndose con un ventilador de mano como éste y se lo pasaba a todos los invitados.

Así que no os fiéis de estas fotos, que por supuesto habrán pasado por San Photoshop y creedme, las caras de agobio, los sudores y los brillos en la cara de los actores eran evidentes. Son humanos, ¡son humanos!

Quizá ellas sean un poco menos humanas que el resto.

Entrevistadores de a pie de alfombra roja de los eventos. A vosotros me dirijo. No preguntéis sólo por el diseñador del vestido, preguntad también por el dietista/entrenador/cirujano o quien sea que haga que Jamie Lee Curtis y Christine Baranski tengan una pila de años y sigan así de estupendérrimas. Y ojalá ellas contesten, mientras sonríen a cámara: "es fácil, sangre de recién nacido para desayunar".

Los Emmy de este año han premiado a cascoporro a "Juego de tronos" una serie que yo, después de haber visto la friolera de 3 capítulos, no comparto. Me recuerda a "Roma" en su estructura de: secuencia de complot - secuencia de polvo - secuencia de pelea - desnudo frontal - bla,bla,bla - violación anal - otro complot... y así sucesivamente. "Roma" al menos hablaba de la historia, de Julio César, de Cleopatra, de cómo era la vida y la manera de pensar en aquellos tiempos remotos. "Juego de tronos", pour moi, es una especie de "Señor de los anillos" pero con tetas y culos. Los Emmys no están de acuerdo y la han premiado como mejor drama, mejor guión y mejor actor para Peter Dinlage (aka el enano de los Lannister).

Peter Dinklage podría estar escondido debajo de cualquiera de estos vestidos.

La bella señora de en medio es Lena Headey, una de las actrices de Juego de Tronos. Aquí la veis glamourosa y estupenda pero yo, que la vi en movimiento y esperando al photocall os digo que:
a. ¡sudaba!; b. estaba mascando chicle y c. tiene unos tatuajes enormes y dignos de tronista de MHYV en la espalda.

En cuanto a las otras dos actrices, la de la izquierda es Maggie Gyllenhaal, esa falsa guapa que mañana te la encuentras, qué sé yo, en el Dia haciendo la compra, y  nadie sabe que es actriz de Jolibú. La de la derecha es Elizabeth Moss, aka Peggy en Mad Men. Actriz maravillosa y que no sabía yo que fuera íntima amiga de la Infanta Elena, que le prestó el vestido de capote de torero.

Otra de las series premiadas fue "Olive Kitteridge". Injustamente olvidada en los Globos de Oro, esta vez se llevó el galardón a mejor actriz (Frances MacDormand), mejor actor (Richard Jenkins), mejor actor de reparto (Bill Murray) y mejor mini serie. Por la alfombra roja estaba otra actriz de la serie, nominada, aunque no se llevó el premio: Zoe Kazan. Y cuál fue mi sorpresa al ver que: A. el novio de Zoe es Paul Dano ("Pequeña miss Sunshine", "Prisioneros") y b. ¡¡¡que los dos tienen más de 30 años!!! Pero esta foto, pese al efecto moaré del vestido de Zoe, no les hace justicia. Es mucho mejor verles en su salsa, en Sundance, en Tribeca, en conciertos de grupos que todavía no existen o tomando un café con mocca en Portland.

 En el universo hay satélites más pequeños que la cabeza de Liev Schreiber.

Continuamos con las parejas talentosísimas. A la izquierda, Claire Danes (Homeland) y Hugh Dancy (Hannibal). Él está más guapo cuando lleva el pelo más largo, pero se lo perdono. A la derecha, Naomi Watts y Liev Schreiber. Desde aquí os lanzo un desafío: un sugus de piña para el que sepa cómo se pronuncia Schreiber. ¿Chraiber?, ¿Shaibar?, ¿Cheiber?

El premio a mejor comedia se lo llevó "Veep". Una alegría, aunque sólo sea por dejar de premiar a la sobrevalorada "Modern family", que sí, que está muy bien, pero no hace falta que le den un premio cada año. O a esa comedia que no hace gracia, "Transparent". La diferencia entre comedia y drama es muy discutible, así consideran a "Empire" un drama. Una serie en la que pasan este tipo de cosas, ¿no será más bien una parodia?

La grandiosa Taraji P. Henson (Cookie Lyon en "Empire") estaba nominada como mejor actriz de drama por esta serie y, dominada por su personaje, posó tal que así:

La de la izquierda es Lady Gaga, sí. No se puso su primera opción de la noche: un vestido hecho de tiras de bacon, porque hacía demasiado calor y se iban a freír en directo.

No hay alfombra roja sin vestidos negros, tan socorridos ellos. Y así iban Lady Gaga (que no es que se colara, es que es una de las actrices de "American Horror Story"), Julie Bowen (Modern Family) y Taraji P. Henson.

Además de hacer justicia con "Olive Kitteridge", los Emmy de este año también hicieron justicia con ese actorazo que es Jon Hamm. Le habían nominado hasta el infinito por su papel en "Mad men" y sus colaboraciones en "30 Rock" y, por fin, este año se lo dieron. Jon se arrastró (literalmente) a recogerlo y se marcó un discurso de esos tan típicos de gracias al equipo, a mis compañeros, a la cadena... pero se lo marcó con esa voz que Dios le ha dado y nos parece a todas muy bien todo.

Su hija en la serie, Kieran Shipka, tiene más glamour del que voy a tener yo en toda mi vida. Arriesgó con lo que yo pensaba que era un vestido cuando la vi en una de las entrevistas de la alfombra roja. Ahora la veo de cuerpo entero... ¡y resulta que el vestido es un pantalón! Aún así me gusta mucho, es diferente, al menos no parece del catálogo de Pronovias.

Morena Baccarin (que esta muchacha se llame Morena, es como si yo me llamara Blanca, una redundancia) optó por ponerse un salto de cama muy Joan Collins en "Dinastía".

Y llegamos a lo mejor. Que, por supuesto, es lo peor. Si ir de negro es la manera de asegurarse ir elegante, ir de amarillo Bob Esponja es la manera de asegurarse ir hecha una hortera. A las pruebas me remito:

Heidi Klum cada año que pasa se acerca más a convertirse en la Ana Obregón de Jolibú. Ya sabéis que ella no se pierde una, pero al menos a estos premios tiene sentido que acuda ya que lleva la friolera de 14 temporadas presentando un programa de televisión de moda. La mujer vestida con la bandera de Asturias es la actriz de "Orange is the new black", Danielle Brooks.

¿Y quiénes fueron las más elegantes?

No vais a estar de acuerdo conmigo, pero es que yo ya estoy un poco harta de los vestidos negros y los modelitos de princesa Disney.


Ellie Kemper ("unbreakable Kimmy Schmidt") y January Jones (Mad men) luciendo vestidos que se salen un poco de lo habitual. De hecho, el de January ni siquiera es un vestido. También es cierto que January está mona hasta cuando baja la basura en su mansión de Malibú, pero ella, como todas las estrellas que anoche sudaron como pollos, también es humana. Aquí la prueba, el día que la pillaron marcándose un paseo de la vergüenza.

Y vosotros, lectores de mis entretelas, ¿a quién elegís como más elegante de la noche?, ¿Liev Schreiber se pronuncia como si estornudaras?, ¿reconocíais a las actrices de "Orange is the new black" sin su uniforme naranja?, ¿es "Empire" un drama ambientado en el mundo del hip hop o simplemente un desmadre?, ¿habéis visto "Unbreakable Kimmy Schmidt"?, ¿no?, ¿a qué esperáis?

lunes, 31 de agosto de 2015

Todos somos Kelly Keegs

Hay gente que no quiere irse de este mundo sin hacer puenting, barranquismo, descenso de cañones o algún que otro deporte de riesgo por el que la gente se mata de la manera más tonta.

No es mi caso.

Yo no quiero irme de este mundo sin montar un pollo en condiciones. Un espectáculo que haga que la gente se gire, haga fotos y llegue a su casa diciendo: no sabes lo que he visto hoy. No sé, algo tipo lanzar la ropa de tu novio (en ese momento ya ex) por la ventana; echar la copa en la cara a alguien en un restaurante lleno a rebosar, o recibir a un amigo en la estación de tren al grito de "¡Mira! Ando, ¡¡¡ando!!!".

La vida necesita espectáculo y melodrama, y por eso entiendo a Kelly Keegs. Yo hubiera hecho lo mismo que Kelly. Es más, creo que hasta hubiera aplaudido en algún momento. Y, ¿quién es Kelly? Pues una muchacha estadounidense que iba a viajar en avión. Rubia, con pinta de sanota y de haber sido animadora en su instituto de Raleigh, Carolina del Norte. Hasta aquí, nada reseñable. El punto melodramático no lo ha puesto Kelly, sino una anónima pareja que decidió que el lugar idóneo para romper era el avión donde, a unos asientos de distancia, estaba sentada Kelly... con su móvil, que usó para inmortalizar el drama.

Imaginaos la situación. Ahí estaba Kelly esperando a que el avión despegase porque había retraso, cuando oye una de esas frases que dan ganas de saber cómo sigue la historia:
 
Is this really a surprise? Are you seriously surprised by this information? 
¿De verdad te sorprende? ¿En serio te sorprende esto que te digo?

Dice el chico a la chica. Y Kelly, faltaría más, pone la oreja. Y ve cómo la chica se echa a llorar ante la impertérrita (impertérrito hay que decirlo más) mirada de su novio. Ahora ex. Y tuitea:

Este chico del avión acaba de romper con su novia y ella está llorando.

Y ahí empieza un intercambio de reproches, todos muy tópicos. Algunos seguro que tú y yo y cualquiera hemos usado:

Ella: I'm so glad I paid $40 extra to be on this flight with you.
Estoy taaan contenta de haber pagado 40 dólares extra para estar en este vuelo contigo.

Él: I don't care.
No me importa.

Ella: I'm glad you don´t care.
Me alegra que no te importe.

Ella: It's just so mean. Do I deserve this? Why are you bringing this out?
Es tan cruel. ¿Merezco esto? ¿Por qué sacas esto ahora?

Ella: You don't even understand why i'm fucking sad you hate everything about me. Why is this so easy for you? What do you want from me?
Ni siquiera entiendes porqué estoy triste, odias todo sobre mí. ¿Por qué es esto tan fácil para ti? ¿Qué quieres de mí?

En este punto, Kelly está entusiasmada y tuitea:


El mejor retraso en un avión que he tenido nunca.

La pareja, ajena a que se están convirtiendo en trending topic, siguen viviendo su drama:

Él: You need to calm down.
Tienes que calmarte.

Ella: I just really thought, you know, this was going to go somewhere.
Es que yo pensaba, ya sabes, que esto iba a alguna parte.

Y, en un punto de giro inesperado, la chica de la pareja suelta:

Voy a preguntar a Charlotte. Voy a preguntarle en el mismo instante en que llegue a casa y veremos si vuestras historias concuerdan. (OMG escándalo, ¿quién es Charlotte?).

Él: I can't discuss this anymore.
No puedo seguir discutiendo.

Ella: so I'm not worth your time?
¿Así que no merezco tu tiempo?

En otro nuevo punto de giro, Kelly tuitea:

What the fuck! Now they're making out, I'm not kidding.
Qué coño! Que ahora se están enrollando, no bromeo.

Para sorpresa y estupor de Kelly, la pareja siguió enrollándose y... ¡chuzándose! el resto del viaje:

Despegamos y ellos inmediatamente pidieron 6 vodkas y bloody mary para el vuelo de 50 minutos y se los bebieron en silencio mientras se liaban.

Y así acaba esta historia, con más interrogantes que un capítulo de "Perdidos". Porque... ¿ese magreo alcohólico era una despedida o una reconciliación?, ¿Kelly no preguntó a la pareja?, ¿no les siguió cuando llegaron a su destino?, ¿ninguna cadena norteamericana está siguiendo la historia y ha ofrecido ya a sus protagonistas un reality? Y, sobre todo, ¿quién es Charlotte?

Contadme, ¿vosotros habéis protagonizado algún momento melodramático similar?, ¿lo habéis presenciado y tuiteado y/o fotografiado?

Si es que todos somos Kelly Keegs.

lunes, 27 de julio de 2015

Elena o Eleno, la próxima película de Almodóvar

El día que Almodóvar se decida a hacer una película histórica, adaptará la biografía de Elena de Céspedes.

¿Y quién era la tal Elena de Céspedes para merecer un biopic, y además hecho por Almodóvar?
Pues Elena era muchas cosas. Pero que muchas. Era mulata. Era hija de una esclava y su dueño. Era bígama. Fue sastra, tejedora, pastor, soldado, cirujano... Fue madre. Y fue hombre también. Y todo en el siglo XVI.

Pero empecemos por el principio. Estamos en 1546. Falta un año para que nazca Cervantes. Reina Carlos I, España es un imperio muy tocho y debía hacer más frío que ahora, porque la gente iba así vestida:

 Aguanta la ola de calor perpetua de 2015 con todo esto puesto encima...

Nace Elena, fruto de la relación de su padre, Francisco de Medina, con una esclava negra. Es la esposa de Francisco, Elena de Céspedes, quien cría a la niña, y quien le da el apellido. Y cuando la niña está en edad (16 años) la casan con un albañil de la zona, un tal Cristóbal. Con su marido apenas pasa unos meses, porque él la abandona y desaparece, dejándola embarazada. Elena, muchacha intrépida y aventurera, decide empezar una nueva vida, de cero. Deja a su hijo al cuidado de un panadero y se marcha a Granada, donde empieza a trabajar como tejedora y como sastra. Apenas aguanta unos meses en cada trabajo, mudándose de una ciudad a otra de la zona (ahora en Granada, luego en Sanlúcar, en Jerez...). Hasta que un día Elena discute con un tal Heredia, acaba detenida y pasa un tiempo en el calabozo. Cuando sale, en teoría para escapar del tal Heredia, decide disfrazarse de hombre.

Como hombre empieza una nueva fase en su vida. Trabaja como mozo de labranza, como pastor... hasta enrolarse como soldado en la compañía de Luis Ponce de León (porque en aquella época siempre había alguna guerra por ahí pendiente, en este caso, contra los moriscos que se sublevaron en Granada). Cuando acaba la campaña, Elena, ahora conocida como simplemente "Céspedes", y siempre vestida de hombre, abre una sastrería en Arcos.

Cansada ya de haber vivido en prácticamente todas las ciudades de la zona, decide que necesita algo más de marcha, ¿y qué mejor para eso que la capital del Reyno? Y allá que se va Céspedes. En 1575 conoce a un cirujano con el que entabla amistad y que le enseña el oficio. Los cirujanos de la época estaban a años luz de Pedro Cavadas, se dedicaban en realidad a sacar muelas y hacer sangrías. Las sangrías eran, en la medicina del siglo XVI, como el ibuprofeno de ahora, ¿que te duele la cabeza? pues te hacemos una sangría y, o se te pasa, o la palmas.

La historia de Elena/Eleno completita, y otras historias la mar de curiosas, en este libro de Vicenta María Marquez.

Elena, ya conocida en ese momento como Eleno, empieza a ejercer y quita las muelas con tanta delicadeza que pronto tiene un buen montón de clientes. La hija de una esclava aprende a leer por su cuenta, aprende latín y aprueba los exámenes necesarios para ejercer oficialmente como cirujano. Por fin parece que Eleno ha encontrado su sitio en el mundo. Decide sentar la cabeza y casarse... con una mujer, María del Caño. Pero el final feliz se resiste... aparece otra mujer, Isabel Ortiz, reclamando que María y Eleno no pueden casarse puesto que él le prometió matrimonio a ella antes y que, además, es sabido que Eleno "hera macho y embra". Efectivamente, en su peregrinaje de pueblo en pueblo, ahora en Vélez, ahora en Jerez... se decía eso de Elena. Sus propios compañeros de armas comentaban, con naturalidad, que Elena era hermafrodita. O dicho en plan antiguo: "hera macho y embra".

Dos médicos examinan a Eleno y la consideran un hombre "apto para el matrimonio". Por fin María y Eleno se casan y conviven juntos en paz y armonía durante un año. El extraño caso de Eleno Céspedes llega a oídos de la Inquisición, que inicia un proceso contra ella. Y es que la Inquisición no sólo perseguía  la herejía y la brujería, también investigaba la bigamia, y otros asuntos considerados entonces delitos sexuales como la sodomía y el lesbianismo. En este proceso otros médicos examinan a Eleno y dictaminan que es una mujer. En el interrogatorio ella afirma que tener "dos naturas, una de hombre y otra de mujer". Explica que fue mujer hasta que tuvo a su hijo y que en el parto "con la fuerza que hizo, una piel que estaba sobre el canal urinario se rompió y apareció una pequeña cabeza como de medio dedo gordo". Y que desde ese momento, además, había tenido relaciones como hombre con un buen montón de mujeres. Y, atención, que ahora ya no tenía esos atributos porque estando en la cárcel durante el proceso inquisitorial dichos atributos se le habían "caído".
Interrogada su esposa, María del Caño, dijo que "sienpre le a visto con natura formada de honbre". Los médicos dudaban del hermafroditismo de Elena pues, si su extraña historia era cierta, ¿dónde estaban las cicatrices que mostraran que había tenido un aparato reproductivo masculino?

Que la esposa de Elena dijera que había mantenido relaciones con ella como hombre podía ser una mentira, destinada a no ser juzgada por lesbianismo. También puede ser que Elena sí fuera hermafrodita y los médicos de la época no fueran capaces de diagnosticarlo con precisión. El hermafroditismo, en el siglo XVI, era como los elefantes en la Edad Media, se sabía que existían, pero pocos los habían visto.

Esto es lo que pasa cuando uno nunca ha visto un elefante y se lo describen como "un caballo grande con cuernos y trompa", que acabas dibujando un oso hormiguero raruno.
Los médicos de la Inquisición estaban convencidos de que los primeros que examinaron a Eleno fueron engañados con un baldrés. ¿Y qué es un baldrés? Pues piel de oveja curtida usada para hacer guantes. Por mucho que la medicina del siglo XVI estuviera atrasada respecto a la de hoy, ¿en serio se puede engañar a un médico colocándote el dedo de guante haciendo de pene?

Algunos especialistas de hoy piensan que Elena podría tener Hiperplasia Adrenal Congénita, lo que explicaría que sus genitales masculinos no hubieran aparecido hasta su edad adulta. Otros historiadores piensan que Elena no era hermafrodita, sino transexual y que se consideraba a sí misma un hombre. La Inquisición, al final, y sorprendentemente, fue clemente con ella. La castigó con poquita cosa para lo que ellos solían hacer: 200 azotes de nada.

Y vosotros, ¿no creéis que Almodóvar debe hacer ya una película histórica/cómica como ésta?, ¿a qué chica Almodóvar imagináis para el papel de Elena/Eleno?

lunes, 13 de julio de 2015

El misterio del Señor Marrón

Habitantes, vecinos y visitantes de Madrid, ¿conocéis al señor Marrón?

¿No?

¿Seguro?

Quizá lo conozcáis por sus otros sobrenombres "Mister Melanoma", el "Hombre Naranja". Él, como los heavies de la Gran Vía, como el que te regala su poesía en la entrada de la Casa del Libro o como el Spiderman gordo de la Plaza Mayor, forma parte de la ciudad.

 El señor Marrón, aka Churrasqueitor, aka Tropical Lago, es toda una celebrity.

El hábitat del Señor Marrón es la piscina de Lago. Un extraño lugar lleno de gays en bañador microscópico que quieren ligar, más jubiladas que nadan con cuidado de no mojarse el pelo, más grupos de universitarios que beben sangría. En medio de esa mezcla surrealista él brilla con luz propia. Y no lo digo en plan poético. Es literal. Su cadena de oro brilla casi tanto como su bañador blanco impoluto. Llega a la piscina saludando como si fuera Charlize Theron llegando a la alfombra roja de los Oscar. Si el verano marbellí empieza con el posado de Ana Obregón, el verano madrileño empieza cuando el Señor Marrón posa un pie en la piscina de Lago.

En cuanto al tono marrón crujiente de su piel es un misterio digno de Cuarto Milenio: ¿Cómo consigue ese insano marrón oscuro perpetuo?, ¿alguien le ha visto pálido alguna vez, quizá en diciembre?, ¿será su misión en la vida acumular todo el sol que pueda, como si fuera una especie de súper héroe?, ¿de serlo su némesis sería Iniesta?

La prueba de que el Señor Marrón existe. Gentileza de Uno, ese fotógrafo al que no hay personaje que merezca ser llamado como tal que se le resista.


Personajes como el Señor Marrón hacen que ir a la piscina municipal, lo que nos queda a los que no tenemos vacaciones, tenga su punto. Sí, su punto. Porque desengañémonos, las piscinas son a la playa lo que los palitos de mar a la langosta.

Más sobre la dura realidad de las piscinas municipales aquí, en mi último artículo para Glup Glup. Haced click, venga, va, que en el artículo hay también una foto de Quim Gutiérrez descamisado... Y si queréis más fotos aparentemente casuales pero maravillosas, visitad el blog de Uno y los Demás, gracias a quien, ¡por fin! hemos podido poner cara al Señor Marrón.

lunes, 29 de junio de 2015

No hay peor palabra que feminazi

Croqueta.

Pocas palabras te transportan de inmediato a un mundo de felicidad como CROQUETA.

Croqueta, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Cro-que-ta.

(Se dice que el primer borrador de "Lolita" de Nabokov era, en realidad, la historia de un profesor gordo con bulimia por culpa de las croquetas de boletus).

Del mismo modo que hay palabras bellísimas, hay otras que te transportan al mal. Es el caso de "feminazi" ¿Hay palabra más fea? Se empezó a usar en los 90, en Estados Unidos, para referirse a las feministas que además eran activistas a favor del aborto. Por supuesto, era un uso peyorativo que partía de la base (en fin) de que estas activistas lo que querían era que se practicasen cuantos más abortos, mejor.

La palabra tardó lo suyo en llegar a la piel de toro, pero una vez que ha llegado, lo ha hecho para quedarse. Y es que, por mucho que Edurne (la de Eurovisión, aquella que cantó "devuélveme el alma en pie, devuélveme el amanecer", sea lo que sea lo que eso signifique) se empeñe, feminista y machista NO son sinónimos.

 Edurne, postulándose como perfecta Ministra de Igualdad en las páginas de Mujer Hoy.

Así que el pueblo, la ciudadanía, Essss-paña necesita una palabra con la que insultar a las feministas "radicales". Y qué mejor que "feminazi" para eso.

¿Y qué es lo que hace una malvada feminista radical?, ¿manifestarse con las tetas al aire porque si se manifestaran vestidas jamás las sacarían en los telediarios? Uh, qué cosa tan tremenda, anárquica y escandalosa, manifestarse en bolas... Si hasta en el Teatro Real ha habido desnudos... ¡e integrales!


Seguro que Edurne piensa que una feminista y una feminazi son, como bien ha explicado en las página de Mujer Hoy, unas tipas muy extremistas que apartan a los hombres (esa minoría castigada en nuestra sociedad: el hombre heterosexual) porque son malos, así, en general. Ajá. Más allá de que ésta sea la típica declaración de "uy pregunta delicada, no te mojes para no quedar mal" que acaba siendo todavía peor, también demuestra algo que piensa una gran parte de la población: que el feminismo es un exceso. Y es que hay ciertas cosas que, a base de repetirse mucho, parece que son ciertas. Como eso de que el truco de belleza de las modelos es dormir 8 horas y ser felices. Pues lo mismo pero con que machismo y feminismo son la misma cosa. Y no. Mirad la RAE, copón, que no cuesta tanto. Machista (de macho, no de hombre, ojo) es el que considera que el hombre es superior a la mujer y actúa en consecuencia, feminista (de femenino) es aquella que cree que hombre y mujer son iguales y actúa en consecuencia.

Éste no es el único concepto que, a base de repetirse cual mantra, hasta algunas mujeres se creen. También está el de "las mujeres tienen un cuerpo más bonito que el hombre". Puede parecer algo inane, sin importancia. El gusto es muy subjetivo, hay gente a la que le gusta esta rotonda, por ejemplo... Pero tiene su trascendencia. Significa que una de las cualidades femeninas es la belleza que, por el hecho de ser mujer, eres más bella. Se te juzga por tanto por tu aspecto y lo que eso conlleva (juventud, resultar agradable, esforzarse por mejorar tu aspecto físico...). ¿Cuántos minutos al día, horas a la semana, días a lo largo del año emplea una mujer en estar "presentable" para ir a la oficina mientras que su compañero de sección se lava la cara y ala, listo?, ¿en cuántos libros el protagonista se enamora de la chica en cuanto la ve, por su belleza? Sabiendo, como sabemos, que la belleza es algo cultural, ¿no habremos aprendido con los siglos que las chicas lo que tenemos que ser es guapas?

El icónico cartel de Guerrilla Girls, que tuvo su exposición en el Matadero hace unos meses.

Pero más allás de las frases-mantra, también hay aspectos más escurridizos, que forman parte de nuestra forma de pensar. Es raro el telediario donde no se habla de una mujer muerta a manos de su pareja. Hay incluso casos en los que la pareja mata a los hijos (de ella o de ambos). Ante una tragedia así uno imaginaría una reacción social en bloque, a favor de la víctima y en contra del criminal.

Pues no.

Siempre hay alguno que mira con sospecha a la mujer que "algo habrá hecho". Quizá, por ejemplo, ha metido ella en su casa a un "noviete" que ha resultado ser un monstruo, ¿culpa de él? Pues no, culpa de ella, por no fijarse:
Carta real como la vida misma, publicada en las páginas de "La opinión de Málaga".

Igual que esas ramas de la homeopatía y la supuesta medicina alternativa que culpan a los enfermos de cáncer de su enfermedad. Como en realidad no sabemos a qué se debe el cáncer y porqué toca a unos y a otros no, culpemos al enfermo. Quizá sea responsabilidad suya por su carácter, porque se ha rendido ante la enfermedad. Culpabilizar a la víctima es algo que sólo se hace en determinadas tragedias: el cáncer, los malos tratos, acoso o abusos sexuales... pero nunca en otros casos. ¿Imagináis que a una víctima de robo se le sometiera a esa misma sospecha? Le decimos: es que a quién se le ocurre pasearse de noche por Aluche, no deberías ir por la Plaza Mayor con una Lonely Planet en la mano, diciendo al mundo que eres guiri, lo tienes merecido por pringado... ¿a que no?

Y vosotros, ¿conocéis alguna palabra más horrible y mal usada que "feminazi"?, ¿y alguna más bella que "croqueta"?

lunes, 22 de junio de 2015

Películas que no volveré a ver

¿Cuántas películas aguantan un segundo visionado?

Muy pocas. Si quitamos las que ni siquiera vemos enteras, aquellas que hemos olvidado, las que no nos gustaron, y las que pertenecen al género "película de domingo por la tarde" nos quedamos con muy pocas. Sólo aquellas nos han dejado huella. Pero, aún así, hay películas buenas que no estamos dispuestos a volver a ver.

¿Cuáles?

Aquellas que nos han hecho pasar muy mal rato. No hablamos de llorar un poquito de forma digna, como cuando ves "Up" y te da mucha pena la historia del abuelo y su esposa pero bueno, no importa, porque ahora el abuelo va a vivir una nueva y feliz vida con su nieto postizo. No. Hablamos de llorar con hipo, con mocos y sin asomo de dignidad. Como ella:



Esta pobre criatura acaba de descubrir, a la vez, que su hermano algún día dejará de ser un bebé mono, que el tiempo pasa y la muerte y la vejez existen. Y claro, tiene un berrinche del tamaño de México Distrito Federal.

Una llorera similar a la de esta pobre niña (y sin el consuelo de los ingresos de youtube) se tiene cuando ves  "El tiempo de las luciérnagas". Si os digo que es una película de animación japonesa  de los estudios Ghibli probablemente penséis en las películas de Miyazaki con sus monstruos amables y su rollo mitológico japonés en bosques de bambú. Pues nada que ver. Es una película realista sobre las consecuencias de la II guerra mundial en la población civil. Su director, Akiyuki Nosaka vivió en sus carnes los bombardeos estadounidenses y la muerte de su hermana pequeña por malnutrición. Y de eso, aunque con unos dibujos técnicamente impecables, va "La tumba de las luciérnagas", de bombardeos y gente muriendo de hambre. Te pegas tal llorera que a punto estás de la deshidratación.

Pero habrá quien no se emocione con la animación que, por eso de que sean dibujitos, les parezca poco realista o poco ceíble. Para ellos tengo una película iraní sobre niños en un campo de refugiados en el Kurdistán. Sí, suena a película que sólo ponen en los Renoir, donde el género "desgracias en países del tercer mundo" siempre tiene su hueco. Pero "Las tortugas..." tiene además una capacidad para encogerte el corazón digna de las películas de Disney de toda la vida. Con la misma crueldad que nos enseñaban en "Bambi" la muerte de la madre del cervatillo, aquí nos enseñan algo todavía peor, porque no se trata de animales animados, sino de niños de carne y hueso. En concreto, un niño de dos años monísimo, otro al que le faltan los dos brazos y una niña bellísima que cuida del pequeño de dos años que no es su hermano, no... ¡es su hijo! Y además, ¿qué hacen estos niños para sobrevivir? Pues recoger minas antipersona.

Este angelito va a sufrir lo que no está escrito durante la película. Y tú, espectador, todavía más.

Es imposible no emocionarse viendo "Las tortugas también vuelan". En el futuro, cuando convivamos con los androides y ellos se ocupen de nuestras tareas coñazo (plancharnos la ropa, desenredar los cables de los auriculares, hacer la declaración de la renta) y sean tan parecidos a nosotros que será imposible distinguirlos, se les hará un test:  ver "Las tortugas también vuelan". Los que no lloren, son androides.

Pero el mal rato no sólo nos lo hacen pasar las películas sobre niños sufriendo mazo en la guerra. El mal rato también se pasa con el terror. Por eso yo nunca más volveré a ver ni "El resplandor" ni "The ring". Da igual que la primera sea un clásico del cine y la segunda esté pero que muy bien. A mí niñas gemelas en pasillos con moqueta o japonesas de pelo lacio saliendo de televisores, pues mira no. Si yo no vi "Expediente Warren", sino que la oí...

Last, but not least, hay ciertas películas que no hay que volver a ver porque están mejor en nuestra memoria que en la realidad. Se trata de ese cine que marcó tu infancia, a una edad en la que todavía no tenías mucho criterio (te gustaban Parchís, el blandiblub y mezclar la coca cola con la naranjada... no eras una persona de fiar). Son películas que recuerdas con cariño porque te huelen a chupachups Kojak, a cuadernos Santillana y a Rick Astley sonando en la radio. Desprenden nostalgia. Pero, hazme caso, "Howard, un nuevo héroe", es una mierda de película. Y por eso yo no pienso volver a ver "Willow". Por lo que pudiera pasar:

El Val Kilmer de hoy versusl Val Kilmer de "Willow",

Y vosotros, ¿qué películas nunca volveréis a ver aunque os gustaran en su día?

lunes, 15 de junio de 2015

Suecia es la nueva Australia

De los creadores del estudio que dice que los obesos tienen menos riesgo de padecer demencia; que a más sexo, menos felicidad y que tu perro se pone celoso si no le haces caso, llega la encuesta sobre los países más felices del mundo.

Yo pondría en cuarentena esta encuesta que sitúa al Reino Unido en el puesto número 10. Un país sin comida decente, donde llueve sin parar y te acabas pasándote la mitad del año resfriada y tomando la única cosa que parece capaz de curarte, un bebedizo del diablo llamado Lemsip y que tienes que beber disuelto en agua caliente, no debería estar en esa lista. Pero luego veo que el primer país es Australia y ya empiezo a tomarme en serio la encuesta. Cualquiera que haya visto un Callejeros Viajeros o un Españoles/Madrileños/Murcianos por el mundo sabrá que los australianos son majos y felices. Y además tienen koalas y wombats y quokkas.

El quokka siempre sonríe en las fotos porque él es australiano de pura cepa.

Cuando yo era (más) joven trabajé unos meses en el servicio de denuncias telefónicas de la policía. Puede sonar intrépido y aventurero, pero no lo es. Era una teleoperadora y me limitaba a atender en inglés a los guiris a los que habían robado y que no querían esperar la cola en comisaría donde, además, rara vez les podían atender en inglés. Como os podréis imaginar, la gente estaba enfadada, frustrada, triste... porque sus vacaciones se habían fastidiado por culpa de alguien que les había robado la cartera con todas las pertenencias abajo reseñadas sin que el denunciante se percatara de los hechos. Los únicos que eran siempre amables eran los australianos. Solía tratarse de mochileros, jóvenes, que se habían tomado varios meses de vacaciones para recorrerse Europa. Les robaban la mochila, todo. Y sin embargo ellos seguían siendo educados, simpáticos y encantadores.

Además de un carácter estupendo que no se agria aunque te roben en el culo del mundo, Australia tiene el nivel de belleza per cápita por las nubes. Desde que exportaron al guapérrimo Mel Gibson de la época de Mad Max no han parado de enviar a Hollywood bellezas que dan la razón a la Biblia en aquello de que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, o al menos al hombre australiano: Eric Bana, Chris Hemsworth, Hugh Jackman, Heath Ledger, Naomi Watts, Nicole Kidman antes de engancharse al botox, el veterinario de "Veterinario al rescate"... No sé vosotros pero yo imagino que es llegar a Australia y ser recibida por una hueste de hombres altos y bellos que llevan en brazos a un montón de koalas.

Pero Australia tiene un problema: está lejísimos.

Así que problemos con Suecia que está más cerca, opera en ella Ryanair y ocupa el número 2 en la encuesta de países felices.

 Si Google lo dice...

En el tema fauna no puede competir con Australia porque Suecia sólo nos ofrece renos. En el tema gastronómico, tampoco, Australia no tiene una gastronomía típica reseñable más allá de la carne de canguro, pero sí mucha emigración y cocina internacional. Y Suecia ofrece... ¿arenques ahumados?

Pero, entonces, ¿por qué aparece en la lista de los países más felices del mundo? Pues porque tiene todo lo demás. No es que se maten trabajando (a principios de este año instauraron la jornada de 30 horas semanales). Un paro del 7%. Muchas prestaciones sociales. Padres que no consideran que quedarse en casa con los niños sea "ayudar", sino algo totalmente natural.

Por tener, tienen hasta una monarquía molona, tipo la monegasca, con mucho escándalo (que si Victoria estaba anoréxica, que si el novio de Magdalena le puso los cuernos, que si la novia de Carlos Felipe es stripper...). Y un príncipe azul, pero de verdad.

Carlos Felipe de Suecia pensando fuertecito.

Ya lo dicen en Vanity Fair, Carlos Felipe convierte en monárquico al republicano más recalcitrante.

Y vosotros, lectores de mis entretelas, qué preferís: ¿Abba o Kylie Minogue?, ¿George Miller y Peter Weir o Ingmar Bergman y la saga de Millenium? ¿Suecia o Australia? Votad, votad...