jueves, 25 de septiembre de 2008

German Angst (Berlín, primera parte)

Ya he vuelto de Berlín, la capital de lo retro y lo cultureta. El único lugar donde se organizan lecturas en los bares y las fachadas de las casas se usan como mural:


Madrid parece un pueblo provinciano comparado con Berlín. La ciudad está llena de galerías de arte. Había una a sólo 50 metros de nuestra casa y además se llamaba "German Angst", ¿se puede ser más berlinés? Por supuesto. Cada día por la calle ves a gente esforzándose por ser todavía más artista, más excéntrico, por ser el primero en mezclar cuadros escoceses con lunares y rotos en la media. Eso sí, todo muy bien elegido, que parecerá que vas hecho un cromo pero es un cromo muy pensado.

Porque los berlineses son gente racional, reservada, europeísimos que andan en bici desde pequeñitos y cuyos recipientes para reciclaje no tienen tres secciones no… tienen ¡cuatro!


A este niño en la guardería ya le han enseñado a conducir en bicicleta de forma segura. En el próximo trimestre le enseñarán a separar en la basura el cristal, los envases y lo orgánico.


Y para completar el tópico tienen la misma mala leche que siempre se les ha adjudicado. A los berlineses que hemos conocido se les podía dividir en tres grupos:

El artista. Joven, moderno al estilo vintage excéntrico. Le gustaría pasarse la vida en cualquiera de los muchísimos bares de Berlín, en los mercadillos buscando vestidos con hombreras o en una galería de arte cultivando su intelecto, pero también tiene que trabajar. Esto último les jode muchísimo. Suelen emplearse como camareros en bares tan retro como ellos mismos y demuestran sin cortarse un pelo que tú eres mucho peor que ellos, vulgar turista con la lonely planet en la mano.

El nazi. Por supuesto si se habla de Alemania hay que hablar del nazismo. Quedaría muy bonito decir que los alemanes son simpáticos y que ellos no tienen la culpa de que su idioma suene siempre a discurso de arenga a las tropas. Pero no es verdad: Estaba yo en los jardines del palacio Sanssouci intentando hacer una foto. Me metí dentro de un trozo de césped que no formaba parte de los jardines, estaba descuidado, lleno de calvas, en la zona de acceso a las escaleras, lejos de estatuas, fuentes y demás cosas fotografiables. Iba yo a hacer mi foto cuando una guía que estaba enseñando la zona a un grupo de alemanes me grita en inglés: "what do you think you are doing?!?!? En cualquier otro caso la respuesta hubiera sido "pues una foto", pero yo puse cara de pánico y huí del trozo de césped seco. No hay huevos para plantar cara a un alemán enfadado.

El simpático. Que alguno hay. Los más majos son los turcos, numerosísimos en Berlín y en toda Alemania, por algo en Eurovisión Alemania siempre da 12 puntos a Turquía, y España 12 a Rumanía (porque Ecuador no se presenta, que si no…) También los vendedores de los mercadillos son agradables, sonríen cuando preguntas por algo y no te acosan como en el Rastro. Algún despabilado pensará que sólo eran amables porque querían vender. Y probablemente tenga toda la razón.

Yo soy la primera que siente en el alma no haber encontrado a un berlinés simpático, alto, guapo, culto, que comiera productos biológicos y separara sus basuras en veinticinco montoncitos diferentes. Se nota que los berlineses son curiosos, inquietos, interesantes. Salta a la vista que son altos y bellos. Pero (siempre hay un pero) son más secos que un bocadillo de pan.

Me arrepiento de no haber cogido el teléfono de este anuncio y haber llamado a Patrick. Patrick, ¿estás ahí? ¿sigues buscando uno compañero para piso alternativo?



4 comentarios:

Anónimo dijo...

habría sido bonito que contaras que sí habías conocido a alguien y que el viaje lo habías pues disfrutado más aún

bs

Bienvenida dijo...

Eh joven, si tú eres la primera en lamentar eso, yo soy la segunda, jejejej... Ay, qué risas más buenas.

Josep Joan Bertran dijo...

Estuve en Hamburgo este verano y creo que los alemanes de por allá también encajan en los 3 perfiles que describes.

Aunque creo que si al simpático y al artista les metes un poquito de caña les acaba saliendo lo nazi :-)

Anónimo dijo...

Pues a mi siempre me han encantado las berlinesas, con su azuquita por encima y la cremita suave... ñam!

Los tres modelos de alemanes me intrigan, pero (obviando el chiste), espero que en la segund parte o sucesivas, hables también de las alemanas. Que la única referencia que tengo, es de José Luís López-Vázquez, que mola, pero no sé yo...