lunes, 14 de abril de 2008

Atrapados en ámbar



Oíd:

Billy Pilgrim ha volado fuera del tiempo.

Billy se ha acostado siendo un viejo viudo y se ha despertado el día de su boda.

Hace no tanto tiempo, cuando los filósofos debatían si las mujeres teníamos alma y la gente no conocía ni el café ni el chocolate, existió la Cruzada de los Inocentes. Antes de esa Cruzada hubo cuatro más, básicamente consistían en grupos de caballeros cristianos que se juntaban con el noble propósito de recuperar, o sea, reconquistar, la Tierra Santa. La Cruzada de los Inocentes (o de los niños) pretendía lo mismo, y también tenía el visto bueno del Papa, pero quienes marcharon hasta Palestina era niños, unos 30.000. La mitad murieron en el camino, en naufragios o por enfermedad o agotamiento, a la otra mitad, cuando llegaron a África los vendieron como esclavos.

Al comienzo de "Matadero 5", su autor, Kurt Vonnegut, cuenta en primera persona la génesis del libro, cómo fue a hablar con algunos amigos de sus recuerdos comunes sobre la II Guerra Mundial porque él ansiaba escribir un libro sobre la destrucción de Dresde, ya que todo lo que debía hacer era contar lo que había visto. Sería una obra maestra o, por lo menos, me proporcionaría mucho dinero. Pero cuando habla con la esposa de uno de ellos, Mary, le pide que no lo escriba porque pretenderás hacer creer que erais verdaderos hombres, no unos niños y un día seréis representados en el cine por Frank Sinatra, John Wayne o cualquier otro de los encantadores y guerreros galanes de la pantalla. Y la guerra parecerá algo tan maravilloso que tendremos muchas más. Y la harán unos niños. Por esta conversación Kurt Vonnegut dedicó el libro a Mary y lo subtituló "la cruzada de los niños".
Hola, soy Kurt Vonnegut, me gustan las hortensias azules y los enanos de jardín.

Pero Matadero 5 no sólo es un libro sobre lo mala que es la guerra. Es demasiado original para eso. Porque la historia no se queda sólo en la vida de un superviviente del bombardeo de Dresde. Va más allá. Le sigue durante toda su vida hasta que muere. Aunque no lo hace de una forma lineal, sino a trompicones, los trompicones que sufre su protagonista, Billy, desde que se da cuenta de que es espástico en cuanto al tiempo y vive en constante temor, pues no sabe nunca qué parte de vida le va a tocar representar al momento siguiente.

Cuando vuelve de la guerra, y por si su vida tuviera poco de surrealismo y absurdo ya, a Billy van y lo secuestran unos extraterrestres del planeta Tralfamadore. Billy, como haría cualquiera en su lugar, pregunta: por qué, por qué yo. A lo que los tralfamadorianos contestan: Esa es una pregunta muy terrenal, señor Pilgrim. ¿Por qué usted? ¿Por qué nosotros?, podríamos decir. ¿Por qué cualquier cosa? Porque este momento, sencillamente, es. ¿Ha visto usted insectos atrapados en ámbar? Bien, aquí estamos, señor Pilgrim, atrapados en el ámbar de este momento. No hay ningún porqué.


Los extraterrestres, además de exhibir a Billy en el zoo de su planeta, le dan la clave con la que enfrentarse a sus repentinos saltos en el tiempo pero, también, a la vida: lo importante era concentrarse tan sólo en los momentos felices de la vida ignorando los desdichados, disfrutar de las cosas bonitas puesto que no podían ser eternas, y es que todos los momentos, el pasado, el presente y el futuro, siempre han existido y siempre existirán (...) aquí en la Tierra creemos que un momento sigue a otro, como los guisantes dentro de la vaina y que cuando un momento pasa ya ha pasado para siempre, pero no es más que una ilusión.

Kurt Vonnegut murió el año pasado. Yo ni me enteré, no me sonaba su nombre, no había leído nada de él. Pero para los tralfamadorianos y todos lo que hayamos disfrutado con la obra maestra que es Matadero 5, gracias a Kurt podemos viajar en el tiempo y teletransportarnos al momento mismo en el que nos conmovió alguno de sus párrafos. Uno como, por ejemplo, este:

Todo el tiempo es todo el tiempo. Nada cambia ni necesita advertencia o explicación. Simplemente es. Tome los momentos como lo que son, momentos, y pronto se dará cuenta de que todos somos insectos prisioneros en ámbar.

Eso me suena como si ustedes no creyeran en el libre albedrío, dijo Billy Pilgrim.

He visitado 31 planetas habitados en el universo y he estudiado informes de otros cien. Sólo en la Tierra se habla de "libre albedrío".

4 comentarios:

Frida Palo dijo...

Ay, qué ganas de leerlo. Tenemos un trato, ¿recuerdas? Yo te dejo "Dios le bendiga, Mr Rosewater o echando margaritas a los cerdos" y tú me dejas "Matadero 5".

El Autor dijo...

Suena interesante, lo leeré. Aunque para ello tenga que luchar contra la imagen del propio escritor rodeado de sus hortensias y con un gnomo sobre la cabeza.

P.D: ¿Se debatía sobre si las mujeres tienen alma? ¡Vaya! ¿Y al final qué se decidió sobre el tema?

:-P

Esti dijo...

Escrito, juro en público que le prestaré el libro y otro misterioso (como usted) de regalo por haberme introducido en el fascinante mundo de Prison Break.
Aaaaaaay, qué guapo es Michael.
Aaaaaaay.
aaaaaaaaay.
Y después del suspiro pavo de las 14:14 aclaro: sí, en la Edad Media hubo un concilio donde se discutió eso, pero como fue hace un porrón de años no se sabe seguro si fue ese el tema en cuestión ni qué se decidió.

Anónimo dijo...

Mon die, yo lo tengo en casa, me lo regaló un guionista de pro, pero no llegué ni a la página 10. Volveré a intentarlo, entonces no estaba yo in the mood of un libro de guerra... Aunque para leerlo tendrán que echarme del trabajo porque no tengo tiempo... bs