martes, 30 de septiembre de 2014

De mayor quiero ser fashion blogger

Tengo un amigo licenciado, con dos idiomas y un máster que está trabajando como profesor extraescolar. Esto significa que le pagan unos 10 euros a la hora por irse hasta Rivas Vaciamadrid (eso está lejísimos porque, como todo el mundo sabe, el mundo conocido acaba a 10 kilómetros a la redonda de la puerta del Sol) y dar 4 horas de clase semanales de inglés a varios grupos de niños de entre 5 y 7 años.

El martes pasado, mi amigo licenciado, con dos idiomas y un máster, estaba al pelo de una gamba de cometer un asesinato múltiple de niños pequeños. Como no quería acabar copando horas de programación en los programas de las reinas de las mañanas, mi amigo cogió aire, contó hasta diez y empezó a hablar en castellano a los niños:

- A ver, que el ejercicio consiste en que me digáis, en inglés, qué queréis ser de mayores. A ver, tú, Sauce, ¿qué quieres ser de mayor?
- Di llei
- ¿Pinchadiscos?
- No, dilléi.
- Ah, ¿y tú, Aloma?
- Yo quiero ser comiuniti manager.
- Ah, ¿y tú, Sherezade?
- Yo it girl y fashion blogger.
- ¿Y tú, Olivo?
- Yo futbolista.
- Menos mal.

Cuando llegó a casa, mi amigo licenciado, con dos idiomas y un máster, buscó en google a ver qué demonios es eso de it girl y fashion blogger y llegó a la conclusión de que consistía en hacerse fotos en el espejo del recibidor justo antes de salir de casa y luego subirlas a la red.

Si eres una de esas mujeres que no usa mucho internet, o tu concepto de la moda es ir una vez cada 3 meses al Zara y ya, o si simplemente eres un hombre y, como mi amigo el licenciado y etc no conoces a las it girls, yo te cuento quiénes son:

Tamara Falcó, la it girl cristiana
Musa del Hola, pija, encantadora y naif a partes iguales. Iba tener un blog de moda en el Hola (dónde si no), pero eso de escribir una vez a la semana o incluso al mes le debió dar una pereza que te pasas y el proyecto se quedó en eso, en proyecto. Una pena, porque Tamara, cuando se pone, tiene ideas tope profundas:


Tamara, entre evento de Porcelanosa y desfile de Pronovias, encuentra tiempo para ir a misa. Porque Tamara, como María José Cantudo, ha encontrado la fffff. Piensa que "el Papa es la pera", tuitea que "Dios no tiene whatsapp pero es mi contacto favorito" y suelta así porque sí que "pensaba que la crisis era sólo en África".

Sara y Paula, las it girls divinas
Sara Carbonero y Paula Echevarría tienen muchas cosas en común: mamás que vuelven a su tipín en tiempo récord, sus parejas también son famosas, son it girls y tienen blogs dedicados a la moda y a todo aquello que pueda dar envidia al personal: vacaciones en Ibiza, fotos de aniversario que dan vergüencica ajena, cenas en sitios de moda... y también algún que otro tema práctico súper útil como qué crema usa Sara para no tener los talones agrietados.

Sara y Paula, quizá con ayuda de unos asistentes (que no me extrañaría nada que tuvieran a un becario encerrado en el trastero actualizando) han hecho de sus vidas un anuncio. Como en un comercial de Coca Cola todo es tope chachi. Y ese tufillo a anuncio es totalmente lógico, porque ellas también son mujeres anuncio que lo mismo te promocionan un champú que una marca de cosmética, un perfume o una línea de bañadores.

Cósima aka Cósmica, la it girl excéntrica
La última en llegar al competitivo mundo de las it girls patrias, la menos conocida, pero por poco tiempo. Cósima Ramírez de la Prada es hija de Ágatha y Pedro Jota:

Sólo Cósima es capaz de hacer que Ágatha Ruiz de la Prada parezca sobria.

Trabaja, cómo no, con su madre, y tiene un blog, cómo no, de moda. En él se hace llamar Cósmica, y sus comentarios son tan surrealistas, tan Fabio McNamara, que al final la chica cae bien y todo. Además se pasea por eventos y desfiles vestida con diseños de su madre, como si no le diera reparo alguno y, sólo por eso, ya despierta cierta simpatía.

Miranda Makaroff, la it girl hipster
Tan pava como Tamara Falcó, tan excéntrica como Cósima, pero hipster. Así es Miranda Makaroff.
Pero que su pelo, a veces verde, a veces rosa, a veces rojo, no os haga pensar que Miranda es una punk transgresora. Para nada. Ella es pija, pero pijipi, hija de la diseñadora Lydia Delgado y el músico argentino Sergio Makaroff, que las it girls nunca son hijas de unos charcuteros de Vicálvaro.

Un poco dispersa, "libre", según ella:  "De repente un día me levanto y hago de actriz, otro hago de otra cosa, dj, entrevistadora, reportera...". También ilustra, diseña y se hace fotos con muchos colorinchis que luego cuelga en su blog.

Imaginaos por un momento un reality protagonizado por todas estas mozas: Tamara, Miranda, Cósima... Sería una mezcla de Gossip Girl con un número del Hola, más otro del Telva, más otro del Vanidad más El Mundo Today.

Pero el auténtico reality protagonizado por ¿it girls? sería otro. Sería "Panchitas y famosas":

Cambiad a Candice Bergen por GloriaCa y a Jacqueline Bisset por Isabelita Pantoja, y listo.

Seguiría las andanzas de Chabelita (la hija de Isabel Pantoja) y Gloria Camila (hija de Ortega Cano) en su lucha por hacerse un hueco en el mundo de la moda. Las dos son adoptadas, las dos tienen unas vidas que hacen que "Topacio" parezca un drama costumbrista, las dos no llegan a los 20 años y... ¡son amigas! Son la Paris Hilton y la Nicole Ritchie patrias. Pero en lugar de comprar en Gucci, ellas van de Bershka.

Además, en su reality no sólo habría eventos cool y fotos cuquis de Instagram, también habría drama: embarazos adolescentes, padres en la cárcel, un hermano bipolar, copla, toros...

Y vosotros, ¿cuál de los dos realities preferiríais?, ¿el de las it girls consagradas o el de las aspirantes: Chabelita y GloriaCa?

martes, 16 de septiembre de 2014

Fargo, el vecino ése que siempre saluda

Es un clásico de esos programas cuya primera mitad se dedica a la crónica negra y la segunda mitad a la crónica social. Una reportera, generalmente intrépida y menor de 35 años, se planta con su micrófono y su cámara en el edificio donde vivía ese hombre que mató a su mujer y a sus tres hijos y a su suegro y pregunta a los vecinos por el asesino:

- ¿Lo conocía usted?
- Sí, no nos podemos creer que hiciera algo así, era muy amable, siempre saludaba.

Algo en el cerebro humano de las vecinas considera lógico que los asesinos no saluden. Las buenas personas saludan, las malas no. Lo hemos visto tantas veces en la televisión que se ha merecido su sitio en una página de Facebook y todo. Es una de esas costumbres arraigadas en la sabiduría popular que no hay por dónde cogerlas. Como esa obsesión de las madres porque vayas siempre con ropa interior limpia y nueva, "por lo que pueda pasar", cuando "por lo que pueda pasar" se refiere a que tengas un accidente y los médicos de urgencias te vean con esas bragas que un día fueron blancas y ahora son amarillas. Quizá esas madres han visto demasiados capítulos de "Anatomía de Grey" y confían en la providencia para que sus hijas tengan un accidente de tráfico y las rescaten un ejército de atractivos médicos muy acostumbrados a hablar de sus sentimientos y a enrollarse con sus pacientes en el cuartito ése que tienen para las guardias.

Pero a mí "Anatomía de Grey" no me interesa nada. Y eso que en no-sé-qué temporada salía él, Kevin Mc Kidd, al que la bata de médico no le sienta tan bien como la coraza que lucía en "Roma". A mí me enganchan las series donde hay o asesinatos o mafia. Por eso en otra vida dirigiré una importante mafia internacional. En esta vida, de momento, me conformo con ver toda serie policíaca que emitan. Y mi nuevo descubrimiento es "Fargo":



Basada en espíritu y estética en la película de los Coen, "Fargo" habla de ese típico vecino de al lado que siempre saluda y al que todos consideran buena persona. Hasta que un día se carga de un martillazo a su mujer.

La América profunda de Fargo es como la España profunda, sólo hay que sustituir la meseta por la nieve y a los guardias civiles por policías de pueblo que no han tenido que disparar nunca su arma porque su trabajo se parece más al de un conductor de máquina quitanieves.

El simpático vecino es la imagen perfecta de la maldad que está ahí, junto a nosotros, y que disimula muy bien porque ya ha aprendido a saludar. En Fargo ese vecino lo interpreta Martin Freeman, un actor al que yo sólo conocía como uno de esos hobbits de esa saga llena de lugares y personajes con nombres rimbombantes. Y una cosa es digo: esos hobbits que persiguen a Frodo por paisajes diversos, lo hacen porque están platónicamente enamorados de él. Sí, para mí "El señor de los anillos", como "Ben-Hur", tiene una explicación homoerótica. Pero bajo el pelucón y el maquillaje de hobbit, resulta que Martin Freeman es un actor como la copa de un pino. En Fargo es vulnerable, miserable, tierno, ridículo y un auténtico hijo de puta. Todo a la vez.

Pero Lester, el personaje de Martin Freeman, es malo porque el mundo le hizo así. En concreto, hay alguien que le coge de la mano y le lleva a ese lado perverso que tenía dormido. Ese alguien es un asesino a sueldo, Lorne Malvo, interpretado por Billy Bob Thornton tras haberse echado un bote entero de Grecian 2000:

Ser hombre y plancharse el flequillo no es bueno. Te convierte en un sicario sin piedad.

Billy Bob no sólo es el ex marido de Angelina Jolie de su época de tipa chunga. También es un actor estupendo. Ya lo había demostrado en "Un plan sencillo", en "Monster's Ball" y en un par de películas de los Coen. Y aquí se luce. Lorne es una especie de fantasma, un tipo cuyo nombre real nadie sabe, la encarnación del mal, que suelta cosas como éstas:

A Lester:
- Tu problema es que has pasado toda la vida creyendo que hay reglas. No las hay. Nosotros antes éramos gorilas.

Al policía de tráfico que osa pararle:
- Voy a subir la ventanilla y luego me voy a ir y tú te vas a ir a tu casa con tu hija. Y cada año que pase vas a mirar su cara y a saber que estás vivo porque elegiste no ir por cierto camino cierta noche. Que elegiste ir hacia la luz en lugar de ir hacia la oscuridad.

Al funcionario de correos que no quiere darle un paquete sin documentación porque es "muy irregular":
- Muy irregular es la vez que me encontré un pie en una tostadora. Esto es simplemente raro.

Pero no os creáis que Fargo es una reflexión pedante y enrevesada sobre el mal. Eso es "True detective". Fargo tiene algo que la hace todavía mejor. Humor. Humor negro, claro, tipo esto:


Hola, soy la madre del asesino de Cuatro Caminos.

Y vosotros, ¿habéis visto ya "Fargo"?, ¿vosotros también creéis que el mejor método para saber si alguien es buena persona o no se basa en si saluda en el ascensor?, ¿Samsagaz, Pippin y el otro que no recuerdo cómo se llamaba están enamorados de Frodo?

martes, 9 de septiembre de 2014

El hombre bajo el peluche

Hay gente que juzga a los demás por su signo del Zodiaco:
- Uy, Tauro, tú eres muy cabezota.
- Qué va.
- Que sí, ¿ves como eres cabezota?

Yo prefiero un método alternativo. Juzgo a la gente por su programa favorito de la TDT. Es más práctico que el método del zodiaco, básicamente porque no hay 12 programas dignos de ser el favorito de nadie en la TDT. Hay, y me estoy poniendo generosa, cinco:

- Guerra de cupcakes, donde unos flipados del Play Doh han llegado a la edad adulta y se dedican a hacer bizcochos gigantes y llenos de margarina y de azúcar con forma de la torre Eiffel.


- El vestido de tu boda (o "Me pido ese vestido" o "Novias de Beverly Hills", da igual). Donde una novia busca su vestido tal y como cuenta aquí, maravillosamente, Loque.

- Mil maneras de morir. Un hombre, metido en la cárcel, inicia una huelga de hambre. Adelgaza lo suficiente como para huir atravesando los barrotes. Cuando sale tiene tanta hambre que se pega un atracón y muere. No sólo no le da tiempo a disfrutar de la libertad, es que además su muerte ridícula queda inmortalizada y recreada en este programa.

- Extreme Makeover. Una persona fea, pero fea con premeditación y alevosía y acné y pelo graso y unos dientes que ni un adicto al crack, se somete a un montón de operaciones que le quitan todos sus defectos y también cualquier parecido con alguien de su familia.

- Mi extraña adicción. Un clásico contemporáneo que haría las delicia de David Foster Wallace. Gente adicta a aspirar lejía aroma a pino; a comerse el relleno de los cojines; a disfrazarse de bebé; o a recoger animales muertos en la carretera:



Recoger animales muertos de la carretera es, probablemente, uno de los peores trabajos que puedan existir. Ya hacerlo por gusto y de forma compulsiva es de estar mal de la azotea. Con razón se queja el muchacho del video (os lo cuento por si vosotros el inglés, como que no) de que no le duran las novias.

Pero hay trabajos todavía peores. Y conviene recordarlo en estos días donde todo el mundo está agradecido hasta el infinito cuando le sale un currillo de una semana a media jornada y mal pagado. Peor que recoger animales muertos es recoger desechos en baños portátiles. O limpiar escenas del crimen. Eso es algo en lo que reflexiono mientras veo CSI, con tanta sangre y tanto fluido por ahí desparramado: ¿esto quién lo limpia? Ahí veo la próxima serie de la franquicia: CSI limpiadores.

Contador de peces es otra labor apasionante como pocas. Consiste en sentarse en la orilla del río y contar los salmones que pasan para así tener un registro fiable de la cantidad existente del bicho en cuestión. Fascinante, ¿eh?

Ser recolector de esperma es otra actividad de ésas que hacen que se eche de menos la ociosa vida del parado. Es, además, algo bastante habitual en las granjas o en los criaderos de caballos. El trabajo consiste en estimular, manualmente, a los animales, para así conseguir su esperma y poder luego inoculárselo a la yegua o la vaca que interese al granjero.

Pero el trabajo que más pena me da es éste:

La soledad del peluche de fondo.

Bajo esos peluches gigantes que persiguen a los niños en Sol o en Retiro, hay seres humanos. Imagináos estar ahí abajo en agosto, en Madrid.

Pero el trabajo de ir disfrazado de Elmo, Bob Esponja o Dora Exploradora no sólo es un horror por el calor, las propinas ridículas o los niños que lloran. También es peligroso. Las zonas más turísticas, con más afluencia de gente, son las más deseadas y si alguien te quita el sitio se lía, de ahí la pelea entre Minnie Mouse y Dora Exploradora en Sol. Y puede que ésta entre Bob Esponja y Hello Kitty también se debiera a la misma razón:



En Nueva York el Monstruo de las Galletas empujó a un niño, Elmo insultó a los turistas y Super Mario manoseó a una señora. Y yo me pongo de parte de los peluches. A fin de cuentas, los hombres bajo el disfraz no son un dibujo animado. Tienen calor, les duelen los pies y les jode que tras 4 horas de trabajo unos padres con niños maleducados no quieran darles un triste euro de propina.

Y vosotros, ¿cuál creéis que es el peor trabajo que existe?, ¿hombre peluche en Sol o limpiador de escenas del crimen?

martes, 2 de septiembre de 2014

Teletransporte, ¡ya!

He vuelto de las vacaciones y no, no estoy morena. Estoy más bien hecha un Cristo. Entre las picaduras de los mosquitos, la leche que me di contra el canto de madera de una cama y las ojeras, parezco recién llegada de la franja de Gaza, como Ana Rosa.

He estado en Mallorca, en concreto en ese bello paraje que es Culomundo, donde vive mi amiga Erre, rodeada de naturaleza, mosquitos voraces y cabras muertas al caer en los safreig, que es el nombre técnico y mallorquín de unos tanques de cemento con agua para regar. Los lectores fieles, y con buena memoria, recordaréis que Erre tiene un don para crear niños hermosos. En sus propias palabras "soy como el Nilo, me lanzas un escupitajo, y brota vida de mí". Ahora tiene otra bellísima criatura llena de lorzas...:

Número 2 en plan señorito.

...y yo he estado ejerciendo de tita guay, tanto, que el golpe contra el canto de madera de la cama me lo di mientras acunaba a Número 2. Según Erre me quedaba un día más y me subía la leche.  Si queréis saber más de Erre os leéis esto. Y os leéis sus colaboraciones con el Diario Información bajo su psudónimo artístico: las ruvias no semos tontas.

Sigo a lo mío, a mi drama. Estas vacaciones me han abierto los ojos. La raza humana necesita un salto cualitativo para evolucionar de verdad: ¿nanotecnología?, ¿cura para el cáncer?, ¿coches que vuelan?, ¡no!  Teletransporte.


Ahí estaba yo, rodeada de hordas de bávaros en el aeropuerto de Mallorca. Voy a la puerta de embarque anunciada para mi vuelo de Ryanair destino Madrid donde ya había una cola de gente esperando. Yo, con mi libro en mano, decido sentarme tranquilamente a leer, porque no le veía ningún sentido a estar ahí de pie esperando para que abrieran el embarque cuando ya tenía el asiento asignado... El vuelo se retrasa.

Nos cambian la puerta de embarque y todos los que estaban haciendo cola en esa puerta se van corriendo a la nueva, como si fueran jubilados a la caza de un cocido gratis. Yo, con mi libro, me saco un chocolate de la máquina y me vuelvo a sentar, toda digna. Ya llevamos una hora de retraso y entonces nos vuelven a cambiar la puerta de embarque... ¡a la misma de antes! La cola sale en estampida. Yo les sigo mirando con cara de "pero qué necesidad habrá...". Con el retraso calculo que llegaremos a eso de la 1 de la mañana y empiezo a plantearme coger un taxi.

Por fin empezamos a embarcar y los señores de Ryanair empiezan a repartir etiquetas en el equipaje de mano de la mitad del pasaje, moi incluida. Nos dicen que el avión va lleno y nuestro equipaje será facturado. Ahora entiendo a los que corrían despavoridos a hacer la cola. En la letra pequeña de los billetes de Ryanair especifican que sólo garantizan espacio para el equipaje de mano de los 30 primeros en embarcar. Por fin subimos al avión y volamos sin problemas, más allá de esa obsesión por venderte perfumes, prensa, lotería... que sólo falta que las azafatas de Ryanair se paseen por el avión con el cartel de "compro oro".


Llegamos a Madrid y nos quedamos dentro del avión, con las puertas cerradas, un rato lo suficientemente largo como para empezar a comprender a las personas que sufren claustrofobia. Voy a recoger el equipaje a la cinta... y el equipaje no sale. Una señora con madera de líder, que siempre las hay en estos grupos de gente, es estadísticamente impepinable, nos informa a todos de que hay una huelga del personal del aeropuerto, de ahí el retraso con los equipajes. Miro los carteles informativos donde se dice que puedes reclamar en caso de retraso del avión de... ¡5 horas! y siempre y cuando hayas decidido no tomar el vuelo. Así que la opción montar un buen pollo ni se plantea, ¿para qué? A las dos de la mañana por fin salgo de ahí. Está claro que voy a coger un taxi.

Como 12 minutos más tarde llegué a casa, ¿porque vivo en Barajas? No, porque el taxista aceleró hasta casi superar la barrera del sonido. Con taxis así lo mismo ya no hace falta el teletransporte...

Y vosotros, ¿qué tal las vacaciones?, ¿qué debe inventarse antes: el teletransporte o la cura definitiva contra la celulitis?