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Lectores de este blog, vosotros sois
jóvenes de tez suave y delicada como el culito de un bebé, pero
aquellos que tenemos una edad recordamos la primera telenovela que lo
petó: “Los ricos también lloran”:
Un título que os parecerá una
tontunada, pero no lo es. Es verdad que los ricos también lloran.
Quizá no los Botín, ni los Hilton. Pero sí los Agnelli.
Ya hablé de Lapo Elkann y su novia
de entonces, Bianca Brandolini, en el post sobre la boda de Andrea Casiraghi a la
que, por supuesto, acudieron. Por algo los Agnelli son el núcleo
duro de las European Celebrities. Pero la saga tiene mucha miga.
Dueños de Fiat, del equipo de fútbol
Juventus, de Ferrari, de los vinos franceses Château Margaux, de los
diarios Corriere de la Sera y La Stampa y de montones de casoplones
en lugares a los que Ryanair no viaja... En 1899 Giovanni Agnelli crea la FIAT,
justo 4 años antes de que Ford montara la ídem. La FIAT (Fabbrica
Italiana di Automobili Torino) sabe aprovechar dos grandes eventos de
su época: la aparición de la cadena de montaje y la I Guerra
Mundial. Gracias a estas dos cosas la Fiat se hincha a fabricar
coches y así se convierte en la tercera mayor empresa de Italia.
Pero Giovanni Agnelli cumple años y
busca heredero en su hijo Edoardo, un frívolo que sólo está
interesado en los deportes, de hecho es Edoardo quien compra la Juventus.
Además, Edoardo y su esposa (una principesa italiana) mueren en un
accidente de avión.
Con este accidente comienza la
“maldición de los Agnelli”. Giovanni, el fundador del emporio,
muere, y Gianni Agnelli, el nuevo heredero, no está en condiciones
para ocuparse del negocio familiar. Y es que en los Agnelli hay mucha
muerte prematura, y también mucho crápula. Gianni es un playboy que
lleva una vida de alta comedia: un día juega a la ruleta en
Montecarlo, otro día navega en Portofino, otro día se enrolla con
Anita Ekberg... Sin embargo, el día que cumple los 45 años Gianni
se da un golpe en la cabeza, le entra la formalidad de golpe y decide
sentar la cabeza. Eso, para los Agnelli significa:
A. casarse con una bella aristócrata.
B. hacerse con las riendas del emporio
familiar.
Dicho y hecho. Se casa con una chica de
nombre larguísimo: Marella Caracciolo dei Principi di Castagneto que
había trabajado para la Vogue y era considerada por Richard Avedon
(que de mujeres guapas entendía un rato) como una de las mujeres más
bellas del planeta:
Gianni y Marella tienen un hijo, al que llaman Edoardo en homenaje a su abuelo. Pero Edoardo no es el heredero que los Agnelli esperaban, ¿porque era un crápula? Para nada. Eso los Agnelli lo entienden perfectamente. Lo que no perdonan es que les salga un hijo hippie, místico y manirroto. Edoardo estudia filosofía, viaja por el mundo, se pone de drogas hasta las cejas, se interesa por la espiritualidad y los fenómenos paranormales... excentricidades todas que a Gianni Agnelli le podían molestar, pero lo que le ponía de los nervios, lo que hacía que despreciara a su hijo, era su total ineptitud para manejar el dinero. Padre e hijo se llevaban a matar y Gianni elige como sucesor a un sobrino: Giovanni Alberto “Giovannino” que... ¿adivináis? muere prematuramente por culpa de un cáncer.
Gianni se está quedando sin sucesores. Se lleva muy bien con Lapo Elkann, su nieto, pero en esa época tiene menos de 30 años y, como todo buen Agnelli, está en su fase de crápula. En 2005 lo ingresan en un hospital de Turín por consumir cocaína, heroína, opio y más fármacos aún. Un coqueteo con las drogas típico de un Agnelli menor de 40 años, si no fuera porque a Lapo le pillan acompañado de Donato Brocco más conocido por su apodo “Patrizia il Caribiniere”, un transexual de 53 años. La escena la completan dos transexuales más: Cinzia y Tati.
Pero todo este escándalo, que rellenó la parrilla de la televisión italiana a base de bien, no importó demasiado a los Agnelli. Lapo es jueguista, ligón, carismático, excéntrico, quizá daltónico...:
… pero es un buen empresario.
¿Veis como los ricos también lloran? Lo que pasa es que lloran en sitios bonitos, tipo Capri.
“Lo último que hago para el Notodo” se proyecta mañana mismo en un marco incomparable. No es Portofino. No es Montecarlo. Es... ¡Paracuellos del Jarama! Sí, el hogar de Belén Esteban y Andrea coñocómeteelpollo Janeiro.