viernes, 26 de diciembre de 2008

Navidad, tópica Navidad

La Navidad es una época llena de lugares comunes, que desfilan ante ti durante 15 eternos días siempre iguales, siempre en el mismo orden: el encendido de las luces, los anuncios de cava y turrón, comprar lotería, comprobar que no te ha tocado, cenar en Nochebuena con la familia, comer en Navidad con la familia, en Nochevieja emborracharse como si el fin de año fuera en realidad el fin del mundo… todo establecido y decidido a priori, la única duda es: ¿nos damos los regalos en Reyes o en Nochebuena?


Otra tradición navideña es el concierto de Nochebuena de Raphael, pero él sabe cómo darle un toque original a todo, aquí a dúo con Bunbury cantando "Infinito".

Pero lo peor no son las mareas humanas a dos kilómetros a la redonda de cualquier Corte Inglés. Ni los empachos de turrón blando y polvorones. Lo peor es que cuando te quieres quedar en tu casa, con tu manta, viendo la tele y haciendo la digestión, la Navidad te sigue persiguiendo en forma de dos tipos de películas también llenas de tópicos:

Por un lado está la versión actualizada de "cuento de Navidad", donde alguien cínico y de vuelta de todo descubre la importancia de la familia, la generosidad y bla, bla, bla porque un fantasma le asusta o abandonan un niño en su puerta o un ángel le da la oportunidad de ver cómo sería la vida de su entorno sin él. Todo real como la vida misma.

Por otro lado están las películas sobre Papá Noel donde bajo el amplio epígrafe "cree en la magia" pretenden convencernos a todos, mayores de 7 años incluidos, que creer en Papá Noel es algo guay, mágico y súper chachi.

Todo dulzón, empalagoso y típico como un turrón de frutas escarchadas. Y falso, muy falso porque creer en Papá Noel pasados los siete años no es algo mágico ni chachi, sino síntoma de esquizofrenia.

Pero no sólo la Navidad trae consigo tópicos más falsos que que Tita Cervera cuando dice que aceptará a su nieto incluso si no es hijo biológico de su hijo. Éstos son mis falsos tópicos preferidos:

Los ratones son unos animales adorables. Mickey Mouse, Minnie, Desperaux, Pixie y Dixie, la rata de Ratatouille... según el cine los ratones tienen los ojos grandes, se visten, son simpáticos, inteligentes y hasta saben cocinar. Vale, las pelis de animación se toman muchas licencias con el reino animal en general y los ratones en particular pero, y esto es lo que a mí me indigna, ¿qué culpa tienen los gatos? Como los rusos, los alemanes y los árabes, a los gatos les ha tocado ser los malos de la película.

Los malotes cambian por amor. Da igual que ellos sean mafiosos, asesinos o incluso vampiros. El malote típico, morenazo y de torso poderoso que destapa a la mínima (como el Duque o Ángel), se redime en cuanto una muchacha, preferiblemente rubia y de aspecto angelical (Cata, Buffy), se cruza en su camino. Por supuesto hay variantes, como la versión emo, en la que el mozo es más lánguido y ella morena, como bien explica Escrito Por en este post o la versión pija, donde él es un malote cincuentón que en vez de lucir torso luce traje de marca (Mr Big) y ella una rubia aún pizpireta pero cuarentona (Carrie en "Sexo en N.Y.). Pero, niñas, esto no sucede en el mundo real. Nos gustaría que sucediera así, pero la vida no es un argumento de novela rosa barata, la gente no cambia por amor, y los malotes menos.

El amigo que te ama en silencio. Hay películas que van de más profundas y que saben que el malote no te conviene, te cuentan que es mejor olvidarlo y apostar por otro, en general un amigo íntimo con gafas, que está como un queso aunque la protagonista no se da cuenta por culpa de las dichosas gafas o porque el chaval es tímido (ejemplos, hay un porrón: "cuando Harry encontró a Sally", "el diario de Bridget Jones", incluso "quemar después de leer"). Pero, amigas, en la vida real que tu amigo te haga ojitos no garantiza perdices y finales felices, los amigos pueden ser tan cabrones como el típico ligón de discoteca.

Y vosotros, ¿qué tópico del cine es el que más os indigna? Mientras os lo pensáis, otra tradición navideña: "el tamborilero", pero cantando por Bing Crosby y David Bowie:

3 comentarios:

Frida Palo dijo...

Yo no soporto las secuencias de montaje: o sea, ésas en las que no pasa nada y sólo vemos a los personajes haciendo cosas con una música hortera de fondo para dar a entender que ha pasado el tiempo (suele pasar en las comedias románticas).

Anónimo dijo...

¿qué haríamos sin las secuencias de montaje al final del segundo acto? It's hard, you know. A mi me tocan la moral las cenas de nochebuena y la sensación apocalíptica de Nochevieja, casi te sientes mal por no disfrutar de la cena de Nochebuena, por aburrirte como una ostra en domingo y tener ganas de salir de allí ASAP.

Anónimo dijo...

Buah yo odio todo eso que comentas y aún más los "resúmenes" del año en televisión.

Eso sí, el otro día, el 24 por la noche, claro, me sorprendí a mi mismo tragándome "Que Bello es Vivir" por enésima vez, a las 2 de la mañana, en VEO TV o una de esas de la TDT. Que fuerte lo mío...