¿Vosotros qué opináis?
Mantengo este blog porque si las hombreras y el flúor volvieron a ponerse de moda, ¿por qué no los blogs?
viernes, 29 de abril de 2011
El día B.
¿Vosotros qué opináis?
lunes, 25 de abril de 2011
Querida Kate:
Debajo de este vestido Lady Di podía ocultar a James Hewitt y a todo su equipo de polo.
2. No te pases de creativa
Hay cosas que en teoría parecen buena idea, como pintar las paredes de casa una misma para ahorrarse pagar a un pintor profesional. Pero que si las piensas dos veces te das cuenta de que no son tan buena idea. Comprar una misma tela y dársela a las damas de honor para que cada una se diseñe el modelito que quiera es otro ejemplo:
Y posar en plan cuerpo de baile de Norma Duval, tampoco es buena idea.
3. Cuidado con los tocados
Recuerda, Kate, que ninguna pamela debe superar en diámetro al sombrero de un mariachi, ni ninguna invitada luciendo tocado debe superar en altura a un jugador de baloncesto profesional.
Ante la duda, hazte esta pregunta, ¿me puedo imaginar a Beatriz de Holanda con este sombrero? Si la respuesta es sí, busca otro.
4. La Edad Media ya pasó
A la realeza y la aristocracia en general es una idea que les cuesta asumir, y se empeñan en sacar todas sus medallas, joyas y carrozas como si quisieran impresionar al vulgo analfabeto. El corte medieval en los vestidos de novia te puede parecer romántico, rollo princesita Disney pero, ¿y lo mal que quedarás ante los reyes nórdicos y sus medallas si metes la manga medieval en la salsa del roast beef?
Facilita el trabajo al personal de prensa: entre las lámparas de araña, los focos, las joyas de la corona que para una vez que salen del museo, pues oye, nos las ponemos todas encima... no hay quien saque una foto con flash. Tú no abuses del brillo:
Sí, es Rania de Jordania, antes de operarse la nariz y ser la más elegante. Todas tenemos un pasado.
En cuanto a los hombres, un traje de vestir que brille sólo se admite si eres Farruquito o un capo de la mafia rusa:
6. Conjuntarlo todo, caca.
Ya sabes, Kate, que la moda es un negocio que consiste en convencernos de que la ropa del año pasado ya no vale, aunque tengamos la misma talla. Y si hasta hace bien poco el rosa con el naranja, caca, este año resulta que sí. Pero este año lo de ir toda igual, caca. E ir toda de lunares, caca, caca.
7. No pretendas ser Escarlata O'Hara.
Ella no se hizo el vestido con una cortina. Se lo hizo el departamento de vestuario de O'Selznick:
8. Controla a tus primas, las solteras.
Que ellas van a la boda con ganar de pillar cacho con alguien de la realeza y van a ir enseñando toda la artillería, y eso en las fotos no queda bonito:
Y vosotros/as, ¿qué consejos tenéis para Kate Middleton antes de que se case?, ¿va a retransmitirse la boda?, ¿debería hacer un minuto a minuto del evento?
lunes, 18 de abril de 2011
¿Está todo inventado?
Pero en cuanto a historias, parece que sí se ha inventado todo. O eso sostiene "La semilla inmortal" de Jordi Balló y Xavier Pérez, uno de esos libros necesarios si te interesa algo la escritura. En su libro, los autores analizan varios de esos temas universales que una y otra vez reaparecen, en formatos distintos, pero que se pueden resumir en la historia de la Cenicienta, del patito feo, de Hamlet o de Pigmalión. Lo mismo se puede aplicar al mundo de la música, porque si no, no se entiende esa costumbre de versionar lo ya existente. Hay versiones buenas como ésta de "enjoy the silence"...: ...malas como ésta, terribles como ésta otra, y terriblemente malas (como esa versión de la lambada de Jennifer López con Pitbull que, y aquí todo cuadra como un puzzle sideral, también ha colaborado con Enrique Iglesias).
¿Es verdad que al final todo es cuestión de versionar, formatear y adaptar?
Hagamos un experimento. Aquí tenéis una anécdota simpática y simple, que es tal que así: la protagonista es una señora mayor, de ésas que piensa que “en sus tiempos” (y esto implica su niñez, su adolescencia o el año pasado, según el contexto) las cosas iban mejor, de ésas que se sientan en el autobús y ocupa dos asientos, uno para ella y otro para su bolso y que sale de la peluquería con un extraño tono lila en su pelo. Una de ésas.
Esta señora está en un autobús lleno de gente y piensa en cómo es posible que la juventud de ahora no se levante para ofrecerle a ella un sitio, que eso en sus tiempos no pasaba (claro, en sus tiempos no había ni transporte público), cuando se da cuenta de que no tiene su reloj de pulsera. Un reloj moderno, que le regalaron sus nietos hace un par de años para Navidad. Y, lo que es peor, se da cuenta de que el chico que ocupa el asiento frente a ella, con pinta de punkarra, hippie, okupa (la señora no distingue estos conceptos, ella se limita a dos: buena pinta, mala pinta), lleva en la muñeca un reloj como el suyo. Qué coño, el suyo. Furiosa con él y con el mundo; con los jóvenes que no se levantan para ofrecerle un sitio en el autobús, con el Imserso que sólo ofrece destinos decadentes tipo Benidorm...
...con los que tienen perro y no recogen sus caquitas, con todos, la señora se arma de valor y suelta al chico, indignada, que le dé ya su reloj. El chico, que nunca en su vida había visto a una señora así de enfadada y que nunca le habían pillado robando nada, porque él es cuidadoso y sabe cuáles son los puntos ciegos del Dia de su barrio, obedece, y le da el reloj a la señora. Ella, tras repartir codazos a diestro y siniestro, porque ahora ya está crecida, se baja en su parada. Camina a casa orgullosa de sí misma, echa un rapapolvo a un chino que escupe en la calle (“eso en este país no se hace”, le dice), en casa pilla al portero echándose una siesta y le cae otra bronca: "que me sigue llegando publicidad al buzón, Marcial". Sube a casa, sintiéndose joven, enérgica. Va a su habitación a ponerse la bata de estar por casa y entonces lo ve. Su reloj de pulsera, el que le regalaron sus nietos, está encima de su mesilla de noche.
Esta misma anécdota, ¿puede convertirse en otro género? Pues claro que sí. Veamos cómo lo harían en esa serie tan sobria y contenida que es "Spartacus".
Aquí el protagonista es un viejo esclavo, de ésos que lleva tanto tiempo sirviendo a su domine que ya piensa como él y siente como él. Si el domine pasa apuros económicos y ese año no puede pagar la pelea de gladiadores, ni siquiera una triste lucha de osos contra jauría de perros en las Lupercales, el viejo esclavo dice que “hemos tenido” un mal año. Uno de ésos.
Este viejo esclavo está camino del mercado para comprar riñones de paloma, sesos de conejo, morros de armiño y otras exquisiteces para la cena del domine de esa noche cuando se da cuenta de que no tiene la bolsa de cuero con los sextercios para pagar en el mercado. Y, lo que es peor, se da cuenta de que el esclavo que camina frente a él, con pinta de bárbaro (tracio, galo, hispano, germánico, el viejo esclavo no distingue estos conceptos, él se limita a dos: libre o esclavo) lleva en la mano una bolsa de cuero como la suya. Por la polla de Júpiter, la suya.
Furioso con él y con el mundo, con el domine que le prometió la libertad hace 7 años y aquí estamos, con el esclavo griego que se cree tan superior a él porque es el tutor de los hijos del domine pero es tan esclavo como los demás o qué se creía, con todos, se arma de valor y suelta al esclavo bárbaro que le devuelva su bolsa. El bárbaro responde que ni aunque el mismo Júpiter le sodomizara repetidas veces iba a darle la bolsa o qué se creía. El viejo esclavo se rebota cosa mala y saca, a cámara lenta, un puñal de su cinto. El bárbaro saca un cuchillo de debajo de su capa y toda la ciudad hace un corro a su alrededor, que en esa época no había tele y la diversión estaba en las peleas. El viejo esclavo esquiva los envites del bárbaro agachándose, a cámara lenta como en “Matrix”, pero el cuchillo del bárbaro le roza el pecho y sale un chorrazo de sangre que ni en un geiser de los que hay más allá del muro de Adriano. El viejo esclavo contraataca con energía y rasga la pierna de su oponente, que también sangra como un cerdo en la matanza.
Tras un rato de salpicaduras de sangre, cuchillazos y ataques a cámara lenta, el viejo esclavo pega un salto tal que se queda congelado en el aire unos segundos y que provoca que el público murmure, admirado: “por la polla de Júpiter”. Cuando cae propina tal puñalada al bárbaro que éste, después de sangrar mucho (otra vez), muere. El pueblo de Roma aclama al viejo esclavo, que está crecido. Son los 30 segundos más felices de su vida, porque luego llega uno diciendo “pelea en las termas” y se van todos. No había tele en esa época, recordemos. Aún así, el viejo esclavo vuelve a la villa de su domine orgulloso de sí mismo. Va hacia sus aposentos a ponerse las sandalias de estar por casa y entonces la ve. La bolsa de cuero con los sextercios que la domina le dio para comprar morros de armiño están sobre su jergón. ¡Por la polla de Júpiter!
Ahora os toca a vosotros, contad la anécdota de la señora y el reloj de pulsera al estilo de la serie que más os apetezca, ¿cómo sería en “Dowton Abbey”?, ¿y en “Big Bang theory”?, ¿y en “Amar en tiempos revueltos”?, ¿o en “Prison Break”? Sorprendedme…miércoles, 13 de abril de 2011
La intimidad
Simón en posición figurita de Lladró.
Simón en posición "ensaimadita".