martes, 25 de noviembre de 2008

Peliculas a reivindicar: el neorrealismo rosa

Qué pereza da actualizar el blog. Y de qué hablo, y qué cuento del corto si todavía no hay un montaje acabado ni una fecha de estreno, ¿hago otro post de Berlín? Uy no, quita, que eso ya lo has hecho y tres veces. De ¿"Gabriel, amor inmortal"? No, que ya van dos.

Mmmmm...

Esto...

Pues...

Ya está, voy a fundar una sección fija: películas a reivindicar. Hablaré de películas que me gustan y que no son especialmente famosas, aunque yo piense que deberían serlo.

Ahora que con la crisis vivimos tiempos neorrealistas...


Cola de gente esperando para apuntarse en la lista de pisos baratos del pocero de Fuenlabrada.

...y que la filmoteca ha dedicado un ciclo a Mario Monicelli, es el momento ideal para reivindicar el neorrealismo rosa. ¿Ein? ¿Mande? ¿Y eso qué es lo que es? Son películas italianas de finales de los 50. Tomaron elementos del cine neorrealista: decorados naturales, exteriores, realismo social, actores no profesionales y le añedieron comedia. El resultado funcionó tan bien que siguió durante décadas hasta que la comedia se merendó al realismo social y surgió la comedia italiana pura, esa rollo Jaimito que todavía hoy es la que llena los cines italianos.

Sin moralinas, sin lecciones pedagógicas, sin mirar por encima del hombro a los protagonistas, sino de tú a tú y fijándose en lo bueno, en lo malo, en lo divertido, lo trágico y, sobre todo, por qué no, a lo ridículo. Porque los italianos de las películas del neorrealismo rosa se ríen de sí mismos. No son héroes, ni siquiera antihéroes, sino pardillos.
En "la gran guerra" Vittorio Gassman y Alberto Sordi intentan, mediante sobornos y fingimientos, librarse de ir a la primera guerra mundial, pero no lo logran.

En "Rufufú", de nuevo Vittorio Gassman, junto a Renato Salvatori (el hermano malo de Rocco y sus hermanos), Marcello Mastroianni y Totó, intentan salir de la miseria sin trabajar mediante un robo, pero son tan torpes que ni eso les sale.

En "Que viva Italia", una película de episodios dirigida por Monicelli, Dino Risi y Ettore Scola, el único punto común de los episodios, además del omnipresente Vittorio Gassman es que todos reflejan el comportamiento inapropiado, ridículo o a veces directamente cruel del italiano medio. El título originial "i nuovi mostri" (los nuevos monstruos) lo deja claro y la variedad de mezquindades también: un manager y esposo dispuesto a accidentar a su mujer cantante para seguir teniendo galas, un pijo cuarentón que por no llegar tarde a una reunión abandona en el sitio donde lo encontró a un herido grave, un hombre normal y corriente que engaña a su anciana madre, le dice que se van de excursión a un edificio antiguo que resulta ser el asilo donde la abandona.
Este foto tiene varios elementos fundamentales del neorralismo rosa: italianidad con los spaguetti, mujeronas llenas de curvas con Gina Lollobrigida y, por supuesto, Vittorio Gassman.

Además, las películas de este llamémosle género son agradables a la vista, y no sólo gracias a los montones de misses Italia que aparecen en ellas (Sofía Loren, Claudia Cardinale...). Es gracias al hermoso decorado natural que es toda Italia. No tiene nada que ver con ese feísmo típico del realismo social de Ken Loach donde acabas cogiendo asco al obrero medio sólo por culpa de lo feo que es él y su entorno. Pero es que aquí el entorno es Roma, donde levantas una piedra y hay un monumento, e incluso en los barrios más humildes, a lo lejos, o en una esquina, hay una iglesia barroca. Y, por supuesto, está Vittorio Gassman, el único italiano que superaba el 1.80 en la época, divertido, a veces incluso histriónico y con un físico digno de Charlton Heston, motivo él solito para ver cualquiera de estas películas.

No podemos olvidar el propio idioma, que ayuda a reírse de las situaciones más desesperantes, porque nada que se diga en italiano suena serio. Para muestra, esta escena de "Rufufú", que es como se tradujo al castellano "i soliti ignoti" aunque en realidad significa "sospechosos habituales".


Creo que la escena se entiende bastante bien, pero por si acaso: Vittorio Gassman se autoinculpa de un delito cometido por Memmo Carotenuto (es el italinao cachondo , ¿sí o sí?) para que éste pueda salir de la cárcel y ejecutar un robo cuyos detalles sólo tiene él. Pero se pasa de teatrero, no le creen y van los dos a prisión.

Pero si tengo reivindicar una pelicula de todo el mogollón que en tres décadas se llegaron a hacer dentro del "neorrealismo rosa", elijo "Renzo y Luciana" de Mario Monicelli. Ha sido tan ignorada que en España no llegó a estrenarse, ya que formaba parte de una película de episodios titulada "Bocaccio 70", los otros tres episodios estaban dirigidos por Vittorio de Sicca, Fellini y Visconti, ellos tenían más fama internacional, eran "autores" y el episodio de Monicelli se quedó colgado. Pero es el mejor de la película. Aquí tenéis el comienzo, para que veais que no exagero, y además subtitulada en castellano gracias al trabajo de un bloguero chileno:

jueves, 13 de noviembre de 2008

Cómo pedir un ron con coca cola (Berlín III)

Pero qué cara más dura que tengo. En noviembre y todavía haciendo posts sobre Berlín en lugar de hablar del proceso de producción de "mañana". Pero, aparte de colgar fotos ridículas del equipo (y puede que acabe haciéndolo) o de contar lo que nos cuesta empezar el montaje, no hay mucho más que decir. Es más, puedo resumirlo en una frase: todavía no hemos empezado porque se nos han caído 3 montadores. Tres. Uno porque le salió curro (vale, normal), otra porque se le murió el abuelo (qué se le va a hacer), otra porque tenía un curso de carpintería (¿!?)

Por el momento sólo Simón ha visto los brutos del corto:



Eso de que los ha visto es un decir, él se sienta en la mesa del televisor para que sea yo quien le mire a él.


Así que mejor hablo de Berlín y os doy algunos consejos prácticos, esas cosas que no encuentras en las guías y que son de mucha utilidad. Por ejemplo, ¿qué hacer si no te gusta la cerveza? Pues pedir un cubalibre (cubalibge en alemán), que es un ron con coca cola. Si te dicen que no hay coca cola, sino afri cola o fritz cola, te recomiendo que te pases a la cerveza.


También es una buena idea comprarse la Tage Karten Museen Berlín, cuesta unos 20 euros, válida durante 3 días para casi todos los museos de Berlín, y eso es decir mucho porque hay museos egipcios, de la guerra, del holocausto, de historia antigua, de arte contemporáneo, hasta un museo del azúcar. Pero gracias a la tarjeta puedes hartarte de ver en vivo y en directo todo lo que sale en las fotos de los libros de arte e historia de COU.


En cuanto a recomendaciones, no diré que hay que subir a la cúpula del Reichstag o que hay que visitar el Pergamon Museum. Eso es como decir que tu película favorita es "El apartamento", te lo dice cualquiera. Mis recomendaciones personales, mías y que igual a cualquier otro no le interesan son:



  • Perderse hasta estar casi borracha de tanto cuadro en la Gemaldegalerie.



  • Los mercadillos de los domingos: morralla y cosas antiguas bonitas juntas y revueltas. Me gustaron mucho el de Arkonaplatz (metro Bernauer strasse) y el de Boxhagenerplatz (metro Warschauer strasse).



  • Las tiendas, de ropa y de muebles, siempre divinos y a veces incluso asequibles en Alte y Neue Schonhausser strasse.



  • El Naturkunde museum o museo de historia natural y, más concretamente, un pequeño planetario que hay en su interior. Te tumbas en unos sofás colocados en forma de para ver una pantalla situada en el techo donde proyectan un documental sobre la formación de la Tierra, desde el Big Bang hasta cómo se creó la vía Láctea y nuestro sistema solar, cómo evolucionaron las plantas, los seres vivos y el hombre hasta nuestros días. La pantalla va moviéndose y acercándose cada vez más según la historia se acerca al presente, momento en el que las imágenes de la pantalla son la Tierra hoy, y dentro de la Tierra, Alemania, y en Alemania, Berlín y en Berlín el museo y dentro del museo, los turistas justo esos que estamos tumbados en los sillones del planetario. La historia sigue, la pantalla se aleja de nosotros y el documental también, deja atrás el sistema solar, la vía láctea, llega a otras constelaciones… Casi el mismo viaje que hace Wall-e en esta escena:


En realidad la escena a la que me refiero es sólo el comienzo de este clip. Los señores de Pixar están tan concienciados con el tema de la piratería que en youtube no puedes encontrar piezas concretas de la película que no sean alguno de sus múltiples trailers o videos promocionales. Este clip en concreto es un video editado por un chaval al que le gustó mucho la película y también Coldplay. Lo primero lo comparto, lo segundo... así así.