jueves, 15 de agosto de 2013

Gente molona IV: James Randi


-->
He pasado mis vacaciones por el norte, ese lugar donde en un mismo día te llueve, te hace sol, refresca, vuelve a hacer calor y se remata la tarde con viento. Pero qué queréis, no se puede tener playa y noches frescas sin ofrecer un poco de inestabilidad meteorológica a cambio. Por las tierras asturianas y gallegas, aparte de comer cosas que harían que Obelix se empachara, como el cachopo, también he descubierto al protagonista de este post.

Y es que en el norte hay que buscarse entretenimientos cuando la llovizna, el calabobos, txirimiri y a veces hasta el monzón, te atacan. Yo me refugié de la lluvia en una exposición itinerante de La Caixa titulada “Ilusionismo, ¿magia o ciencia?”.

La muestra conseguía una cosa que muy pocos profesores, en general ésos a los que nunca olvidamos, logra: enseñar de verdad. No para aprobar el examen. No. Hablamos de cuando una idea se te queda en la cabeza para toda una vida. Y es que después de ver toda clase de trucos de magia e ilusionismo y de comprobar cómo los sentidos nos engañan para mostrarnos una imagen del mundo acorde a nuestras necesidades:


... me ha quedado muy claro que, como decía uno de los científicos cuya entrevista se proyectaba en la exhibición: "Más allá de la percepción sólo hay materia y energía". Vemos y oímos lo que nos conviene, lo que nos interesa o se adecua a nuestras necesidades. La percepción no es una muestra objetiva de la realidad. Y eso es precisamente lo que usan los magos para engañarnos. Pero no sólo ellos...

Afortunadamente para vosotros, este post no pretende ser “Redes”. De entre los científicos, magos y expertos que hablaban desde los monitores de la muestra, hubo uno que me dejó enamorada (en el sentido figurado). Este señor que parece una mezcla entre el Gandalf de Ian McKellen y el padre Abraham, el de los pitufos: James Randi.


Antiguo mago, se ha hecho famoso por desenmascarar a médiums, mentalistas, telépatas y gentes con poderes paranormales varios, entre ellos algunos tan célebres como Uri Geller.. "El que crea en la telequinesis, que levante mi mano", dice Randi.

Randi ha tenido tanto éxito que incluso creó, con la ayuda de su asistente, José Álvarez, a “El GranCarlos”, un hombre capaz de contactar con los espíritus con el que engañó a todo el pueblo australiano. Hasta se marcaron una gira por todo el país antes de desvelar que el mentalista no era nada de eso. Pero su gran hit es el conocido como reto del millón de dólares, por el que ofrece todo ese pastizal a aquel que proclame que tiene poderes de cualquier tipo y, efectivamente, se demuestre empíricamente que es así. Huelga decir que nadie ha ganado el premio.


Randi no sólo es un tipo entrañable, entusiasta, que a sus 84 años sigue traspasando la cámara con su convicción y su ingenio: "El Mago de Oz es más entretenido y creíble que la Biblia", dice. 

Randi también tiene sus fallos. Y es que José Álvarez, su asistente y pareja durante 30 años, resulta que no se llama José Álvarez, sino Deyvi Pena. Se cambió el nombre, no sólo porque llamarse Deyvi es una horterada mayúscula, sino porque robó el pasaporte y la identidad del auténtico José Álvarez, y eso, en los Estados Unidos, donde no existe el dni, es un delito de los gordos. Probablemente Deyvi-José sólo lo hizo como una forma de permanecer en el país el máximo tiempo posible y luego se dijo a sí mismo: mañana mismo arreglo mis papeles, pero lo fue dejando, lo fue dejando, hasta que la bola de nieve se convirtió en alud. Probablemente Randi lo supo antes de que lo supieran los medios. O puede que no. El caso es que todo este escándalo ha venido de perlas a los detractores de Randi (toda esa gente que no cree en Dios pero sí en “una especie de energía”; los que piensan que el cáncer puede curarse con positivismo; los que creen en fantasmas, OVNIS y poderes extrasensoriales, pero no en los vampiros y los hombres lobo) para acusarle de ser precisamente aquello que él ha estado criticando durante tanto tiempo: un mentiroso.
A mí, qué queréis que os diga, un tipo que pone fotos así en su perfil de facebook:
Ya me tiene ganada. 
--> La exposición “Ilusionismo, ¿magia o ciencia?” seguirá en Gijón hasta finales de agosto y “Lo último que hago para el Notodo” se proyectará el día 21 por ahí cerca, en el Festival de Cortometrajes de Castro Urdiales.
 Y a vosotros, ¿qué os ha parecido el señor Randi?

4 comentarios:

Claudia Hernández dijo...

Mola, la verdad es que lo conozco hace mucho a este personaje, y la verdad es que me simpatiza mucho.
Por cierto, en cuanto a l primer vídeo, eso lo llaman "Ceguera para el cambio" según los psicólogos e investigadores. Han hecho muchos experimentos al respecto. En Youtube puedes verlos, mucho más alucinante que esta escena porque son situaciones más sencillas, con cámaras fijas, por lo que es más alucinante que no se note el cambio.
Saludos

Uno dijo...

Soy hombre de poca fe e incrédulo por naturaleza pero admiro la capacidad de los magos para hacernos ver lo que quieren. Ilusionistas es quizá una forma mas apropiada de denominarles.
Es muy probable que el magnífico señor Randi (hay que ver qué bien se explica) no supiera lo de José Deyvi porque el amor es ciego, pura ilusión y, nunca mas que cuando estamos enamorados, vemos, como dices, lo que nos conviene.
Que sigas disfrutando del fresquito.
Un abrazo

Esti dijo...

Claudia, mi favorito es uno sencillísimo, donde te aborda un tipo con un mapa para preguntarte una dirección y todo el mundo está tan enfrascado dándole las indicaciones que ni ven que, a mitad de charla, les han dado el cambiazo y el tipo es otro.

Uno, gran verdad, Randi vio lo que quiso ver. Ya estoy de vuelta por estos lares y echo muuuuucho de menos el fresquito. Sudar no es glamouroso.

A todos os recomiendo que le deis al "me gusta" en la página de facebook de Randi. Cuelga unas fotos buenísimas.

loquemeahorro dijo...

Pues sí que me gusta, sí señora.

Precisamente en Redes (Vale, mentira fue en Tres Catorce) explicaron que en no sé qué centro de estudios colaboran con magos para estudiar los procesos de atención, porque está claro que es un tema que tienen dominado.

Él sabía perfectamente que José era Deyvi pero no quería admitir que se había enamorado de alguien con un nombre tan horterilla.